Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Truma
1 de Adar Alef 5774 Rosh
Jodesh No
954
Rav Eran
Tamir
Todos donamos de alguna forma para
distintas metas, y parte de nosotros también recibimos
donaciones para
organizaciones de caridad o institutos de enseñanza de la Torá
a los que
estamos vinculados.
¿Cuáles son las reglas y las bases
que nos deben dirigir en cuanto a las donaciones? Eso lo aprendemos del
comentario del Malbi”m al primer versículo de nuestra Parashá
(Shmot
25:2), “habla a los Hijos de Israel y tomarán para Mi
donación, de todo hombre
que su corazón lo motive, tomarán Mi donación”.
1. Tomarán la donación basada en
buen corazón y libre albedrío, sin obligación o
coerción. “No dijo Me darán ofrenda
[sino que tomarán], porque de esa forma sería una mitzva
positiva y
obligación para toda persona dar, y D’s quería que esa
donación sea de buen
corazón y libre voluntad, sin ninguna obligación… que lo
obliguen otros o por la
vergüenza o algo semejante, por ello explicó que no es una mitzva
que
entreguen, sólo que nombren personas que reciban las donaciones
del que quiera
dar”.
2. Para Mi – donación por la buena
causa, sin ningún interés - como la honra, propaganda,
premio o semejante.
“Para Mi, para Mi nombre, que no se mezcle en ello ningún
interés ajeno, para
honrarse o vanagloriarse con su donación o para recibir
algún provecho de ello,
sólo por el Nombre de D’s”.
3. Donación – donación que es parte
de su riqueza, y no toda su riqueza, “como hemos dicho, el que
desperdicia no
desperdicie más que un quinto”, y de esa forma es aclarado que
es una donación
producto de una decisión responsable y una concepción que
tiene presente el
gran valor de la entrega y la dádiva, y no una donación
producto de un arrebato
sentimental y un entusiasmo esporádico.
4. De todo hombre – que reciban la
donación de toda persona, y no sólo de los importantes y
los de encumbrada
posición solamente, “que no se piensen que no tomarán
donación sólo de los
ricos y los directores de la congregación, por ello dijo de todo
hombre”.
5. Que su corazón lo motive –
Recibir toda donación, incluso si es pequeña, no
despreciar ninguna donación,
“que no se piensen que no deben recibir sólo grandes e
importantes donaciones,
por ello dijo que su corazón lo motive, todo lo que done,
incluso un solo
cordón”.
Una donación auténtica emana del
buen deseo y la bondad de corazón, sin obligación o
coerción externas. Es por
la buena causa, sin objetivos de provecho ajeno como la honra,
propaganda, etc.,
emana de una concepción profunda que ve un gran ideal en la
entrega. Hay que
recibirla de toda persona, incluso si no
es una persona “importante”, y no hay que despreciar ninguna
donación incluso
la más sencilla, porque emana de buen corazón autentico, por la buena causa – y todo, con la ayuda de
D’s, se suma a una gran donación. Sólo si sumaremos todo
junto nos elevaremos a
través de la donación, nos elevaremos a nosotros mismos y
a los demás, y juntos
seremos merecedores de nuestra gueulá (Redención)
plena, pronto.
Rav Zeev
Karov (reimpresión)
El primer mandamiento relativo a la
edificación del Mishkan (Tabernáculo), es la
construcción del Aron (Arca)
donde se encontraba el Sefer Torá (la Torá
escrita sobre
pergamino). Cuando D's ordena su construcción, notamos varias
particularidades,
que denotan su singularidad: A- Está prohibido quitar de sus
argollas las varas
de madera con las que es cargado el Aron (Shmot 25:15). B- En
toda la
construcción del Mishkan fue utilizado el término
"y harás",
pero en cuanto al Aron es utilizado el término "y
harán"
(Shmot 25:10). C- Las medidas de todos los instrumentos del Mishkan
son
dadas en números redondos, pero sólo respecto al Aron
fue dicho
"dos codos y medio será su largo, codo y medio su ancho, y codo
y medio su
alto" (Shmot 25:10).
Nuestros sabios notaron que el Aron
fue el primer instrumento que Am Israel (el Pueblo de Israel)
fue
ordenado construir, y dijeron: "De la misma forma que la Torá
antecedió a todo, en la construcción del Mishkan
el Aron fue
antecedido a todo lo demás". Cuando dicen que ‘la Torá
antecedió a
todo’, se refieren a la supremacía de la Torá:
Existe en la Torá
cierto elevado aspecto, como si ella no fuese adecuada a los seres
humanos. Es
por ello que cuando nuestro Rav Moshé ascendió al cielo
para recibirla, los
ángeles preguntaron: "¿Qué hace un mortal entre
nosotros?" Poniendo
esa pregunta en boca de los ángeles, quisieron enseñarnos
nuestros sabios que
existe cierto aspecto determinado de la Torá que no
pertenece a los
mortales. La pregunta es; ¿acaso es posible vincular la Torá
de D's con
seres humanos de carne y hueso?
Debemos saber que el hombre no puede
captar la Torá en sí. Sólo somos capaces
de concebir "las
vestiduras" de la Torá. De la misma forma que no es
posible mirar
directamente al candente Sol - sólo a través de lentes
oscuros - no es posible
asimilar la Torá, sólo a través de
vestiduras y medios. Por ello, no se
debe tomar un Sefer Torá con las manos desnudas;
sólo a través de una
vestidura, o tomándolo por sus varas.
