Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Tazria - Metzora 3
de Iyar 5770 No
763
Rav Lior
Engelmann
Yo se que suena un poco raro – invitar a un
cumpleaños infantil a una edad tan adulta – pero no importa, yo
no estoy
dispuesta a renunciar a ese festejo. Por lo visto, cuando tu madre no
puede dar
a luz durante casi 2000 años, y el embarazo es de casi 200
años, a los 62 años
todavía se puede sentir como a dos años de edad.
Quizás el festejo me es importante por otra
cosa. Lo necesito, para mí. Es una oportunidad de embellecerme,
de renovar
fuerzas. La cara se arrugó un poco, los músculos
están un poco cansados, la
espalda se encorvó un poco. No, no es la edad: Los países
a los 62 años de edad
todavía se anotan en jardín de infantes. No son los
años, son las críticas. Ya no
tengo fuerzas para escuchar las olas de críticas que me golpean
por todos
lados. Son flechas envenenadas, sin un poco de misericordia, - y yo soy
tan
sensible, todo lo tomo a pecho. El día del cumpleaños es
una ocasión en la que
me miman, me alaban un poco, bailar un poco y abrigar esperanzas.
Pero hay algo – muy importante – que empaña
la alegría, en medio de toda la gran emoción.
Alquilé un gran salón, e invertí
mucho dinero para que la fiesta sea agradable. Pero, ¿qué
pasa? Me avergüenza
un poco, no es agradable… pero no estoy segura que los invitados
lleguen… Con
una mano en el corazón – y muy ofendida – en los últimos
tiempos, no soy tan
aceptada…
Yo se, no es fácil hacerse de amigos, hay
que esforzarse, invertir, y sobre todo dar. Créanme, yo he dado.
No tienen ni
idea de cuánto he entregado. Todo el tiempo yo doy, no ahorro
ningún esfuerzo.
¿Por qué? No tengo una explicación, pero eso no
ayuda.
En mi cumpleaños hace 4 años, esperé al
lado del teléfono con esperanzas que los amigos confirmen su
participación,
después de haberle enviado las invitaciones. El teléfono
no sonó. Sabía que yo
tengo la culpa. Decidí hacer algo. Le pregunté a Mujamad,
el vecino del Sur:
¿Qué debo hacer para que él acepte venir a mi
casa? “Una amistad auténtica”,
dijo él, “no son sólo palabras. En nuestro barrio, un
pacto se firma con
sangre. Para que yo venga, debes hacer algo. No pido mucho, sólo
una prueba de
amistad, sólo un pie. Realmente, una cosa casi sin importancia”.
Y yo… ¡entregué! Y con mi mala suerte, el
día de la operación los médicos anestesistas
estaban de huelga. Me dolió, grite
y lloré, pero finalmente me amputaron el pie. Y él… no
llegó. Ni en ese
cumpleaños, ni en el venidero. Al principio, no logré
comunicarme con él:
Cambió de número. Después, me enteré que
él está enojado. Me rugió por el tubo:
“Yo me referí al otro pie. No te hagas la que no entiendes”.
Incluso a eso yo estaba
dispuesta a renunciar, sólo para que llegue al festejo. Pero los
médicos
dijeron que se debe esperar un tiempo entre amputación y
amputación…
Hace 2 años, ya no podía más. Es tan
difícil festejar sin amigos. Decidí invitar a una que
realmente no quiero. Se
llama Ángela. No me cae en gracia, pero tiene muchas amigas: Si
ella llegará,
también llegarán sus amigas. Ella llegó, pero no
fue nada fácil. Su abuelo era
un asesino. No sólo un asesino: Asesinó toda una familia.
Él asesinó a toda mi
familia, a mi abuelo y a mi abuela, a mi bisabuelo y todos mis hermanos
y
hermanas, toda una maravillosa familia. Y cuando su abuelo
escuchó que mi madre
estaba embarazada, apuntó su rifle al centro de su vientre. Me
salvé por
milagro. Realmente, no quería festejar justamente con su nieta,
pero todos me
dijeron que yo hago aspavientos de nimiedades, y ser demasiado
selectivo con
los amigos será una desgracia para todas las generaciones.
