Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Vaiera
15 de Jeshvan 5768 No
639
Rav
Azriel
Ariel
Nuestro patriarca Avraham es conocido sobre todo
por su hospitalidad. Y nosotros, a continuación, trataremos de
aprender de su
conducta, para ponerla en práctica.
Avraham mira a lo lejos y busca, hasta que "vio
y he aquí que hay tres hombres de pié frente a
él. Los vio y corrió
a su encuentro..." (Bereshit 18:2). Él ve doblemente: No
sólo que los
divisa, sino que también entiende en qué situación
se encuentran – ellos no
quieren importunarlo [y por ello dice el versículo que estaban
de pié frente a
él, sin acercarse. N. del T.]. Y de ello aprendemos otro
principio en cuanto a
la hospitalidad: Como el que "considera a los necesitados" (Tehilim
41:2), se debe prestar atención y entender qué
están necesitando los invitados,
incluso cuando con su actitud parecen decir que no lo desean.
De momento que divisó a sus huéspedes, su reacción
es rápida y diligente: "Corrió a su encuentro
desde la entrada de
la tienda" (Bereshit 18:2). La diligencia expresa buena
intención, alta
motivación y plena identificación con sus acciones – no
como el que lo hace
porque no tiene más remedio, por obligación.
A primera vista, la actitud de Avraham frente a sus
invitados es extraña: "Se prosternó a tierra, y dijo,
señor..."
(Bereshit 18:2-3). Quién le hace un favor al otro?!. Avraham les
hace un favor,
o los invitados se lo hacen a él?!. Quién debe honrar a
quién?. En forma
natural es el invitado que le está agradecido a su
anfitrión, pero Avraham -
que tiene en cuenta la imagen y semejanza Divina que existe en cada
persona –
honra a sus invitados. "Quién se merece la honra?. El que honra
a toda
persona" (Avot 4:1).
Otra interpretación de los comentaristas es que la
palabra "señor" no se refiere a una persona, sino que a D's.
Según
ellos, así debe ser interpretado el versículo: "Dijo,
Señor, si ahora he
hallado gracia a Tus ojos, por favor no pases de tu servidor" (Bereshit
18:3). Avraham le pide a D's que lo espere, y renueve la
profecía en la que se
encontraba después que termine de preocuparse por sus
invitados!. Son muy pocas
las personas que se hacen merecedoras de la profecía. E incluso
los profetas no
son merecedores de ella en todo momento. Y Avraham, cuando ha sido
merecedor de
algo tan excepcional y valioso – la profecía – renuncia a ello
por sus
invitados, y le pide a D's que lo espere un poco...!. De ello
aprendieron
nuestros sabios que "es
más grandiosa la hospitalidad que el recibimiento de
Y en su libro "Ahavat Jesed" el mismo autor cita
distintas opiniones en cuanto hasta qué punto la mitzva de
hospedar
desplaza la mitzva del estudio de
Avraham se dirige a sus huéspedes: "Tráigase un poco de
agua y
lavad vuestros pies, y descanséis bajo el árbol"
(Bereshit 18:4). Con
profunda sensibilidad por el prójimo, se da cuenta cuáles
son sus necesidades:
No sólo las necesidades mínimas –
comida y un lugar donde dormir – sino que también los "lujos",
como
lavarse y reposar un poco a la sombra del árbol.
Nuestros sabios nos cuentan que había
también otra intención en el lavado de los pies de los
invitados: Avraham pensó
que eran árabes, que le rendían culto al polvo de sus
pies, y antes que lleguen
a su tienda deseaba que quiten esa idolatría de ellos.
También en nuestros días
a veces debemos invitar personas desconocidas, parte de las cuales
puede que no
sean tan correctas desde el punto de vista moral, o que no cumplen las mitzvot.
La costumbre de Avraham era por un lado hospedarlos, pero por otro lado
"lavarles los pies" – para evitar introducir en su casa lo que no
corresponde.
