Beahavá Ubeemuná
Majón
Meir |
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Parashat Vaetjanan 13 de
Av
5770 Shabat Najamu No 777
Rav Ioram
Eliahu
Continúa
el Rav y pregunta, “si mis hijos-constructores, llegan a mi tierra
cuando en
sus manos llevan hachas y martillos para destruir el Mikdash – incluso antes
de haber sido reconstruido
– y las ideas del kodesh (lo santo) que emanan del alma y
toda la herencia de los patriarcas son pisoteados por toda bestia o
asno, y en
sus bocas mienten diciendo que construyen la tierra para el pueblo,
¿cómo podré
consolarme?”. (Esas expresiones del Rav son importantes de por
sí, ya que hay quienes
dicen que el Rav Kuk – de tanto amor que tenía por todos los
miembros de Israel
y la tierra – no vio lo que esos colonos hacían, y si hubiese
sabido la verdad,
no habría fortalecido y apoyado ese movimiento. En estas citas
vemos en forma
clara que el Rav bien sabe que ellos destruyen todo lo santo, y el
vacío de su
espíritu es su dolor más profundo).
A pesar
de ello, continúa el Rav Kuk y escribe que logra consolarse
también en esa
situación, “no es en vano que D’s me dice ‘najamu, najamu ami’
(consolad, consolad a Mi pueblo) (Ishaya
40:1), y la palabra de D’s es eterna (Ishaya 40:8). Y por ello, me
reforzaré y
me alentaré, y me diré ‘vuelve mi alma a su descanso'
(Tehilim 117:7) y llénate
de esperanzas de consuelo, levántate por favor y observa las
maravillas del Sabio
Consumado que para siempre nos ha llevado, y nos hace llegar a este
punto”. No
podemos desentendernos de la realidad, Am Israel (el Pueblo de
Israel) vuelve y comienza a labrar su tierra, “y si bien
todavía un espíritu equivocado los impulsa”, dice el Rav,
“por favor, mi alma,
no le temas en absoluto, debes saber que es sólo un
espíritu pasajero”. Y como
hemos visto, dice el Rav, gran parte de nuestro pueblo que se
equivocó en
cuanto a la bondad engañosa de las naciones, y pensó que
su residencia en la galut (exilio) es el lugar seguro, reconoce ahora
que se equivocó, y Am
Israel vuelve a su
tierra, que es el único lugar seguro. Así también,
dice el Rav, pronto despertarán
de su sueño todos los que se equivocan y entenderán que
toda vinculación y todo
ese anhelo en cuanto a la tierra emana “del patrimonio de Avraham,
Itzjak e
Iaacov, ella y
Por
ello, en sus muchos escritos el Rav Kuk nos llama a dedicarnos al
consuelo de Am Israel, “el consuelo de Israel es ahora
nuestra obligación más elevada y kdoshá, la
obligación de los talmidei
jajamim (eruditos
del estudio de
“Debemos
contar las alabanzas de Israel, juzgarlos para bien, y siempre
encontrar el
aspecto magnífico de ellos, y de esa forma elevar su
espíritu, engrandecerlos y
santificarlos. Debemos hacer saber la gran alabanza general de Kneset Israel (el alma genérica del Pueblo de
Israel), la pureza de su alma, el resplandor Divino que hay en ella. A
la
totalidad genérica le es adecuado ser juzgada para bien, y se
merece los
consuelos y la elevación. ‘Porque es tiempo de ser benevolente
con ella’ (Tehilim
102:14)” (Jazon HaGueula, Pág. 104).
“Ha
llegado el momento que todos los sirvientes de D’s consuelen a Israel,
alegren
los corazones de los desgraciados con el consuelo de Tzion y el
principio de la
gueulá (Redención), que se revela y se
hace ver en la edificación de la tierra, nuestra Casa de Vida.
Vemos con
nuestros propios ojos que ha llegado el momento del consuelo de la
tierra, la
tierra desolada que se va reconstruyendo, la ciudad kdoshá
-Ierushalaim - se va glorificando, con agradables edificios que
nuestros hermanos, los Hijos de Israel construyen, que llegan para
recibirla y
buscar su plenitud y gloria, los brotes comienzan a verse en la tierra”
(Iguerot HaReaya Alef, Pág. 74). Y si con la poca
edificación que vio el Rav
Kuk se consuela, ¿qué podemos decir nosotros, que en
nuestra generación fuimos
merecedores de la unificación de Ierushalaim y su
expansión en magníficos barrios,
a todo lo largo y lo ancho?
