Beahavá   Ubeemuná

Majón Meir
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Parashat Bo     8 de Shvat 5770     No 752

"Mi hijo primogénito"
Rav Ioram Eliahu

Cuando D’s ordena sacar a los Hijos de Israel de Egipto, envía Moshé a Paro (el Faraón) y le dice: “Le dirás a Paro, así dijo el Eterno; Mi hijo primogénito es Israel” (Shmot 4:22). Los comentaristas explican que con esa aseveración es confirmada la compra de la primogenitura por parte de Iaacov de manos de Esav: ¿Quién dijo que esa compra tuvo algún valor? Cuando D’s nos llama “Mi hijo primogénito”, dice Rashi que “aquí firmó D’s la venta de la primogenitura que tomó Iaacov de manos de Esav”. Y hay que entender qué sentido tiene esa primogenitura, tratándose de Am Israel (el Pueblo de Israel).
El autor del libro “Meshej Jojma” nos enseña que “el hijo primogénito tiene más importancia, ya que es el hijo que transformó en padre a su procreador, y también es así respecto a los Hijos de Israel, que hicieron a D’s padre del mundo cuando difundieron la fe en Él, su fuerza y su Providencia”.
El Mahara”l en su libro “Netzaj Israel” – que aclara el profundo e indivisible vínculo entre D’s y Am Israel – explica que por ello es llamado “Mi hijo primogénito”, “porque no puede ser que alguien tenga dos hijos primogénitos, y por ello esa nación es llamada reshit (principio, en hebreo), y es llamada primogénito. Porque el primogénito es el principio, y para ellos fue creado todo… y de momento que son llamados Mi hijo primogénito, y el primogénito es sólo uno, y eso indica que hay un vínculo total, porque ellos son influidos por la existencia misma de D’s, y ese vínculo no puede ser dividido en absoluto” (Netzaj Israel, Cáp. 11). La primogenitura no es sólo para hacernos merecedores de algún derecho especial – como nuestro derecho a la herencia de la tierra y similares – sino que expresa un vínculo de esencia entre Israel y su Padre en el cielo, y ese vínculo es único. De la misma forma que el primogénito es único, y él transforma al padre en tal, así también Israel hacen a D’s padre del mundo, y por lo tanto no puede haber cambio o transformación algunos de ese vínculo. De esa forma podemos entender por qué fuimos ordenados escribir en los pergaminos de los Tfilin (filactelias) las secciones “Kadesh Li” y “VeHaia Ki Ieviaja” que figuran al final de nuestra Parashá. Todos entienden por qué escribimos “Shma Israel” y “VeHaia Im Shamoa” – que expresan ideas básicas de la fe en un solo D’s y su unificación. Pero, ¿qué tienen de especial “Kadesh Li” y “VeHaia Ki Ieviaja”? El Netzi”v (Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) en su comentario “HaAmek Davar” explica en extensión el valor de esas secciones, y concluye: “Ellas expresan las bases de la religión. De la misma forma que 'Shma' y 'VeHaia Im Shamoa' son para cada persona individual de Am Israel, 'Kadesh Li' y 'VeHaia Ki Ieviaja' son las bases para la generalidad de la Nación de Israel, para que sepan por qué existen