El único amigo que llega a todas las
fiestas, es Sam. Un muchacho simpático y bondadoso, siempre sabe
traer los
regalos más lindos y originales. Pero también esa amistad
no es fácil: Él
mantiene en prisión a mi hijo Ionatán. Él se pudre
en una cárcel pestosa y
oscura. Un asunto nada agradable. ¿Y yo? Yo no digo nada, no
quiero hacer
despertar a los demonios. Si me pelearé también con
él, realmente me quedaré
sin amigos.
Es extraño, los tiempos cambiaron. Hubo
tiempos en los que mis cumpleaños estaban llenos de amigos. Fue
justamente
después de que en seis días me devolví de mis
vecinos todos los valiosos objetos
que perdí hace muchos años. También me
devolví por la fuerza mis hijos
secuestrados. Todos me alabaron y se maravillaron. Fue una fiesta
estupenda.
¿Qué pasó, que todos cambiaron?...
Y este año… tenía ganas de festejar con la
familia. ¿Qué les puedo decir? tampoco eso es nada
sencillo. Quizás es
nuevamente mi infantilidad, pero el momento más emocionante de
mi cumpleaños es
cuando me siento en la silla, y todos los niños me levantan y
cantan “que así
también festejes el año que viene”.
Pero… hay un nene que no está dispuesto a
levantarme porque mi vestido no es suficientemente recatado para su
gusto. En
general, la fiesta tiene que ser separada niños de niñas,
y él no considera
judía a mi madre. Y otro niño no quiere levantarme hasta
que les entregue a los
vecinos todas mis cosas. Es cierto, son mías, pero eso fue hace
tiempo, y no se
puede ser una antipática todo el tiempo. El tercero, no
está dispuesto a
perdonarme que me amputé el pie, y el cuarto se enoja porque
aplazo la fecha de
la amputación del otro pie. El quinto, levanta la silla
sólo con la punta del
dedo, y el sexto dice que soy una despilfarradora. Él no
está dispuesto a
cantar “que así también festejes el año que viene”
si continuará la corrupción.
Hay quien está dispuesto a levantar la silla, pero “no con ese
otro”. Y hay
niños que están muy ocupados, y no tienen tiempo para los
festejos de mamá… y
están la mayoría de los niños. Ellos sí
llegan, y cantan, y levantan la silla y
se alegran. Y yo me consuelo un poco, porque finalmente llegan casi
todos.
Y entonces, llega el gran momento - el más
grandioso y el más difícil: El deseo. Yo tomo un profundo
respiro, y apago
todas las velas. Me concentro mucho: Yo se, este es el momento de
formular el
deseo para el nuevo año… pero no me sale nada. “Bueno,
Mamá. ¿Qué te deseas en
el nuevo año?”, todos preguntan. Y yo no contesto. “Es un
secreto”, digo. Me
avergüenza reconocer que todavía no tengo un deseo.
Quizás de tanta añoranza
por un amigo auténtico, no encontré las fuerzas para
pensar en algún deseo.
Dentro mío, yo se que hay un deseo, que es el secreto de toda mi
vida – pero
todavía no se cuál es. Y tanto deseo saberlo…
Los últimos preparativos, estoy bastante
conforme. Casi todo está listo para el festejo. Hay un mago, y
un payaso,
representaciones y estrado, las invitaciones están listos y
también un vestido
maravilloso. Sam llegará, y la mayoría de los hijos,
será emocionante y
agradable. Nos recordaremos de los buenos tiempos, de los cantos de la
infancia
y las proezas de las guerras, las dificultades de la adolescencia… y
cuando
llegue el momento de soplar las velas, pediré del que tiene la
capacidad de
realizar: “Ayúdame a sacar a flote mi deseo. Un deseo grande y
correcto,
ayúdame a soñar y expresar los deseos. Una razón
para vivir muchos largos
años”.
Y después de todo lo que conté, con todo el
corazón levantaremos una copa de brindis. Dentro mío yo
se que no fue en vano
que Papá y Mamá esperaron tantos años para que yo
nazca, dentro mío se esconde
un deseo enorme – y yo lo encontraré, y lo realizaré.
Tengo la certeza que así
será. Quizás ese deseo se encuentra diseminado entre
todos mis hijos, y si los
reuniré de todas las puntas se revelará. No es en vano
que todos me miran,
esperan ver lo que haré. Entre cuatro ojos, yo se que fui
destinada a algo
grandioso…
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
de Torá para chicas en
español y portugués
Están todas
invitadas!!
