Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Ki-Tisa     16 de Adar 5772     No 859

El fin del papel del Sionismo laico
Rav Zeev Karov
(reimpresión)

 Después que en la Parashá “Mishpatim” dijo D’s a Moshé “he aquí que Yo envío un ángel delante de ti, para guardarte en el camino y para introducirte en el lugar que Te tengo preparado” (Shmot 23:20), luego del Pecado del Becerro de Oro en nuestra Parashá, continúa la aclaración: “Y enviaré delante de ti un ángel, y echaré al Knaanita, al Emorita, y al Jitita, al Prizita, al Jivita y al Iebusita” (Shmot 33:2).
Desde el punto de vista moral humano, del humanismo, no es nada simple. ¿Por qué “nos prepara” D’s una tierra como esa? ¡¿Acaso El Creador no sabe que no es moral expulsar un pueblo de su tierra?!
Todos conocemos el comentario de Rashi al principio del libro Bereshit (Génesis): “Toda la tierra le pertenece a D’s, Él la creó y la entrega a quien le parece correcto. Cuando quiso se la entregó a ellos, y luego se las quitó y nos la entregó”. Rashi utiliza en su comentario una idea que se encuentra expresada en forma textual en un versículo de Irmya: “Yo he hecho la tierra y a los hombres y las bestias que se encuentran sobre la faz de la tierra con Mí gran poder y con Mi brazo extendido, y Yo se lo entregué a quien Me pareció correcto” (Irmya 27:5). A primera vista, suena muy arbitrario e injusto. ¿Acaso D’s no es sensible al sentimiento de las personas? ¿Acaso no puede procurarle a Su pueblo una tierra “limpia”, sin dificultades ni luchas?
El código moral producto del sentimiento y el pensamiento humano, no es claro ni absoluto. Si el intelecto humano fija las pautas morales, la moral será subjetiva y caprichosa. Hay quien piensa que algo es moral, y hay quien piensa que es corrupto.
Ya dijeron los filósofos - entre ellos Nitche - que quien se considera ateo no puede hablar de justicia y moral, porque lo que es justo para uno, no lo es para otro; no existe en el mundo ateísta conceptos de justicia y moral. En ese mundo se puede hablar a lo sumo de leyes arbitrarias que fueron fijadas por la sociedad, pero nada más. Cuando hablamos de un código moral absoluto que debe ser aceptado por toda la humanidad, eso implica que sea reconocida una fuerza suprema y absoluta que fija qué es moral y justo.
Ese es el punto que le es aclarado a Am Israel en el Pecado del Becerro de Oro. El intento de aproximarse a D’s según el intelecto y la voluntad humanos, pretender hacer un becerro sin haber recibido la “orden Divina”, los hace caer. Ese camino los aleja del singular sendero que tiene por objetivo trasmitir que “Yo soy el Eterno en la tierra” (Shmot 8:18).
El reconocimiento humano de la existencia de un Creador del mundo, es aclarado justamente cuando El Eterno elige un pueblo de entre los demás y una tierra de entre las otras. No se trata de una elección arbitraria, sino que de la elección Divina, que conoce cuál es el bien absoluto y la verdad absoluta. Es una elección que quizás el hombre no la entiende, pero puede entender que si bien él es limitado en su comprensión, hay alguien que no lo es.
En contraste con toda doctrina humana, que varía con los cambios de cada época, la Torá cuyo origen es del cielo es una Torá eterna que nunca cambia. El bien y lo moral - desde el elevado punto de vista auténtico del Creador - exigen la preparación de Eretz Israel (la Tierra de Israel) justamente a través de contiendas y la expulsión de pueblos extraños de ella. No se trata de una sociedad que desea una “paz industrial” en el mundo, sino que del anhelo de “corregir el mundo con el Reinado de D’s”. Queremos y debemos aclarar y trasmitir al mundo los valores morales Divinos absolutos. Anhelamos desembarazar al mundo de la maldad, de las tinieblas y las limitaciones humanas. Para ello, es necesario que haya luchas entre el bien y el mal, entre lo humano y lo Divino, entre la ley laica y las leyes del Creador.
D’s le confirió al Sionismo Laico un gran papel: El regreso de Am Israel (el Pueblo de Israel) a su tierra luego de dos mil años de galut (exilio). Le entregó grandes fuerzas para erguirse luego de la destrucción, luchar, vencer y edificar el estado. Pero ese Sionismo se desconectó, dejo de ser consciente de su propio origen. Ese es un Sionismo que intentó erigir todo de acuerdo al intelecto y la moral humanas, y desvincularse del origen Divino. Semejante intento puede mantenerse en pie un corto lapso de tiempo. Los cuestionamientos respecto a la meta del Sionismo, nuestro derecho a Eretz Israel, la necesidad de la existencia y continuación de Am Israel como pueblo, no reciben respuestas auténticas y sólidas cuando se utilizan sólo criterios humanos. A fin de cuentas la humanidad - que constantemente cambia de valores e ideales - no sabe a ciencia cierta para qué existe y qué quiere de sí misma.
El bien de Am Israel y el bien de la humanidad exigen la existencia de Am Israel y el desarrollo de su vida en  “la tierra de la cual el Eterno, tu D’s, tiene especial cuidado, los ojos del Eterno están siempre sobre ella, desde el principio hasta el fin del año” (Dvarim 11:12). 

