Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Ree     27 de Av 5774     No 982

Beit HaMikdash, reinado y paz
Rav Azriel Ariel
(reimpresión)

La mitzva de construir el Beit HaMikdash (El Templo) en Ierushalaim no fue escrita en forma explícita en la Torá. La mitzva “y Me harán un santuario” (Shmot 25:8) – que es enumerada como una de las 613 mitzvot – no habla en forma explícita del Beit HaMikdash, sino que se refiere al Mishkan (Tabernáculo) provisorio, en el desierto. En nuestra Parashá, la construcción del Beit HaMikdash en Ierushalaim es solamente insinuada: “Entonces, habrá cierto lugar que el Eterno, vuestro D’s, escogerá para hacer habitar en él Su nombre, allí llevaréis todo lo que Yo os mando…” (Dvarim 12:11). El lugar preciso no fue escrito. Sólo “al lugar que el Eterno, vuestro D’s, escogiere de entre todas vuestras tribus… lo buscaréis, y allí iréis” (Dvarim 12:5), como comentaron nuestros sabios: “Búscalo y encuéntralo, y después te lo confirmará el profeta”.
El momento en el que hay que cumplir esa mitzva es más claro: “Mas cuando paséis el Iarden, y habitéis en la tierra que el Eterno, vuestro D’s, os hace heredar, y cuando Él os haya dado reposo de todos vuestros enemigos alrededor, de modo que habitéis seguros” (Dvarim 12:10). El versículo enumera cuatro condiciones: Entrada en la tierra, habitación en ella – cada uno en su lugar – reposo de las luchas contra los enemigos, y seguridad. Nos parece extraño: ¡¿Acaso no tenemos la obligación de construir el Beit HaMikdash en la primera oportunidad que tengamos?!
Por lo visto, esa fue la pregunta que se hizo el rey David. Sólo terminó sus luchas contra los plishtitas, se construyó una casa de cedros -  y enseguida pretendió construir el Beit HaMikdash. Tal le parecía que D’s le da reposo de las luchas contra los enemigos alrededor. Pero su alegría fue corta: Por la mañana del día siguiente, llegó el profeta Natan y le hizo saber que no es él el que lo construirá. Es más, le dijo que no fue elegido como rey para eso: “Yo te tomé del redil, de andar en pos del rebaño, para que seas caudillo de Mi pueblo Israel… y señalaré un lugar para Mi pueblo Israel, y lo plantaré, y él habitará en su propio lugar, y no será inquietado más, ni volverán más de los malhechores a oprimirle, como fue al principio… y ahora te he dado descanso de todos tus enemigos. Además, te hace saber el Eterno que Él te hará a ti una dinastía…” (Shmuel Bet 7:8-11).
El rey David tenía un papel: Proporcionarle a Am Israel (el Pueblo de Israel) un refugio seguro de los enemigos. ¡Pero después de haber cumplido su cometido, David no construirá la Casa de D’s, sino que D’s le construirá a David una dinastía! Ya que “tres mitzvot debe cumplir Am Israel cuando entra en la tierra: Coronar a un rey…” y sólo después “construir el Beit HaMikdash” (Ramba”m, Hiljot Melajim 1:1). Pero no alcanza con coronar un rey: Hay que consolidar el reinado y la dinastía, con firmeza – y sólo entonces se puede construir el Beit HaMikdash, un Beit HaMikdash que también robustecerá el reinado. “Y cuando se te cumplieren los días, y tu yacieres con tus padres, levantaré tu linaje en pos de ti, el cual ha de salir de tus entrañas, y haré estable su reino. Él edificará una casa para Mi nombre, y Yo estableceré el trono de su reino para siempre” (Shmuel Bet 7:12-13).
Pero hay otra condición: No alcanza con que tengan reposo de las luchas con los enemigos alrededor. No alcanza con un cese de fuego provisorio. Antes de la edificación del Beit HaMikdash, Am Israel tiene que vivir con seguridad, sin estar amenazado - ni siquiera una amenaza lejana. Esa condición no se cumplió en la época de David, él tuvo que librar muchas otras guerras. Tuvo que luchar contra Amon y Moav, Aram y Edom. Una época de luchas no es adecuada para la construcción del Beit HaMikdash: Se necesita una época de paz. Y así le dice David a su hijo Shlomó, antes de morir: “El Eterno se me reveló, y me dijo, tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras, tú no edificarás una casa para Mi nombre, porque has derramado mucha sangre en tierra delante de Mí. Mas he aquí que ha de nacerte un hijo, el cual será hombre de reposo, pues Yo le concederé descanso de todos sus enemigos en derredor, porque Shlomó será su nombre, y paz y sosiego daré a Israel para siempre. Él edificará una casa para Mi nombre…” (Divrei HaIamim Alef 22:8-10). No escuchamos ninguna entonación de reprimenda moral en las palabras de D’s – ni tampoco en los comentarios de nuestros sabios – sólo que debemos entender que mientras no han terminado las guerras, y Am Israel no fue merecedor de asentarse con tranquilidad y sosiego cada uno bajo su viñedo y su higuera, todavía no ha llegado el momento de la construcción del Beit HaMikdash. Y por lo visto, ese sosiego es también el indicio que la situación espiritual del pueblo ha llegado a tal punto que es adecuado construirlo, también desde el punto de vista espiritual.
Y hasta que lleguemos a la tranquilidad y el sosiego, el descanso de las luchas contra los enemigos cercanos y a la seguridad frente a las amenazas lejanas, no tenemos más que andar por el camino de David, que se esforzó por dejar prontos los programas y los medios para la construcción – y de esa forma preparar los corazones para ese gran día, como le dijo a su hijo Shlomó: “Ahora, pues, hijo mío, sea el Eterno contigo, para que prosperes y edifiques la Casa del Eterno, tu D’s, según Él ha prometido acerca de ti” (Divrei HaIamim Alef 22:11). 

