Beahavá Ubeemuná
Majón
Meir |
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Parashat Ki Tavo 18 de
Elul
5770 No
782
R. Lando
Por
ello, preguntó el Radba”z (Responsas al Tana”j, Pág. 158)
respecto a nuestra Parashá: “¿Por qué no fue escrito ningún
consuelo en las maldiciones de Ki
Tavo?”
Ya
encontramos al final del libro Vaikra
(Levítico)
maldiciones – en
El
Radba”z (Rabí David Ben Zimra, contemporáneo de
Rabí Iosef Karo) contesta que “según
la interpretación sencilla, el que analice con atención
los versículos verá que
el episodio del pacto de
El
Radba”z escribe también en su libro de las letras “Maguen David” al respecto, y agrega: “Y escribí todo eso… para
hacerte saber que de
él [del pacto. N. del T.] depende nuestro consuelo, y todo el
cálculo de
nuestra gueulá (Redención), y la garantía de la gueulá y su conocimiento, y en él está
insinuado su bien, y gracias a él somos recordados, y es el
pilar de nuestro
apoyo, y él nos levantará. Verán nuestros ojos, y
se alegrará nuestro corazón y
las maravillas de Su Torá nos
mostrará”.
La
historia de las últimas generaciones nos mostró
cómo después que nos alcanzaron
todas las maldiciones que son dichas en
El Rav Tzvi
Iehudá Kuk zt”l recalcó ese principio – terminar con algo
bueno – en sus clases
a la salida del Shabat, cuando nos enseñó las Parashiot
Ki Tavo y Nitzavim, cuya conclusión es “y retornarán
los hijos a sus límites” (Irmya 31:16). “Todo el amor y la
salubridad es cuando
‘vosotros os encontráis hoy frente a el Eterno, vuestro
Señor’ (Dvarim 29:9), Tshuvá (arrepentimiento sincero) y gueulá, gueulá y Tshuvá”.
En base
a ello, hay que releer las maldiciones.
El
Radba”z cita del Zohar (el libro de Kabalá por excelencia)
que “un día, preguntaron los sabios en el Beit HaMidrash (centro
de estudio de
El
Radba”z agrega que el consuelo de las maldiciones se encuentra junto a
ellas
“porque no hay ningún versículo que no sea mencionado el
nombre Avaia (uno de los nombres de D’s) – que está
relacionado con
Así
también explicó nuestro Rav el principio del libro
Ishaya: La visión del primer
capítulo es como un prólogo a todo el libro. Es cierto
que en esa visión hay
cosas muy duras, “nación pecadora, pueblo cubierto de
iniquidades,
descendientes de malvados, hijos que se dan a la corrupción”
(Ishaya 1:4), pero
el hecho que somos llamados “hijos” es lo decisivo. “De todas formas,
son
llamados Tus hijos”, como decimos en las Slijot en
vísperas de Rosh
HaShaná
(comienzo del nuevo año), y ese hecho es lo principal.
El Rav
Tzvi Iehudá recalcó que esa visión termina con la
certeza que “restauraré tus
jueces como al principio, y tus consejeros como al comienzo.
Después será
llamada Ciudad de Rectitud, ciudad fiel. Tzion será redimida con
justicia, y
los que retornen con rectitud” (Ishaya 1:26-27). Es decir, la
culminación del
capítulo es con la promesa de la gueulá de
Israel. Es cierto que después de esa promesa son escritos 4
versículos que
hablan del tratamiento de los problemas, “la destrucción de los
transgresores y
la de los malvados", etc. (Ishaya 1:28-31), pero esos asuntos
particulares
son sólo como un agregado a lo principal, como una
acotación al margen.
Se
pueden citar muchos ejemplos de esta regla, pero nos conformaremos
comentando lo
que se acostumbra a decir, “que termine el año y sus
maldiciones”: También si
hay maldiciones, dificultades y desgracias – son de nuestro Padre, que
desea
hacernos el bien. Cuando no hay más remedio, nos conduce
también a través de
las desgracias. Pero la medida del bien es mayor que ella, mucho
más, y la meta
es que lleguemos a una realidad en la que “comience el año y sus
bendiciones”. Amén.
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Majón Orá
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Ioshua Tzukerman
Las palabras “salud” y “Tshuvá”
son repetidas y asociadas en este párrafo, y son la clave de
él. El Rav asemeja
la cualidad de
En la creación del hombre, D’s acuñó
en él una cualidad física de sensibilidad a los
materiales que lo dañan, a
través de la cual el cuerpo los rechaza de inmediato: “El rechazo de las materias
dañinas tiene su buena y saludable acción en el cuerpo
cuando este es pleno”. Cuando el
cuerpo funciona en forma
correcta, esa cualidad actúa fielmente. Esa cualidad es
expresión de
En forma similar, D’s acuñó también
en el espíritu humano la cualidad de la sensibilidad a las
conductas que lo
dañan, hasta tal punto que son rechazadas: “Y la evacuación espiritual de toda acción mala
y todas
las malas y dañinas impresiones que llegan de ella, de todo mal
pensamiento y
todo distanciamiento del noble contenido Divino en general - que es la
base de
todo lo malo, de toda grosería y repugnancia - forzosamente debe
llegar, cuando
el organismo es sano en el aspecto espiritual y físico al mismo
tiempo”. El espíritu del
hombre aspira todo
el tiempo al bien Divino, y rechaza lo malo. Esa es la cualidad de
La persona puede verificar cuál es su
situación espiritual. ¿Cómo? Si él realiza
acciones que lo dañan y las quiere,
o no entiende qué tiene de malo lo que es definido por la
profecía como adverso,
eso es señal que su vida es contraria a la cualidad de la
evacuación interna de
su espíritu. Él se encuentra lejano de la raíz
Divina que le da vida. Debe
volver al principio básico Divino de su vida, es decir,
desarrollar en su
espíritu la aversión al mal, y no ser indiferente a
él, y entonces volverá y le
permitirá al principio básico Divino manifestarse a
través de él. Debemos
añadir todo el tiempo esa sensibilidad dentro nuestro,
desarrollarla y
perfeccionarla, para que no se desgaste.
El Rav menciona ese principio también
en el inciso siguiente (Orot HaTshuva 5:2): “Por cada trozo de repugnancia que es quitado del alma de
la persona a través del consentimiento interno del resplandor de
la Tshuvá,
son descubiertos mundos enteros plenos en su claridad”. Cuando la persona, con su libre albedrío,
quita toda repugnancia y pecado de su cuerpo o de su alma, entonces el
mundo
Divino elevado, que le da existencia y vida todo el tiempo, se expresa
con
claridad, como la resplandeciente llegada de los rayos del sol
después que las
nubes se marchan.
“Son descubiertos mundos plenos en
su elevado resplandor
dentro de su alma. Toda evacuación de pecado es semejante al
quitado de algo
que tapa el ojo, y todo un horizonte es descubierto, un fulgor de
espacios de
cielo y tierra, y todo lo que contienen”. En la lengua del profeta Ishaya, así
fueron dichas estas cosas: “Vuestras iniquidades separan entre vosotros
y
vuestro D’s, y vuestros pecados han ocultado de vosotros Su rostro, de
modo que
Él no os oiga” (Ishaya 59:2).
La terminología del Rav - en su
genialidad - es muy exacta, y está basada en nuestras fuentes.
Por lo tanto es
apropiado que esas palabras clave que son repetidas en el
párrafo sean
consideradas también el resumen de su contenido.
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