Beahavá Ubeemuná
Parashat Tetzave 8
de Adar
Alef 5771 No
805
Ropas sacras
Rav Ioram
Eliahu
“Y harás ropas
sacras para Aharon, tu
hermano, para gloria y esplendor” (Shmot 28:2). La labor kodesh
(santa)
de los Cohanim (sacerdotes) en el Beit HaMikdash (El
Templo) les
exige estar vestidos con ropas especiales, y de acuerdo a ello tenemos
la
obligación de confeccionar prendas de vestir de ese tipo para el
Cohen Gadol
(Sumo Sacerdote) y el resto de sus hermanos, los Cohanim. Y
cuando D’s se
lo dice a Moshé agrega: “Y tú hablarás a todos los
de corazón sabio, a quien Yo
he colmado de espíritu de sabiduría, y harán las
ropas de Aharon para
consagrarlo, para servirme a Mí” (Shmot 28:3). Según la
interpretación sencilla
las palabras “a quien Yo he colmado de espíritu de
sabiduría” (Shmot 28:3) se
refiere a las personas sabias y hábiles que tienen que estar
colmadas de
sabiduría y conocimiento para confeccionar esas prendas en forma
correcta. Pero
el Netzi”v (Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) explica que
el versículo se refiere
a Aharon: “De momento que Aharon fue ordenado santificarse, D’s le dio
prendas kodesh
(santas) que lo ayudarán en ello. Como es sabido, todo lo que
está relacionado
con la kdushá (santidad) no sólo debe ser hecho con la
intención correcta, sino
que también cuanto más se prepara con intención
santa, su acción será más
efectiva. Y por ello Moshé fue ordenado que advierta a los
artesanos que hagan
las prendas de forma tal que sean las más aptas para
santificarlo. Y de momento
que es algo que depende de la intención en el corazón,
dijo antes que ‘a quien
Yo he colmado - a Aharon - de espíritu de sabiduría’, y
él entenderá según las
prendas de qué forma influyen ellas en su corazón, y
cómo deben ser hechas”
(HaAmek Davar 28:3). Es decir, de momento que Aharon está
colmado de sabiduría,
cuando vista las prendas sentirá si ellas fueron confeccionadas
en forma
correcta o no.
La importancia que la
Torá le da a las prendas del Cohen
nos enseña que hay un valor de la vestimenta de la persona, no
se trata
solamente de una envoltura exterior. Y la persona tiene la
obligación de prestar
atención a lo que viste, y cómo lo viste. Así
escribe el autor del libro “Mishná
Brurá”: “La persona debe comportarse con recato y vergüenza
frente a D’s,
incluso cuando se encuentra de noche sólo en el cuarto, ya que
Él se encuentra
en todos lados, y la oscuridad es como luz frente a Él. Y por
ello siempre debe
cuidarse de no descubrir ninguna parte de su cuerpo, incluso un poco,
nada de
lo que se acostumbra a tapar con las ropas” (Mishná Brura, Orej
Jaim, 2:61).
El Rosh HaIeshiva (director de la ieshiva)
de “Kerem BeYavne” – el Rav Godoijt zt”l, que el día 7 de
Adar Alef es
la fecha de su defunción – explicó extensamente el valor
de las ropas, y en los
resúmenes de sus clases está escrito: “Las ropas no son
una máscara. Por el
contrario, ellas recalcan el hecho que el cuerpo ordinario no expresa
la
esencia de la persona, y son ellas [las ropas] las que rebelan el alma
Divina,
que se encuentra dentro de la persona. Y gracias a ello incluso el
aspecto
material mismo recibe cierto matiz y apariencia humanas, porque un
cuerpo
que es una envoltura de elevados contenidos, un aspecto corporal que
está
regido según leyes del alma, pierde su bajeza y se transforma
él misma en
recipiente del resplandor y el honor, en forma similar al pergamino
que
cuando se escribe en él un Sefer Torá (rollos de la Torá)
se transforma él
mismo en un objeto de kdushá (santidad)” (Asufat
Maarajot, Bereshit 1,
Pág. 96). Y cuando la persona vive ese concepto, entiende que la
vestimenta
recatada no ahoga algo de él, sino que por el contrario, es la
expresión del
honor, el esplendor y belleza que se esconden en el cuerpo mismo. Y
así nos
enseña el Rav Tzvi Iehudá Kuk: “El recato se expresa
también en la apariencia
exterior del cuerpo humano y sus vestimentas, que está
relacionado con la
pureza, porque como ella está relacionado con el
carácter de la forma de ser
de Am Israel (el Pueblo de Israel), que se destaca por sus
prendas”
(Or LeNetivati). Y agregaba que “hay situaciones en las que hay cierta
debilidad en cuanto al recato de los hombres, incluso talmidei
jajamim
(eruditos del estudio de la
Torá).