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Visita enfermos
Rav Shlomó Aviner

Ve a visitar enfermos, ya sea enfermos que conoces o enfermos que no conoces. Hazlo frecuentemente. No es bitul Torá (desperdicio de tiempo que podría dedicar al estudio de la Torá), es Torá (Sefer Jasidim, titared. Y véase también titrapu y mi kal va jomer). Eso es dirigirse por los caminos de D’s. Si tú sólo estudias la Torá y no brindas a las criaturas, es como si no tuvieses dios (Avoda Zara 17A. Netiv Gmilut Jasadim del Mahara”l de Praga, cap. 2). Porque D’s desea que la Torá se revele a través de las mitzvot, y sobre todo brindando.
“Tras el Eterno, vuestro D’s, andaréis” (Dvarim 13:5). ¿Acaso una persona puede marchar tras la Shjina (manifestación de la Presencia Divina)? Ya fue dicho: “Porque el Eterno, Tu D’s, es un fuego devorador” (Dvarim 4:24). Sino que de la misma forma que D’s visita enfermos, como fue dicho “el Eterno se le reveló en las planicies de Mamré” (Bereshit 18:1) también tú visita enfermos (Sota 14A). “Y marcharás por Sus caminos” (Dvarim 28:9). “El camino por el que deben marchar” (Shmot 18:20) – eso es visitar a los enfermos (Baba Metzia 30B).
Ve a visitar a todos, ve todo el tiempo, ve a visitar enfermos mayores y también pequeños (Nedarim 39B), y sobre todo pobres y solitarios. Ocurrió una vez que un alumno estaba enfermo y no podía moverse de su cama, y nadie llegó a visitarlo. Llegó Rabí Akiva, y limpió su cuarto. Le dijo el discípulo: “Mi Rav, me has revivido” (Nedarim 40A).
Cuando tú lo visitas, le entregas vida. Tú tomas un sesentavo de su enfermedad (Nedarim 39B), porque lo alivias (Ramba”m, Hiljot Abel, cap. 13) - si eres una persona que él quiere, y tu visita le es agradable (Meiri, Nedarim 39B). Anímalo (Ramba”n, Torat HaAdam, portón 50), alégralo de alguna forma. Por favor, no le digas tonterías que lo depriman más aún: “También fulano y mengano están enfermos, y hay personas más enfermas que tú”. Eso no consuela a nadie, son consuelos vanos.
Visítalo, y fíjate si le falta algo, siéntate a su lado y cuídalo (Brajot 54B). Organiza turnos de guardia, porque no siempre la familia puede estar a su lado en todo momento. Y mucho más si no tiene familia que lo cuide. Para ello fundaron la organización “Bikur Jolim” en la ciudad Zaragoza hace 400 años, para que cuiden del enfermo y duerman con él (véase Aruj HaShuljan 335:3. Ahavat Jesed 3:3). Para ello habían recaudadores de visitas de enfermos en muchas comunidades, y sobre todo en Berlín (Jojmat Adam 151:11). Gracias a D’s, eran ordenados también cuando hacían bondades.
Ve, ve, también si el enfermo no lo pide. ¡Lo necesita! (véase Netiv Gmilut Jasadim, Mahara”l de Praga, cap. 2).
“Estas son las cosas que no tienen medida” – no tienen medida mínima ni máxima (Talmud Ierushalmi). No tiene mínimo, porque cada minuto de visita de enfermos es muy preciado, si alcanza con ello o no puede visitar por más tiempo. También escribirle una carta, o llamarlo por teléfono, si alcanza con ello o no puede más que ello (Shu”t Minjat Shlomó 2:3, inciso 9) – y en general, todo depende de lo que le es más cómodo al enfermo. Y no hay límite máximo, siéntate con él también muchas horas, si lo necesita. También a expensas del rezo en público, también a expensas del rezo en general, porque el que está  ocupado en el cumplimiento de alguna mitzva, está exento del cumplimiento de las otras mitzvot – y no necesitas completarlo más tarde.
