Beahavá Ubeemuná
Majón
Meir |
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Parashat Koraj
30 de Sivan 5773 Rosh
Jodesh No
921
Rav Eran
Tamir
Muchas explicaciones fueron dadas en
cuanto a la
diferencia fundamental entre una controversia por la buena causa y la
que no lo
es. Una de las más básicas es la explicación de
Rabí Ionatan Ibshitz en su
libro “Iaarot Dvash” (Iaarot Dvash 2:8), y así dice
él: “De esta forma
se sabrá qué tipo de discusión se trata y
quiénes son los que se pelean – si
aparte del punto en que tienen diferencia de opiniones ellos se aman
con todo
el corazón, eso es señal que su controversia es por la
buena causa. Pero si son
enemigos y guardan rencor el uno contra el otro a raíz de su
polémica – no es
por la buena causa”.
Entonces, una discusión por la buena causa es en el
plano de las ideas, que no llega al plano de los corazones. Pero una
controversia que no es por la buena causa, no se quedará en una
discusión de
ideas, sino que también dañará los corazones,
hasta llegar al odio y el rencor
entre la persona y su prójimo.
¿Por qué? Cuando la controversia es por la buena
causa, la persona se excluye a sí misma y sus intereses propios.
Él se
convierte en un medio, un instrumento para el ideal, para el valor que
se
encuentra por encima suyo y por el cual él discute. En esa
situación ideal la
persona se convierte en emisario del valor y el ideal, y por ello su
“yo”
material, sus sentimientos, no son mezclados en la controversia. En
contraste,
cuando la discusión no es por la buena causa y la persona es
impulsada por “el
amor a sí mismo y su honor” (Malbi”m), él se siente
involucrado desde la planta
de sus pies hasta la punta de su cabeza en el asunto, y ya no es
objetivo,
colmado de intereses propios, y su ego material y toda la carga de
sentimientos
se transforman en la parte central de la controversia. Por ello, muchas
veces
no habla directamente del punto de diferencia de opinión, sino
que aflora toda
su carga sentimental que está mezclada en la disputa. La
controversia del “yo”
no es una discusión por la buena causa, y ella surge muchas
veces, y de ella
debemos limpiarnos. Y entonces se cumplirá en nosotros “toda
controversia que
es por la buena causa, finalmente quedará” – la controversia
continuará
existiendo, porque es auténtica y es necesaria para la
corrección del mundo. Amén.
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios de Torá para chicas
en
español y portugués.
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Rav
Shlomó Aviner
Y
realmente, cuando pienso en él, no encuentro nada especial, nada
notorio, nada
brillante. Él es un Rav común. A veces me encuentro con
algún Rav que sabe
hablar muy hermoso, que escribe muy bello, que impresiona ' y me
maravillo de
él. Pero es sólo por un momento, y rápidamente
vuelvo a mi Rav. Porque él es mi
Rav, justamente por ser común y corriente.
Más de
lo que él influye para bien en mí con lo que dice y lo
que escribe, yo soy
influido por su personalidad, porque es una persona recta y buena, una
persona
temerosa de D’s, una persona kdoshá (santa). Es cierto
que me han
explicado que kdushá es un nivel que alcanzan
sólo unos pocos – en el
último capítulo del libro “Mesilat Iesharim” –
entonces me corregiré, no
diré que es una persona kdoshá, diré que a
mis ojos él es kadosh.
No
tiene ideas brillantes, innovaciones fantásticas, todo él
es tradicional,
repite las ideas conocidas - pero me es bueno con ello. No diré
que es
inteligente – realmente es muy inteligente, pero no un inteligente que
hace
revoluciones, sino que sabe cómo trasmitirme en forma fidedigna
lo que recibió
de su Rav, y su Rav de su Rav, hasta nuestro Rav Moshé que
recibió de D’s. Y
eso es todo lo que yo necesito.
