Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaigash     9 de Tevet 5773     No 898

"Y envió a Iehudá delante de él"
Rav Iaacov Filver  (reimpresión)

D's le ordena a Iaacov descender a Egipto. A pesar de la promesa "Yo descenderé contigo a Egipto" (Bereshit 46:4), Iaacov sabía que es necesario preparar el lugar donde morarán, y por ello envía a su hijo Iehudá, como dice el versículo: "Y envió a Iehudá delante de él a Iosef, para que éste le indicara el lugar destinado en Goshen" (Bereshit 46:28). El cometido de su misión era doble, como dice el midrash: "Hay quien dice que lo envió a preparar su vivienda, y hay quien dice que le encomendó establecer un centro de reunión en el que enseñe en él Torá y las tribus vengan a estudiar" (Bereshit Rabah 95:3). Y Rashi agregó: "Para prepararle un centro de estudio, donde sean determinadas las halajot". Y para ese cometido, Iaacov nombra justamente a su hijo Iehudá - ¡y no a Reuvén, a pesar que éste último era el primogénito y el mayor de los hermanos! También según los relatos de la Torá, a primera vista Reuvén poseía las cualidades necesarias para ser el líder. ¿Qué es lo que se pretende de un líder? Que cuando el público se encuentra en dificultades o afligido, él tome la iniciativa y solucione los problemas. Y a primera vista, así hizo Reuvén en varias ocasiones: Cuando los hermanos pretendían asesinar a Iosef, fue justamente Reuvén el que lo salvó. Así nos relata el midrash: "'Lo libró de sus manos' (Bereshit 37:21) - Le dijo D's a Reuvén; 'tú comenzaste con la salvación de la vida, Yo te juro que cuando sean determinadas las Ciudades de Refugio [para salvar al homicida sin intención. N. del T.], comenzarán en tu zona'" (Bereshit Rabah 84:36). Y también cuando Iaacov se negó a dejar partir a Binyamin a Egipto - a pesar que toda la familia deberá sufrir por ello el hambre en la Tierra de Knaan - fue justamente Reuvén el primero que intentó disuadir a su padre, y le propuso: "Entrégalo en mi mano, y yo lo haré volver a ti" (Bereshit 42:37), y si no cumpliré con ello "a dos de mis hijos harás morir, si no lo trajere" (Bereshit 42:37). Y a pesar de la buena intención de Reuvén - que pretende ayudar a la familia y solucionar sus problemas - Iaacov no se deja impresionar, y no lo nombra a él sino que a su hijo Iehudá como emisario también en ese caso. ¿Qué carencia encontró Iaacov en Reuvén?
El liderazgo se pone a prueba no sólo en las medidas tomadas, sino que también en las intenciones que se esconden tras ellas. Respecto a la salvación de Iosef dijeron en el midrash: "Se dijo Reuvén; yo soy el primogénito, y seré el culpable" (Bereshit Rabah 84:15). Lo que impulsó a Reuvén no fue la injusticia de semejante acción, sino que el salvar su pellejo. Y un dirigente que actúa en base a intereses personales - y no para solucionar el problema en sí - no es merecedor de ser un líder. Otro defecto de Reuvén es que no asume la responsabilidad sobre sí mismo, sino que la hecha sobre los demás: Cuando los hermanos recapacitaron y reconocieron su culpa, diciendo "verdaderamente, somos dignos de castigo" (Bereshit 42:21), Reuvén se excluye diciendo "
¿no os decía yo así; no pequéis contra el niño, y no me escuchasteis?" (Bereshit 42:22). Y nuevamente lo hace cuando en vez de asumir la responsabilidad de Binyamin la hecha sobre los hombros de sus dos hijos, cuando le dice a su padre: "A dos de mis hijos harás morir, si no lo trajere" (Bereshit 42:37). Un padre que inculpa a dos de sus hijos por sus propias faltas no es digno del liderazgo.
En contraste, en todas esas situaciones Iehudá se conduce de otra forma: Cuando se trata de salvar a Iosef, lo hace por la causa en sí, sin esperar ningún provecho particular. Y a pesar de ello, cuando los hermanos recapacitan él no se desentiende de la responsabilidad y también se declara culpable, diciendo junto con ellos "somos dignos de castigo". Y más tarde, en el episodio de Tamar no escabulle su responsabilidad, y dice: "Más justa es ella que yo" (Bereshit 38:26). Y cuando deben convencer a Iaacov que envíe a Binyamin, no se esconde tras los demás, sino que asume toda la responsabilidad sobre sí mismo y le dice a Iaacov: "Yo responderé de él, de mi mano lo demandarás, y si yo no te lo volviere a traer y lo pusiere delante de ti, lleve yo la culpa por siempre para contigo" (Bereshit 43:9). Por ello prefirió Iaacov a Iehudá.
Esa diferencia de actitud también la encontramos en Shaul y David. Cuando Shmuel amonesta a Shaul - que no acató la orden de D's - Shaul no reconoce su falta, y hecha la responsabilidad sobre el pueblo diciendo: "Pero el pueblo tomó del despojo" (Shmuel Alef 15:21). Mientras que cuando el profeta Natan le dice a David "tú eres ese hombre" (Shmuel Bet 12:7), David no se escabulle y lo reconoce de inmediato, diciendo: "¡He pecado contra el Eterno!" (Shmuel Bet 12:13).