Midreshet Majón Orá

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Nuestro gran Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk
Rav Shlomó Aviner

¿Qué tiene de especial nuestro gran Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk, que se elevó al cielo hace 30 años? Se elevó al cielo, pero desde el cielo continúa alumbrándonos el camino aquí, en la tierra.
Antes que nada, nuestro Rav es la continuación del Rav Kuk - pero la continuación total. Porque el Rav Kuk tuvo y tiene y tendrá muchos discípulos, pero cada uno asimiló solo cierto aspecto. Por eso, son discípulos parciales, este más y este otro un poco menos, este agrega y este reduce, grandes discípulos y discípulos sencillos. Pero nuestro Rav, fue el discípulo total, no agregó ni redujo.
Quizás ustedes digan: No redujo, está claro. Pero, ¿por qué no agregó? Si así es, ¿es sólo una imitación? ¿Es como un pozo calafateado, que no pierde ni una gota de agua, pero tampoco agrega nada? ¡No es un manantial!
No es así. Por supuesto que nuestro Rav era como un manantial que emana. ¿Cómo puede ser? Porque todo lo que emana de ese manantial no es superficial, no son aguas bombeadas, sino que aguas que atestiguan que se trata de un manantial sin fin. Todo lo que dijo nuestro Rav, ya se encontraba insinuado en los escritos del Rav Kuk, y no hay ninguna diferencia si el Rav Kuk lo dijo en forma explícita o no. Ese es el punto, “y será que si escucharás, escucharéis” (Dvarim 11:13) – “si escucharás lo antiguo, escucharás lo nuevo” (Rashi). Cuando se escucha mucho lo antiguo, con todo el corazón, con todo el ser, con todo el pensamiento y el sentimiento y la imaginación y la voluntad, con toda el alma – entonces, lo nuevo ya no parece tan nuevo e innovador, sino que se trata de algo muy viejo.
Entonces, ¿cuál es la doctrina del Rav Kuk? ¿Cuál es su misión Divina singular? Como hemos dicho, muchas definiciones de su camino fueron dichas, porque cada uno asimiló un aspecto determinado. Y nuestro Rav, el discípulo total, es el que nos transmitió la definición total: “La Torá que redime”, que fue explicada en extensión en el libro “Ner LeNetivati” (Pág. 280). Esa definición comprende tres cosas que son una: Torá, Gueulá (Redención) y Torá que redime.
1. Torá: Quizás ustedes digan, ¡por supuesto Torá! Nuestro Rav fue un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá), y su misión es Torá. Pero el Rav Kuk dijo “toda la Torá”. La Torá en su totalidad, con todos sus campos. La Torá es la voluntad Divina, es la expresión de la sabiduría Divina en los mundos. Ella es el alma del mundo, el orden del mundo, el remedio para el mundo.
2. Gueulá: Vio el Cohen que D’s decidió redimir a Su pueblo, que comenzó el tercer regreso a Tzión, el renacimiento de la nación en su tierra. Clamó el Cohen: Nuestros queridos hermanos, está llegando el momento de su Gueulá, la edificación de la tierra, la reunión de los exilios, la formación del Estado de Israel. Y en efecto, más tarde llegaron: El Estado de Israel, las guerras de Israel, la unión de Israel, el regreso de todo Ierushalaim a manos del Pueblo de Israel y el regreso de la Torá a Eretz Israel (la Tierra de Israel).
