Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaishlaj     13 de Kislev 5785     No 1488

Ángeles y personas

Rav Ioram Eliahu

 

En el Midrash sobre la Parashá son citados Tanaim (sabios de la época de la Mishná) que demuestran que Iaacov era más grande en su nivel que el ángel que luchó contra él. Rabí Shimon lo demuestra de las palabras que dice el ángel: “Y dijo, déjame ir pues ya ha despuntado el alba” (Bereshit 32:27). El que deja ir (Iaacov) es más grande que el que es enviado (el ángel), ya que el ángel le pide permiso a Iaacov que lo deje ir.

Pregunta el autor del libro Shem MiShmuel (5673, pág. 18): ¿La opinión de muchos Rishonim (sabios de hace unos 500 años) es que el nivel del ángel es más elevado que el nivel de las personas? Y contesta, ambas cosas son ciertas. Y explica que en el libro Shaarei Orah dicen que también el ángel está compuesto de cuerpo y ánima, pero si compararemos la esencia del cuerpo del hombre, que es algo físico, frente a la esencia del cuerpo del ángel, por supuesto que el nivel del cuerpo del ángel es más elevado, porque también su cuerpo es espiritual. “Pero cuando comparamos el nivel del alma del hombre frente al nivel del anima del ángel, el nivel del alma del hombre es más elevado, porque es más profundo”. Continúa explicando según Rav Jaim Vital (Shaar HaKdusha, Guimel, Shaar Bet) que el resplandor del origen de las almas de las personas es muy profundo y elevado, más que el origen de los ángeles. Es decir, el alma de la persona tiene su origen de un lugar profundo y elevado, y por ello si la persona anda tras su alma y anula el cuerpo frente al alma, como un siervo obediente en todos los campos, una persona como esa es considerada su esencia según el alma que hay en ella, y por lo tanto es más elevada que el ángel. Pero si el cuerpo es lo principal, su esencia es la de su cuerpo, sólo que también tiene alma, y el cuerpo del ángel tiene un nivel más elevado que el cuerpo de la persona, y entonces el ángel es considerado más elevado.

La labor del revelado y expresado en la práctica de la esencia del alma, dice el Shem MiShmuel, no puede ser solamente una labor común, según la capacidad y naturaleza de la persona, porque con ello todavía no llega a expresar el potencial de su alma, y entonces en esencia el cuerpo del ángel es más elevado que ella, y por ello todavía pueden los ángeles criticarlo y el Ietzer HaRrá (mal instinto) puede obstaculizarlo en su culto a D’s. “Pero si hace su labor con una fuerza por encima de su naturaleza y costumbre, de esa forma hace despertar en ella la fuerza del alma…”. Como explica el Zohar, que si la persona rinde culto con gran fuerza, sus acciones son adjudicadas al alma, y ya hemos explicado que la esencia del alma es mayor que el ángel, y entonces el Ietzer HaRrá no es capaz de molestarlo y obstaculizarlo en su culto a D’s.

Así dijeron nuestros sabios, “no es lo mismo el que estudia algo cien veces que el que lo estudia ciento una. Y el que estudia solo cien veces, no es llamado rendidor de culto a D’s (Jaguiga 9). A primera vista, la diferencia es solo una vez de estudio. El estudiar cien veces simboliza la costumbre, el esfuerzo común, y por ello, dice el Shem MiShmuel que “todavía no rindió culto con la fuerza de su alma, y no es considerado que rindió culto, en comparación con el culto con la fuerza de su alma”. El estudio de ciento una vez demuestra el deseo y la voluntad de agregar por encima de la medida común, y de esa forma se hace merecedor de ser llamado “el que rinde culto a D’s”.

Agrega el Shem MiShmuel que también fue así con nuestro patriarca Iaacov. Él fue puesto a prueba en cuanto a su nivel y su trabajo en la casa de Lavan, si fueron totalmente plenos, y por ello el ángel lucho contra él. Y de momento que Iaacov toda su esencia era el alma, porque todo su trabajo fue por encima de la naturaleza humana, por ello venció al ángel, hasta que le dijo “no te dejaré ir, a menos que me hayas bendecido” (Bereshit 32:28).

En cuanto al Shabat, dice el Shem MiShmuel que es el “día del alma”, y si la persona se hace merecedora de recibir el Shabat como corresponde, “se eleva en el día del Shabat mucho, y su nivel es más alto que el nivel del ángel”. Y eso es lo que decimos en vísperas de Shabat cuando recitamos “Shalom Aleijem”, bendecimos a los ángeles cuando se apartan de la persona todos los impedimentos y obstáculos, y se hace merecedora de “MeEin Olam HaBa” [un poco del Mundo Venidero. N. del T.].

