Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Bejukotai 19 de
Iyar
5768 No
668
Rav Eran
Tamir
Encontramos a primera vista una
contradicción entre nuestra Parashá y
Nuestros sabios a lo largo de todas las
generaciones respondieron a esa antigua pregunta. Intentaré
resumir las
conclusiones, en forma puntual y breve: La actitud frente al
judaísmo como un
sistema de decretos religiosos, debe ser doble. Por un lado,
somos siervos
del Rey, y como tales debemos entender que "Mis pensamientos no son
los vuestros, y Mis caminos no son los vuestros" (Ishaya 55:8). Nos
anulamos - en el plano mental, emocional, y en todos los otros - frente
a la
inmensidad Divina, por nuestra parcialidad y carencias frente a
Él. Esa es la
base de toda
Y por otro lado, somos los Hijos del
Padre, y como hijos deseamos identificarnos, sentirnos
partícipes – y por
ello, debemos estudiar y comprender cómo dirige Él Su
mundo, y cuál es el
sentido de Sus decretos. Sólo una comprensión cabal
logrará generar la
identificación y participación deseadas, y de esa forma
podremos alegrarnos con
la palabra de D's y el cumplimiento de Sus mitzvot. Como dijo
Rav
Bejaiei (Dvarim 29:48): "El versículo nos culpa por haberle
rendido culto,
cuando ese culto no fue con alegría. Porque la persona fue
ordenada alegrarse
cuando se ocupa del cumplimiento de las mitzvot, y la
alegría en su
cumplimiento es una mitzva de por sí misma. Aparte de la
recompensa que
recibirá por el cumplimiento de la mitzva,
recibirá recompensa por la
alegría en su cumplimiento. Y por ello, la persona debe cumplir
las mitzvot
con alegría e intención plenas". Más aún,
la actitud frente al judaísmo como
un sistema de leyes religiosas, como un conjunto de pautas
técnicas que debemos
cumplir, arranca de cuajo la esencia de la vida Divina que D's
plantó en
Que
seamos merecedores de ser siervos del Rey, y al mismo tiempo Hijos del
Padre,
"nuestro Padre y Rey". Y de esa forma, cantar "y ahora, hijos,
canten al Rey". No sólo siervos del Rey, ni Hijos del Padre,
sino que… Hijos
del Rey!.
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
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Rav
Elishá
Aviner
Una de las metas de la educación es que el muchacho o
muchacha logre
desarrollar su independencia personal, que no se rinda frente a las
exigencias
de la sociedad. La tarea educativa, es permitirles adquirir la
capacidad de ser
fieles a sí mismos, a su concepción y cualidades, y no
dejarse llevar por el
entorno. Descubrir su "yo", y no ser una "oveja" más del
"rebaño". Esa cualidad fue notoria en Kalev Ben Ifune y Ioshua
Bin
Nun – que se apartaron del resto de los espías, y no se
rindieron también
cuando los amenazaron con apedrearlos.
El punto de partida se encuentra muy lejos del ideal. Por ello, el
muchacho hará un largo camino hasta que logre alcanzar su
independencia y
liberarse de la influencia del entorno. Poco a poco,
cristalizará su identidad
y logrará separarse a sí mismo de la amalgama social. Y
lo logrará sólo hasta
cierto punto: También los adultos son influenciados por el
entorno. Como
escribió el Ramba"m: "La persona, por naturaleza, se deja llevar
en
su pensamiento y sus acciones por sus amigos y compañeros, y se
comporta como
la gente de su país" (Hiljot Deot 6:1). Los antiguos pensadores
definieron
al hombre como una criatura "social": Necesita de la sociedad y es
influido
por ella. Es arrastrado por la corriente, y marcha junto con todo el
"rebaño". Todo eso es cierto respecto a los adultos, y mucho
más
tratándose de adolescentes. La dimensión social tiene un
papel central entre
los adolescentes, más aún que entre los adultos. Y por
ello, la influencia del
entorno cercano (los amigos íntimos) es crucial. El
fenómeno del
"rebaño", es mucho más común entre los
adolescentes.
El adolescente tiende a imitar su entorno – para bien, y para mal. Se
deja llevar por la forma de vestirse de su entorno, por su
tamaño de kipa
e incluso tipo de zapatos. Imita los entretenimientos de su entorno,
desde los
paseos a lo largo y a lo ancho del país hasta las
películas que ve. Si sus
amigos piensan mucho en las relaciones de pareja, él
también se interesará por
ello. Él es llevado por su entorno no sólo en su
conducta, sino que también en
su forma de pensar: Fe (entusiasmo, o indiferencia), ideología,
política
(derecha o izquierda), etc. Le es cómodo ser parte del
"rebaño", y no
ser un "lobo" solitario. No sólo que le resulta difícil
separarse del
"rebaño", sino que busca ser parte de él.
Toda marcha con el "rebaño" es problemática, toda
imitación
superficial no es completa. También una imitación
superficial de normas
positivas no es plena. Preferimos que el muchacho elija el bien porque
es
bueno, y la verdad porque es cierta – y no porque así se
comporta o cree su
entorno. Pero tenemos prohibido negar o desentendernos de la naturaleza
humana:
"La persona, por naturaleza, se deja llevar en su pensamiento y sus
acciones por sus amigos y compañeros". Y por ello, el Ramba"m
escribe
que la persona debe esforzarse por ser parte de una sociedad buena,
cuya
influencia sea para bien. Y no ser parte de una mala sociedad, que
influirá
para mal. Por qué?. Porque todos están de acuerdo que es
preferible que imite
normas positivas, y no negativas. Es preferible que el muchacho imite
conductas
de piadosos – a pesar que no son adecuadas a su nivel actual – a que
imite
normas depravadas, por debajo de su nivel. Es preferible que se pelee
con sus
padres por las "locuras" buenas que asimiló de su entorno, y no
por
las corrupciones que adoptó de sus amigos. Por ejemplo: Es
preferible que el
muchacho se pelee con sus padres porque quiere comprar un hilo celeste
para su Tzitzit
– para parecerse a sus amigos – y no porque no quiere vestir Tzitzit,
como sus amigos.
Los padres deben partir de la base que el fenómeno del
"rebaño" no salteará a su hijo. Lo deben tomar en cuenta,
y de
acuerdo a ello elegir los marcos sociales y educativos en los que se
encontrarán sus hijos. De todas formas, los muchachos
imitarán a su entorno y
adoptarán su forma de conducta. Ellos asimilarán todo
tipo de costumbres y
formas de pensar, parte de ellas sólo en forma superficial, y
parte de ellas
muy extrañas. También en los institutos que se definen a
sí mismos como
"abiertos", existe el fenómeno del "rebaño": Los alumnos
adoptan una forma de pensar, de comportamiento y forma de vestir
típicas de
personas que se llaman a sí mismas "abiertas"!.
Por lo tanto, si las críticas de los padres a la conducta de sus
hijos
es que imitan personas piadosas y de gran nivel espiritual – como
largos rezos,
todo tipo de exigencias estrictas y vestimentas religiosas – los padres
pueden
alegrarse, y no deben quejarse porque sus hijos marchan tras el
"rebaño".
La alternativa – imitación de normas depravadas – es mucho
peor!. Los muchachos
crecerán, y llegará el día en que serán
capaces de nadar en contra de la
corriente y descubrir su independencia espiritual. Mientras tanto, los
padres
deben ser pacientes y deben prestar atención a qué tipo
de "rebaño"
pertenece su hijo…
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
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El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
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invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
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