Para mas detalles
llamar al : 052-4621830
o escribir a: anachman2@walla.com
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Para las
interesadas, hay dormitorios en el lugar
Rav
Shlomó Aviner
¡Nuestro Rav, el Rav
Tzvi Iehudá Kuk, tenía razón! Como es sabido,
él no determinaba qué se debe estudiar
en la ieshiva (centro de estudio de
Por supuesto que tenía
razón. Nosotros vemos que también personas temerosas de
D's que cumplen con la halajá
en todos sus detalles, en el tema de Lashón HaRrá
(calumnias) no se
fijan en nada. Y no es algo nuevo, ya dijeron en
El autor del libro
"Jafetz Jaim" abrió una pequeña rendija –
explicando que en
determinadas circunstancias, en forma extraordinaria, a veces
está permitido
decir Lashón HaRrá. Nuestro Rav, el Rav Tzvi
Iehudá Kuk acotó que él se
lamenta mucho por ello, porque las personas ensanchan esa
pequeña grieta, y
hacen pasar por ella montañas de Lashón HaRrá.
Y también llegaron los
chismosos y se permitieron a sí mismos hablar Lashón
HaRrá en cuestiones
públicas - como si Lashón HaRrá fuese
permitido en público. Por el contrario,
es mucho más severo. Como dice el Gaón (genio
del estudio de
En efecto, ya dijeron
nuestros sabios que Lashón HaRrá es equivalente a
los tres pecados
capitales: Asesinato, culto a otros dioses y adulterio (Arajin 15B). Y
también
dijeron que el que habla Lashón HaRrá es como si
negase el principio
básico de la fe – es decir, como un ateísta (Arajin 15B).
Incluso los gentiles –
que no precisamente buscan la pureza y la santidad – entendieron que Lashón
HaRrá es una amenaza para la sociedad. En la antigua Roma el
que calumniaba
era castigado con el exilio y el trabajo forzado. Y también en
nuestros días,
las calumnias son prohibidas por la ley internacional. En Suiza se
puede
castigar por ello con tres años de prisión.
También en nuestro país hay una ley
que prohíbe las calumnias: "Todo lo que con su
publicación puede denigrar
a una persona a los ojos de los demás, o convertirlo en blanco
del odio, el
desprecio o las burlas de los demás, avergonzar a una personas
por sus
acciones, comportamiento o cualidades que le son conferidas". Y puede
ser
castigado con un año de prisión. La ley prohíbe
hablar Lashón HaRrá también
tratándose de una persona con un cargo público, y por el
contrario, es
considerado más severo porque su buen nombre y su apariencia
frente a las
personas es un tesoro que le es muy apreciado - es toda su vida. Y si
una
persona que desempeña un cargo público estará
expuesta a las calumnias de todos
– las personas no desearán tomar responsabilidad pública,
¿para qué buscarse
problemas?
En efecto, si la
persona habla Lashón HaRrá es considerado como un
leproso, y como es
sabido el castigo que D's le imparte a la persona que habla Lashón
HaRrá
es la lepra. ¡¿De eso tú te ocupas?!
¡¿De difundir escándalos públicos?!
¡¿De
alegrarte por la desgracia de tu compañero?! Dijo el rey
Shlomó: "El que
se alegra de las calamidades ajenas no se irá sin castigo"
(Mishlei 17:5).
Incluso el filósofo Schopenhauer
dijo: "Alegrarse por la desgracia de su compañero – es algo
diabólico". ¡¿Qué buscas en los
demás?! ¡Busca en ti mismo!
Presta atención: Jam
fue castigado duramente por haber difundido la vergüenza de Noaj –
pero Noaj
mismo no fue castigado. El contarlo, es peor que hacer el pecado mismo.
¡¿No tienes otra forma
de hacerte valer, sólo contando chismes?! Como el comerciante,
que viaja de
lugar en lugar con su mercancía...
"No andarás de
chismoso en tu pueblo" (Vaikra 19:16), y a continuación "no
permanecerás inmóvil ante la sangre de tu prójimo"
(Vaikra 19:16). Esa es
la continuación directa: Empieza con las palabras, y se termina
vertiendo
sangre.