Por supuesto, no molestes y no te quedes demasiado. Se necesita sensibilidad, mi amigo. Así cuentan en el libro “Mibjar Pninim” que fue escrito por uno de los Rishonim, en el portón de Visita de Enfermos: “Una persona visitó un enfermo, y se quedó demasiado. Le dijo el enfermo: Si hay algo que yo te debo, tómalo y márchate”.
Y si no tienes tiempo en la semana, visítalos en Shabat - si no hay otra opción, porque a duras penas nuestros sabios permitieron visitar enfermos en Shabat (Shuljan Aruj, Orej Jaim 306:6, 287:1). Pero por supuesto, no es la intención que el enfermo se quede solo en Shabat, D’s no lo permita.
Ve a visitar, y si es adecuado, toma también tus hijos contigo. También eso les debe ser enseñado. Ya ves que el tzadik (justo) Iosef tomó con él sus dos hijos cuando fue a visitar a su padre Iaacov que estaba enfermo.
Lo principal, entrar con alegría (Tzavaat Rabí Eliezer HaGadol), y distraerlo de su enfermedad (Hanagat HaBriut del Ramba”m). Y por favor, no le des consejos sin provecho alguno (Guesher HaJaim 1:3). Y por supuesto, reza por él.
Es una mitzva
maravillosa, que la persona disfruta de su mérito en este mundo y en el venidero. En este mundo, en forma práctica. Y en el mundo venidero, en el plano espiritual.
Ve a visitar. Por favor, ve. Es como la mitzva de devolverle a alguien algo que perdió – por supuesto que se le debe devolver su salud y la alegría a su vida. Él está triste, deprimido, se siente alejado de la vida y su relevancia, se siente despreciado, sin valor, siente que no lo comprenden, a lo sumo tienen compasión de él. Se hacen partícipes de su dolor demasiado, se hacen muy poco partícipes de su comprensión. “El Eterno lo apoyará en el lecho de su enfermedad” (Tehilim 41:4. Nedarim 40A). Quítale la tristeza, alégralo, ayúdalo a alegrarse también en lo profundo de su dolor.
Ve, ve a visitar. También si tiene una enfermedad contagiosa, ve a visitarlo - si el médico lo autoriza, por supuesto. No te preocupes, los emisarios del cumplimiento de una mitzva no son dañados (Psajim 8B). El que cuida la mitzva, no sabrá de dolor.
¡Ve a visitar! ¡Escúchalo! ¡Fortalécelo! ¡Ayúdalo!
Sí, mi amigo, hay que ser persona. También judío, y también persona. Por ello parte de nuestros Rabanim (Rabinos) explicaron que la razón que no se bendice por el cumplimiento de esa mitzva es porque no es una mitzva única de Am Israel (el Pueblo de Israel). No se puede decir “que nos santificó con Sus mitzvot”, porque también los gentiles santificó D’s con esa mitzva (Shu”t Binyamin Zeev 1:169). Es una mitzva lógica, recta, racional (Kad HaKemaj, Tzizit).
También entre los gentiles hay organizaciones de visita de enfermos, en las casas y en los hospitales, que visitan millones de enfermos por año, y sobre todo los que sus familiares no pueden visitarlos – si el enfermo lo acepta, por supuesto.
¡Ve, ve a visitar enfermos! ¡Ve!

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