Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Emor     15 de Iyar 5783     1407 

La alegría de La”g BaOmer
Rav Oren Travelsi

 

En La”g BaOmer (el día 33 de la Cuenta del Omer) cesaron de morir los discípulos de Rabí Akiva, y por ello terminan las costumbres de duelo. Pero más allá del cese del duelo ese día es también un día de alegría, el festejo de Rabí Shimón Bar Iojai. ¿Cuál es la alegría singular de ese día? ¿Y qué sentido tienen las fogatas que acostumbraron a encender en ese día?

El sentido sencillo de la Cuenta del Omer es la preparación para la Entrega de la Torá. El Sefer HaJinuj escribe (Mitzva 306): “Fuimos ordenados contar los días a partir del Iom Tov (día festivo) de Pesaj hasta el día de la Entrega de la Torá, para demostrar el gran deseo de llegar a ese gran día”. Según eso tal parece que también La”g BaOmer que cae en esos días está relacionado con la Torá.

En los días de la Cuenta del Omer está prohibido cortarse el pelo. El sentido sencillo es que por el duelo por los alumnos de Rabí Akiva no nos cortamos el pelo, pero el santo Ar”i agrega más: La Torá de Rabí Akiva se asemeja a los cabellos. La Gmará dice que Rabí Akiva de cada punta de las letras aprendía montañas de halajot, lo que está insinuado en el versículo “sus cabellos ondulados, negros como el cuervo” (Shir HaShirim 5:11). La intención de la Gmará es que en la Torá hay una gran cantidad de halajot que son aprendidas de todas las partes de ella, también de las puntas de las letras, y los cabellos de la cabeza simbolizan gran cantidad. El pelo crece y continúa creciendo hasta que la persona se corta el pelo. Así también la Torá crece, se multiplica y se difunde en halajot y detalles, casi sin límite. Según eso podemos comprender el sentido de la costumbre de no cortarse el pelo en esos días: Los discípulos de Rabí Akiva pertenecían a su Beit Midrash (centro de estudio de la Torá), que se ocupaba en aprender las halajot y los detalles de la Torá, y con su muerte surgió cierta carencia en la capacidad de multiplicación de los detalles de la Torá. Por ello, escribe el Ar”i (Shaar Sfirat HaOmer 7) que está prohibido cortarse el pelo en los días en que fallecieron esos discípulos, porque debemos recalcar la carencia que surgió en la Torá por su muerte: “Rabí Akiva aprendía el secreto de esas puntas, según la insinuación de las coronas de las letras, y por ello cuando sus discípulos murieron, está prohibido cortarse el pelo en esos días. Y aprendía montañas de halajot de cada punta, semejante a las puntas de los rulos, que son insinuadas en los cabellos”.

Aparte de la multiplicación de los detalles hay en la Torá otro aspecto, el alma de la Torá. Hay en la Torá una idea general que surca por todos los detalles de las mitzvot y halajot. Podíamos pensar que cada aspecto de la Torá es independiente, y no está vinculado a los otros aspectos. Por ejemplo, podíamos pensar que no hay relación entre las halajot de Shabat, el rezo y Pesaj. Pero no es así, todos los detalles de la Torá tienen una misma raíz de la que emanan. Esa es la idea general de la Torá, el alma de la Torá. El Rav Kuk (Orot HaTorá 13:5) escribe que esa es la Torá de Eretz Israel (la Tierra de Israel): “La corriente Divina general que surca en todas las partes de la Torá y les da vida, es un concepto que puede ser bien concebido sólo aquí, en la Tierra del Kodesh. Y en los detalles de las halajot anhela la sabiduría de Eretz Israel revelarse en todo su esplendor y potencia”.

Cuando nos ocupamos de los muchos detalles que surgen y se multiplican todo el tiempo como los cabellos, se siente que marchamos en la oscuridad. Como la insinuación del versículo, que los rulos son negros como el cuervo – es decir, oscuros. Cada detalle es importante, pero parece ser independiente y no vislumbramos la luz que le da vida y surca en él. Eso es afín con la Torá de la galut (el exilio), como atestigua la Gmará misma: “En la oscuridad me asentó - ese es el Talmud de Babilonia” (Sanhedrin 24A). Pero cuando nos ocupamos de la Torá de Eretz Israel cada detalle alumbra en base al resplandor genérico de ella. La cima de esa Torá es la Torá de Rabí Shimon Bar Iojai, la Torá del Zohar que como su nombre lo indica así es ella, resplandeciente y alumbra a todo [en hebreo, zohar es resplandor. N. del T.].

