Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir


Parashat Haazinu     8 de Tishrei 5770     Shabat Shuva     No 736

También dentro de la familia
Rav Elishá Aviner

No es extraño encontrar familias en las que las relaciones entre hijos y padres no son buenas: Hay hijos que están enojados con sus padres, y les resulta difícil hablarles, tratan de reducir todo lo posible el trato con ellos, e incluso pierden todo contacto. Se encuentran en la casa, pero es como si fuesen fantasmas, personas extrañas. Todo intento de aclarar con ellos "cuál es el problema", termina con una explosión que aumenta más aún la tensión. Y hay también situaciones opuestas: Padres que están enojados con sus hijos por su conducta, que los defrauda. Padres que no están dispuestos a aceptar a su hija o hijo tal cual es, y les hacen sentirse como extraños – y a veces incluso rechazados. Padres que excomulgan a su hijo o hija. Por lo general ese tipo de crisis se dan en la edad de la adolescencia y más tarde.
A veces es difícil incluso recordar cómo y cuando todo empezó, qué fue lo que enturbió el ambiente, lo que produjo el resquebrajado del ambiente familiar y lastimó los lazos de amor. Pero esa búsqueda en el pasado no podrá cambiar los hechos: En la práctica, el ambiente familiar se desintegró. Los padres y los hijos van marchando juntos rápidamente por el camino destructivo de la separación total. Quizás todo comenzó con un triste accidente, pero desde ese entonces corrieron ríos de enojo y frustración, y las relaciones corruptas son las que determinan la rutina diaria familiar. Como si un monte hubiese aparecido entre ellos, que crece día a día. Como todo proceso sociológico tiene fuerza de inercia propia, y no se ve en el horizonte alguna esperanza que se vaya a detener.
También en las relaciones entre la persona y su D's a veces hay crisis y flaquezas. Por muchas razones de todo tipo la persona llega a una situación en la que está alejado de D's, y entonces el proceso comienza a avanzar como en un círculo vicioso, cuando todo alejamiento genera un nuevo alejamiento, "el pecado genera otro pecado", y la persona entra en un proceso continuo de desbarrancado. El punto de partida – el comienzo de la crisis y su raíz – ya fue olvidado hace tiempo. Ahora, la persona está presa de un torbellino que lo tira a las profundidades. Es difícil detener procesos dinámicos para "hacer cuentas", por las fuerzas de inercia que continúan empujando adelante. A pesar que la persona debería arrepentirse cada día – "todos los días serán tus prendas blancas" (Kohelet 9:8) – le es difícil detener el tiempo para cambiar su rumbo. Cada vez que algún pensamiento de arrepentimiento asoma, se escucha una voz cínica que le pregunta: "
¿Qué te pasa hoy?". Y no lo deja abandonar sus ocupaciones y hacer retrospección y arrepentirse. Y él continúa marchando por el mismo camino.
La esencia especial de los "días de arrepentimiento" en los que estamos, es que obligan a la persona a detenerse, a hacer cuentas, y le permiten liberarse del torbellino en el que está sumergido. Esa es la cualidad maravillosa de estos días: Hay una fecha fija para detener el proceso de "el pecado genera otro pecado".
Estos días de arrepentimiento son también buenos para el arrepentimiento dentro de la familia. Nos detenemos, nos sentamos y revisamos, cuando el objetivo es curar las relaciones padres-hijos que están enfermas. Se baja la tensión, se habla, se escuchan unos a otros. Se renueva la comunicación.
¡Se arrepienten! Se arrepienten juntos. Dejan de lado el pasado, y están dispuestos a renovar la comunicación familiar.
En los Iamim Noraim (Días Imponentes, desde Rosh HaShaná hasta Iom Kipur) decimos en los rezos "nuestro Padre y Rey", "Padre nuestro, perdónanos, pues hemos pecado. Rey nuestro, indúltanos, pues nos hemos rebelado". El padre perdona, el rey indulta. Para con un padre se peca, para con un rey se rebela.
¿Por qué esa diferencia semántica? Escuche decir al Rav Shilat: El pecado, es sin intención. Pero la rebelión, es intencional. Los que se rebelan en contra del rey, lo hacen con intención. Pero para con los padres, por lo general es sin ella. El hijo no desea realmente rebelarse, enojarlos. Una serie de mal entendidos, junto con crisis personales – relacionadas con la etapa de la adolescencia – son los que complicaron desgraciadamente toda la relación con los padres. Él no tuvo esa intención, y no está interesado en perpetuar esa situación. Ahora, está preso en ella y no tiene fuerzas para liberarse de por sí solo. Suponemos que él no se siente cómodo con la situación, es sólo un accidente.
Por ello, para con un hijo se necesita el perdón, y no sólo la indulgencia. La indulgencia, es borrar las malas acciones. Es como una amnistía general por parte del gobierno para con los delincuentes. Es en el plano jurídico, pero el rey no demuestra una relación de acercamiento para con los que se rebelaron. El perdón está por encima de ello. El perdón renueva el vínculo sentimental. Así se comporta un padre para con su hijo. De momento que el distanciamiento fue producto de un accidente, todo es un error desde un principio, el perdón renueva el amor.
También los padres, también los hijos tienen que aprovechar estos días de arrepentimiento para arrepentirse entre ellos. No se tiene que ir dando vueltas, no se deben avergonzar. Se puede hablar directamente, y decir en forma clara: "Nuestras relaciones no son correctas, se han echado a perder. Arrepintámonos, y corrijamos la situación. Hagamos Tshuva (arrepentimiento sincero)". Y entonces, se cumplirán las palabras del midrash: "Ábranme un pequeño orificio, como el de la punta de una aguja, y Yo les abriré portones como los de un salón". 