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués.
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Los discípulos de nuestro Rav Moshé
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Cuál es la forma correcta de estudiar Torá? ¿Tratar de entender lo que dijeron nuestros sabios y los comentaristas, o aclarar cuál es mi idea y qué tal me parece?
Respuesta: El principio básico de todo es el reconocimiento y la convicción que la idea de D’s es sin límite, muy por encima de nuestra pequeño entendimiento humano. Esa es la condición imprescindible para que el estudio de la Torá sea auténtico. ¿Cómo puede mi pobre entendimiento elevarse a algún contacto con el entendimiento Divino? Cuando yo reconozca - con humildad y santo temor - mis carencias.
Pero si yo no me presento con santo temor frente a la verdad Divina absoluta a la que intento elevarme de alguna forma, no estoy estudiando la Torá auténtica, sino que mis pensamientos y lo que yo me imagino.
Esa es la cuestión: ¿Acaso soy un pensador, hablo e innovo - o trato de escuchar?
La grandeza de nuestro Rav Moshé no fue el haber innovado, sino que el haber escuchado la palabra de D’s. Y él edifico de una vez por todas el principio básico del escuchado, como escribe el Rav Kuk: “La elevada nobleza de la persona, que se eleva por encima de toda grandeza y esplendor, es el acostumbrarse a escuchar la voz de D’s, recibir la palabra de D’s, no innovar de por sí mismo, no concebir una visión, no fortalecerse en base a las fuerzas limitadas de toda persona o ser, sino que recibir. Y Moshé – el señor de todos los profetas, la más humilde persona sobre la faz de la tierra – llegó a ese elevado punto, que le proporcionó la humildad… no se mezcló nada de la oscuridad de la limitación humana y sus concepciones, sino que toda ella es palabra Divina… y es la corrección básica del escuchado en todos los mundos…” (Olat Reaya Bet 159).
Nuestro Rav Moshé todo él es escuchado de la palabra de D’s, totalmente limpio de toda influencia que puede ser absorbida del entorno. Él se liberó totalmente de la pequeñez, de la privacidad y temporalidad de la persona, para elevarse todo él en dirección a la verdad Divina eterna e infinita.
Si soy humilde, estudio Torá para intentar elevar mi pensamiento al entendimiento de la Torá. Así explicaba el Rav Tzvi Iehudá Kuk: Debo esforzarme en acercar mi entendimiento al entendimiento de Tosafot, y no intentar adaptar lo que dice Tosafot a mi entendimiento, porque lo que dijo Tosafot es algo Divino, es Inspiración Divina.
Pero si yo intento aclarar lo que yo digo, y no lo que nuestros sabios dijeron, debo antes definir quién es “yo”. Soy producto del nacimiento, de una educación y un entorno determinado. Y si yo soy el que determinará cuál es el sentido de la Torá, la rebajo de algo santo a algo laico. Ya no se trata de la palabra de D’s, sino que de la mía. Perdí la Torá.
Todo depende de la fe y la humildad, la Torá es Divina, muy por encima de todos los pensamientos humanos.
Por supuesto que no estamos en contra de los estudios laicos. Pero lo laico debe ser dirigido y alumbrado por lo santo. Pero si yo me enseñoreo, como si me encontrase por encima de la Torá, y la investigo científicamente o me vinculo con ella sentimentalmente, y transformo lo santo en algo laico – no tengo alma para vivir, me fue robada la fe auténtica. Esa concepción es la ruina espiritual.
Y en contraste con la idolatría – cuando la persona se escucha a sí misma – nuestro Rav Moshé abre los portones de todo el género humano para escuchar la palabra de D’s.
La primera condición para llegar a algún contacto con la Torá es la humildad absoluta, como explica el Mahara”l de Praga al principio de “Netiv HaTorá”. Si no es así, no estoy mirando a la Torá sino que a mí mismo.
“Se alegró Moshé en el destino que Tú le diste, porque le llamaste servidor fiel y colocaste en su cabeza una diadema de gloria, cuando se hallaba delante de Ti en el Monte de Sinai, y en sus manos trajo las dos tablas de piedra” (rezo matutino de Shabat).
“He aquí que vendrán días, dice el Señor, el Eterno, en que enviaré hambre en la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino que de escuchar las palabras del Eterno” (Amos 8:11).
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
machon.espanol@gmail.com, editorial@alumbrar.org

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