Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
“Como
ojos
para nosotros”
Rav
Eial Vered
Libre albedrío. La base de toda
la esencia nuestra
como personas. La capacidad de elegir el bien y evitar el mal. Pero la
capacidad de elegir comprende dentro de ella necesariamente
también la
posibilidad de caer. No hay elección sin precio, no hay bien sin
mal a su lado,
que también propone su mercadería. Y se debe saber
elegir. Esa es la madurez.
Un niño, su elección es limitada. Y por ello
también sus caídas casi no existen. Pero desde la edad de
Bar Mitzva le
es entregado a la persona el Ietzer HaTov (buen instinto).
¿Ietzer
HaTov? ¡Pero justamente la edad de la adolescencia
está colmada de ascensos
y descensos y crisis! ¿Dónde está el dulce
niño que todos le pellizcaban las mejillas?
Y de todas formas – Ietzer HaTov. Porque desde esa edad le es
entregada
la capacidad de elección. Discernir para bien. Junto con esa
capacidad llega
también la posibilidad de caer. Y a pesar de ello decimos que el
libre
albedrío, la capacidad de elegir, es muy buena.
La Parashá Beaalotja pasa a Am Israel (el
Pueblo de Israel) en cierta forma de la niñez, incluso de la
tierna infancia, a
la madurez. La niñez – a los pies del Monte de Sinai. Como un
bebe que mama de
su madre, así Am Israel recibe la Torá,
mama. Como un bebe que no
puede estar ni un segundo sin su madre. Y la madurez, plena de
libertad, de
elección, y por lo tanto de peligros.
La Parashá Beaalotja es el comienzo de la
madurez de Am Israel. Comenzamos el camino. Empezamos a andar.
Y por lo
tanto, llega la elección. Al principio, la elección entre
bien y mal. Entre
permanecer estáticos o andar. Entre quedarse a los pies del
Monte de Sinai o
marchar a Eretz Israel (la Tierra de Israel). Tampoco eso es
sencillo.
También eso es una prueba, incluso si está claro
qué es bueno, todavía es difícil
elegirlo. “Bastante ha sido para ustedes permanecer en esta
montaña, den vuelta
y emprendan el viaje, y vengan a la montaña del emori y a todos
sus vecinos” (Dvarim
1:6-7). Es necesario que Moshé los aguijonee para que elijan el
bien. Pero ese
libre albedrío del que hablamos va siendo más y
más complejo.
Porque también cuando se trata de algo que es
bueno, se puede elegir el mal dentro de él. Ese es el episodio
del Man
de nuestra Parashá. ¿Acaso el Man es seco
y “nuestra alma está
seca y no hay nada, salvo el Man que está ante nuestros
ojos” (Bamidvar
11:6)? ¿O acaso es sabroso “como semilla de cilantro, blanca, y
su sabor era
como hojuela con miel” (Shmot 16:31)? Depende qué
se elige
mirar. El que quiere, puede elegir ver lo malo incluso en el Man,
que es
dulce y blanco. Y eso ya es más complejo. Porque hay peligro que
la elección
nos conduzca por un camino equivocado y veamos las parte menos
resplandecientes
de la realidad. Y es aclarado que todo depende de nuestra
elección. Y se puede
ver algo malo en lo bueno. Y también al revés, encontrar
un poco de bien tal
que “no es un malvado íntegro, y puede arrepentirse”.
Y a veces la elección es realmente creadora. Esa es la
elección de los
que estaban impuros, y no podían ofrecer el sacrificio de Pesaj.
Ellos
podrían haber elegido permanecer en esa situación que les
fue impuesta por
haberse impurificado. Pero ellos eligieron cambiar, preguntar, pedir –
y fueron
merecedores que fue innovado un día festivo gracia a ellos.
“Aguarden y yo
escucharé lo que el Eterno ordene para ustedes” (Bamidvar 9:8) – gracias a
ustedes.
Fueron merecedores que fue innovado todo ese tema por ellos, gracias a
su
elección. Gracias a su deseo y pregunta. Gracias a que no se
conformaron con
los que les sucede, sino que eligieron cuestionar. Una elección
creadora.
Y a veces la elección es entre dos posibilidades buenas. Elegir
entre
el bien o el bien. También eso es un tema. ¿Cuál
es el bien adecuado a este
momento? ¿Cuál es el punto afín con el
corazón ahora? Moshé le propone a Itro
ir con ellos a Eretz Israel, “ven con nosotros… has sido como
ojos para
nosotros” (Bamidvar 10:29-31). Tú serás nuestros ojos,
tú nos ayudarás a elegir
correctamente, porque tú, Itro, has hecho la elección
más grande cuando te
convertiste sin tener obligación, sin ser esclavo o sin haber
estado a los pies
del Monte de Sinai diciendo haremos y escucharemos. Por supuesto algo
bueno.