Muchas veces se debe tomar distancia
para poder captar. A veces es necesario alejarse en el tiempo de cierto
incidente para comprenderlo, y a veces debemos alejarnos de un foco
poderoso de
luz para poder hacer uso de su resplandor. Quien no reconoce sus
propias
limitaciones e intenta captar conceptos que se encuentran por encima de
su
capacidad, no lo logrará. Somos capaces de captar luminiscencias
que provienen
de la Torá: Debemos alejarnos para poder acercarnos a
ella. Así debemos
entender lo que dice el versículo, cuando D's le dice a
Moshé "he aquí que
Yo me revelo a ti en una nube espesa" (Shmot 19:9): D's se nos revela
cuando una espesa nube nos separa de Él, para permitirnos captar
el gran resplandor
Divino.
Por otro lado, quien se aleja de la Torá
y arguye que no es capaz de acercarse a ella, está
equivocado:
"¿Por qué en todos los instrumentos fue escrito 'y
harás', mientras que en
cuanto al Aron fue escrito 'y harán'? Dijo Rabí
Iehudá Ben Rabí Shalom;
D's les dijo a Am Israel, vendrán todos y
construirán el Aron,
para que todos reciban por ese mérito la Torá".
D's hizo "descender" la Torá
a nosotros. "Habló la Torá en conceptos humanos".
Pero la
persona debe tener presente que la Torá posee mucho
más de lo que él es
capaz de entender. La Torá posee dos dimensiones: Lo
evidente, y lo
oculto. La orden de no quitar las varas de las argollas, nos
enseña que debemos
acercarnos a la Torá con modestia, reconociendo que no
somos capaces de
concebir la Torá en sí, sólo el resplandor
que tiene su origen en ella.
Esa es la razón por la que también fue ordenado construir
el Aron según
una medida quebrada: Para recordarnos que desde nuestro punto de vista,
no es
posible comprender plenamente la Torá.
En nuestra época se habla mucho de
la capacidad del hombre, su inteligencia y su creatividad. Pero se
olvida la
virtud de la modestia. El empecinarse en ignorar las limitaciones
humanas,
oscurece nuestras vidas: Cuando se pierde la proporción en la
vida, la vida se
deforma.
Reconocer las debilidades humanas,
no es un síntoma de anulación del hombre, sino que es un
índice de que la
persona reconoce su lugar y anhela vincularse con la plenitud que no se
encuentra en él.
La construcción del Mishkan y
el Aron nos enseña que no estamos solos en este mundo:
No debemos hacer
frente a la realidad sólo con nuestras fuerzas humanas.
Así comenta el Abarbanel la
orden de la construcción del Mishkan: "Su
intención, Bendito sea,
en la construcción del Mishkan y sus instrumentos, que
no pensemos que
D's abandonó Su mundo... y digan que se encuentra en el cielo,
lejos del
hombre. Para quitar esa equivocación de los corazones, les
ordenó que
construyan un Mishkan como si Él se encontrara entre
ellos, que tengan
la certitud que el D's vive dentro de ellos, y la Providencia Divina
siempre
los acompaña".
Esa es una buena nueva para el
hombre; él puede gozar de la cercanía de D's y del
resplandor de la verdad
absoluta, que lo ayuda a salvar las limitaciones humanas. No somos unos
desgraciados, por tener la obligación de acatar la Ley Divina,
ni tampoco nos
menospreciamos más de lo necesario. Nosotros conocemos nuestro
valor, y
completamos nuestras carencias y nos elevamos a través de la
vinculación con la
fuente de la vida.
Apreciada
hija, no te enroles
Rav
Shlomó
Aviner
Bienaventurada eres, que deseas servirle al
pueblo, lo que es parte del
culto a D’s. Pero el culto a D’s debe ser según lo que D’s
manda, y no según lo
que nosotros nos inventamos.
Servicio militar para mujeres, en todo tipo de marco que sea,
está
prohibido según la halajá. Así
determinaron todos los grandes poskim
(sabios que determinan la halajá) y todos los grandes
sabios de Am
Israel (el Pueblo de Israel) – y si hay algunos pocos Rabanim
(Rabinos) que expresan otra opinión, ellos no son la
mayoría en número ni
sabiduría, no son poskim de gran altura, y su
opinión no es tomada en
cuenta.
La Rabanut HaRashit (Supremo Rabinato de Israel) a lo largo de
todas sus generaciones lo prohibió. Incluso el Gaón
(genio del estudio
de la Torá), el Rav Shlomó Goren que fue el
supremo Rav del ejército y
luego Rav Rashi (Supremo Rabino), no dejó ninguna
determinación, ninguna
carta donde permita enrolarse a alguna muchacha – y él no era de
los que temen
decir su opinión. También nuestro Rav, el Rav Tzvi
Iehudá Kuk lo prohibió, y él
no era menos sionista que tú, ni estaba menos que tú a
favor del ejército.
En el ejército de nuestro Rav Moshé no había
mujeres y triunfamos,
también en el ejército de Ioshua Bin Nun, el
ejército de David y el ejército de
los Jashmonaim.
Muchas muchachas fueron dañadas duramente en el ejército,
intentaron
salir y no lo lograron, pero el
principal daño es el daño del alma, el trasgredir la
voluntad de D’s.
Por supuesto que hay que aportar a la nación, pero el Sherut
Leumi
(marco de ayuda voluntaria) aportará mucho más – por
supuesto, también él debe
ser en un marco adecuado, autorizado por algún Rav o Rabanit.
No imites a los hombres, se ti misma, tú vales como un hombre
también
sin imitarlo.
Se pura.
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