En el libro Shem MiShmuel (Emor) escribe que de la misma forma que en el último tercio de la noche comienza el resplandor del día, así también en el último tercio de la Cuenta del Omer comienza el resplandor de la Torá de Shavuot a alumbrar. Y ese tercio comienza en La”g BaOmer. Según ello podemos entender la costumbre de encender fogatas en La”g BaOmer. La nación sabe en forma espontanea expresar lo que ocurre en el interior. Las fogatas expresan ese aspecto especial de la Torá que se revela en ese día. La Torá de Rabí Shimon Bar Iojai es como una fogata espiritual, que alumbra la oscuridad de los detalles, y revela la relación general que ilumina en ellos. Por ello, en la noche de La”g BaOmer encendemos una fogata material que alumbra la oscuridad de la noche.

Los primeros 32 días de la Cuenta del Omer son paralelos a la multiplicación de los detalles de la Torá que fueron comparados con los cabellos, y por ello en esos días no nos cortamos el pelo. Y a partir del día 33 comienza a alumbrar el otro aspecto de la Torá, el alma de la Torá, y por ello encendemos fogatas. No es por azar que Rabí Shimon Bar Iojai falleció justamente en ese día. Y de momento que el día del fallecimiento de un tzadik (justo) es un momento que es apropiado para que su Torá sea difundida y se asiente en los corazones, nos alegramos el día de su fallecimiento.

En nuestra época fuimos merecedores de descubrir que el mes de Iyar es un mes apropiado para la gueulá (Redención). Iom HaAtzmaut cae en su principio y señala el aspecto nacional que nació en Israel, y Iom Ierushalaim cae en su final, y señala el aspecto del Kodesh que debe expresarse en el cuerpo nacional. En base a ese vinculo podemos comprender mejor el tema de La”g BaOmer. También él es una fiesta de gueulá, la fiesta de la Torá de la gueulá. Por ello cae en el mes de Iyar, entre esas dos festividades. La Torá sale de la oscuridad y del ocupado sólo de los detalles, “desde que el Beit HaMikdash (El Templo) fue destruido, D’s tiene en su mundo sólo cuatro codos de halajá”. Y el alma general de la Torá se renueva, la Torá de Eretz Israel que es llamada “bien” – según lo que dijeron nuestros sabios respecto al versículo “y el oro de esa tierra es bueno”, esa es la Torá de Eretz Israel (Bereshit Rabah) – se renueva 15 días antes de la fiesta de la Entrega de la Torá [el valor numérico de “tov” es 15, y quiere decir “bien”. N. del T.]. Y fue insinuado en la palabra 33 de la Torá – que es la palabra “tov” – en el versículo “vio el Señor que la luz es buena”.

El que roba una ciudad y la vende
Rav Shlomó Aviner

 

Hay quien roba una persona y la vende. Hay quien roba su cuerpo, y hay quien roba su alma. Y hay quien roba un pueblo, su cuerpo o su alma. Y hay quien roba una tierra, su cuerpo o su alma. Y hay quien roba un pueblo en su tierra, es decir, su país, su cuerpo o su alma.

Un país necesita armas y comercio, necesita lengua y tierra - pero por sobre todo necesita un corazón, un espíritu, un alma. Ierushalaim es el alma de nuestra nación.

Ierushalaim es Torá y profecía, sacerdocio y reinado. Por ello, se debe pensar mucho en Ierushalaim, y estudiar sobre Ierushalaim, y sentir a Ierushalaim. Cuando nos encontramos con Ierushalaim nos encontramos con el contenido más profundo de la nación.

En el correr de las generaciones los gentiles nos robaron a Ierushalaim, y todavía desean robárnosla, una mitad, un tercio o un cuarto. Pueblos ladrones, religiones ladronas.

