Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir


Parashat Bejukotai     19 de Iyar 5768     No 668

Los decretos
Rav Eran Tamir

Encontramos a primera vista una contradicción entre nuestra Parashá y la Parashá Ki-Tavo. En nuestra Parashá está escrito: "Si andaréis en Mis decretos, y preservaréis Mis mandamientos…" (Vaikra 26:3). Comenta Sforno: "Los llamados 'decretos', son las leyes que dictamina el Rey". Por un lado, todas las bendiciones que son mencionadas en nuestra Parashá se cumplen cuando gozamos de la gracia de la Providencia Divina, por mérito del cumplimiento de la Torá y marchar según Sus decretos. Pero por otro lado, todas las terribles desgracias que son mencionadas en la Parashá Ki-Tavo recaen sobre el pueblo no por dejar de cumplir los decretos de la Torá, sino que "porque no serviste al Eterno, tu D's, con alegría y buen corazón…" (Bamidvar 28:47). Es decir: Le rindieron culto a D's, y cumplieron con Sus decretos - pero no lo hicieron con alegría y buen corazón. En otras palabras: Nuestra actitud frente a la Torá debe ser como un sistema de leyes religiosas, decretos del Rey – y de acuerdo a ello dirigir nuestra vida espiritual y general?. O quizás eso no alcanza? - o incluso está prohibido!.
Nuestros sabios a lo largo de todas las generaciones respondieron a esa antigua pregunta. Intentaré resumir las conclusiones, en forma puntual y breve: La actitud frente al judaísmo como un sistema de decretos religiosos, debe ser doble. Por un lado, somos siervos del Rey, y como tales debemos entender que "Mis pensamientos no son los vuestros, y Mis caminos no son los vuestros" (Ishaya 55:8). Nos anulamos - en el plano mental, emocional, y en todos los otros - frente a la inmensidad Divina, por nuestra parcialidad y carencias frente a Él. Esa es la base de toda la Torá: "Temor a D's". Y de acuerdo a ello, cumplimos con la voluntad del Rey en toda situación, ya sea cuando nos resulta fácil y comprensible, o ya sea cuando no. Es más: Esa regla nos enseña que también cuando nos parece que logramos comprender algo en relación a la Dirección Divina del mundo y el sentido de las mitzvot, en realidad esa es una comprensión parcial y falta, ya que el Señor del Mundo está muy por encima de nuestro entendimiento y concepción. Y como dice el Rav Kuk (Olat Reaya Bet 61), debemos "elevar todos nuestros valores en relación a la sabiduría y bondad a su máxima altura… de forma que no se puede diferenciar entre lo que llamamos sabiduría, y lo que llamamos lo contrario. Y de la misma forma, no hay ninguna diferencia entre lo que nosotros podemos llamar bueno, y lo que llamamos lo contrario. Porque todo es bueno y para bien" (ver allí todo el párrafo).
Y por otro lado, somos los Hijos del Padre, y como hijos deseamos identificarnos, sentirnos partícipes – y por ello, debemos estudiar y comprender cómo dirige Él Su mundo, y cuál es el sentido de Sus decretos. Sólo una comprensión cabal logrará generar la identificación y participación deseadas, y de esa forma podremos alegrarnos con la palabra de D's y el cumplimiento de Sus mitzvot. Como dijo Rav Bejaiei (Dvarim 29:48): "El versículo nos culpa por haberle rendido culto, cuando ese culto no fue con alegría. Porque la persona fue ordenada alegrarse cuando se ocupa del cumplimiento de las mitzvot, y la alegría en su cumplimiento es una mitzva de por sí misma. Aparte de la recompensa que recibirá por el cumplimiento de la mitzva, recibirá recompensa por la alegría en su cumplimiento. Y por ello, la persona debe cumplir las mitzvot con alegría e intención plenas". Más aún, la actitud frente al judaísmo como un sistema de leyes religiosas, como un conjunto de pautas técnicas que debemos cumplir, arranca de cuajo la esencia de la vida Divina que D's plantó en la Torá, en Sus mitzvot y dentro nuestro, dentro de Am Israel (el Pueblo de Israel). Hasta tal punto que el Rav Kuk nos enseña que en realidad el judaísmo no merecerse llamarse "religión", porque es mucho más que eso. Y esa es la diferencia central con las otras religiones, que no son más que un conjunto de decretos prácticos técnicos. Y así dice (Iguerot Alef, Pág. 164): "Si no saldremos a alumbrar las tinieblas, explicar cuál es la diferencia entre cada religión, es decir, entre la religión que no merecerse llamarse de esa forma en esencia – por su altura y su origen – y la religión copiada y borroneada (el cristianismo), que sólo incluye muchos incisos técnicos, que contiene lo que pudo robar y captar de su origen. Sin esa gran acción espiritual, todo eso quedará oculto, y la esclavización interna se unirá con el judaísmo interno…".
Que seamos merecedores de ser siervos del Rey, y al mismo tiempo Hijos del Padre, "nuestro Padre y Rey". Y de esa forma, cantar "y ahora, hijos, canten al Rey". No sólo siervos del Rey, ni Hijos del Padre, sino que… Hijos del Rey!. 