Pero Itro se niega, por otra posibilidad que también ella es
buena, “no iré,
sino que a mi tierra y a mi lugar natal iré” (Bamidvar 10:30)
para convertir a
su gente. ¿Cómo podrá Itro acaparar todo ese bien
sólo para sí mismo? Él debe
enseñarle a su familia todo ese bien que le fue revelado. Una
elección entre
bien y bien. También esa es una tarea que no es sencillo
realizar. Elegir y orientarse
según esa elección sin quebrarse en la mitad del camino
por lo que se ha
perdido.
Y a veces la elección es una elección de rebelión.
Rebelión santa. El
libre albedrío es tan elevado, que hay situaciones en las que
como si del Cielo
nos mostrasen algo, la elección en este mundo se rebela, se
elige distinto, y
una gran dicha se eleva en lo alto, cuando el niño demuestra que
es suficientemente
maduro y sabe empecinarse en su voluntad, también en contra del
designio del
padre. Y todo es bien visto.
Nuestra Parashá recalca muy claramente la fidelidad y
anulación
del pueblo frente a la nube que guía el campamento. Todos los
tipos de
estaciones son descritas en esos versículos. A veces la nube se
queda uno o dos
días, un mes o más. Todos los tipos de estacionamientos,
cuando Am Israel
siempre se anula frente a la nube. Salvo una vez. Cuando Miriam es
castigada y
se ve obligada a permanecer fuera del campamento siete días. La
orden Divina es
– continuamos adelante. La nube comienza a elevarse – ¿y Miriam?
Ella marchara
tras el campamento siete días. Entonces el pueblo elige. “Y el
pueblo no emprendió
el viaje sino hasta que Miriam fue recogida” (Bamidvar 12:15). El
pueblo no
marchó – es decir, la nube marchó, pero el pueblo no. Y
por ello la nube
regresó atrás. “Y el pueblo no emprendió el viaje.
A pesar de que la nube se
elevó por encima de la tienda, y está escrito que cuando
se elevaba la nube
sobre la tienda los Hijos de Israel marcharán siempre, de todas
formas no marcharon…”
(Sforno). Sabemos cuánto querían llegar ya a la tierra.
Siete días de marcha no
es poco. Sobre todo que la nube comenzó a marchar. Pero el
pueblo no marchó
hasta que Miriam regresó al campamento. Y en este mundo surge la
elección, que
influye en el Cielo, se consiente con ello y se les responde – Mis
hijos me han
vencido. Y el pueblo no emprendió el viaje – el versículo
dice que fue por el
pueblo, que no consintió en andar hasta que Miriam fuese
recogida, a pesar de
que sus marchas dependían de la nube, y la Torá
atestigua que también ellos
deseaban demorarse en honor de Miriam (Or HaJaim).
La Parashat Beaalotja que está llena de crisis
también es la Parashá
de las grandes y pequeñas elecciones, y eso llega junto, porque
no hay elección
sin consentimiento a pagar precios. Porque la elección a veces
es dolorosa, a
veces puede hacernos caer, pero puede también ser una
elección creadora, e
incluso hacer despertar una gran dicha en el Cielo, como una
rebelión que es
apreciada, que aclara que el hijo ya se para de por sí solo, y
tiene voluntad
propia, en base a lo que el padre le entregó, e incluso se
expresa con
potencia, matiz y color propio.
¿Subir
al Har HaBait?
Rav
Shlomó Aviner
1. No está
claro que haya alguna mitzva de visitar en nuestros días
el Har
HaBait (Monte del Templo), y por supuesto que no hay ninguna
obligación.
2. No
hay ninguna fuente clara de que haya alguna mitzva de rezar en
nuestros días
en Har HaBait, y por supuesto que no que haya alguna
obligación de ello.
3. No hay
ninguna fuente que haya que visitar el Har HaBait para
conquistarlo.
Todo lo largo y ancho de nuestra tierra hay una mitzva de
asentamiento,
de edificar asentamientos, y hay una mitzva de vivir en ella.
Pero no en
cuanto a Har HaBait que está bajo gobierno absoluto del
ejército, no
menos que todo otro lugar en nuestra tierra e incluso mucho más.
No es cierto
que la presencia allí es la que determina nuestra pertenencia de
ese lugar. Por
el contrario, si la entrada en él es la demostración de
posesión, entonces cuando
se entra sólo a un lugar lateral es, D’s no lo permita, una
renuncia a todo el
resto.
4.
Durante todas las generaciones los grandes sabios de Am Israel
(el
Pueblo de Israel) no subieron al Har HaBait. No porque
allí gobernaban
los gentiles, sino que por la halajá. Y así
también después de la Guerra
de los Seis Días (salvo argumentos poco claros en cuanto a
algunos que lo
hicieron). No somos más tzadikim (justos) que ellos, ni
más sabios que
ellos, ni más sionistas que ellos.