Los romanos le cambiaron el nombre a Elia Capitolina, los musulmanes la llamaron El Kutz, y qué más, como si con ello lograsen olvidarnos y a todo el mundo que Ierushalaim es nuestra, toda ella es nuestra, fue nuestra, es nuestra y para siempre será nuestra. No es una ciudad que le pertenece a tres religiones, según la formulación cobarde, aduladora, falsa y traicionera.

Pobre de nosotros de semejante estilo, del que se asieron y todavía se aferran los débiles de entre nuestra nación, como en nuestros días el Centro Davidson al lado del Kotel (el Muro de los Lamentos), que daña la kdushá (santidad) de Ierushalaim, la unidad de Ierushalaim. Ellos no saldrán limpios de la Corte de lo Alto y de la Corte de la Historia.

No necesitamos demostrar que esta ciudad es nuestra, solamente nuestra. Será una ofensa a la inteligencia. ¿Acaso el rey David conquistó la ciudad y asentó en ella judíos, cristianos y musulmanes? ¿Acaso el rey Shlomó edificó en ella un Beit Mikdash (El Templo) judeo-cristiano-musulmán?

En el correr de las generaciones llegaron ladrones, y le robaron unos a otros. Y esta es la lista “Jad Gadia” de los ladrones de los ladrones:

Babilonios, Persas, Griegos, Romanos, Bizantinos, Árabes, Cruzados, Mamelucos, Otomanos, Británicos.

Y ahora, ella nos fue devuelta, y se quedará para siempre nuestra, toda ella. Ella es nuestra, solo nuestra.

Pobre de esa vergüenza, de ese oprobio del Centro Davidson. Pero gracias a D’s, el pueblo que habita en Tzion no es tonto, no es miedoso, no es adulador, no es mentiroso. Él lleva esta ciudad en su corazón, y desprecia todo el que la roba y la vende.

El pueblo es Kadosh (santo), ya sea que es consciente de ello o no, y esta ciudad es kdoshá. Fue santificada con la kdushá jerosolimitana, judía, Divina, para siempre. 

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Orden a un gentil en Shabat

Para que el gentil coma

Cuando es necesario encender en Shabat la luz para alguna de las comidas del Shabat o similar, hay quienes acostumbran a llamar un gentil y preguntarle “¿tú quieres comer o beber algo?”. Y cuando contesta que sí, le dicen que “pero ¿qué podemos hacer?, este lugar está oscuro y no podemos encontrar la comida o la bebida”. Y cuando el gentil escucha eso, enciende la luz de por sí mismo, y utiliza la luz para comer y beber, y luego se marcha dejando el lugar con la luz encendida[1].

De esa forma el gentil encendió la luz para sí mismo – para poder comer y beber. Y entonces el judío tiene permitido tener provecho de esa luz[2], como fue aclarado. Y a pesar de que el judío utiliza una artimaña, no está prohibido, ya que a fin de cuentas el gentil realmente hace la Melaja para su provecho[3].

Cuidado de la prohibición

Pero escribieron los poskim (sabios que determinan la halajá) que eso es justamente cuando el gentil hace la acción para sí mismo – para comer y beber, pero si no desea comer y beber en absoluto, y lo hace como una artimaña para encender la luz para el judío [o también si el gentil se siente incómodo si se negará, y toda su intención es cumplir con el deseo del judío], está prohibido llamar al gentil y decirle eso. Y si lo hicieron, el judío tiene prohibido tener provecho de esa luz, ya que el gentil hace la Melaja para el judío, y está prohibido entonces tener provecho de ella[4].



[1](Aruj HaShuljan 276 inciso 9).
[2]Y no se teme en ese caso que el gentil añada para el judío, ya que una vela para uno es como una vela para cien, como fue aclarado anteriormente.
[3](Allí).
[4](Allí). Y concluyó diciendo: “Y lo principal es que si según lo que él entiende no se trata de una artimaña para hacerle un favor al judío, sino que para sí mismo, incluso si habita en esa casa, está permitido. Y si no, incluso no habita en esa casa está prohibido. Y por lo general el que habita en la casa es como si se valiese de una artimaña, y se debe prestar atención a ello”.

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