A veces marchan por la calle el Rav y su esposa juntos, cuando la mitad
de la
familia está vestida como corresponde: Está claro que la
esposa está vestida
con recato, según las halajot, pero no así el
hombre, el talmid jajam.
Eso es una debilidad. ¿Acaso tiene que ser así?
También al hombre le es
adecuado estar cubierto con sus ropas, y el recato está
relacionado con la
esencia natural judía, en forma contraria al ‘gentilismo’”
(Sijot HaRav Tzvi
Iehudá, Vaikra, Pág. 175). Y en la carta a las Hijas de
Tzion escribe el Rav
Kuk: “Y ustedes, hijas de Israel que se encuentran en Eretz Israel
(la Tierra
de Israel) deben ser
valientes, ustedes son las que luchan por la pureza de nuestra moral, y
con
nauseas deben desechar esa moda salvaje [de vestir ropas no recatadas].
Y con
la pureza de vuestras almas así serán purificadas las
costumbres de vuestras
vidas. Y vuestras costumbres en cuanto a sus ropas serán las
costumbres de
nuestro mundo, el mundo interno de Israel, que emana del manantial de
nuestra Torá
kdoshá (santa)… hermanas puras, cierren esa brecha y quiten
esa moderna
infección de nuestra santa tierra, de nuestras ciudades y de
todos nuestros
santos sectores, que todos son para D’s, y seréis bendecidas con
largos años y
buena y fresca vida, con descendientes rectos que brotarán y
florecerán
esplendorosamente en los montes de Israel e Iehudá”.
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Más
allá del negado
Rav
Shlomó Aviner
Pregunta:
Continuando nuestra corta
conversación, siento la obligación
de aclarar mi posición; yo apoyo el desobedecer de
órdenes contrarias a los
principios morales, pero no para resolver un problema personal. Eso
podré hacerlo
valiéndome de una petición educada de mi comandante, y
él me lo concederá. Para
mí, es un asunto de principio, un arma política, para
luchar contra este
ejército corrupto y este país corrupto que se encuentra
tras él. Si, yo lo digo
con todas las letras, y con gran dolor: Todo está podrido,
lamentablemente, y
ya no se puede corregir. Por ello, todo lo que se puede esperar es que
se
desmorone pronto, y así prontamente será reconstruido en
forma recta y pura. El
desobedecer de órdenes de ese tipo es como la espuma sobre las
olas. No tengo
fe en este país, ni en el pueblo que habita en Tzion. Es cierto
que yo hablo
por mi parte, y no soy representante de nadie más, pero estoy
seguro que soy un
portavoz de otros como yo. Por favor, no me contestes citando al Rav
Tzvi
Iehudá Kuk o el Rav Kuk – que en paz descansen – que hablan de Clal Israel (la totalidad genérica
del
Pueblo de Israel). No me siento vinculado con el Rav Kuk, no soy un
discípulo
del Rav Tzvi Iehudá Kuk, y no tengo idea de qué es Clal
Israel.