Porque
mi Rav tiene una personalidad maravillosa. Por supuesto, no soy capaz
de
profundizar a lo recóndito de su ser, pero no se me puede
engañar. Yo lo he
visto en todo tipo de situaciones: En negocios, cuan recto y fiel es.
En la
familia, cuán esposo y padre sensible es. En la comida,
cuán bien come, sólo lo
que alimenta, comida sencilla y sólo lo suficiente. Y entonces
me es cómodo
escuchar sus clases, porque se que lo que enseña es realmente
él. Yo veo que mi
Rav no sólo estudia Torá, él mismo es Torá,
su raciocinio es Torá,
su sentimiento es Torá, su ser es Torá –
y entonces me calienta el
corazón, me alumbra mi entendimiento. Él me calienta, me
alumbra, muchas gracias
mi D’s, que me has dado ese Rav, a mí, a mi querida esposa y mis
queridos
hijos.
Reconoceré
la verdad, me llevó tiempo entender eso. No tengo la culpa, yo
soy como todos,
soy un prisionero de la prensa, de la opinión pública,
por ello apreciaba sólo
los Rabanim (Rabinos) que son bien vistos en la prensa. Pero,
gracias a
D’s, lo logré, y sobre todo gracias a mi esposa, logré
salvar mi pensamiento de
la esclavitud de la prensa, y comencé a valorar a mi Rav,
valorar y amar.
Pero
debo reconocer la verdad, no todos lo aman. O para ser más
exactos, no todos
siempre están conformes con lo que dice. Pero,
¿qué culpa tiene él? Él dice lo
que D’s dice, ¿acaso falsificará
Pero
no se equivoquen, él no imparte órdenes, él no es
paternalista, él no es
vanidoso, él sólo trasmite la palabra de D’s con
entereza. Esa es la palabra
que buscaba: Integridad. Mi Rav es íntegro. No siempre en el
sentido de ser
inocente, ya que les he dicho que es inteligente, sino que en el
sentido de fe
íntegra.
No, él
no es vanidoso, por el contrario, él es un esclavo, un esclavo
que se vendió a
los demás, como leí una vez respecto al Rav Kuk que
firmaba: Esclavo del pueblo
kadosh en la tierra kdoshá. Cuando necesito a mi
Rav, ya sea de
día o de noche, para algo sin mucha importancia o algo muy
importante, él está
aquí.
Mi Rav
no es una persona exitosa en el sentido socio-económico. No le
baten palmas, no
lo alaban en alta voz, no le dedican titulares en el diario, no ven su
foto en
las pantallas – por el contrario, muchas veces lo hacen a un lado, pero
él
continúa sin miedo de nada ni de nadie, dice sus palabras del
corazón, ¡cuánto
lo amo!
Por
ello, decidí escribirle una carta. Mi esposa me ayudó a
redactarla:
A
nuestro Rav, shlit”a (que sea merecedor de largos años
de vida):
Profundas
gracias por toda la abundancia espiritual que somos merecedores de
recibir del
Rav. Cada palabra que el Rav escribe, cada charla, cada clase que el
Rav imparte,
lo leemos con devoción y lo escuchamos con placer y lo
estudiamos.
Intentamos
mejorar nuestro camino a la luz de las palabras que nos influyen para
bien, y
sobre todo a la luz de su personalidad que irradia, que alumbra,
colmada de
bondad y temor a D’s.
Su
personalidad impregnada de recato y humildad, de sabiduría de
corazón y recto
raciocinio, nos enseña capítulos enteros del cultivo de
las virtudes, de fe, de
rectitud y bondad. Las palabras que usted escribe son tan refinadas y
depuradas
y orientadas a la verdad Divina, que a veces es impresionante leerlas,
por su
profunda potencia y su cercanía a D’s.
Bienaventurado
soy y bienaventurada es mi familia, y bienaventuradas son las personas
de mi
ciudad y de mi país, y los judíos en todo lugar que se
encuentran, que han
conocido un tzadik (recto) e íntegro, piadoso y recto
como usted.
Gracias
por el sacrificio infinito.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
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