Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
El
10 de Tevet
Rav
Lior Engelmann (reimpresión)
El ayuno del 10 de Tevet no es
considerado un ayuno muy “popular”. Las personas no son conscientes de
él ni
tampoco le dan mucha importancia como a los demás ayunos que
tienen razones
claras y justificadas. Pero nuestros sabios dicen que se debe ayunar en
ese
día, y también hay una promesa de consuelo del profeta
Zjaria: “Así dice el
Eterno, D’s de los ejércitos, el ayuno del mes cuarto y el ayuno
del quinto y
el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo serán
para la casa de Iehudá alegría
y regocijo, y días festivos” (Zjaria 8:19).
¿Por qué ayunamos el 10 de Tevet? En
ese entonces el Beit HaMikdash (El Templo) todavía se
encontraba edificado,
y Ierushalaim continuaba viviendo una vida casi rutinaria.
¿Qué debe pensar un judío de nuestros
días durante ese ayuno, del 10 de Tevet?
Es un ayuno excepcional desde el punto
de vista de la halajá. El Abudraham recalcó su
rigor y lo comparó con el
ayuno de Iom Kipur (Día del Perdón), porque
está escrito respecto a él
“en ese mismo día” (Vaikra 23:28), y también respecto al
10 de Tevet está
escrito “el rey de Babilonia cae sobre Ierushalaim en este mismo
día” (Iejezkel
24:2). De forma que si el 10 de Tevet cayese incluso en Shabat
deberíamos ayunar y no sería aplazado – aunque no fue
determinado así en el Shuljan
Aruj. Es también el único ayuno que cuando cae en
viernes no es aplazado ni
anulado. Nuestros sabios relacionaron ese ayuno también con el
día de la
defunción de Ezra, el escriba (que falleció el 9 de
Tevet) y la traducción al
griego de
¿Qué es lo que transforma ese ayuno en
algo tan dramático?
Recordamos muy bien grandes
acontecimientos, ya sean desgracias o alegrías. En nuestra
conciencia queda
gravado profundamente el momento en que ocurrieron. El 9 de Av
quedó grabado en
la conciencia colectiva cuando el Beit HaMikdash fue destruido.
Pero
todos sabemos que esa destrucción comenzó mucho tiempo
antes. En la práctica,
todo acontecimiento, particular o genérico, comienza a gestarse
mucho antes del
momento en que finalmente ocurre en la práctica. Nuestros sabios
nos quieren
enseñar a no prestar atención sólo al momento de
la desgracia, sino que buscar
atrás, dónde comenzó todo, donde tendríamos
que haber identificado los rastros de
lo que ocurrirá, y comenzar a corregir. El problema
comenzó mucho tiempo atrás.
Y así es descrito en el Midrash, que cuando Nebuzradan –
siervo de
Nebujadnetzar – quemó el Beit HaMikdash y
despertó su soberbia, se
escuchó una voz que le dijo: “Un Eijal quemado has
quemado, harina
molida has molido”. Los dos Beit HaMikdash ya estaban
destruidos mucho
tiempo antes del 9 de Av – desde el momento en que pecaron con
relaciones
prohibidas, asesinato, división, odio gratuito… Y Nebujadnetzar
y también Titus
sólo encendieron el fósforo… También hoy en
día, cuando por ejemplo se habla de
la amenaza nuclear de Irán, las personas no simpatizan con los
que profetizan
calamidades que les molestan en su rutina de vida. Lo único que
preguntan es
cuál es el punto del que no se puede regresar atrás, pero
nuestros sabios nos
recuerdan que ese punto ya es demasiado tarde. Por ello, debemos buscar
la
raíz, dónde comienza todo. Así también una
persona que peca y se desmorona y se
arrepiente por sus acciones, debe buscar cuáles fueron los
pensamientos o las
acciones anteriores que lo llevaron al pecado.
El 10 de Tevet fue el momento en que
Nebujadnetzar comenzó el sitio a Ierushalaim. El ambiente es que
“todo está
bien”, todos están tranquilos porque tienen suficientes
provisiones para
subsistir 21 años en el sitio, y cuentan con personas muy ricas,
de forma tal
que la amenaza de Nebujadnetzar no es relevante. Y en Ierushalaim
continúan
todas las discusiones internas, que fueron acentuándose, y todos
sabemos cuál
fue el final…
Dicen nuestros sabios: No esperes ni
un momento cuando las cosas comienzan. Cuanto más avanzan los
acontecimientos,
así es más difícil y complicado detenerlos. Por
ello, se los debe detener de
inmediato, al principio. También en la vida de pareja, por
ejemplo, es
preferible detener las controversias que pueden llegar a acentuarse
cuando
todavía son pequeñas y los cónyuges todavía
se aman y son capaces de aceptar y
conceder el uno al otro.