Reconozco que – en contra de mi voluntad – vivimos una vida conjunta
como
socios, pero seguiré tirando todo lo que pueda en
dirección de la Torá,
en dirección
contraria al atrofiado. No escribí para recibir respuesta,
sólo para que
escuches lo que quiero decir.
Respuesta:
Muchas gracias. Yo también
te diré lo que pienso, no para
convencerte, sino que para evitar mal entendidos.
Yo
no me veo a mí mismo como socio – cuando cada socio de una
sociedad tiene una
parte que le corresponde, y puede exigir que le sea devuelta. En una
sociedad
cada socio puede exigir que no sean cambiados los términos de
ella, incluso si
él se encuentra en minoría. Yo me veo a mí mismo
como parte de un pueblo.
El Rav Kuk escribió en su libro “Mishpat Cohen” que no se
debe confundir
entre Clal y sociedad. Clal es como un cuerpo que tiene
diferentes miembros, cuando todos son necesarios, todos son un mismo
organismo
viviente, mientras que sociedad es un conjunto de individuos
particulares –
como un negocio, o una gran sociedad de seguro.
Por
ello, “todos los miembros de Israel tienen responsabilidad mutua”,
sufren unos
de otros, tienen provecho unos de otros, de la misma forma que todos
los
miembros del cuerpo son un mismo organismo, como explica el Malbi”m
- y
no son como un gusano compuesto de varios anillos independientes.
El
que determina lo que ocurre en este país, es el pueblo – porque
es el pueblo el
que lo construyó. Es el pueblo el que regresó a Tzion, el
que edificó el
estado, el que liberó Iehudá y Shomrón (Judea y Samaria). Iehudá y Shomrón
no te pertenecen a ti como individuo particular, sino que al pueblo.
Esta
tierra le pertenece al pueblo, al pueblo a lo largo de todas las
generaciones,
y es el pueblo el que determina. Yo soy parte del pueblo, y todo lo que
hago en
esta tierra lo hago junto con mi pueblo del que soy parte, y “dentro de
mi
pueblo yo habito” – como es explicado varias veces en el Zohar
(libro de
Cabala por excelencia).
No
siempre estoy satisfecho con lo que hace mi pueblo. Por lo general si,
pero no
siempre. Por supuesto que hay niveles en el pueblo, como las antiguas
siglas Tzibur
(público) – tzadikim (justos), beinonim (medianos)
y reshaim
(malvados), así dicen en nombre del Ar”i z”l. Pero
todos son niveles
dentro del pueblo, mi pueblo.
En
la galut (exilio) éramos un
conjunto de individuos
particulares, en el mejor de los casos comunidades, pero la vida del
pueblo
desapareció – y ahora renace. Eso es lo que murió con los
huesos resecos que
vio el profeta Iejezkel, eso es lo que murió en la
pudrición que describe el Gaón
(genio del estudio de la
Torá)
de Vilna (Likutim, al final de Sifra DeTzniuta), y eso es lo que ahora
renace.
Volvimos a ser pueblo, y la grandiosa expresión del pueblo es el
estado y el
ejército.
Por ello, yo me esfuerzo en cumplir “dentro de mi pueblo yo habito”, y
no: “Se han marchado – han dejado la hermandad” (Bereshit 37:17, Rashi).
Yo amo mucho a mi pueblo, también en las situaciones más
complicadas,
como es explicado al final del capítulo 19 del libro “Mesilat
Iesharim”.
Yo siempre estoy con mi pueblo, cuando él se levanta, y
también cuando cae.
Es cierto que hay muchos defectos en nuestra vida pública, pero
estamos
renaciendo como pueblo. Esa es una decisión Divina, y
ningún cálculo humano lo
puede cambiar.
Todo será curado. Paciencia. Un poco por mi mérito, y
otro poco por tú
merito. Todos juntos.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de la Torá en un marco
agradable, que enfatiza el
valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá
y la Tierra
de Israel. Para aquellos que lo deseen,
existe
también en el Majón un ulpán de hebreo
bajo la órbita del Ministerio de
Educación.
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
editorial@alumbrar.org
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la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla
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