3. La Torá que redime: Es decir, la Torá que dirige a la nación en la etapa de su renacimiento. “Y extraeréis agua con regocijo de las fuentes de la salvación” (Ishaya 12:3), lo que es traducido como “y recibiréis un estudio nuevo con alegría de los selectos tzadikim (justos)”. Hay tzadikim, y hay tzadikim. Nosotros respetamos a todos los tzadikim y amamos a todos los tzadikim, pero hay distintos niveles. Y en la cúspide, se encuentran los tzadikim selectos. ¿Y quiénes son? Ellos son los que nos abren las fuentes de la salvación de la Torá, y nos colman de alegría santa elevada. Ellos son los que nos traen las nuevas enseñanzas que revelan el alma del renacimiento.
Ahora podemos entender hasta qué punto llega el Rav Kuk, y dónde comienza nuestro Rav. El común denominador, es el renacimiento de la nación en su tierra, a la luz de su Torá. El Rav Kuk explicó cuáles son las fuerzas del alma en la base de ese renacimiento, y nuestro Rav ya habló de su expresión práctica, en el estado y en el ejército.
Ocurrió una vez que nuestro Rav le preguntó al Rav Kuk: ¿Dónde nos encontramos en el proceso de la Gueulá? ¿En el principio, en el medio, o en el final? Le contestó el Rav Kuk: Depende de qué hablamos. Si hablamos de la Gueulá en la práctica, nos encontramos en el comienzo del principio. Y si hablamos de las fuerzas del alma de la nación, todo se encuentra escondido en ella, desde el principio hasta el final (Iguerot HaReaya Dalet, Pág. 67). Todo el árbol se encuentra en potencia en la semilla.
Y ahora comprendemos por qué la Torá que nos redime es toda la Torá completa: Porque en la galut (el exilio) éramos un pueblo dividido y disgregado, también desde el punto de vista espiritual. Cada uno, cada corriente, tomó con ella una parte del patrimonio santo y se sacrificó por ella. Ahora, ha llegado el momento de la totalidad genérica. Am Israel (el Pueblo de Israel) se une en su tierra, y vuelve a ser un todo. También la Torá vuelve a ser un todo: Estudio y cumplimiento, mitzvot y buenas virtudes, halajá y hagadá, musar (cultivo de las virtudes) y emuná (fe). Porque se necesita que toda la nación renazca.
El Rav Kuk se elevó al cielo, pero dejó alimento para las generaciones futuras, muchas generaciones, generaciones de renacimiento, preparó el renacimiento del kodesh (lo santo).
Nuestro Rav se elevó al cielo, pero su espíritu surca por encima y dentro nuestro, en sus libros y sobre todo en sus discípulos, e incluso en toda la nación que asimiló sus palabras, en forma consciente o no.
Continuamos a la luz de nuestro gran Rav construyendo nuestra tierra y nuestro estado y construyéndonos en ellos, con el renacimiento de la nación y el renacimiento del kodesh, a través de las maravillas de D’s para con Su pueblo y Su herencia.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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