en el mundo en cada momento” (HaAmek Davar, Bo 13:2). La razón es porque sin esa comprensión básica – que la primogenitura es nuestra – podemos llegar a olvidar nuestra esencia y nuestra meta en el mundo, y podemos pensar que toda esa primogenitura es momentánea, por determinado tiempo, y ahora ha llegado el momento que anulemos – ¡D’s no lo permita! – la diferencia entre Am Israel y los demás pueblos, y no seremos más “un pueblo que residirá solitario, y entre los pueblos no será contado” (Bamidvar 23:9) (como se expresó uno de los dirigentes del país en su discurso cuando fueron firmados los acuerdos de Oslo). La Torá y nos enseña que “Mi hijo primogénito es Israel”, y comenta el Sforno que “a pesar que al final de los días ‘entregaré a los pueblos una lengua clara, para que todos puedan invocar el Nombre de D's y puedan rendirle culto al unísono’ (Tzfania 3:9)” – y se puede pensar que ya no habrá diferencia entre Israel y los demás pueblos, e incluso puede que debemos aspirar a ello – “de todas formas Israel Me será el más importante de todos, porque es Mi hijo que Me rinde culto por amor… y por ser primogénito, es decir, el primero que Me rindió culto”. También el Sforno recalca que esa primogenitura se expresa en el hecho que fuimos los primeros que difundieron el culto a D’s en el mundo, y por ello es eterna.
Y así nos enseña también nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk en sus charlas: “Somos el primogénito, ya sea que consentimos con ello o no. Es un hecho impuesto por D’s, en todas las generaciones… en el futuro, cuando se plasme la gran aspiración de ‘y será el Eterno rey sobre toda la tierra’ (Zjaria 14:9), ¿acaso en ese entonces todos serán iguales? ¡D’s no lo permita! No podemos imaginarnos una situación en la que todos sean nuestros iguales. Es cierto que todos serán conversos auténticos, e incluso idealistas, pero el primogénito siempre será primogénito. Así lo determinó D’s, nuestra primogenitura es parte del orden Divino de la realidad, y esa aclaración – que la primogenitura le pertenece a Israel – es la aclaración final de la Salida de Egipto, y de esa forma fue desbaratada totalmente la justificación de la esclavitud. A través de la manifestación de nuestra primogenitura surge nuestra libertad, y salimos con las manos en alto. Ese es el tratamiento médico Divino para sacarnos de la impureza de Egipto” (Sijot HaRav Tzvi Iehudá Kuk, Shmot, Parashá Bo). Y ese es el tratamiento que nos es necesario en nuestra generación, cuando debemos liberarnos de todas las ilusiones que nos gobiernan en este momento, y nos hacen desvalorarnos a nosotros mismos, y de esa forma desconectarnos de todo lo que nos pertenece – de la Torá, de
Eretz Israel (la Tierra de Israel), etc. Sólo reconociendo nuestra primogenitura - de lo que nos hace diferente de entre todos los pueblos - podremos llegar a nuestra independencia espiritual, política y nacional. Y de esa forma seremos merecedores de ser una luz para los pueblos. 

