Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Lej Leja
8 de Jeshvan 5775 No
991
Rav Eran
Tamir
Y hay que preguntar, de momento que la virtud de la
bondad es un regalo maravilloso que nuestro patriarca Avraham
recibió, ¿qué se
esconde entonces en las palabras de D’s a Avraham en nuestra Parashá,
cuando le dice “Yo te protegeré” (Bereshit 15:1)? Como decimos
en nuestros
rezos diarios, cuando alabamos a D’s diciendo “Escudo de Avraham”.
¿Qué
protección necesita Avraham?
Explica el Rav Kuk (Orot HaKodesh 4:399): “La
tendencia a la bondad necesita gran protección, ya que el que
tiene esa virtud
y tiende a entregar a todos, puede también llegar a ser influido
por todos, así
es la naturaleza de esa virtud, cuando la influencia retorna al que
influye, de
la misma forma que entrega”. Es decir, la bondad es una actitud y un
vínculo
entre el que entrega y el que recibe. Ese vínculo y esa
influencia en forma
natural son en ambas direcciones, y por ello el que entrega en su
bondad e
influye en forma positiva puede llegar a ser influido en forma negativa
del que
recibe su bondad, por el vínculo que hay entre ellos. Las malas
influencias
pueden ser negativas en sí mismas, o positivas en sí pero
no adecuadas para el
que las recibe, por diferencias de carácter, papel, metas y
similares entre el
que entrega y el que recibe.
Por ello, “a Avraham le fue prometido que será
protegido, y no será dañado por su influencia que se
vertía para todos, y
llegaba a buenos y malvados: ‘Yo te protegeré’. Y en las
profundidades de
Entonces, nuestra virtud esencial como simiente de
Avraham es la bondad, la entrega y la influencia positiva, y en base a
ello nos
vemos obligados a vincularnos con la realidad que nos rodea, con todos
sus
complejos aspectos – con el mundo material, con la sociedad que nos
envuelve,
con las demás naciones del mundo, etc. Pero para expresar esa
bondad en forma
correcta D’s nos entregó dos mecanismos de protección: En
primer lugar, acuñó
dentro de nosotros la esencia de la protección – “Yo te
protegeré”, como una
autodisciplina que se revela en forma natural en nuestro ser. Y en
segundo
lugar, nos entregó un medio que plasma en la práctica la
esencia de la
protección natural en forma correcta, y es el vínculo con
Sabremos que con la ayuda de D’s nos asiremos de
nuestra doble esencia, la medida de la bondad y la entrega por un lado,
y la
definición de los límites claros y absolutos que
también ellos fueron acuñados
dentro nuestro, y “esperan” ser revelados a través de nuestro
esfuerzo en
nuestra Torá, ya sea como personas particulares en
cuanto a la sociedad
que nos rodea, ya sea como todo Am Israel en cuanto a la
humanidad.
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de emergencia
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una muy difícil situación financiera que le dificulta
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nuestra bendita
actividad y nuestro estudio y enseñanza de
Por favor, apóyenos con su
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Director de Majón Meir
Mi esposa
no trabaja
Rav
Shlomó Aviner
Mi esposa no trabaja. Yo
trabajo, y traigo un sueldo a casa – en contraste con mi esposa, que no
trabaja.
Es cierto que ella trabaja como
cocinera, lavadora, a veces sicóloga y a veces doctora,
policía o juez cuando
es necesario, un poco sanitaria, un poco electricista y por supuesto
maestra,
jardinera, y todo el tiempo empleada de manutención y
vigilancia, cuidadora de
niños y bebes. Pero por supuesto, eso no es trabajar.
Yo trabajo ocho horas – ella 24.
Yo trabajo cinco o seis días a la semana – ella trabaja siete
días. Yo tengo
descanso en Shabat y Iom Tov – ella no. Yo tengo
días de
enfermedad y vacaciones – ella no. Un estudio en EE.UU. mostró
que un ama de
casa consagra unas 92 horas semanales promedio en su papel. Y a pesar
de ello,
yo arguyo que ella no trabaja.
Ese mismo estudio determinó que
si un ama de casa tendría que recibir sueldo por su papel,
ganaría unos 50000
shekel por mes. Y a pesar de ello, cuando me preguntan: ¿En
qué trabaja tu
esposa?, yo contesto que ella no trabaja.
Me olvidé mencionar que para
cumplir con todos esos papeles ella no estudió en la universidad
u otro tipo de
instituto, ella es autodidacta, aprendió sola con el tiempo, lo
que ahorró
decenas de miles de shkalim de estudios. Y por supuesto, no tiene
ningún
título. Entonces, yo les pregunto: ¿No es cierto que ella
no trabaja?
Me olvidé mencionar también que
ella es también un poco economista, empleada de
manutención y chofer. Pero eso
sólo de vez en cuando. La mayoría del tiempo ella cuida
niños, y lo maravilloso
es que ella cumple varios papeles en paralelo al unísono sin
confundirse: Con
una mano cocina, con la otra llama por teléfono, con la tercera
mano sostiene
al bebé, con la cuarta mano lava la ropa, con la quinta mano
ayuda con los deberes
y con la sexta mano barre con la escoba. Con una pierna zarandea el
cochecito
del bebe, con la otra pierna apoya al niño pequeño que se
aferra de ella, con
la tercer pierna… comprendieron el principio. También tiene ojos
en todas las
direcciones. En cuanto a su cerebro, es infinito. Pero si me preguntan,
yo
acostumbro a decir que ella no trabaja.
Tampoco sus clientes son
fáciles. Ellos se pelean, discuten, se quejan, vienen con
exigencias: “Uf,
mamá, no es rico, yo estoy hambriento, no hay lo qué
comer en esta casa”. Por
ello, es necesario que haya una persona que reciba las protestas, y sea
un
experto en calmar a las personas. Y yo les pregunto: ¿Ella
trabaja?
¿Qué hay con que se merece 50000
shkalim por mes? El dinero no lo es todo en la vida. Lo más
importante es la
posición social, el honor. Y en general, esos 50000 shkalim no
se los ve, son
virtuales. Así es, ella no trabaja.
Si ella realmente quiere
trabajar, hay una solución sencilla: Que sea ama de casa en lo
de la vecina, y
entonces volverá a casa con su sueldo de 50000 shkalim. Y con
ese dinero, le
pagará a la vecina que será ama de casa en su lugar.
¡Finalmente podré decir
que ella trabaja!
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