Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Shmini     24 de Nisan 5780

Un mar sin límites
Rav Eial Vered
(reimpresión) 

En muchos sentidos se puede entender de los versículos y de la Hagada misma que Kriat Iam Suf (la separación de las aguas del mar Suf) fue un acontecimiento más sublime que la Salida de Egipto misma. D's ordena las cosas de forma tal que los egipcios persigan a los Hijos de Israel, para completar algo que todavía no fue hecho en Egipto: "En Egipto recibieron diez plagas, y en el mar recibieron doscientas cincuenta plagas" (Hagada de Pesaj).
¿Qué tiene de especial Kriat Iam Suf que la convierte en una innovación espiritual por encima de las diez plagas? ¿Acaso el extermino físico de los egipcios? – lo que podría haberse hecho anteriormente. ¿Acaso un nuevo milagro – por más grandioso que sea – constituye algún agregado cualitativo a los grandes milagros que antecedieron en las diez plagas?
Hay un agregado muy significativo en Kriat Iam Suf, muy por encima de lo que sucedió anteriormente. Para salir de Egipto realmente, para ser merecedores de recibir la Torá, se necesita no solamente quebrar el yugo de la esclavitud, sino que edificar un nuevo sistema de leyes. En ese sistema quedará claro que el espíritu - el espíritu de Israel, su alma y su existencia en sí – es una ley básica de la realidad, frente a la cual todas las otras leyes se anulan y se doblegan.
En Egipto – con todas las numerosas maravillas y milagros que sucedieron – todavía no fue anulada ninguna ley natural. Todas las diez plagas son fenómenos naturales en esencia, que surgieron en cantidades excepcionales, o en un momento excepcional. El agua continuó siendo líquida – pero no era potable. Los piojos – son criaturas muy comunes, y también las bestias salvajes. La peste es una enfermedad conocida, también la langosta es una plaga común, y también las llagas. Y también la oscuridad nos es conocida como un fenómeno natural. Incluso la muerte de los primogénitos: La muerte es un fenómeno natural, y ninguna ley de la naturaleza fue quebrada. Por supuesto, a pesar de ello todas ellas son milagros excepcionales, ya que fue la Mano de D's que se encargó que lleguen en el momento necesario, en esa cantidad y de esa forma – pero si D's decidió hacer recaer sobre los egipcios diez plagas de forma tal que no violen las leyes naturales y sólo las lleven a su extremo, eso insinúa que existe un nivel más elevado al que se debe llegar – el nivel de Iam Suf.
La existencia material comenzó con el agua: "La tierra era confusión y vacío, y la oscuridad sobre la superficie del abismo, y al aliento Divino surcaba sobre las aguas" (Bereshit 1:2). El agua constituye el principal y significativo componente de todo organismo. El Mahara"l de Praga dice que de momento que el agua no tiene forma propia, constituye la existencia material en esencia. Y es el agua la ley de existencia que gobierna en Egipto – que le rinde culto al Nilo, su fuente de agua.
El agua es una ley de la existencia, y no se la puede cambiar: "El abismo, como un ropaje, la cubre. Sobre los montes se afirman las aguas… les pusiste un límite para que no lo traspasen, para que las aguas no vuelvan a cubrir la tierra" (Tehilim 104:6-9). El mar es la sublime expresión de esa ley de la existencia – ¡y es esa ley que Am Israel (el Pueblo de Israel) quebranta!
De esa forma es aclarado que hay una ley básica, ley de todas las leyes, una ley que es capaz de quebrantar todas las leyes de la existencia material que nos son conocidas, y es capaz de generar un sistema de leyes distinto, nuevo, que lleva dentro de él un mensaje de libertad para todo el mundo: La ley de Israel.
Esa nación parte las aguas no por mérito de los rezos, y por supuesto que no por mérito de la Torá que aún no ha recibido, sino que por mérito de su existencia en sí y su esencia espiritual: "Y le dijo el Eterno a Moshé, ¿por qué clamas a Mi? ¡Dile a los Hijos de Israel, y partan!" (Shmot 14:15). Los Hijos de Israel marchan, y rasgan una de las condiciones de la creación en sí. El mar intenta oponerse, arguye con firmeza que él cumple con el papel que le fue asignado en los seis días de la creación y no está dispuesto a partirse de ninguna forma. Pero nos encontramos en el séptimo día, y debe manifestarse la ley del 7 – que se encuentra por encima de los 6 días de la creación natural. Ha llegado el momento que la condición que estipuló D's con el mar en su creación – que cuando llegue Am Israel frente a él se parta con sumisión y humildad – se manifieste. Y no solo se partirá, sino que también les será una muralla de protección, "y las aguas les eran una muralla, a su diestra y su siniestra" (Shmot 14:22).