Por ello es necesario dejar de
enfocarse sólo en la destrucción, y enfocarse en la
raíz de la destrucción. El
Holocausto, en su dimensión, nos recuerda la tragedia del 9 de
Av. Decretó
¿Y cuáles son las profecías de
consuelo, de que los ayunos se convertirán en alegría y
regocijo, como si fuese
un premio-consuelo? El Mahara”l explica que cada día
como ese debería
ser un día feliz. En el 9 de Av tendríamos que vivir la
elevada realidad de
encontrarnos en Eretz Israel (
Y en efecto, en el futuro Am Israel
llegará a su adecuada grandeza, hasta que influya en los
pueblos del mundo.
Y ellos vendrán no para sitiarla, sino que para anhelarla.
Ha
llegado el momento de amar
Rav
Shlomó Aviner
Ha llegado el momento de amar. Ya hace tiempo
que ha llegado ese momento.
Pero ahora, gracias a D’s, se habla en la práctica. En nuestro
pueblo todos aman
a todos, todos ayudan a todos, todos aprecian a todos, todos se
sacrifican por
todos. ¡Qué felicidad! ¡Qué alegría!
Por supuesto, aparte de una pequeña minoría
que le gusta denigrar, negar, criticar, destruir. Que D’s se apiade de
ellos.
Por lo visto tienen algún problema consigo mismos y lo proyectan
hacia los
demás. Pero gracias a D’s, son una pequeña minoría.
En efecto, vencemos a nuestros enemigos. Aprendimos por el camino
duro de la época del Segundo Templo. Hay un versículo que
habla de momentos de
guerra: “Te cuidarás de cualquier cosa mala” (Dvarim 23:10). Por
supuesto.
Siempre hay que cuidarse. Pero nuestros sabios nos explican que la
intención es
de malas palabras (Ierushalmi, Pea 1:1). Ahora todo está claro.
En la guerra
está prohibido hablar mal uno de otro, así escribe el Kli
Yakar que si
hay controversias entre nosotros, eso cobrará un precio
más alto que el enemigo
mismo (allí 21:10). Gracias a D’s estamos unidos, no herimos el
uno al otro con
nuestra lengua (salvo esa pequeña minoría, que es nula).
Y por ello vencemos.
Por encima de ello, a D’s no le gusta que hablemos mal unos de
otros, y por ello cuando eso pasa eso evita que se manifieste la
Presencia
Divina en nosotros. Y nosotros vencemos cuando D’s se revela dentro
nuestro. “El
Eterno, tu D’s, se pasea en el interior de tu campamento a fin de
salvarte y
entregar a tus enemigos ante ti” (Dvarim 23:15). Entonces, cuando hay Lashón
HaRrá (calumnias) entre nosotros, no tiene lugar dentro
nuestro (Sifri
253). Bienaventurados somos que ya no hablamos mal unos de otros –
aparte de
esa pequeña minoría, que D’s los haga arrepentirse.
Todos conocen lo que dijeron nuestros sabios que en la
generación de
David todos eran tzadikim ,pero de momento que hablaban mal
unos de
otros perdían en la batalla, porque no estaban unidos. Y en
contraste en la generación
de Ajav rendían culto a otros dioses y a pesar de ello
vencían en la batalla
porque estaban unidos (Ierushalmi, Pea, allí). Nosotros
vencemos, y eso indica
que nos amamos. Es decir, casi todos. Es algo tan sencillo que no
necesita ser demostrado.
Y con todo, citaremos al Mahara”m Alshej: “Cuando salgas a la
guerra –
no ‘cuando salgan’ sino que ‘cuando salgas’, como acostumbraba Aharon
el Cohen,
que amaba la paz y perseguía la paz. Y si hay unión, no
se necesita el Cohen
ungido para la guerra” (allí).
Algo similar escribe Shem MiShmuel, que cuando hay unidad no
se necesitan las trompetas. Y solo si no hay unión, se necesitan
las trompetas
y la misericordia (Ki Tetze 5680). Él escribe también que
la imagen y semejanza
Divina alumbra dentro nuestro sólo cuando nos encontramos unidos
como una sola
persona (allí). Y también Rabí Tzadok de Lublin
escribe que las trompetas son
para llamarnos a unirnos, como una sola persona con un solo
corazón, todos,
todos los tipos de judíos (Pri Tzadik, Matot). Y el Jid”a
escribe que
cuando cada uno habla bien de su compañero, entonces
también los ángeles hablan
bien de Am Israel (el Pueblo de Israel), y por ello vencemos
(Kise
David, Drush 13).