Avraham les envía el agua a través de
un emisario – como dice el versículo, "tráigase un poco
de agua". Pero lo principal – el pan – lo trae con sus
propias manos: "Yo les traeré
un trozo de pan, y restauraréis vuestro corazón"
(Bereshit 18:4). Y de
ello aprendemos que como en toda mitzva, también
tratándose de la
hospitalidad "es mejor cumplir la mitzva él mismo, que a
través de
un emisario".
"Se apresuró Avraham hacia la tienda de Sara, y dijo: Toma pronto
tres seim de harina, amasa y
haz tortas" (Bereshit 18:6). A veces el huésped está
hambriento, y hay que
apresurarse para servirle la comida. Y también Avraham mismo, no
solo dice sino
que también cumple: "Y hacia el ganado corrió Avraham, y
tomó un ternero tierno y escogido... y lo apresuró a
prepararlo" (Bereshit 18:7).
Pero no todo lo hace Avraham mismo:
La preparación de la carne, la confía en manos de su
hijo, Ishmael. "Y se
lo dio al mozo" (Bereshit 18:7). Y todo eso – para enseñarle a
cumplir la mitzva.
La hospitalidad no es sólo una "locura" de Avraham, sino que
toda la
familia es partícipe con él de esa misión, y los
hijos tomarán con ellos ese
ambiente a todo lugar donde llegarán en el futuro.
Al finalizar el día los invitados
continúan su camino, "y Avraham iba con ellos, para despedirlos"
(Bereshit 18:16). Al respecto, escribe el Ramba"m: "La recompensa por
acompañar al huésped es la mayor, y es la ley que
instituyó nuestro patriarca
Avraham, y el camino de la bondad que practicó; proporcionar
alimento y bebida
a los transeúntes, y acompañarlos.
Y la hospitalidad es superior que el recibimiento de
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La halajá
nos exige satisfacer todas las necesidades de cada uno, y edificar un
régimen
de gobierno de acuerdo a ello. Esa es una halajá que
debemos cumplirla ahora:
No se está hablando de un futuro lejano. La igualdad entre
todos, es algo que
sólo se alcanzará en el futuro: Mientras tanto se puede
"tolerar" que
haya ricos que viven una vida de lujos, a condición que sean
satisfechas las
necesidades mínimas de todos los demás. Así dijo
el autor del libro "Jafetz
Jaim": "'Tu vida antecede a tu prójimo', dijeron nuestros
sabios,
pero tu riqueza no antecede a la vida de tu prójimo" (Ahavat
Jesed 40B.
Amud HaJesed, Pág. 18). Y ese es uno de los argumentos
utilizados en la halajá
para prohibir una vida de lujos, y exigir una forma de vida recatada.
Y no hace
falta ni mencionar que en nuestra generación las "necesidades
mínimas" son muy altas. La definición de "necesidades" es
algo
subjetivo, y depende del nivel de vida general. Hay que procurarle a
cada uno
un nivel de vida correcto, como es acostumbrado en cada lugar, para que
se
sienta bien. Es cierto que esa definición no es muy clara, pero
eso no
justifica que nos escabullamos de nuestra obligación. Y como ya
hemos dicho,
todo eso es una obligación práctica de la halajá,
y no sólo algo para
los más devotos.
Entonces, debo
entregarle al necesitado todo lo que le es imprescindible: Vivienda,
muebles,
etc. – mientras ello no perjudique lo imprescindible para mí.
Qué es
considerado "imprescindible"?. Es difícil de definir, en cada
generación los criterios cambian. Pero de todas formas, las
cosas son bastante
claras: Por ejemplo, probablemente en nuestra época el
lavarropas y la heladera
son imprescindibles para una familia. Debemos entonces preguntarnos:
Qué es más
importante?. El lavarropas del necesitado, o mi paseo al extranjero?.
Eso es
caridad!.
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