Beahavá Ubeemuná
Majón
Meir |
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Parashat Matot - Masaei
2 de Av 5772 No
877
Hadasa
Gahali
En dos
lugares
En nuestra Parashá
está escrito “si un hombre formula un voto al Eterno o se
compromete con un
juramento, no violará su palabra, obrará conforme a todo
lo que haya dicho su
boca” (Bamidvar 30:3). Nuestros sabios aprendieron de los
versículos que se
trata de una persona que hace un juramento con el que se prohíbe
a sí mismo comer
o disfrutar de algo que le está permitido.
En el libro Dvarim
(23:22) “cuando formules una promesa al Eterno, tu D's, no
demorarás en
cumplirla, ya que de no hacerlo el Eterno te pedirá cuenta de
ello por el
pecado cometido”. De la interpretación sencilla parece que el
juramento mismo
no es necesario, “mejor es que no jures, a que jures y no cumplas”
(Kohelet
5:4). Incluso si se trata de un juramento relativo a una mitzva
– como
donar una suma a un pobre, incluso una persona se obliga a sí
misma a hacer
algo positivo, o también prohibiciones que él agrega a
sí mismo – los
juramentos no son bien vistos por D’s, y el que jura no es de Su
complacencia.
También el
Ramba”n (comentario a Dvarim 23:23) nos advierte que nos cuidemos de
los
juramentos, “porque a pesar que son para obligarse a traer alguna
ofrenda para
D’s que será bien recibida, si juras y no lo cumplirás
llegarás a pecar, o incluso
si no lo cumplirás a tiempo. Mientras que si no jurarás
no habrá ningún pecado
en tu acción. Incluso si no ofrecerás ninguna ofrenda
toda tu vida no será un
pecado. Entonces, cuídate de las palabras de tu boca, y has
según lo que has
pronunciado…”.
La pregunta
es: ¿Por qué la opinión de
El juramento
es una expresión particular, personal, que emana de un
sentimiento fuerte que
expresa una situación sicológica, incluso si la
intención del que jura es
elevarse en sus virtudes o eliminar de él malas cualidades.
De los
versículos aprendemos la valencia y efectividad de las palabras
que
pronunciamos en nuestra boca, la fuerza y la potencia del habla, del
idioma.
De ello
podemos entender las consecuencias en la educación de los
niños. Hay varios
principios básicos en los que se basa el diálogo entre
los padres y los hijos:
Un diálogo que se basa en fuentes de fuerza personales, de
refrenado, de auto
control y sopesado. Un diálogo que edifica un lazo seguro y que
fortalece el
valor y el vigor del padre y del hijo.
El diálogo
no surge en base a una carga sentimental espontánea – impulsiva.
Es pensado,
sopesado, cuida del equilibrio sicológico.
El primer
principio, es la empatía. Empatía quiere decir
estar “sintonizado” al
niño, sentirlo. La empatía genera un vínculo de
confianza y cercanía, una
vivencia tranquilizadora. Muchas veces los niños no entienden
qué es lo que
sienten, y necesitan de la ayuda del padre que formule sus
sentimientos. Así,
el niño siente que se lo comprende, y se comprende a sí
mismo, desarrolla su capacidad
de sentir y tomar en cuenta al prójimo.
Como padre,
yo aprendo a cuidar mis palabras, ser paciente, no ser juzgador –
crítico.
Escuchar – trasmite
un mensaje de aprecio. Le da un lugar al prójimo – tu presencia
me es importante.
Así le permite ser “yo” – es decir, expresarse a sí
mismo. El niño aprende él
también a escuchar, siente que se encuentra en un lugar seguro
cuando el padre
se auto controla y supera el impulso de reaccionar en forma
automática.
Vinculación
con las fuerzas positivas del niño – la conversación debe desenvolverse
según una
contemplación positiva, cuando se refiere a los procesos
sicológicos del niño -
sus razones, su etapa de desarrollo, épocas de cambio - no como
patologías sino
que como fenómenos pasajeros, como un intento de adaptarse a la
realidad.
Una actitud
como esa le permitirá al niño confiar en sí mismo,
en su capacidad de cambiar,
de realizar un intercambio fructífero entre sí mismo y el
entorno, y estimulará
la colaboración.
Una actitud
positiva estimula, genera esperanza y optimismo, trasmite un mensaje de
seguridad y vigor como padres que influyen, y de esa forma los
niños se
alegrarán en conversar, aconsejarse y compartir sus dudas con
nosotros.
