Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Vaikra 8 de
Adar Bet
5768 Shabat Zajor No 659
Rav
Azriel Ariel
Las ofensas que la persona le causa a su
prójimo, o a su esposa, o viceversa – son cotidianas. Por lo
general no se
trata de algo que se hace intencionalmente, sino que por no haber
prestado
suficiente atención. Y entonces, se disculpan diciendo: “Lo
siento, fue sin
querer”. Y hay algunos que van más lejos aún, y dicen:
“Por qué tengo que
disculparme, y conciliarme?. Lo hice sin mala intención!”.
La halajá distingue entre el que
cometió un pecado sin mala intención, y el que lo hizo
intencionalmente - pero
no exime al pecador de su responsabilidad. Debe aprender, debe
cuidarse
más, debe asumir la responsabilidad de sus actos. En la
práctica, no se rebeló
frente a la voluntad de D’s, pero produjo un daño en su interior.
Esa diferenciación – entre intencional o
no – sólo la encontramos en las mitzvot de la persona
para con D’s. Pero
en el plano de las mitzvot para con el prójimo – no hay
ninguna
diferencia. “La persona siempre es culpable” – nos enseñan
nuestros sabios
(Baba Kama) – “con intención, o sin ella, despierto o dormido”.
También el que
le produce algún daño a su prójimo sin
intención, debe indemnizarlo en su
totalidad. Si bien su responsabilidad “criminal” es menor que la del
pecador adrede
– y por ello el que asesina sin intención no se merece la
muerte, sino que debe
ser exiliado a
Hay dos aspectos de las mitzvot:
Por un lado la acción misma, y por otro lado la consecuencia de
ella. En el
plano de las mitzvot para con D’s, lo principal es el primer
plano, el
de la acción. La consecuencia – que es el aporte de la mitzva
para la
corrección del mundo – se encuentra más allá de
nuestra capacidad de
comprensión, y no tenemos responsabilidad directa de ella. En el
plano de las mitzvot
para con el prójimo, en contraste, se recalca sobre todo la
consecuencia de la
acción. La mitzva de “amarás a tu prójimo
como a ti mismo” – que
constituye la base de todas esas mitzvot – le exige a cada
persona ser
totalmente responsable de las consecuencias de su conducta. De la misma
forma
que no quieres que alguien te hiera “sin querer”, también
tú debes expresar tu
amor por tu prójimo siendo cuidadoso para no herirlo.
Por ello, el que desea conciliarse con su
amigo, y también el esposo que quiere conciliarse con su esposa
que hirió, no
podrá esconderse tras el argumento que “fue sin querer, sin
darme cuenta” – y
por supuesto que no podrá decir que “perdí el control”.
El que hirió a su
prójimo, lo apropiado es que busque otra forma de hacer las
paces, sin
desentenderse de la plena responsabilidad de sus actos, y la
corrección de
ahora en más. No hay posibilidad de corregir sin asumir
responsabilidad. Sólo
“si tu crees que se puede arruinar” – y tú eres el que has
arruinado, entonces
también “debes creer que se puede corregir” (Rabí Najman
de Breslav).
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Majón Orá
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Rav
Shlomó Aviner
El Rav Kuk zt"l nos enseña que
"la alegría es algo natural para la persona". "La persona en
forma natural ama la vida y su alegría", y debe cuidar esa
alegría de todo
lo que puede perjudicarla (Ein Aya, Shabat Cáp. 1, 30).
De esa forma, nos enseña dos cosas: No
sólo que la alegría es algo natural para la persona, sino
que también es una
buena cualidad natural que debemos cuidar. Y cuál es la fuente
de ello?.
La respuesta es muy sencilla: Todas las
buenas virtudes, son mitzva de
Aprendemos entonces que como toda virtud,
también tratándose de la alegría hay que cuidarse
del exceso, que daña la
integridad interna de la persona. Como dice el Rav Kuk: "Porque el
sosiego
interno que sienten los tzadikim (justos) siempre se encuentra
vinculado
con los caminos íntegros por los que se dirigen y la pureza de
sus
corazones", en contraste con las personas "que intentan colmar su
vacío interno con el bullicio de la vida superficial, con las
carcajadas y los
grandes banquetes" (Ein Aya, Shabat Cáp. 1, 38).