Eso ya es un agregado cualitativo en relación con las diez plagas de Egipto. La ley más básica de la existencia material fue desintegrada, y de ahora en más hay otra ley que gobierna la existencia material – la ley de existencia de Israel, que antecede y es más elevada que todas las leyes materiales: "Las montañas podrán alejarse, y podrán moverse las colinas, pero Mi misericordia no se alejará de ti, ni será anulado Mi pacto de paz, dice el Eterno, quien tiene compasión de ti" (Ishaya 54:10).
No se puede recibir la Torá sin antes pasar por el mar. Kriat Iam Suf fue un sumergimiento en la mikve colectiva de todo Am Israel, que lo purificó como preparación para recibir la Torá. Y el punto álgido de ese acontecimiento es el reconocimiento, la vivencia, que Israel antecedió a la creación del mundo, y por ello le corresponde recibir la Torá que antecedió también ella al mundo, que es el orden interno del mundo. Y de ahora en más, en vez de las aguas materiales que nos son conocidas, tendremos otras aguas, más elevadas: "Todos los sedientos, venid por agua" (Ishaya 54:1) – "agua, es Torá".
La capacidad de separar las aguas es muy singular, y Am Israel en todas las generaciones continúa marchando y cortando las aguas, una y otra vez. Cuando entramos en Eretz Israel (la Tierra de Israel), el río Iarden también fue cortado. Y también en los años de nuestra galut (exilio) fueron quebradas una y otra vez todas las leyes de la estadística y las leyes de las probabilidades. Y también en esta última gueulá (Redención) fueron quebradas todas las leyes históricas conocidas, y un pueblo disperso y disgregado volvió a vivir una vida independiente en su tierra.
Y todavía se encuentra delante de nosotros un largo camino. Muchas aguas hay en nuestro camino que quebraremos, muchos pantanos culturales que parecen ser imposibles de surcar, muchas olas amenazantes que producen espanto, olas tempestuosas que amenazan tragarnos. ¡Y todas esas aguas quebraremos! Nuestra ley es "La" ley de la existencia, "muchas aguas no podrán apagar el amor, y los ríos no podrán lavarla", el fuego del amor interno que arde dentro nuestro, el amor por D's, nunca se extinguirá.
El séptimo día de Pesaj es como el Shabat de la salida de Egipto. Las diez plagas son como los seis días de nuestra actividad diaria, y Shviy de Pesaj es el nivel del 7, el nuevo nivel que se revela en la realidad, como el Shabat. Y por ello, ese día determina una festividad propia, en la que las aguas fueron cortadas y se reveló la potencia de la esencia espiritual de Am Israel – y fue completada la Salida de Egipto. 

“Porque no saldréis con precipitación”
Rav Shlomó Aviner
(reimpresión)

El Rav Kuk explica que hay una diferencia básica entre la primera gueulá (redención) y la última. La redención de Egipto fue precipitada (Shmot 12:11, Dvarim 16:3, Brajot 9A). Pero con respecto a la última redención, dice el versículo: “Porque no saldréis con precipitación” (Ishaya 52:12, Maamarei HaReaya pág. 164). ¡¿Es que acaso existe alguna limitación de la capacidad Divina?! ¡Por supuesto que no! Pero existen distintos tipos de redención: Precipitada, y gradual, milagrosa, y natural, según la medida de la Justicia, y según la medida de la Misericordia, con bravura, y con bondad. Cada una tiene sus ventajas. Y nosotros “anhelamos la salvación” (Shabat 31A) de cualquier forma que llegue.
