Beahavá   Ubeemuná

Majón Meir
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Jol HaMoed     17 de Tishrei 5774     Sucot     No 936

El sabor del árbol
Rav Jagai Londin

Comenzamos el nuevo año con 22 días kdoshim (santos) - los 10 días de arrepentimiento desde Rosh HaShaná hasta Iom Kipur + 4 días entre Iom Kipur y Sucot + 7 días de Sucot + Shmini Atzeret - que son paralelos a las 22 letras del alfabeto hebreo, las letras con las que fueron creados el cielo y la tierra. De la misma forma que con las letras del alfabeto hebreo se pueden crear un sinfín de palabras y pensamientos, así también se puede crear un sinfín de formas de vida que alumbrarán todo el año con el culto a D’s concentrado en estos días.
Comenzamos con Rosh HaShaná, el día en que fue creado el hombre (Vaikra Rabah 29:1), cuando declamamos el principio básico que somos las criaturas que D’s creó, y en base a ello nuestra vida tiene una meta. En Rosh HaShaná no se confiesan pecados o se corrige el individuo como particular. El único tema en Rosh HaShaná es la aceptación del yugo Divino. De allí, continuamos a Iom Kipur, el día del perdón del Pecado del Becerro de Oro. A través del recibimiento del resplandor genérico de Rosh HaShaná buscamos la salvación del particular. En Iom Kipur el tema es la labor personal: Se detallan los pecados, se confiesa, se arrepiente y se pide perdón.
Luego de haber sido edificados esos dos planos básicos – el Clal (la totalidad genérica del Pueblo de Israel) y el individuo particular – llegamos a la cima de todo el proceso: La fiesta de Sucot. La primer mitzva al término de Iom Kipur es comenzar a construir la Suca. Luego de habernos encontrado con el nivel de los ángeles en el día kadosh en el que no se come, no se bebe, no se unta, no hay relaciones maritales y no se calzan zapatos – nos ocupamos del aspecto material, terrenal, la edificación de este mundo. En la fiesta de Sucot santificamos la vida terrenal. La kdushá genérica y particular que fueron absorbidas dentro nuestro en los Días Grandiosos no se queda en el plano abstracto, sino que desciende hasta el plano natural material.
Ese nivel hace llegar la alegría: “A pesar que en todas las festividades es mitzva alegrarse en ellas, en la fiesta de Sucot en el Beit HaMikdash (El Templo) había una alegría especial, como dice el versículo ‘y os alegraréis frente al Eterno, vuestro D’s, siete días’ (Vaikra 23:40)” (Ramba”m, Hiljot Lulav 8:12). Sucot es la fiesta en la que hay una identificación plena entre el cuerpo y el alma, entre el plano interno y el externo. Es la fiesta en la que podemos ser lo que somos auténticamente. Esa es también la razón por la cual tomamos el Etrog en Sucot. Dicen nuestros sabios (Suca 35A) que es un fruto en que “el sabor del fruto y del árbol son el mismo”. Es decir, hay una afinidad plena entre el proceso y su resultado. En Sucot tenemos cierta afinidad con un mundo elevado, con el Gan Eden (Paraíso) en el que el gusto del árbol y su fruto es el mismo. Siete días de Sucot, que llegan al final de la cadena de los Días Grandiosos – nos dan la fuerza para los grises días, comunes y rutinarios: Encontrarse con el fruto ya en  medio del proceso.
Que tengamos todos un buen año.

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués.
¡¡Están todas invitadas!!
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o escribir a anachman2@walla.com, editorial@alumbrar.org
Para las interesadas, hay dormitorios en el lugar.