Por ello – explica el Rav Kuk – los
discípulos de Shamai se sacrificaron para que en Am Israel (el
Pueblo de
Israel) "no te regocijes como los demás pueblos" (Oshea 9:1) – y
en
ese tema, la halajá fue determinada como su
opinión. Y debemos
diferenciar entre el deleite y la alegría. En general, "no todos
los
integrantes del pueblo pueden ser piadosos y santos", hasta tal punto
que
todas sus acciones sean puramente santas. Por ello, nuestros sabios no
quisieron imponer como obligación para todo el pueblo una
prohibición de
deleitarse con manjares y festejos, incluso cuando no se trata de
algún festejo
de mitzva (Ein Aya, Shabat Cáp. 1, 76). Pero en cuanto a
la alegría, es
distinto: En ese aspecto, nuestros sabios no querían que "el
pueblo de
Israel se alegre como los demás pueblos en días comunes,
como si fuesen
festivos, con vino y carcajadas, bromas y desenfreno", que "no se
alegren como los demás pueblos en público" (Ein Aya,
Shabat Cáp. 1, 77).
Mientras que Hilel pensaba que "se
debe reconocer la alegría del público como una de las
necesidades de la vida,
hasta tal punto que no se puede limitar y restringir sólo para
elevadas
metas" (Ein Aya, Shabat Cáp. 1, 78). Pero los discípulos
de Shamai
pensaban que no será la "vida corrupta del público" lo
que
determinará, y "no se puede llegar en absoluto a una
alegría pura y con un
fin santo a nivel nacional". No se debe dar por vencido ante la vida
corrupta, y no se deben determinar pautas auténticas de
"Hilel, con su bondad, veía toda la
vida en su buen aspecto, también el alma humana", y por ello
según su
opinión "a la persona correcta… no la dañará la
alegría abundante. Se
alegrará y se regocijará, cantará y
gritará, y cuanto más se alegre, mejor le
será". Pero Shamai tomó en cuenta que "la persona
también tiene un
mal aspecto, esa fuerza que irrumpe con la intención de destruir
todo lo
santo". Si le preemitiremos a la persona "la alegría abundante…
la
burla y la frivolidad conducen a la persona a la depravación
(Avot 3:13), la
alegría sobrepasará los límites, y
terminará mal… y empañará el esplendor de
las virtudes santas y el recato". Shamai "bien conocía
también los
aspectos negativos que se encuentran en las personas… y mostró
los aspectos
nocivos que fueron asimilados – lamentablemente – también en Am
Israel,
y cómo deben cuidarse mucho de todo daño o sobrepaso de
límites". Hilel
escuchó las palabras de Shamai, "y no tuvo fuerzas para
oponerse",
"y ese día Hilel se sentó encorvado frente a Shamai, como
un discípulo más"
(Shabat 17), es decir, "encorvó su punto de vista bueno y
amable, para
darle paso a la clara verdad de la realidad" (Ein Aya, Shabat
Cáp. 1, 80).
Finalmente, "Shamai e Hilel
determinaron el decreto, pero no fue aceptado. Más tarde, cuando
los discípulos
lo determinaron, sí fue aceptado" (Shabat 17). En su
generación, en que
todavía la nación poseía vigor y valentía,
todavía no podían concebir por qué
son necesarios los límites. Pero Hilel y Shamai supieron ver la
situación de
antemano. "Pero su intención fue de provecho, porque cuando
pasó el tiempo
y llegaron los discípulos, cuando las generaciones descendieron
y también la
autoridad del gobierno decayó… sus ojos fueron capaces de ver
que no como los
demás pueblos se enorgullecerá Am Israel - con la
alegría desmedida de
la vida - y en contraste, se reveló en forma clara los
daños que la alegría
grosera produce a las bases de la moral de Israel" (Ein Aya,
Cáp. 1, 81).