¿Cu
ál es la ventaja de una redención precipitada? Es obvio. Pero ¿cuál es la ventaja de que no sea precipitada? Es que la redención de Egipto D’s la hizo, “comienza de lo alto”. La redención actual, es a través nuestro, iniciada por nosotros mismos, “comienza de abajo”. Lo que D’s hace, lo hace rápido. Pero lo que nosotros hacemos, somos solo seres humanos, ni ángeles ni serafines, y por lo tanto, lleva tiempo. Hay ascensos, y descensos, dificultades y crisis, el ritmo de avance depende de nuestras fuerzas y si somos merecedores. La redención de Egipto fue en contra de nuestra voluntad. Estábamos inmersos bajo 49 grados de impureza, casi pasamos el límite del cual no se puede regresar (Ramba”m, Hiljot Avoda Zara, fines del primer capítulo). Y D’s nos redimió, en su grandeza. Por supuesto, hay que estar preparado para acoger el “comienzo de lo alto”, ser capaz de recibirlo, pero la última redención “comienza de abajo”, a través de nuestra voluntad, entusiasmo, sacrificio y lucha. Y por eso, no es en forma precipitada, hay dificultades y crisis. Pero depende de nosotros, y desde ese punto de vista es más grandiosa. Es la “Conducción de la Unificación”, de la que habla el Ramja”l (Daat Utbunot), para que sepamos que D’s es uno, y Su nombre uno, y Él hace también a través nuestro, para traer el fin, en su santa magnificencia.
Pero no hay que olvidar que también el “comienzo de abajo”, es de origen Divino. Todo proviene de
Él, bendito sea. Escuchemos el canto de David: “Porque conTigo embestiré ejércitos” (Shmuel Bet 22:30, Tehilim 18:30). Yo embisto a los ejércitos, pero es conTigo, D’s del mundo. Cuando yo embisto a los ejércitos, es D’s el que embiste a mi lado, y a través mío. “Y con mi D’s saltaré muros” (Ídem.). Yo salto el muro, pero lo hago con D’s. “Pone mis pies como los de gacelas”, cuando yo corro rápidamente como una gacela, D’s es el que les da a mis pies esa fuerza. Yo sé luchar, porque Tú, D’s, “adiestra mis manos para la guerra”. D’s es el que hace a través nuestro, es el “comienzo de abajo”, largo y complicado. La salida de Egipto es a través de Moshé, que está por encima de todo, que no come ni bebe cuarenta días, pero en realidad es D’s mismo el que hace. Por eso, en la Hagada de Pesaj no es mencionado nuestro Rav Moshé salvo una sola vez, “y creyeron en el Señor y en Moshé, su siervo”, el versículo que recalca que Moshé no es más que el siervo de D’s, en la anulación total (comentario del Gaón de Vilna a la Hagada). “Yo, y no un ángel, Yo y no un serafín, Yo y no un enviado” (Hagada de Pesaj). ¿Es que Moshé no fue un enviado? No, él es como el hacha en la mano del leñador, como la pluma en la mano del escriba. El Señor del mundo hace todo, y nosotros fuimos pasivos, contemplando sus milagros y maravillas. “No temáis, estad firmes, y veréis la salvación que el Señor obrará para nosotros hoy... El Señor luchará por nosotros, y vosotros guardaréis silencio” (Shmot 14:13-14). Ustedes no tienen que hacer nada, solo estar firmes y contemplar, y D’s hará todo el trabajo. Solo tienen que creer, y de esa forma ser capaces de acoger Su grandiosa bondad.
Pero actualmente, es a través nuestro. Nosotros tomamos la iniciativa, nosotros luchamos, y por supuesto, recordamos que “conTigo embestir
é ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”.
Cuando comenz
ó a despertar el anhelo por Tzion, comenzó la polémica de nuestros Rabinos. Unos decían así, y otros decían asá. No hay que tomar ninguna iniciativa, dijeron los Rabinos de la Agudá, D's prometió que va a traer la redención, y Él lo va a hacer, sólo tenemos que esperar en silencio, sin hacer nada, y cuando D's traiga la salvación, correremos tras Él. Los Rabinos de la Mizraji dijeron: Nosotros tenemos que tomar la iniciativa, y D's acudirá a nuestra ayuda y nos salvará. Hasta que llegó la tercera opinión, el Rav Kuk, y concluyó: Por supuesto que D's hace, como sabemos a través de nuestras más profundas fuentes, pero lo que sucede es que si bien D's hace, Él hace a través nuestro, desde las profundidades de Kneset Israel: “La naturaleza de la redención que llega, que sentimos sus pasos, es que surge de la profundidad de Kneset Israel” (Orot, Orot Hatjiá 32). “ConTigo embestiré ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”. “Comienza de abajo”, surge de nosotros mismos, lentamente, en forma progresiva: Tierra, pueblo, lengua, ejército, independencia, estado… como una planta, que crece, “la planta de David, Tu siervo” (Plegaria diaria), “el hombre-planta haz crecer” (Plegaria a la salida del Shabat), “la voz de la planta, el hombre-planta es su nombre, es David mismo, anuncia y dice” (Oshanot).