Midreshet Majón Orá

 Centro de estudios de Torá para chicas en
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Volver a Orot
Rav Shlomó Aviner

El Mahara"l dice que la meta de Am Israel (el Pueblo de Israel) no es sólo la kdushá (santidad) del individuo particular (Netzaj Israel, Cáp. 11) – sino que la kdushá particular y también la general. La kdushá del particular existe también en los demás pueblos – es lo que llamamos Jasidei Umot HaOlam, o Tzadikei Umot HaOlam. La kdushá general es lo que dicen los versículos "y te haré un gran pueblo" (Bereshit 12:2), "un reinado de sacerdotes y un pueblo santo" (Shmot 19:6).
Esa fue nuestra tarea en la época del primer Beit HaMikdash (El Templo), pero a fines de esa época – cuando ya se veían los indicios de la destrucción – los grandes talmidei jajamim
(eruditos del estudio de la Torá) en la época del profeta Irmyau y el rey Ioshiau fueron preparados para ocuparse de la kdushá de los individuos particulares (Prólogo de Kidmat Emek, del Netzi"v, en su comentario a Sheiltot de Rav Ajai Gaon). Y así se continuó durante la época del segundo Beit HaMikdash (LeMaalaj HaIdeot BeIsrael, Orot).
Ahora, gracias a la bondad Divina, regresamos a nuestra tierra, surgió el grandioso Movimiento Sionista – colmado de luces y sombras – que nos hace regresar a la costa segura (Orot, Pág. 38). Pero, ¿cómo engrandeceremos el resplandor, y lograremos vencer las sombras? ¿Dónde encontraremos el libro "Mesilat Iesharim" [que habla del cultivo de las virtudes del particular. N. del T.] de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel)? Y la respuesta: Fue escondido en el "Zohar" (el libro de Kabalá por excelencia), donde podrán encontrarlo cuando sea necesario. Y más tarde fue compaginado en los escritos del Ar"i z"l. ¿Entonces, ese es el remedio: Se debe estudiar el plano esotérico de la Torá? ¡Por supuesto que no! Véase la Mishná (Jaguiga 2:1), donde se dice que los secretos de la Torá son para unos pocos elegidos. Y así fue determinado en la halajá en el "Shuljan Aruj" (Hiljot Talmud Torá), que no cualquiera puede estudiar ese plano, sólo unos pocos elegidos.
El público general en el mejor de los casos no entiende nada de esos temas, y en el peor de los casos las entiende incorrectamente – lo que produce un daño terrible. El problema es que ese estudio es placentero – como las drogas. Pero debemos ser personas serias, no comportarnos como niños que desean comer sólo dulces, y reconocer que en nuestro mundo no se puede allegarse a nada sin la preparación adecuada.
La preparación adecuada para el estudio del plano esotérico, es un profundo estudio del aspecto más sencillo de la Torá, también los libros de Emuná (fe) y haber cultivado las virtudes.
Entonces, ¿dónde encontrará el público general de la Casa de Israel el resplandor interno de la Torá? No en la mística barata – acompañada del carisma – de los ashkenazim o sfaradim – sino que en el profundo estudio de los libros de Emuná. En ellos se esconden esos secretos de la Torá, pero "traducidos" a un lenguaje común.
Volvamos entonces a nuestro tema: ¿Dónde encontraremos el libro "Mesilat Iesharim" de Clal Israel? Ese es el libro "Orot" (Luces, en hebreo), en el que escribió nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk en su prólogo que "es Kodesh Kodashim (Sacrosanto)" – es decir, trata de la kdushá de la nación que renace en su tierra. Y el que buscará en las fuentes al final del libro, encontrará que todo proviene del Zohar y los libros del Ar"i z"l. Y así también dijo el Rav Kuk, que no hay ninguna frase que no tenga alguna fuente en los escritos del Ar"i z"l (LeShlosha BeElul). Sólo que él tradujo esos secretos a un lenguaje común – poético, pero es posible entenderlo si se esfuerza en su estudio.
Pero la verdad es que incluso en la época del Rav Kuk mismo muy pocas personas lograron entender ese libro. Lentamente esas luces se fueron esparciendo en la nación, y hoy en día hay miles y decenas de miles de personas que las estudian. Y como en el comportamiento del individuo particular enseguida se ve una diferencia enorme entre el que estudia en forma fija "Mesilat Iesharim" y el que no, así también en cuestiones de Clal Israel se ve enseguida una diferencia abismal entre el que el libro "Orot" es su libro central en la vida y el que no lo estudia. El que no lo estudia en forma fija y en profundidad, se encuentra totalmente confundido en los difíciles temas que fueron innovados con el renacimiento de la nación en su tierra – gracias a la bondad Divina - en general, y en lo que respecta al estado y el ejército en particular.
Pero gracias a D's el libro "Orot" va penetrando en forma indirecta en toda la nación, ya sea en el público jaredi (ultra-ortodoxo) temerosos de D's, ya sea en el público jiloni (secular), sin que sean concientes de ello – como suele ocurrir con las grandes ideas, que son absorbidas lentamente. De forma tal que los jilonim van haciendo las paces con la Torá en un largo proceso general, y también el público jaredi va pasando un proceso de "israelisación", en dirección al estado y el ejército. Es sobreentendido que se trata de procesos lentos y graduales – como acostumbran ser todos los procesos – pero son procesos imponentes. Hay que tener mucha paciencia, pero lentamente estos y aquellos comienzan a ver que las luces son buenas.
Por ello, esa es nuestra tarea: Divulgar el libro "Orot" en la nación, ya sea entre los talmidei jajamim o el público general de la Casa de Israel. Y antes que nada, nosotros mismos debemos profundizar en él. Y entonces se cumplirá "vio que la luz era buena" (Bereshit 1:4).

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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