Pero la persona no debe pensar que por
ello él salió perdiendo, ya que en realidad la
alegría superficial no es
auténtica, es falsa. La alegría auténtica, siempre
es interna. Escribe el Rav
Kuk: "La persona correcta no persigue el éxito, porque su
alegría es sólo
externa. Para la persona que mira desde afuera tal le parece que el que
vive en
grandes palacios, con muchos festejos y gran bullicio, siente
alegría en su
corazón – pero en realidad, el corazón está
vacío". "El conocimiento
interno, dentro de la persona, que su vida es nula, que no
obtendrá nada con su
esfuerzo, que no hace nada bueno y su vida y su éxito no tienen
ningún
provecho, ni para él ni para el mundo - esas ideas le
imposibilitarán la
auténtica alegría a los que codician el éxito
externo" (Ein Aya, Shabat
Cáp. 2, 1).
La alegría delicada, no es como "la
alegría de las personas simples". La persona no debe
equivocarse, "pensando
que esa prohibición le impide alcanzar los deleites de la vida".
Por el
contrario, "los que ponen por objetivo sólo metas materiales, no
podrán
elevarse a la santidad de las ideas y alegrarse una alegría
delicada en su
vida, y cuando sacien su deseo y la ancianidad comience a pesar sobre
ellos, se
encontrarán a sí mismos despavoridos y confundidos" (Ein
Aya, Cáp. 2, 29).
Así es el común de la gente, "se
hará un sendero en su vida – a su pesar – y según su
forma de ver la vida
estará llena de vueltas y antagonismos, es bulliciosa y
tempestuosa, y él está
colmado de cambios y sensaciones, alegría y pesar, enojo y
complacencia".
Y lamentablemente, "irán descendiendo, una y otra vez" (Ein Aya,
Shabat Cáp. 2, 200).
De todas formas, cuando la alegría se da
en su medida correcta, "la alegría debe encontrarse siempre en
la
naturaleza humana" (Ein Aya, Cáp. 2, 95), y esa es la
alegría silenciosa
de la que hablamos anteriormente. "Hay dos tipos de deleite y
felicidad.
El primer tipo, es el que se siente en forma moderada, y llena a la
persona de
satisfacción y esperanzas – pero carece del bullicio y el
sentimiento de la
alegría profunda que trastorna. Y hay un segundo tipo de
deleite, que le llega
a la persona y la inunda, con fuerza, y la colma de vigor, placer y
alegría
bullanguera" (Ein Aya, Shabat Cáp. 2, 97).
Por ello, "puede que se cometan dos
tipos distintos de errores". Uno de los errores, es "que se le deje a
la alegría irrumpir según la naturaleza salvaje de la
persona, y respecto a
ella fue escrito 'y la alegría, de qué sirve?' (Kohelet
8:15. Ver Shabat
30B)". Y el segundo error, es "conducirse en forma contraria a lo que
le es natural". Y respecto a ese tipo de alegría, fue dicho: "A
la
alegría dije que es alabada" (Kohelet 2:2. Ver Shabat 30B, Ein
Aya, Shabat
Cáp. 2, 98).
Por un lado, hay que cuidarse de "la
alegría y el bullicio infantil… porque la vida y el intelecto lo
reprenderán, y
le dirán; y la alegría, de qué sirve?. La forma de
pensar en la que se basa el
bullicio infantil, es toda ella mentira. Lo que brilla desde lejos, el
aspecto
alegre de la vida superficial, cuando sea aclarado se verá en
forma auténtica
su mentira".
Por otro lado, "la alegría es una de
las tendencias naturales de la persona. La persona sana en su cuerpo y
en su
mente siempre estará alegre, y esa es su forma natural". "Por
ello,
debemos decir 'alabé yo la alegría' (Kohelet 8:15). Es
decir, la alegría
conocida y natural de la persona, de acuerdo a su esencia natural" (Ein
Aya, Shabat Cáp. 2, 98).
Y también "la alegría y el buen
corazón es muy afín al estudio de
"El alumno principiante debe aceptar
el yugo y reconocer su valor - que él todavía no
llegó al nivel en el que
tendrá un conocimiento profundo de
No fuimos merecedores de conocer al Rav
Kuk, "el padre de todo Israel, el director de nuestra generación
y de
todas las generaciones", como dijo nuestro Rav (LeNetivot Israel Alef,
65). Pero fuimos merecedores de conocer – con mucho respeto – a nuestro
Rav, el
Rav Tzvi Iehudá Kuk, el especial enviado Divino para hacer
fulgurar el
resplandor de
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: espanol@machonmeir.org.il,
editorial@alumbrar.org
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