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués
Están todas invitadas!!
Para mas detalles llamar al : 052-4621830
o escribir a: anachman2@walla.com , editorial@alumbrar.org
Para las interesadas, hay dormitorios en el lugar 

¿Cómo se estudia Torá?
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Deseo estudiar Torá con todo mi ser. Pero, ¿cómo, y en qué marco estudiar? ¿De qué forma estudiar?
Respuesta: Bienaventurado eres, que te preguntas eso y no corres a estudiar solamente según un impulso interno. Por supuesto, no se tiene que volver a inventar la rueda, porque ya hace muchas generaciones que esa pregunta fue contestada.
El lugar ideal para estudiar, es la ieshiva. Ya desde la época de nuestro Rav Moshé se estudió en ieshiva, incluso nuestro patriarca Avraham estudió en ieshiva. Pero nosotros hablamos de una ieshiva como la que fundó Rabí Jaim de Volozin – es decir, un lugar donde hay muchos talmidei jajamim (eruditos del estudio de la Torá) junto con gente que dirige a los estudiantes en su estudio.
Antes, se estudiaba en el Beit HaMidrash (centro de estudio) de cada ciudad, y no entendían que había necesidad de una ieshiva, de irse a otra ciudad a estudiar y alimentarse de la Torá. En el Beit HaMidrash estudiaban ancianos y jóvenes, padres de familia y talmidei jajamim, también niños – y cada uno estudiaba de por sí solo, con compañero o sin él. A veces prestaban atención a las discusiones de los talmidei jajamim y de los amigos. Hubo quienes enviaron preguntas a lugares de ese tipo, como el Beit HaMidrash de Brod, y los talmidei jajamim
del lugar analizaron la pregunta en profundidad, y enviaron su respuesta. De esa forma crecieron muchas personas estudiosas y amantes de la Torá - pero sólo los muy talentosos llegaron a ser grandes talmidei jajamim.
No es así en la ieshiva, en la que hay muchos estudiantes, hay una dirección y guía a través del Rosh Ieshiva (director de la ieshiva) y los otros Rabanim que enseñan – allí, crecen muchos talmidei jajamim. Todo el que entra en un lugar como ese, sale siendo talmid jajam según su nivel de posibilidades.
Y de la misma forma que en la ieshiva había un orden según el cual se sentaban a estudiar, también había un orden respecto a la forma de estudiar, sin atajos: Torá escrita, Mishná, Gmará, halajá. Todo según un análisis recto, y a través del esfuerzo en el estudio. Ese es el camino claro para avanzar en la Torá.
En los últimos tiempos, por la influencia occidental que busca el placer y el lejano oriente místico, se formó un estilo nuevo de estudio con vivencias, a través del vínculo emocional. Ese tipo de estudio existe también entre los gentiles. Para eso, no se necesita la Entrega de la Torá.
En nuestro caso, la Torá se adquiere a través del esfuerzo. "Inspíranos a entender, a discernir, a percibir, a aprender y enseñar, cuidar y cumplir" (bendiciones de Kriat Shma Shajarit):
¡Esfuerzo! ¡El esfuerzo por la adquisición de la Torá! No sólo estudiar para saber, estudiar para enseñar, para aprender.
El Beit HaMidrash no es un Beit Kneset (Sinagoga). El rezo, es el culto a D's a través del sentimiento, mientras que el estudio de la Torá es el culto a D's a través del raciocinio. Ambos son kdoshot (santos), pero no hay que entreverarlos. El estudio de la Torá es un estudio, y no un rezo. Y el rezo, no es un estudio. "Tiempo para el estudio por separado, y tiempo para el rezo por separado" (Shabat 10A). Pero el estudio de la Torá está por encima del rezo: "El que aparta su oído para no escuchar la Torá, su oración misma es abominable" (Mishlei 28:9). El rezo es consecuencia del estudio. El estudio de la Torá fluye de arriba hacia abajo, mientras que el rezo fluye de abajo a arriba. La Torá es Divina, el rezo es humano. No conviertas la Torá en algo humano, y no conviertas el rezo en algo Divino.
Presta atención al orden de los portones en el libro "Nefesh HaJaim" de Rabí Jaim de Volozin. Primer portón: El hombre. Segundo: El rezo. Tercero: D's. Cuarto: La Torá. Del hombre, surge el rezo. De D's, la Torá.
Por ello, el estudio de la Torá es un esfuerzo para comprender la Palabra de D's, y no una vivencia emocional. Es cierto que se le puede entregar a la persona un texto kadosh (santo) y pedirle que lo explique cómo lo entiende él, desde lo profundo de su ser. Y será un examen interesante: "Dime cómo lo entiendes, y te diré quién eres". Un profundo examen psicológico. Pero el estudio de la Torá es otra cosa: ¿Qué está escrito realmente aquí?
"Bendito eres Tu… que nos entregó una Torá auténtica" – y en base a ello – "y la vida del mundo plantó dentro nuestro" (Bendiciones de la Torá).

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
sfaradit@emeir.org.il, editorial@alumbrar.org

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