Midreshet Majón Orá
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Presión social 
Rav Elishá Aviner

Una de las metas de la educación es que el muchacho o muchacha logre desarrollar su independencia personal, que no se rinda frente a las exigencias de la sociedad. La tarea educativa, es permitirles adquirir la capacidad de ser fieles a sí mismos, a su concepción y cualidades, y no dejarse llevar por el entorno. Descubrir su "yo", y no ser una "oveja" más del "rebaño". Esa cualidad fue notoria en Kalev Ben Ifune y Ioshua Bin Nun – que se apartaron del resto de los espías, y no se rindieron también cuando los amenazaron con apedrearlos. La Torá recalca que "un espíritu distinto" estaba con ellos, una forma de ser distinta de lo que era aceptado en la sociedad. El primero que nadó en contra de la corriente fue nuestro patriarca Avraham, que fue llamado "Ivri", ya que toda la humanidad se encontraba en una orilla, y él en la otra [en hebreo, "ever" es también orilla. N. del T.]. Ese es el ideal educativo.
El punto de partida se encuentra muy lejos del ideal. Por ello, el muchacho hará un largo camino hasta que logre alcanzar su independencia y liberarse de la influencia del entorno. Poco a poco, cristalizará su identidad y logrará separarse a sí mismo de la amalgama social. Y lo logrará sólo hasta cierto punto: También los adultos son influenciados por el entorno. Como escribió el Ramba"m: "La persona, por naturaleza, se deja llevar en su pensamiento y sus acciones por sus amigos y compañeros, y se comporta como la gente de su país" (Hiljot Deot 6:1). Los antiguos pensadores definieron al hombre como una criatura "social": Necesita de la sociedad y es influido por ella. Es arrastrado por la corriente, y marcha junto con todo el "rebaño". Todo eso es cierto respecto a los adultos, y mucho más tratándose de adolescentes. La dimensión social tiene un papel central entre los adolescentes, más aún que entre los adultos. Y por ello, la influencia del entorno cercano (los amigos íntimos) es crucial. El fenómeno del "rebaño", es mucho más común entre los adolescentes.
El adolescente tiende a imitar su entorno – para bien, y para mal. Se deja llevar por la forma de vestirse de su entorno, por su tamaño de kipa e incluso tipo de zapatos. Imita los entretenimientos de su entorno, desde los paseos a lo largo y a lo ancho del país hasta las películas que ve. Si sus amigos piensan mucho en las relaciones de pareja, él también se interesará por ello. Él es llevado por su entorno no sólo en su conducta, sino que también en su forma de pensar: Fe (entusiasmo, o indiferencia), ideología, política (derecha o izquierda), etc. Le es cómodo ser parte del "rebaño", y no ser un "lobo" solitario. No sólo que le resulta difícil separarse del "rebaño", sino que busca ser parte de él.
Toda marcha con el "rebaño" es problemática, toda imitación superficial no es completa. También una imitación superficial de normas positivas no es plena. Preferimos que el muchacho elija el bien porque es bueno, y la verdad porque es cierta – y no porque así se comporta o cree su entorno. Pero tenemos prohibido negar o desentendernos de la naturaleza humana: "La persona, por naturaleza, se deja llevar en su pensamiento y sus acciones por sus amigos y compañeros". Y por ello, el Ramba"m escribe que la persona debe esforzarse por ser parte de una sociedad buena, cuya influencia sea para bien. Y no ser parte de una mala sociedad, que influirá para mal. Por qué?. Porque todos están de acuerdo que es preferible que imite normas positivas, y no negativas. Es preferible que el muchacho imite conductas de piadosos – a pesar que no son adecuadas a su nivel actual – a que imite normas depravadas, por debajo de su nivel. Es preferible que se pelee con sus padres por las "locuras" buenas que asimiló de su entorno, y no por las corrupciones que adoptó de sus amigos. Por ejemplo: Es preferible que el muchacho se pelee con sus padres porque quiere comprar un hilo celeste para su Tzitzit – para parecerse a sus amigos – y no porque no quiere vestir Tzitzit, como sus amigos.
Los padres deben partir de la base que el fenómeno del "rebaño" no salteará a su hijo. Lo deben tomar en cuenta, y de acuerdo a ello elegir los marcos sociales y educativos en los que se encontrarán sus hijos. De todas formas, los muchachos imitarán a su entorno y adoptarán su forma de conducta. Ellos asimilarán todo tipo de costumbres y formas de pensar, parte de ellas sólo en forma superficial, y parte de ellas muy extrañas. También en los institutos que se definen a sí mismos como "abiertos", existe el fenómeno del "rebaño": Los alumnos adoptan una forma de pensar, de comportamiento y forma de vestir típicas de personas que se llaman a sí mismas "abiertas"!.
Por lo tanto, si las críticas de los padres a la conducta de sus hijos es que imitan personas piadosas y de gran nivel espiritual – como largos rezos, todo tipo de exigencias estrictas y vestimentas religiosas – los padres pueden alegrarse, y no deben quejarse porque sus hijos marchan tras el "rebaño". La alternativa – imitación de normas depravadas – es mucho peor!. Los muchachos crecerán, y llegará el día en que serán capaces de nadar en contra de la corriente y descubrir su independencia espiritual. Mientras tanto, los padres deben ser pacientes y deben prestar atención a qué tipo de "rebaño" pertenece su hijo…

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
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