El Se
ñor del mundo hace crecer una planta, y es imposible obligar a una planta a crecer más rápido; se estropea y marchita. Tiene su propio ritmo, y hay que ser paciente. El carpintero marca con fuerza su huella sobre la madera, a su voluntad acorta o alarga. Pero el agricultor, trabaja lentamente, “tiene fe en D’s y siembra” (Tosafot, Shabat 31A, citando el Talmud Ierushalmi).
“La planta de David, Tu siervo, haz crecer pronto”, lo m
ás rápido posible. Pero hay un límite, ya que a fin de cuentas, es una planta.
En la redenci
ón de Egipto, todo fue en forma precipitada. De pronto, salimos de Egipto, de pronto, nos instituimos en pueblo, de pronto, recibimos la Torá. Una generación grandiosa, gigantesca, en pasividad suprema: “AcuérdoMe de tu cariño a Mí, en tu juventud, del amor de tus desposorios, cuando Me seguiste por el desierto, en una tierra no sembrada” (Irmya 2:2).
Pero ahora, no. Nosotros hacemos, en forma natural. En aquellos d
ías, nuestra segunda naturaleza se había echado a perder, y era necesario luchar contra ella hasta aniquilarla, desmenuzar todos sus groseros componentes. No dejarse llevar por ella, por supuesto, sino que dominarla, someter la grosera y rústica naturaleza (Orot, Orot Hatjiá 30). ¿Quién es el valeroso?, el que domina su instinto (Avot 4:1), su naturaleza (Shmoná Prakim, cap. 4). Pero desde ese entonces pasaron más de tres mil años, y nuestra naturaleza se refinó. Y es por eso que irrumpe, como un fuerte impulso interno, también en planos positivos: El asentamiento de la tierra, el regreso a Tzion, institución del Estado, luchas contra nuestros enemigos que quieren exterminarnos, y el engrandecimiento de la Torá en la Tierra de Israel. Todo eso no nos es impuesto con “un monte sobre nuestras cabezas” (Shabat 88), no nos es impuesto de lo alto, ni tampoco como un deslumbramiento, a través de ángeles o profetas, sino que por nuestra voluntad. Nosotros queremos.
Y reiteramos: Lo que nosotros queremos hacer, es la mano de D’s. En aquel entonces, “D’s luchar
á por vosotros”, pero ahora, nosotros luchamos. Pero también de esa forma, D’s lucha a través nuestro. “ConTigo embestiré ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”. Siempre es la mano de D’s la que hace. Pero así es más grandioso aún: El Señor del mundo tiene “una morada en la tierra” (Tanjuma, Nasó 7:1). Lo que nosotros hacemos en forma natural, es la voluntad de D’s.
Por supuesto, la naturaleza no ha llegado a su perfecci
ón, el camino aún es muy largo, pero ya comenzamos a marchar. Todavía no llegamos al Meshiaj. Es el resplandor del profeta Eliahu. El Rav Kuk escribe: “Yo veo el resplandor de Eliahu que comienza a alumbrar” (Orot, Ídem.). ¡El Rav Kuk ve! Ya no se trata de una grosera naturaleza que debemos someter a la fuerza, sino que la santidad de la naturaleza comienza a manifestarse, y genera imponentes obras, en un “comienzo de abajo”. Es el último redentor, el profeta Eliahu (Orot, Israel Utjiató 28), que trae la armonía entre la naturaleza interna y la sublime luz Divina, de forma que la naturaleza habla en nombre de D’s. Él hace las paces entre los padres y los hijos. Los padres, en los que brilla el resplandor de la Torá, y los hijos, en los que brilla el resplandor de la naturaleza (Ídem. 29), y anuncia la llegada del Meshiaj, quien es como David. El resplandor Divino, que surge a través de la naturaleza, a través de nuestra voluntad, nuestra iniciativa.
