Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Itro     21 de Shvat 5773     No 904

También el mundo material
Rav Iaacov Iefet

Ocurrió una vez que un muchacho que estudiaba en una ieshiva (centro de estudio de la Torá) habló con su Rav, y se quejó porque… no tiene lentes. “Si tuviese lentes” – arguyó el muchacho – “me los podría quitar cuando salgo a la calle, y de esa forma podría cuidarme más de no ver algo que no es recatado”. Para su sorpresa, su Rav justamente negó esa actitud: “¡¿Qué cosa?!” – le dijo – “hay que cuidarse de lo que no es recatado todo lo que se puede, pero D’s seguramente prefiere que nuestra vista sea sana y no necesitemos lentes”. Ese cuento (verídico) encierra cierta sensación oculta de muchas personas en cuanto a la actitud frente a la Torá. Les parece que nuestra Torá kdoshá (santa) y la dirección espiritual a la cual la Torá nos orienta se encuentra un poco en contradicción con los planos físicos y materiales. La Torá es conceptuada por ellos como algo que obstaculiza la vida, le impide expresarse con todo su brío y vigor. Pero todo eso es un error: En realidad, la Torá desea que todos los aspectos de la vida se expresen en todo su vigor, y se encuentren en su plenitud – también los aspectos corporales y materiales.
Los Hijos de Israel llegaron al desierto de Sinai en Rosh Jodesh (principio del mes) de Sivan, como está escrito en nuestra Parashá. El día en que llegaron se sentían débiles y cansados por el camino que anduvieron. Por ello, en vista de su situación, D’s no quiso hablar con ellos todavía. Espero todo ese día para que descansen, se fortalezcan - y mientras no les dijo ni una palabra. Sólo al otro día, cuando se fortalecieron, comenzó con los preparativos para la Entrega de la Torá, y les dijo a modo de introducción (Shabat 86B): “Y ustedes Me seréis un reinado de sacerdotes y un pueblo santo” (Shmot 19:6).
¿Por qué D’s no quiso hablarle a los Hijos de Israel cuando ellos todavía no se habían recuperado del cansancio del camino?
El Rav Kuk explica al respecto (Ein Aya, Shabat Bet, 9:23): El cuerpo y el mundo material son los recipientes en los que se verterá la Torá y la kdushá (santidad). Cuantos más fuertes sean el cuerpo y el mundo material, así también podrán la Torá y la kdushá difundirse en ellos y ser más dominantes en la realidad. Y al revés: El cansancio del cuerpo y su debilidad harán que la kdushá no pueda esparcirse en forma ideal. La Torá justamente desea que el cuerpo sea fortalecido y también el aspecto material del mundo. La identificación de la Torá con el sometimiento de las fuerzas de vida, con su debilitamiento, con la mortificación “como si D’s odiase el cuerpo” (Shmoná Prakim LaRamba”m, Cáp. 4) es una equivocación. Por el contrario: El ideal de la Torá es que todos los aspectos de la vida lleguen a la cima de su plenitud – incluso el cuerpo y el mundo material. Si D’s hubiese empezado a hablar con Am Israel (el Pueblo de Israel) ya al primer día de haber llegado, cuando ellos todavía se sentían débiles y cansados – podríamos equivocarnos y pensar que la Palabra Divina es adecuada justamente a un cuerpo débil. Podríamos pensar que la Torá desde un principio debe ser entregada en una situación de ese tipo, en la que la persona no se encuentra en su mejor momento desde el punto de vista material, porque la espiritualidad de la Torá exige la debilidad del cuerpo y el mundo material. Por ello, el primer día D’s no les dijo nada: Para enseñarnos para todas las generaciones futuras que la Torá justamente desea que todos los aspectos de la vida, incluso los materiales, se expresen en todo su vigor. Que también el cuerpo se revitalice y se encuentre en todo su esplendor. Por ello, no comienza a ser entregada cuando el cuerpo todavía se encuentra cansado y débil.
Entonces, si ya hemos comprendido ese punto en cuanto a la Torá, podremos entender otro punto que también está relacionado con la Entrega de la Torá. Nuestros sabios dicen que cuando Am Israel recibió  la Torá en el Monte de Sinai no había en él ninguna persona inválida. Todos los sordos, todos los ciegos, todos los mudos, etc., que habían en Israel se curaron en el momento de la Entrega de la Torá (Rashi, Shmot 20:15, basándose en el Midrash Mejilta). Y debemos preguntar: ¿Por qué curó D’s todos los defectos del pueblo cuando fue entregada la Torá?
Según lo que explicamos anteriormente, esta muy claro: La Torá llega para vitalizar todos los niveles de la vida. Ella no exige sólo que la kdushá y la espiritualidad se manifiesten en plenitud, sino que también los aspectos corporales, los aspectos laicos y materiales se manifiesten en plenitud – porque dentro de ellos mismos deberán manifestarse la kdushá y la espiritualidad. Y de momento que la Torá está relacionada con la plenitud en todos los aspectos, incluso el aspecto físico, los que se vinculan con la Torá se colman de plenitud en todos los planos, también de plenitud física. Por ello, se curaron todos los defectos del pueblo cuando se unió con la Torá, cuando la recibió en el Monte de Sinai (Gur Arieh, Shmot 20:15).
Debemos entender, entonces, la Torá en forma auténtica: La Torá es una Torá de vida, una Torá que aspira a que todos los planos lleguen a su cima de plenitud y vigor. No sólo los espirituales, también los materiales.