 

La prenda israelí

Rav Shlomó Aviner

 

Pregunta: ¿Qué es una prenda israelí? ¿En qué se diferencia de las prendas genéricas humanas?

Respuesta: No hay diferencia. Pero es que el género humano ha caído, y Am Israel (el Pueblo de Israel) – que es el corazón de los pueblos – no ha caído. Por ello, lo correcto es que todo el genero humano vista una prenda israelí, y así será en el futuro.

El Primer Hombre y nuestra matriarca Java se cubrieron, para no estar desnudos. Por lo tanto, la meta de la prenda es cubrir el cuerpo, por el recato, que es un derivado de la humildad, como es aclarado en Netiv HaAnava del Mahara”l. Se puede agregar que es para proteger del frio, pero eso es un asunto practico según la realidad, y no algo esencial.

En base a ello, hay tres definiciones:

1. La prenda debe ser amplia, y no ajustada. Ya sea para las mujeres como para los hombres. No debe ser estrecha en ningún lugar del cuerpo. Una prenda estrecha muestra la forma del cuerpo, a pesar de que no muestra el color. Pero la forma del cuerpo necesita ser cubierta, no menos que el color.

2. La prenda debe cubrir todo el cuerpo, salvo la cabeza y las manos. También el cuello puede estar descubierto, hasta el lugar donde se une con el cuerpo. La mano puede ser descubierta, a pesar de que en la Casa de Shaul acostumbraban a cubrir también el pulgar, pero eso es algo para los piadosos. Todo eso es válido tratándose de hombre como mujeres. Los hombres deben vestir pantalones largos, y las mujeres polleras largas, hasta el suelo.

3. La prenda no debe llamar la atención por su forma, color o adornos. Todo debe ser tranquilo. Ya sea para los hombres como para las mujeres. Es vergonzoso que le sea importante a la persona impresionar con su apariencia externa.

Que sea Su voluntad que seamos merecedores todos de prendas muy recatadas. 

Meorot HaShabat

 

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Encendido de las velas

No encender las velas donde hay viento

Hay que cuidarse de no encender las velas frente al viento, como por ejemplo frente al lugar donde se abre la puerta cerca de ella, de forma que cuando se abra la puerta las velas pueden ser apagadas por el viento[1].

Cuando las velas se encuentran en un lugar como ese, está prohibido abrir la puerta, porque quizás el viento apagará las velas. E incluso si abre la puerta suavemente, y la puerta misma no produce ningún viento que pueda apagarlas, está prohibido porque de todas formas hay que temer que las velas sean apagadas por el viento que sopla afuera[2].

También cuando las velas se encuentran frente a una ventana cerca de ella, está prohibido abrir la ventana[3].

El viento no sopla ahora

Escribieron los poskim (sabios que determinan la halajá): Incluso si cuando desea abrir la puerta no hay viento que sopla, también está prohibido abrirla. Porque en cada momento puede comenzar a soplar el viento, y no puede darse cuenta. Y hay quienes permiten abrir la puerta cuando el viento no sopla[4].

Escribió el Mishná Brurá que cuando no hay más remedio, hay que permitirlo, sólo que cuando abra la puerta debe hacerlo muy despacio, suavemente, para que la puerta misma no haga viento que apague las velas[5].



[1](Shuljan Aruj 277 inciso 1. Mishná Brurá inciso 2. Shuljan Aruj 680 inciso 1, Mishná Brurá inciso 1).
[2](Shuljan Aruj 277 inciso 1, Mishná Brurá inciso 2. Kaf HaJaim inciso 3 citando a Maguen Avraham y otros). Y véase Kaf HaJaim (allí) que citó la opinión contraria que permite abrir la puerta lentamente, y concluye que de momento que hay diferencias de opinión al respecto, hay que ser estricto, y sólo si no hay más remedio hay que permitirlo.
En efecto, está permitido cerrar lentamente la puerta o la ventana enfrente de las velas, porque de esa forma no hace nada, ni apaga ni enciende (allí, Ram”a y Mishná Brurá inciso 4. Jaiei Adam Klal 45-46 inciso 12. Kaf HaJaim inciso 5).

[3](Allí, Ram”a. Jaiei Adam allí. Kaf HaJaim allí inciso 6).
[4](Allí, Mishná Brurá inciso 3. Biur Halajá comienza haruaj).
[5](Allí).

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