Beahavá   Ubeemuná

Majón Meir
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La fuerza de la palabra
Hadasa Gahali

En dos lugares la Torá menciona las halajot de los Nedarim (juramentos), en nuestra Parashá y en el libro Dvarim (Deuteronomio), en la Parashá Ki-Tetze.
En nuestra Parashá está escrito “si un hombre formula un voto al Eterno o se compromete con un juramento, no violará su palabra, obrará conforme a todo lo que haya dicho su boca” (Bamidvar 30:3). Nuestros sabios aprendieron de los versículos que se trata de una persona que hace un juramento con el que se prohíbe a sí mismo comer o disfrutar de algo que le está permitido.
En el libro Dvarim (23:22) “cuando formules una promesa al Eterno, tu D's, no demorarás en cumplirla, ya que de no hacerlo el Eterno te pedirá cuenta de ello por el pecado cometido”. De la interpretación sencilla parece que el juramento mismo no es necesario, “mejor es que no jures, a que jures y no cumplas” (Kohelet 5:4). Incluso si se trata de un juramento relativo a una mitzva – como donar una suma a un pobre, incluso una persona se obliga a sí misma a hacer algo positivo, o también prohibiciones que él agrega a sí mismo – los juramentos no son bien vistos por D’s, y el que jura no es de Su complacencia.
También el Ramba”n (comentario a Dvarim 23:23) nos advierte que nos cuidemos de los juramentos, “porque a pesar que son para obligarse a traer alguna ofrenda para D’s que será bien recibida, si juras y no lo cumplirás llegarás a pecar, o incluso si no lo cumplirás a tiempo. Mientras que si no jurarás no habrá ningún pecado en tu acción. Incluso si no ofrecerás ninguna ofrenda toda tu vida no será un pecado. Entonces, cuídate de las palabras de tu boca, y has según lo que has pronunciado…”.
La pregunta es: ¿Por qué la opinión de la Torá respecto a los juramentos es negativa?
El juramento es una expresión particular, personal, que emana de un sentimiento fuerte que expresa una situación sicológica, incluso si la intención del que jura es elevarse en sus virtudes o eliminar de él malas cualidades. La Gmará (Nedarim) dice que el origen del juramento es una situación de enojo y tensión.

La Torá toma en cuenta el mundo interno del individuo, las tendencias espirituales y sicológicas, y ella limita y define qué está permitido y qué está prohibido pronunciar, nos advierte que nos cuidemos de nuestras palabras, y educa al individuo a refrenar sus arrebatos impulsivos.
De los versículos aprendemos la valencia y efectividad de las palabras que pronunciamos en nuestra boca, la fuerza y la potencia del habla, del idioma.
De ello podemos entender las consecuencias en la educación de los niños. Hay varios principios básicos en los que se basa el diálogo entre los padres y los hijos: Un diálogo que se basa en fuentes de fuerza personales, de refrenado, de auto control y sopesado. Un diálogo que edifica un lazo seguro y que fortalece el valor y el vigor del padre y del hijo.
El diálogo no surge en base a una carga sentimental espontánea – impulsiva. Es pensado, sopesado, cuida del equilibrio sicológico.
El primer principio, es la empatía. Empatía quiere decir estar “sintonizado” al niño, sentirlo. La empatía genera un vínculo de confianza y cercanía, una vivencia tranquilizadora. Muchas veces los niños no entienden qué es lo que sienten, y necesitan de la ayuda del padre que formule sus sentimientos. Así, el niño siente que se lo comprende, y se comprende a sí mismo, desarrolla su capacidad de sentir y tomar en cuenta al prójimo.
Como padre, yo aprendo a cuidar mis palabras, ser paciente, no ser juzgador – crítico.