Lleva tiempo, “la realidad no tiene veloces
alas como la imaginación” (Orot, Orot HaTjiá 3). Hay problemas, sufrimiento y derrotas. Se necesita sacrificar. Y al mismo tiempo, hay que alegrarse una alegría sin fin por todo lo que pasa, que es para bien. Bienaventurados somos, cuan dichoso es nuestro destino, que nosotros vivimos en esta gran generación, una generación maravillosa, sin par en toda la historia, que es totalmente distinta de la generación que salió de Egipto, y al mismo tiempo es tan similar a ella. El mismo D’s que se reveló en ese entonces en un “comienzo de lo alto”, se revela ahora en un “comienzo de abajo”, lo que es más grandioso, para que todos sepan que “Nuestro D’s es uno, en el cielo y en la tierra” (Canto Ejad Mi Iodeá), “en el principio creó D’s el cielo y la tierra”, y sobre todas las cosas “tuyo, oh Señor, es el reino”. 

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Dash
Está prohibido triturar hielo o nieve en Shabat para fundirlos y transformarlos en agua, como fue aclarado.
Fundido al sol
Cuando el fundido del hielo o la nieve se hace de por sí, está permitido. Por ello, en opinión del Shuljan Aruj está permitido en Shabat colocar hielo o nieve al lado de una fuente de calor para fundirlos y transformarlos en agua, por ejemplo, cuando se coloca al sol o cerca del fuego en un lugar donde no puede llegar a una temperatura que la mano se aparta[1], porque de momento que se funden de por sí solos está permitido[2].
Nolad
En opinión del Ram”a hay que ser más estricto, por la prohibición de Nolad [nacido, en hebreo. N. del T.]. Porque de momento que en un principio el agua estaba congelada, y por colocarla en ese lugar se fundió y se convirtió en líquido, es algo nuevo que “nació” en Shabat, y por lo tanto una botella en la que se congeló algún líquido, no se la debe colocar al sol o cerca de alguna fuente de calor para que se descongele[3].
Si ya fue hecho, si ya colocó la botella cerca de una fuente de calor y el agua se descongeló [y por supuesto si se descongeló de por sí mismo], el líquido no está prohibido y se lo puede beber[4]. Y si es necesario, incluso en un principio está permitido colocar la botella cerca de una fuente de calor para que se descongele[5].

Cubitos de hielo en un líquido
Según todas las opiniones, está permitido en Shabat colocar cubitos de hielo en un vaso o una jarra en los que hay algún líquido para enfriarlos. Y también en opinión del Ram”a que es más estricto por considerar el fundido como Nolad, eso es cuando lo que “nació” es notorio de por sí. Pero cuando los cubitos se funden dentro del líquido y no son notorios, no está prohibido por ser Nolad[6]. Y de momento que ese fundido se hace de por sí, está permitido en Shabat, como fue aclarado[7].


[1]Pero en un lugar donde puede llegar a una temperatura que la mano se aparta, está prohibido por ser considerado Bishul.
[2](Shuljan Aruj, Orej Jaim 320, inciso 9. Mishná Brurá inciso 35. Kaf HaJaim inciso 64).
[3](Allí, Mishná Brurá según lo que fue aclarado en Shuljan Aruj, Orej Jaim 318, inciso 16). Pero si se congeló sólo la parte superior del líquido en la botella o la jarra, según todas las opiniones está permitido colocarlo en un lugar caliente [de forma que no puede calentarse hasta una temperatura que la mano se aparta] para que el hielo se funda, porque enseguida cuando se funde se mezcla con el resto del líquido y no es notorio (318, Mishná Brurá al final del inciso 105. Y véase más adelante).
[4](Shuljan Aruj, Orej Jaim 318, Mishná Brurá inciso 107).
[5](Allí, Ram”a y Mishná Brurá).
[6](Shuljan Aruj, Orej Jaim 320, inciso 35. 318, Mishná Brurá inciso 105).
[7](Shuljan Aruj, Orej Jaim 320, inciso 9. Mishná Brurá inciso 34).
Hay quienes permiten triturar directamente los cubitos de hielo en un vaso que tiene líquido, porque de momento que el agua descongelada se mezcla con el líquido del vaso y no es notoria de por sí, no fue prohibido (allí, Mishná Brurá que así escribieron los Poskim citando a Tosafot).
En efecto, en Shaar HaTziun (318, inciso 146) escribió que “y a pesar de que muchos y grandes lo permiten, de todas formas de momento que nuestro Rav z”l opina como los que prohíben triturar incluso en un vaso con agua, así determinamos” (fue citado en Kaf HaJaim 320, inciso 59).

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