Entonces, por favor, díganle a la minoría que no cesa de
negar,
culpar, delatar, que ha llegado el momento que se arrepienta, y
entonces ellos serán
una bendición para la nación. El Jafetz Jaim
escribió un libro pequeño,
llamado Majane Israel donde habla de cuestiones del
ejército, y allí advierte
mucho en cuanto al delatado, e incita a la bondad entre la persona y su
prójimo,
lo que genera la bondad en lo alto (allí, 8-9). Ese es el
secreto: Amor, amor,
amor.
Meorot
HaShabat
El
cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las
pautas básicas del
Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en
su comunidad en cuanto
a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse
a lo escrito en esta sección.
El honrado del Shabat
Productos de un negocio
Una persona que durante el Shabat le falta
algún producto
alimenticio, y su vecino o su conocido tienen un almacén – es
decir, vende en
su negocio o en su casa productos de ese tipo – le puede pedir lo que
le falta para
el Shabat, de las formas determinadas en que no es considerado
compra y
venta[1].
Está prohibido pedirle al vendedor en Shabat productos
mencionando compra o venta, es decir, diciendo por ejemplo
“véndeme tal o cual
producto”, sino que le debe decir “dame tal o cual producto”.
Por ejemplo: Una persona que le llegaron visitas en Shabat, y
le faltan botellas de bebidas, puede decirle a un almacenero “dame diez
botellas
de bebida”. Y a pesar de que la intención de ambos es que le
venda las
botellas, y después de Shabat le pagará por
ellas, de todas formas de
momento que pide diciendo “dame” y no menciona compra o venta, no
está incluido
en la prohibición de nuestros sabios de comprar y venta en Shabat[2].
Cantidad, peso y precio
El que le pide en Shabat al almacenero
productos alimenticios
para Shabat, debe cuidarse de no mencionar peso[3]. Es decir, cuando necesita algún producto
alimenticio que se
acostumbra a vender por cantidad o peso, por ejemplo, almendras o
nueces y similares,
no le dirá al almacenero en Shabat “dame medio kilo de
almendras”[4].
Así también, no le mencionará al almacenero una
suma de dinero. Es
decir, no le dirá “dame almendras por diez shkalim” o similar,
porque cuando
menciona una cantidad de peso o una suma de dinero es similar a la
compra y
venta prohibidos en Shabat [véase la acotación][5].
[1]Véase Mishná Brurá (307 al final del
inciso 46) [en cuanto a préstamo
en Shabat] citando Maguen Avraham (inciso 15) que solamente algo que es
un alimento
y es necesario en Shabat fue permitido de las formas detalladas.
[2](Shuljan Aruj, Orej Jaim 323 inciso 3. Mishná
Brurá inciso 1 y 11).
Y véase Shuljan Aruj (allí, inciso 4) que, si ya le debe
al almacenero cinco
botellas de bebidas, tiene prohibido decirle dame diez botellas y en
total te
debo 15 botellas, porque mencionar la cantidad de botellas que debe es
como se
acostumbra a vender y comprar, lo que está prohibido en Shabat.
[3](323 inciso 4).
[4]Y aparte de eso, véase Shuljan Aruj (Allí,
inciso 1) que el vendedor
tiene prohibido medir con algún recipiente y volcar en el
recipiente del
comprador. Y véase allí Ram”a, que si el vendedor no es
su intención medir, y
vuelca un poco o no llena totalmente el recipiente, agregando o
disminuyendo un
poco, está permitido en Shabat.
[5](Allí, Shuljan Aruj). Y en Kaf HaJaim
(allí, inciso 32) escribió que
a pesar de que el Ram”a escribió que se acostumbra a ser menos
estricto, eso se
refiere a Ashkenaz, pero en las tierras de Sfarad se debe ser
más estricto como
determina el Shuljan Aruj, que no se debe mencionar precio o medida. Y
también
en donde acostumbraron a ser menos estrictos, el temeroso de D’s debe
ser más
estricto consigo mismo.
El Ram”a (allí) escribió que la costumbre es como la
opinión que el comprador puede mencionar precio y medida.
Y Mishná Brurá (allí, inciso 20) escribió
que varios Ajaronim
opinan que en la práctica hay que cuidarse de no mencionar
precio y por
supuesto medida de ninguna forma, como la opinión del Shuljan
Aruj. Y concluyó
Mishná Brurá: “Y de todas formas no se debe amonestar al
que acostumbra a ser
menos estricto, porque tiene de qué fiarse, pero lo correcto es
ser más
estricto y no mencionar medida o precio, y sobre todo cuando puede
hacerlo de
la forma permitida, que puede decirle lléname este recipiente y
mañana lo
mediremos, y si se trata de algo que se vende por cantidad puede
decirle dame
tal o cual cantidad, sin mencionar precio en absoluto”.
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