Escuchar – trasmite un mensaje de aprecio. Le da un lugar al prójimo – tu presencia me es importante. Así le permite ser “yo” – es decir, expresarse a sí mismo. El niño aprende él también a escuchar, siente que se encuentra en un lugar seguro cuando el padre se auto controla y supera el impulso de reaccionar en forma automática.
Vinculación con las fuerzas positivas del niño – la conversación debe desenvolverse según una contemplación positiva, cuando se refiere a los procesos sicológicos del niño - sus razones, su etapa de desarrollo, épocas de cambio - no como patologías sino que como fenómenos pasajeros, como un intento de adaptarse a la realidad.
Una actitud como esa le permitirá al niño confiar en sí mismo, en su capacidad de cambiar, de realizar un intercambio fructífero entre sí mismo y el entorno, y estimulará la colaboración.
Una actitud positiva estimula, genera esperanza y optimismo, trasmite un mensaje de seguridad y vigor como padres que influyen, y de esa forma los niños se alegrarán en conversar, aconsejarse y compartir sus dudas con nosotros.
Esos principios no son sólo una técnica, sino que son procesos internos que nosotros como padres debemos aprender y conocer, para desarrollar la capacidad de diálogo, el arte del habla, la capacidad de dirigir un diálogo con nuestros hijos.
La historia de los padres tiene un sentido decisivo en la educación. En el correr de la vida se forman esquemas de pensamiento y pautas de comportamiento – cómo debe comportarse un niño…
Esos esquemas están compuestos de vivencias anteriores que se grabaron profundamente en el “disco duro”, y se convierten en una concepción del mundo según la cual nos dirigimos. Los hijos nos proporcionan la oportunidad como padres de desarrollarnos, de cambiar, y nos presentan el desafío de crecer juntos.

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués.
¡¡Están todas invitadas!!
Para más detalles llamar al 052-4621830
o escribir a anachman2@walla.com, editorial@alumbrar.org
Para las interesadas, hay dormitorios en el lugar. 

La guerra por Iesh”a y Migron
Rav Shlomó Aviner

Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk declaró frente a Am Israel (el Pueblo de Israel) y todo el mundo: “Por Iehudá y Shomrón (Judea y Samaria) habrá una guerra”, “sobre nuestros cadáveres” (LeHiljot Tzibur, Pág. 214, Pág. 226). Cuando le preguntaron cuál es su intención exactamente, si acaso se trata de una guerra civil, se negó a contestar. Más tarde, le explicó al Ramatka”l (Comandante en Jefe) que no es su intención una guerra civil, o una guerra entre los Mitnajalim (colonos) y el ejército, y así le escribió: “La dirección de nuestros sabios y fieles maestros es de una guerra entre Israel y las naciones del mundo. Espero que no tendremos que llegar a una guerra entre Am Israel y su gobierno en su debilidad”. Entonces, se trata de una guerra entre todo el pueblo y su gobierno. Y así le escribió al Ministro de Defensa: “Por Iehudá y el Shomrón habrá una guerra interna, y cuando todo el pueblo se rebele frente a ese gobierno, por supuesto que me encontraré con todo el pueblo, cuando se cumpla lo que El Eterno, D’s dijo para con Su pueblo y Su tierra, y no con el gobierno en su flaqueza. El gobierno es para el pueblo, y no el pueblo para el gobierno”.
Y también le explicó a sus discípulos que no se trata de una dirección operativa, sino que de una declamación con valor educativo: “Dije y escribí que por Iehudá y el Shomrón, Ierijo y el Golan, habrá una guerra y no se puede ni pensar a renunciar a ellos. Esa amenaza, esa declamación, ese acostumbramiento, esa educación, hay que repetirla una y otra vez, sin descanso, miles de veces, para arrancar de cuajo esa pudrición, esa enfermedad, esa debilidad. Estas tierras no le pertenecen a los gentiles y no las hemos robado de los gentiles, sino que gracias a D’s hemos crecido, hemos madurado y hemos vuelto a ellas. Por Iehudá, el Shomrón, el Golan e Ierijo habrá una guerra. Esa amenaza y esas palabras hay que repetirlas mañana y pasado sin descanso, expresando nuestra posición con firmeza y vigor. Hay que hacerle recordar al gobierno y a Am Israel que no se puede ni pensar, ni siquiera poner en duda alguna renuncia de algún trozo de nuestra tierra. No somos los dueños de esta tierra. Ella le pertenece a todo Am Israel. Nosotros, los judíos que vivimos aquí, somos los representantes de todo Am Israel. No debemos traicionar sino que añadir firmeza y vigor de Santificación del Nombre de D’s” (grabación). Ese estilo es una forma de recalcar - de la forma más aguda - que se trata de un asunto terrible y espantoso.
Nuestro Rav nunca indicó en la práctica a nadie: Ve a hacer una guerra por Iehudá y el Shomrón.
Y en cuanto a Migron, tenemos una buena noticia: Hemos comprado la gran mayoría del terreno, y ahora no hay ninguna razón para destruir las casas y transferir los habitantes a un lugar alternativo. Es cierto que siempre nos perteneció, pero ahora ni siquiera hay ningún pretexto jurídico en contra nuestra. Por ello, seguramente que no se debe hacer algo terrible y espantoso, como transferir a los habitantes.
Reforcémonos y vigoricémonos por nuestra tierra y por las ciudades de D’s.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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