Así nos
enseñó el Rav Tzvi Iehudá Kuk zt”l. En el primer
ayuno de Tisha VeAv después del
El año
pasado fui merecedor de estar presente en el acto de Entrega de Boinas
de
soldados de la división de infantería Guivati. Cuando llegamos
al campamento, escuchamos en los parlantes que dicen:
“A diferencia de lo acostumbrado, esta vez en el acto no serán
escuchados
cantos por estar en los días de Bein HaMetzarim
(días de duelo, desde el ayuno del 17 de Tamuz hasta el ayuno
del 9 de
Av)”. Así se habla en el Ejército de Defensa de Israel,
en el Israel del 5769.
Y también para nosotros, fue endulzado un poco el ayuno de Tisha VeAv...
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Rav Lior
Engelmann
Es una mitzva difícil, el
respeto por los padres… Entre otras cosas es difícil porque
exige todo el
tiempo un sentimiento de agradecimiento para con los padres. Y a la
persona –
con su orgullo – no le gusta estar siempre en una posición de
ese tipo. Le es
más cómodo pensar que él – con sus propias manos –
llegó a todos sus logros en
este mundo, y no está dispuesto a vivir según una
concepción en la que su vida
y todo lo que tiene le fueron entregados gracias al esfuerzo y las
acciones de
otro. Cuando se desentiende del respeto por ellos, eso le permite
sentir que
“mi fuerza y el poder de mi mano me hizo esta riqueza” (Dvarim 8:17) y
se exime
de la necesidad de agradecerle al que le entregó.
Esa mitzva es difícil sobre
todo en esta generación, en la que los padres mismos no exigen
su respeto. Les
parece que de esa forma ellos edifican vínculos de
cercanía y amor – y no
entienden qué gran tesoro le es negado al niño que no se
le exige respetar a
los padres. El padre que entiende que su principal meta es lograr un
vínculo de
amistad mutua con sus hijos, no les abre una puerta al mundo de la
exigencia
del respeto por los padres. Sobre todo esa mitzva es
difícil porque no
la miramos en forma correcta, y no comprendemos qué tesoro se
esconde en su
cumplimiento.
Otra dificultad más del respeto por
los padres está relacionada con la actitud frente a la vida
misma. Los padres
son los que trajeron al hijo al mundo, y cuando la actitud de la
persona frente
a la vida es de amargura - y en el fondo preferiría no haber
nacido - esa
actitud será traducida como un desentendimiento frente a sus
padres. Esa es la
razón que en la etapa llamada “adolescencia” en la que a menudo
surgen duras
preguntas existenciales en el adolescente, en cuanto al valor de la
vida y su
meta, surge en paralelo cierta dificultad en su relación con los
padres. El
respeto de los padres es expresión de la alegría de la
vida misma, de la que
fuimos merecedores gracias a sus esfuerzos. La falta de respeto expresa
que no
hay de qué agradecer, es como decir: “Sería mejor que no
me hubiesen traído al
mundo…”. Según ello, a veces la dificultad del cumplimiento del
respeto no está
relacionada con la actitud del niño frente a sus padres y hasta
qué punto los
valora, sino que algo mucho más básico: La actitud frente a la vida misma.
Hasta ahora hemos aclarado la
dificultad del respeto de los padres como una dificultad en cuanto a la
vida
misma sobre la faz de la tierra – pero quizás eso mismo es el
secreto de ese
respeto. Cuanto más se acostumbra la persona a respetar a la
fuente de su vida,
eso lo hace conciente que la vida tiene valor y sentido, no es algo sin
importancia.
Gracias a una relación sana con sus padres él construye
un punto de vista
positivo de todo lo que existe, y eso es capaz de cambiar toda la
concepción de
la vida, de un extremo al otro. Los padres que aceptan una realidad en
la que
el niño no los respeta, lo hacen porque no les importa de su
respeto - pero
lamentablemente ellos le quitan al niño la esperanza de hacerse
merecedor de
una concepción alegre de su vida.
En esa dirección comenta el Malbi”m
los Diez Mandamientos: “Y en las últimas tablas agregó
‘para que te sea bueno’
(Dvarim 5:15) porque hay personas que piensan que las maldades en el
mundo son
más que las bondades, y se asquean de su vida, y maldicen a sus
padres que los
trajeron a una realidad de ese tipo, para su mal. Por ello, dice el
versículo
‘para que te sea bueno’, cuando respetes a tu padre y a tu madre, y
pienses que
la vida es buena, así te será realmente bueno” (HaTora
VeHaMitzva, Shmot
20:12).
El Malbi”m coloca la promesa
de
El respeto por los padres es una mitzva
que es como un espejo de la actitud del niño frente a la vida, y
al mismo
tiempo tiene una fuerza enorme, que puede volcar para bien esa actitud.
Es un
gran obsequio que nos fue entregado por el Creador del Mundo, cuando
más que
ser una forma de recompensar a los padres por todo lo que se esforzaron
y se
sacrificaron, tiene por objetivo permitirle al hijo que respeta ser
merecedor
de una vida plena de bendición.
Departamento
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Majón Meir
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Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
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