Esos
principios no son sólo una técnica, sino que son procesos
internos que nosotros
como padres debemos aprender y conocer, para desarrollar la capacidad
de
diálogo, el arte del habla, la capacidad de dirigir un
diálogo con nuestros
hijos.
La historia
de los padres tiene un sentido decisivo en la educación. En el
correr de la
vida se forman esquemas de pensamiento y pautas de comportamiento –
cómo debe
comportarse un niño…
Esos
esquemas están compuestos de vivencias anteriores que se
grabaron profundamente
en el “disco duro”, y se convierten en una concepción del mundo
según la cual
nos dirigimos. Los hijos nos proporcionan la oportunidad como padres de
desarrollarnos, de cambiar, y nos presentan el desafío de crecer
juntos.
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
de Torá para chicas en
español y portugués.
¡¡Están todas
invitadas!!
Para más detalles
llamar al 052-4621830
o escribir a anachman2@walla.com,
editorial@alumbrar.org
Para las
interesadas, hay dormitorios en el lugar.
Rav
Shlomó Aviner
Nuestro
Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk declaró frente a Am
Israel (el Pueblo de
Israel) y todo el mundo: “Por Iehudá y Shomrón
(Judea y Samaria)
habrá una guerra”, “sobre nuestros cadáveres” (LeHiljot
Tzibur, Pág. 214, Pág.
226). Cuando le preguntaron cuál es su intención
exactamente, si acaso se trata
de una guerra civil, se negó a contestar. Más tarde, le
explicó al Ramatka”l
(Comandante en Jefe) que no es su intención una guerra
civil, o una guerra
entre los Mitnajalim (colonos) y el ejército, y
así le escribió: “La
dirección de nuestros sabios y fieles maestros es de una guerra
entre Israel y
las naciones del mundo. Espero que no tendremos que llegar a una guerra
entre Am
Israel y su gobierno en su debilidad”. Entonces, se trata de una
guerra
entre todo el pueblo y su gobierno. Y así le escribió al
Ministro de Defensa:
“Por Iehudá y el Shomrón habrá
una guerra interna, y cuando todo
el pueblo se rebele frente a ese gobierno, por supuesto que me
encontraré con
todo el pueblo, cuando se cumpla lo que El Eterno, D’s dijo para con Su
pueblo
y Su tierra, y no con el gobierno en su flaqueza. El gobierno es para
el
pueblo, y no el pueblo para el gobierno”.
Y
también le explicó a sus discípulos que no se
trata de una dirección operativa,
sino que de una declamación con valor educativo: “Dije y
escribí que por Iehudá
y el Shomrón, Ierijo y el Golan, habrá una guerra
y no se puede ni
pensar a renunciar a ellos. Esa amenaza, esa declamación, ese
acostumbramiento,
esa educación, hay que repetirla una y otra vez, sin descanso,
miles de veces,
para arrancar de cuajo esa pudrición, esa enfermedad, esa
debilidad. Estas
tierras no le pertenecen a los gentiles y no las hemos robado de los
gentiles,
sino que gracias a D’s hemos crecido, hemos madurado y hemos vuelto a
ellas.
Por Iehudá, el Shomrón, el Golan e Ierijo
habrá una guerra. Esa
amenaza y esas palabras hay que repetirlas mañana y pasado sin
descanso, expresando
nuestra posición con firmeza y vigor. Hay que hacerle recordar
al gobierno y a Am
Israel que no se puede ni pensar, ni siquiera poner en duda alguna
renuncia
de algún trozo de nuestra tierra. No somos los dueños de
esta tierra. Ella le
pertenece a todo Am Israel. Nosotros, los judíos que
vivimos aquí, somos
los representantes de todo Am Israel. No debemos traicionar
sino que
añadir firmeza y vigor de Santificación del Nombre de
D’s” (grabación). Ese
estilo es una forma de recalcar - de la forma más aguda - que se
trata de un
asunto terrible y espantoso.
Nuestro
Rav nunca indicó en la práctica a nadie: Ve a hacer una
guerra por Iehudá
y el Shomrón.
Y en
cuanto a Migron, tenemos una buena noticia: Hemos comprado la gran
mayoría del
terreno, y ahora no hay ninguna razón para destruir las casas y
transferir los
habitantes a un lugar alternativo. Es cierto que siempre nos
perteneció, pero
ahora ni siquiera hay ningún pretexto jurídico en contra
nuestra. Por ello,
seguramente que no se debe hacer algo terrible y espantoso, como
transferir a
los habitantes.
Reforcémonos
y vigoricémonos por nuestra tierra y por las ciudades de D’s.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
editorial@alumbrar.org
Es posible leer
la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla
directamente a
su casilla
de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org