Midreshet Majón Orá

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La conversión en nuestros días
Rav Shlomo Aviner

Pregunta: ¿Cómo debemos conducirnos en nuestros días respecto a las conversiones? En Eretz Israel (la Tierra de Israel) hay cientos de miles de Olim (inmigrantes) que son gentiles. ¡Es un problema difícil de resolver!
Respuesta: Hay que conducirse como acostumbramos a lo largo de todas las generaciones. En todas las generaciones hubo problemas en ese campo, y los resolvimos. La Torá es eterna, y la halajá no cambia. No debemos “adecuar” la halajá a la realidad, sino que luchar para adecuar la realidad a la halajá. Sobre todo en el tema de las conversiones, que no es un pequeño detalle de la Torá sino que está relacionado con lo más básico: ¿Quién es judío?
Una regla general en cuanto a la conversión es que sean aceptados los principios de fe y las halajot (Iebamot 47A. Bejorot 30B. Ramba”m, Hiljot Isurei Bia 14, y también 12 y 17. Shuljan Aruj, Iore Dea 268:3). ¡Tener fe y cumplir!
Por supuesto, sabemos de antemano que no hay ningún tzadik (justo) en el mundo que no peque, y toda persona a veces comete algún pecado, pero para convertirse, o dicho de otra forma, para “judeizarse” (Ester 8:17) debe aceptar la halajá, quiere cumplirla, la ama. Él desea ser “Guer Tzedek” (auténtico converso) y ser incluido en la bendición de esas personas que fue incorporada al rezo de “Shmoná Ezre”.
Si las mitzvot no son aceptadas, no hay conversión. Es cierto que hubo grandes sabios de Israel que a veces, cuando ya no hay más remedio, aceptaron conversiones de personas que no cumplen todas las mitzvot – pero hay muchas opiniones y muchos detalles a tomar en cuenta (por ejemplo, Shu”t Ajiezer 3:26). Pero todo eso es cuando ya fue hecho, en pocos y contados casos extraordinarios. Pero cuando tratamos de determinar lo que se debe hacer, no se puede convertir “al por mayor” cientos de miles de gentiles dentro de Am Israel
(el Pueblo de Israel). Eso será una catástrofe para Am Israel. Y al respecto dijeron: “Los conversos son peores que la sarna para Israel” (Iebamot 47B), es decir, algo externo que le fue adherido a la nación. O “una calamidad tras otra le sobrevendrá al que acepta conversos” (Iebamot 119B) – cuando los conversos se arrepienten de su conversión en épocas de crisis (Guitin 45B). Y por supuesto cuando sabemos de antemano que no cumplirán las mitzvot. Y es sabido lo que ocurrió con el Erev Rav (mezcla de gentiles) que salió con nosotros de Egipto (Shmot 12:38) y otros ejemplos.
Y gracias a nuestro esfuerzo a lo largo de todas las generaciones, en toda situación, Am Israel existe hoy en día. Y hay incluso varios estudios del DNA que demuestran nuestra identidad, y no hubo conversiones de masas. Conversión es un asunto del particular, que realmente quiere adherirse de corazón, como Rut, respecto a la cual dice el versículo que se esforzó. Y así también Naama, o Tzipora – la esposa de nuestro Rav Moshé.
Como es sabido, no somos misioneros, no estamos interesados en convertir al judaísmo los tzadikim (justos) gentiles ni Jasidei Umot HaOlam (gentil que cumple las 7 mitzvot de los Hijos de Noaj). Cuando convertimos a una persona que no cumplirá las mitzvot no le hacemos ningún bien: Antes, estaba exento de las mitzvot, y recibiría su parte en el Mundo Venidero. Pero ahora, es judío, y está obligado a cumplir todas las mitzvot, y si no las cumplirá no recibirá ninguna parte en el Mundo Venidero – como escribe el Rav Kuk (Shu”t Daat Cohen).
En efecto, el Rav Kuk recalca allí que es necesario aceptar las mitzvot. Y agrega que no está claro que se pueda convertir en nuestros días, sólo como emisarios de los sabios de las generaciones anteriores que recibieron su autorización de los sabios anteriores, hasta nuestro Rav Moshé, “y son sus emisarios”. ¿Quién dice que tenemos alguna autoridad para convertir una persona que no acepta las mitzvot?
Convertir masas sin aceptar las mitzvot – ni se nos ocurre. Es cierto que el Gaón (genio del estudio de la Torá) el Rav Uziel dijo que hay que acercar el que su padre es judío y su madre no, y no tomar en cuenta que no cumplirá todas las mitzvot (Shu”t Piskei Uziel, Sheelot HaZman 65), pero él no dijo que se puede abolir la aceptación de las mitzvot, D’s no lo permita.
Por supuesto que se necesita aceptado de la fe y de las mitzvot. Es cierto que hay un difícil problema en nuestro país, y es cierto que hay mucha presión, pero la Torá no es determinada según presiones, sino que según la verdad auténtica Divina, según la Palabra de D’s.
Es cierto que nos encontramos frente a un problema difícil, pero el que estudia nuestra historia sabe que siempre tuvimos problemas difíciles, y gracias a D’s los superamos - y también hoy en día lo superaremos.
No serán los jilonim (seculares) ni los tradicionalistas los que determinarán quién es judío, no los reformistas ni los conservadores, no el estado ni sus ciudadanos – ¡D’s lo determinará!

Esa es la conversión: “Ser como todas las personas correctas de Am Israel” (Ramba”m, Hiljot Mejusarei Kapara 1:2).
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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