Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Bamidvar
24 de Iyar 5774 No
969
Rav David
Landau
Nuestra Parashá habla
de
números y censos, y en
Cuando todos nuestros cálculos parten del resplandor
auténtico que tiene
su origen en la luz de D’s, entonces es aclarado que se trata de un
número por
encima del concepto numérico en sí. Solo en base al
vínculo con
Y también en nuestra Parashá, cuando se ordenan
los distintos niveles
de las tribus de Israel en base al censo, los números y los
cálculos, hay un
aspecto por encima del número, celestial, que “el Eterno es su
patrimonio”
(Dvarim 10:9), una parte especial de Clal Israel (la totalidad
genérica
del Pueblo de Israel). Es parte de Am Israel, pero se encuentra
por
encima. “Pero los leviitas no fueron contados dentro de los Hijos de
Israel”
(Bamidvar 2:33). Algunos versículos más adelante es
aclarado el punto: “Y le
dijo el Eterno a Moshe para decir, acerca a la tribu de Levi y haz que
se pare
delante de Aarón el Cohen para que le sirvan. Ellos
custodiarán el cargo
de él y el cargo de toda la asamblea delante del Oel Moed
para
desempeñar el servicio del Mishkan” (Bamidvar 3:5-6).
Nos encontramos
con distintos niveles de kdushá (santidad) en el culto a
D’s. El centro
de la nación es el Beit HaMikdash, donde se encuentran
los Cohanim (sacerdotes)
que se ocupan del culto a D’s, que educan y enseñan, como
está escrito:
“Enseñarán Tus leyes a Iaacov” (Dvarim 33:10), y se
ocupan de
Rav
Shlomó Aviner (LeMikdashej
Tuv, pág. 219)
Ierushalaim es el corazón de Am
Israel (Tikunei Zoar 21. HaGr”a 56).
Es el centro de todas las fuerzas de vida de la nación:
Espirituales,
nacionales y humanas. Es nuestra capital espiritual, gubernamental y
moral.
Ierushalaim es más kdoshá (santa) que
todo Eretz Israel (Kelim 1:1), todos tienen
el derecho de ir a vivir a ella (Ktuvot 110B), lleva el nombre de D’s
(Baba
Batra 75B), y como dijo nuestro gran Rav, el Ramba”m, toda ella es
considerada Mikdash (El Templo). En estos días
en
que los gentiles la codician - “y sucederá que en aquel
día haré que sea
Ierushalaim una piedra pesada a todos los pueblos, todos los que
cargaren con
ella serán malamente lastimados, aunque se juntaren contra ella
todas las
naciones de la tierra” (Zjaria 12:3) - debemos recordarnos y hacer
recordar a
los demás que Ierushalaim en su totalidad es nuestra. Si bien es
cierto que no
penetramos en el lugar donde fue erigido nuestro Beit
HaMikdash (El Templo), no lo hacemos porque lo hemos olvidado,
D’s no lo permita, sino que por el contrario, por santo temor. Gracias
a la
bondad Divina nos elevamos, nos glorificamos y nos santificamos, “por
la causa
de Tzion no guardaré silencio, y por la causa de Ierushalaim no
descansaré,
hasta que surja como resplandor su salvación y su prosperidad
como antorcha
ardiente” (Ishaya 62:1).
El 28 de Iyar del 5727, gracias al
valor y el sacrificio de toda la generalidad de Am Israel,
fuimos meritorios de volver a Ierushalaim, y en ese
sublime episodio histórico, se dieron tres sucesos que en
realidad son uno: La
soberanía Israelí sobre la mayoría de nuestra
tierra, la liberación de
Ierushalaim y el renacimiento del judaísmo en Rusia y el anhelo
de hacer aliá (emigrar a Israel) de cien mil
judíos de los abismos de esa galut (exilio).
Para que todos sepan que la plenitud del pueblo, de la tierra y de
Ierushalaim es
una sola unidad, y en nuestra generación debemos añadir
valentía y vigor en
esos tres campos. Para que todos sepan que no hay aquí “Barrio
Musulmán”,
“Barrio Cristiano”, “Barrio Armenio” o internacionalización,
sino que hay aquí
una sola Ierushalaim, que nos pertenece en su totalidad, que no fue
dividida
entre las tribus en la época de la conquista de Eretz
Israel (Meguila 26A), y fue edificada con el aporte de todas
las tribus (Midrash Tehilim 122), y en su reconstrucción se
vuelven a reunir
todos los exiliados de Am Israel
(Brajot 49A). Ella es la ciudad que une a todo Am Israel
(Tehilim 122:3), que amiga a todo Am Israel (Talmud
Ierushalmi, Jaguiga 3:6). Y tras las piedras de
nuestro muro, se esconden los tesoros de la vida de
Nuestro derecho histórico-moral
sobre Ierushalaim no fue abolido por el hecho que los extranjeros se hayan
apoderado de ella durante generaciones, nunca cesamos de oponernos a
esa cruel
usurpación y permanecimos vinculados con ella. Por ello, todo el
que apoya de
alguna forma que manos ajenas se adueñen de alguna parte de
Volvimos a nuestra casa de acuerdo a
la orden Divina, según “la promesa Divina, escrita con acero y
sangre” (Orot,
Israel Utjiato 20). Ese hecho histórico no podrán
cambiarlo todos los reyes del
Oriente o del Occidente: “La eternidad, es Ierushalaim” (Brajot 58A),
ella está
por encima de todos los cambios y complicaciones, su eternidad es “el
Eterno de
Israel no mentirá ni mudará de propósito” (Shmuel
Alef 15:29). No abandonaremos
a Ierushalaim y continuaremos construyéndola y
construyéndonos en ella, gracias
a las maravillas que D’s hace para con Su pueblo y Su herencia.
Rav
Shlomó Aviner
2. Y por supuesto que no se lo debe ofender
diciendo que vale menos que el Har HaBait (el Monte
del Templo). El Kotel en su generación es como el
Beit
HaMikdash (El Templo) en su
generación. Ahora, el Kotel es como nuestro
Beit
HaMikdash.
3. El Kotel aparte de ser una de las murallas del Har
HaBait también
fue consagrado por los rezos de Am Israel (el Pueblo
de Israel), por
el sacrificio de Am
Israel y por los anhelos puros
de Am
Israel – de
forma que es el Beit
HaKneset (sinagoga) más
elevado de Am
Israel.
4. "
5. El Har HaBait nunca fue un lugar para
rezar o un lugar para distintas ceremonias religiosas, y estaba
prohibido
entrar allí para algún otro fin aparte del culto en el Beit
HaMikdash o su
construcción. Y el Rav Kuk vislumbró – como está
escrito en el
libro Shu”t Malki
BaKodesh – un gran Beit
Kneset conjunto
de toda la nación, al costado del Har HaBait,
en el Kotel.
6. Las halajot relativas al Har HaBait
no son para un Rav tal o
cual, sino que la autoridad que debe determinarlas es
7. El lugar del Beit
HaMikdash y el Har HaBait no es un asunto de
conquista nacional, presencia y colonización, como las
demás partes de Eretz
Israel (
8. El Kotel es el pasillo, y el Beit HaMikdash es la mansión. No se debe
llegar a la mansión sino que pasando por el pasillo que la
antecede, cuando las
millones de luces de la mansión alumbran al pasillo.
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