5. Los
límites exactos del Har HaBait están en
discusión entre muchas opiniones.
Hay 11 teorías arqueológicas distintas, cuando cada una
discrepa con las otras,
y no se puede aclarar nada.
6.
También en nuestros días existe la mitzva de
temor del kodesh (lo
santo): Está prohibido hablar allí una
conversación laica, hablar por teléfono,
comer o beber, pasear para mirar, y por supuesto que está
prohibido un paseo
familiar con los niños, fotografiarse a sí mismo, y por
supuesto tratándose de
personas famosas que llegan para fotografiarse. En cuanto a ello,
nuestro
corazón se parte de la situación allí.
7. Har
HaBait no es una sinagoga particular de algunos pocos tzadikim,
sino
que es genérico. Hay que llegar allí junto con todo Clal
Israel (la totalidad genérica del
Pueblo de Israel), y en consentimiento de
todo Clal Israel.
8. El que anhela la Shjina
(manifestación de la presencia Divina) y desea que more en
él, debe ir al Kotel
(Muro de los Lamentos), como lo hicieron a lo largo de todas las
generaciones,
y “la Shjina no se aparta del Kotel occidental”.
9. El que discrepa con la Rabanut
HaRashit (Supremo Rabinato de Israel) y los grandes sabios de Am
Israel,
de esta generación y de las generaciones anteriores, es un
atrevimiento y una presunción,
allí no mora la Shjina.
10. Para cumplir “como un
ciervo anhela las corrientes de aguas, así anhela a Ti el alma
mía, Señor.
Sedienta está mi alma del Señor, del D’s vivo,
¿Cuándo vendré y me presentaré
frente al Señor?” (Tehilim 42:2-3), “mi alma anhela y aun
desfallece por los atrios
del Eterno, mi corazón y mi carne cantan al D’s vivo” (Tehilim 84:3), escribe el “Mesilat
Iesharim” que se debe cumplir las mitzvot con entusiasmo.
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar
a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada
uno debe aconsejarse
con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los
detalles de las numerosas
y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse
a lo escrito
en esta sección.
Construcción
La Melaja de “Bone”
(construcción) es una de las 39 Melajot tipo que
está prohibido hacer en
Shabat. Esa Melaja era necesaria en el Mishkan (Tabernáculo),
cuando lo construían y edificaban.
La prohibición de construir en Shabat
no se refiere sólo a una persona que edifica una
construcción o agrega a una
construcción que ya existía, sino que también toda
acción con la que construye
algo, incluso si es una acción muy pequeña, está
prohibida según la Torá
escrita[1].
Cerrado de un orificio
Cuando hay un pequeño orificio en la
pared de la casa, está prohibido cerrarlo con yeso o similar en Shabat,
y el que así hace trasgrede la prohibición de
construcción según la Torá
escrita. Porque en el Mishkan a veces era necesario hacer algo
así,
cuando uno de los maderos tenía algún orificio [por
algún gusano o similar], y
lo cerraban con plomo[2].
También una acción que no agrega
algo a una edificación existente, si ayuda a la
corrección de ella es
considerada construcción. Por ejemplo: Una edificación
cuyo piso no está pavimentado,
está prohibido según la Torá escrita
enderezar el piso en Shabat,
ya sea quitando una elevación o llenando un pozo en el piso[3].
Perforación de un orificio
Así también si hay una casa
que está
inundada, está prohibido en Shabat perforar un orificio
en el suelo o la
pared para que el agua salga, y el que así hace en Shabat comete
una trasgresión
de construcción según la Torá escrita[4].
Porque un orificio para
dejar salir el agua contribuye al uso de la casa.
[1](Shabat 102B. Ramba”m, Hiljot Shabat 10:12).
[2](Allí, Gmara). “Como el dueño de
una casa que
tiene un orificio y lo tapa, como en el Mishkan cuando un tablón
tenía un
orificio de un gusano le ponían plomo y lo tapaban”.
El que clava un clavo o
estaca en la pared para colgar algo, en el Shuljan Aruj HaRav (314
inciso 2) escribió
que se hace acreedor de un sacrificio por haber trasgredido la
prohibición de
construcción. Fue citado por Kaf HaJaim (inciso 12). Y
así escribió Kalkalat
HaShabat (inciso 34). Pero Mishná Brurá (allí,
inciso 8 al final) escribió que
se hace acreedor por Make BePatish.
[3](Ramba”m, allí).
[4](314, Mishná Brurá inciso 8). Y
así también cuando
hace un orificio o entrada para que entre luz o aire a la casa, se hace
acreedor
por haber trasgredido la prohibición de construcción
(Ramba”m, allí 14. Y véase
Mishná Brurá allí).
El que hace un orificio
en una pared edificada, trasgrede la prohibición de
perforación, que es
derivada de la prohibición de construcción (314,
Mishná Brurá inciso 52).
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