Tú te cuidas de tantas
cosas, pero no te cuidas de Lashón HaRrá. Y no te
pienses que el cuidado
de la lengua es sólo para piadosos: El autor del libro "Jafetz
Jaim"
enumera 17 prohibiciones de
Quizás tu lo haces por
la buena causa – como si así fuera – por todo Clal Israel
(la totalidad
genérica del Pueblo de Israel) – pero el autor del libro "Jafetz
Jaim"
escribe en el prólogo que por el contrario, el que habla Lashón
HaRrá hace
despertar al acusador de Clal Israel e impurifica la potencia
de las
palabras, no sólo de él sino que de todo Am Israel
(el Pueblo de
Israel). Por eso, ese gran Gaón y kadosh (santo)
nos fue enviado
por D's en forma especial para purificar la boca de Am Israel.
Así le
fue inspirado del cielo.
Si tú todavía continúas
hablando Lashón HaRrá, necesitas un tratamiento
intensivo. Hasta que
termines de estudiar los libros mencionados, lee rápidamente el "Kitzur
Shuljan Aruj" (Cáp. 30). O por lo menos "Hiljot Deot"
del Ramba"m (Cáp. 7). Mientras tanto, hay un discado
rápido: Lo que tú
odias, no se lo hagas al prójimo.
No te equivoques: El
cuidado de la lengua no es sólo para piadosos. Es una
obligación severa. Así
demuestra el autor del libro "Jafetz Jaim", cuando vio
qué
calamidad se cierne sobre la nación, cuando la
prohibición de Lashón HaRrá
se dejó de respetar, y la gente piensa que está
permitido. Y por ello escribió
dos libros: El que lee el libro "Jafetz Jaim" sabe cuáles
son
las halajot de Lashón HaRrá. Y el que lee
"Shmirat HaLashón"
siente tanta inmundicia por eso, que ya no es capaz de hablar
así.
¡Ten cuidado! También
una sola palabra de Lashón HaRrá está
prohibida. También una insinuación
de Lashón HaRrá, como: "Es preferible que no
hablemos de
fulano". Incluso torcer un poco la nariz, como aprendimos del
versículo
"porque con su nariz mataron una persona" (Bereshit 49:6).
Hay quienes tienen
mucho cuidado de no comer ni un insecto, ni un gusano, y por ello ellos
revisan
una y otra vez su comida – y tienen razón. Pero no temen comer
una persona
viva, con el veneno de sus bocas. Respecto a eso dijo el rey David: "Yo
soy un gusano, y no una persona" - ¡no me coman!
Tampoco pienses mal de
tu compañero. Si no lo pensarás, tampoco lo
hablarás. No es sólo para piadosos,
es una obligación de
Mira cuantas desgracias
causó el tzadik Iosef, que le contaba a su padre de sus
hermanos.
Después, él se arrepintió y no le contó a
su padre ni una palabra de su venta
como esclavo. También Binyamin calló, y no le
contó nada a nuestro patriarca
Iaacov. Por ello dicen nuestros sabios que su piedra preciosa en el Joshen
(El Peto) es Iashpé. Es decir: Iesh Pé
[hay boca, en hebreo. N.
del T.], él tiene boca y tiene lo qué decir, pero se
abstiene. Y también David,
a pesar del linchado público que la gente de Shaul y otros le
hicieron, se
abstuvo de decir ni una sola palabra en contra de Shaul, y no
contó que un mal
espíritu se apodera de él.
¡Ten mucho cuidado!
¡Escápate de todas las excusas! Recuerda todos los
días lo que le hizo D's a
Miriam – a pesar de su kdushá y pureza, su grandeza y su
profecía – que
fue castigada por haber hablado Lashón HaRrá
(Bamidvar, Cáp. 12). No
hieras a las personas, "no se hostigarán el uno al otro,
temerás a tu D's,
pues Yo soy el Eterno, su D's" (Vaikra 25:17). No hablando, y por
supuesto
que no en el Internet. No desprecies a los demás, porque "todo
el que ve
defectos en los demás, ve sus propios defectos". Todo el que
habla Lashón
HaRrá, le es adecuado que lo tiren a los perros (Macot 23A).
Por el contrario, habla
con amabilidad, con amor, con paciencia, con respeto. Esa es la gran
santificación del Nombre de D's del que estudia Torá,
como dicen
nuestros sabios al final del tratado de "Ioma". Hablar con
amabilidad, con respeto, con kdushá, con pureza.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
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