El secreto del Tshulent
Rav Shlomó Aviner

Hay quienes se preocupan en cuanto al futuro de Am Israel (el Pueblo de Israel) en distintos sentidos, y preguntan: ¿Qué será?
Hay quienes dicen que la influencia de los jaredim (ultra-ortodoxos) aumenta, por su alta taza de natalidad. Por supuesto que eso es bueno, ya que se trata de personas temerosas de D’s. Pero tienen dos desventajas:
1. Muchos de ellos no se enrolan en el ejército, y los que sí se enrolan, no lo hacen con entusiasmo y sacrificio, no llegan a unidades combatientes de elite y no se quedan en el ejército más allá del período obligatorio.
2. Muchos de ellos no trabajan. Y los que sí trabajan, no lo hacen en campos importantes y creativos. La situación es que los jilonim (seculares) estudian profesiones en la universidad y trabajan como ingenieros o similares, mientras que los jaredim trabajan como simples empleados o vendedores. No son un sector que aporta en forma significativa a la economía. Esos son dos problemas que no tienen solución.
Hay otro sector en la sociedad que es numeroso, y son los Olim (nuevos inmigrantes) de Rusia. Ellos son otro tipo de judíos. La mayoría no son religiosos. La tradición no les interesa. Es más, 400.000 de ellos no son judíos. Son personas intelectuales, investigadoras y muy críticas. Son muy talentosos, trabajadores, sospechan de todos y son fuertes – porque en Rusia o eres fuerte y sospechas, o no eres… Ellos tienen capacidad de acción y edificación fuertes, a pesar que no son religiosos en general ni tampoco sionistas en el sentido histórico. Ellos sencillamente se encuentran aquí en Eretz Israel (la Tierra de Israel) y dejan una profunda impresión en la sociedad.
Hay otro sector en la sociedad, las personas sencillas. Juventud simple y sin seriedad que no se interesa por ninguna de las cosas anteriormente mencionadas. Hay cientos de miles como esos que se pasean por las calles por las noches. Ellos tienen un gran peso. Cuando se casan, se enderezan porque sus esposas les dicen cesar con las tonterías, pero no aportan mucho a la edificación de la nación.
Están los que visten kipa tejida, que no tienen demasiada fuerza política porque están divididos dentro de ellos, y no logran unirse. La mayoría de los Nacionalistas Religiosos no votan por partidos Nacionalistas Religiosos, y los que sí votan se dividieron en dos partidos, cuando cada partido se dividió en sub-partidos. Cada uno dice que los demás no entienden nada. También los Rabanim (Rabinos) no logran sentarse juntos. Cada Rav piensa que él posee toda la verdad y toda la justicia y todos los demás se equivocan – salvo él.
Además de eso, lentamente todos los puestos de Rabanim o Jueces van siendo ocupados por jaredim. Los partidos necesitan a los religiosos en la coalición. Todo lo que los jaredim piden es dinero para las ieshivot y los puestos de Rabanim. Para los otros partidos, eso es un precio bajo: ¿Qué les importa quién se encontrará en esos puestos? También la suma de dinero para las ieshivot es relativamente chica. Pero los Nacionalistas Religiosos tienen exigencias políticas, y eso molesta.
¿Qué será?
La respuesta es muy sencilla: D’s toma a todas esas personas, las pone en una olla a presión, la cierra con fuerza y los hace Tshulent (comida tradicional judía de ciertas comunidades, que se cocina lentamente al fuego). Ese es el secreto de D’s: El Tshulent.
El Tshulent es un milagro judío. Ya preguntaron en la Gmará (Shabat 119A): ¿Por qué la comida de Shabat tiene tanto olor? Los judíos eran pobres. Tomaron un hueso seco, algunas papas, un poco de porotos, un poco de agua, un poco de verduras marchitas, un trozo de carne no tan sabroso, y lo cocinaron durante horas y más horas, hasta que finalmente se transformó en Tshulent cuyo gusto es como Gan Eden (Paraíso) – un Gan Eden  de judíos pobres.
Y así nosotros, en el Estado de Israel. D’s toma todo tipo de personas, y los transforma en un pueblo milagroso. Ya en Egipto lo hizo, en el crisol.
Escribe Rabí Zarjia Halevi, autor del libro “Baal HaMaor” (HaMaor HaKatan, Shabat 16B en las hojas del Ri”f): “Y hay quienes dicen que nuestros sabios instituyeron deleitarse en Shabat con Jamin (manjar cocinado y caliente, como el Tshulent). Y todo el que no come Jamin, se debe verificar si no se trata de un Min (hereje)… Y el que cocina y cuida caliente el manjar para deleitarse en Shabat y engordar, él es el creyente, y se hace merecedor al Fin de los Días” (véase allí. Véase también Rama”h, Shuljan Aruj, Orej Jaim 257:8. Mishná Brurá, inciso 49 cita al Baal HaMaor). Y de ello podemos demostrar que la Gueulá (Redención) llegará con el Tshulent.
D’s toma todos los distintos ingredientes, y construye un pueblo milagroso. Incluso los 400.000 gentiles que llegaron de Rusia, finalmente se convertirán según la halajá o se irán a algún otro lado. Tenemos esperanza que gracias al Tshulent ellos se conviertan. También hay que convertir judíos, para que añadan Torá.
El Rav Kuk dice que lo mismo sucedió en la época de Ezra y Nejemia: Llegaron a Eretz Israel (la Tierra de Israel) muchos judíos corruptos, casados con mujeres gentiles, que trasgredían el Shabat y esclavizaban a sus hermanos, y a pesar de ello finalmente todo fue corregido, y después de cientos de años salieron de ellos los Tanaim y Amuraim (sabios de la Mishná y la Gmará), los edificadores de la Torá oral (Iguerot HaReaya Alef, carta 311. Y véase Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Bereshit 383-283). D’s nos hizo Tshulent. Ahora, el crisol es en una tierra libre.
La pregunta es: ¿Qué es lo que aportan los judíos temerosos de D’s al Tshulent? Nosotros aportamos la luz. El Rav Kuk explica en su libro “Orot” que esa luz está compuesta de dos partes: Amor y fe. Ese es nuestro ingrediente en el Tshulent. Puede que sea el ingrediente principal, porque el amor y la fe es lo que transforma los distintos componentes en un todo. Esa fuerza aporta abundancia para toda la nación. Para eso estudiamos Torá. Estudiamos Ahavat Israel (amor por todo el Pueblo de Israel), que es una ciencia muy profunda, y estudiamos emuná (fe), que comprende toda la Torá escrita, la Torá oral, todos los Rishonim y Ajaronim.
De la misma forma que D’s impulsa y orienta todos los procesos históricos de la edificación de la tierra, del estado, las guerras de Israel, la economía de Israel y todo lo demás, también las contiendas internas son procesos Divinos. Ninguna fracción puede apoderarse de la nación. Cada uno debe aportar lo que él conceptúa como lo mejor. Nosotros aportamos el amor y la fe. No tenemos todas las fuerzas necesarias para edificar la nación, como fracción somos débiles. Cada grupo es débil y falto de por sí, pero todos juntos hacemos algo maravilloso y sabroso, como el Tshulent, el Jamin - que calienta el corazón y el alma.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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