Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Comenzar
desde el principio
Rav
Eial Vered (reimpresión)
Un mundo entero de comienzo se
abrirá delante de nosotros este Shabat.
Una Parashá cuya interpretación sencilla casi no
existe de por sí sola,
y necesita e invita los mundos del Midrash, del Remez y
del Sod
(distintos niveles profundos de interpretación de los
versículos) para
socorrerla, y explicar un poco ese mundo misterioso que es llamado “Maase
Bereshit” (
Y a pesar de ello, se puede contemplar cómo fue que comenzaron
las
cosas, o por lo menos cómo fue expresado en
Intentaremos prestar atención al primer mandamiento que D’s le
ordenó
al hombre. ¿Qué comprende ese mandamiento?
¿Cuál es su contenido? ¿Por qué
justamente con ese mandamiento eligió D’s dirigirse al hombre
por primera vez?
¿Cuál es el principio de la dirección que el D’s
en el Cielo le entrega al
hombre que creó en la tierra?
La respuesta acostumbrada es que el primer mandamiento es “multiplicaos
y sed fecundos”. Pero esa es una respuesta correcta sólo
parcialmente. Es
cierto que eso le fue dicho al principio al hombre, pero no fue dicho
como un mandamiento,
sino que como una bendición, parte de la bendición
genérica que el Creador
bendice a Su creación cuando surgió. Así le fue
dicho al hombre: “Los bendijo
D’s, y les dijo fructifiquen y multiplíquense, llene la tierra y
sométanla, y
dominen sobre los peces del mar y sobre las aves de los cielos y sobre
todo
animal que se mueve sobre la tierra” (Bereshit 1:28). Pero antes de ese
versículo, en una formulación semejante, le fue dicho a
todos los animales que
fueron creados en el quinto día: “Y D's los bendijo, diciendo
fructifiquen y
multiplíquense, y llenen las aguas de los mares, y las aves se
multipliquen en
la tierra” (Bereshit 1:22). No es eso lo que estamos buscando, porque
buscamos
el mandamiento especial que se dirige al hombre como diadema de toda la
creación, como la criatura que fue creada por las manos del D’s
y cuenta con
imagen y semejanzas Divinos. Semejante mandamiento debe ser formulado
como tal,
y en forma singular para el hombre.
El primer mandamiento que figura es: “El Eterno D’s tomó al
hombre y lo
puso en el jardín de Eden para que lo trabajase y lo cuidase. Y
el Eterno D's
ordenó al hombre, diciendo: De todo árbol del
jardín ciertamente comerás, pero
del Árbol del Conocimiento de lo Bueno y lo Malo no
comerás, pues el día en que
comas de él ciertamente morirás” (Bereshit 2:15)
¡Comer! Ese es el primer
mandamiento que D’s le
ordena al hombre. Y si tomamos en cuenta el entorno genérico que
antecede a ese
versículo, nos daremos cuenta que hay aquí cuatro verbos:
Trabajar, cuidar,
comer y no-comer. Cuando el verbo dominante y más significativo
de todos es
“comer”, y sobre él habla en forma directa y explícita el
mandamiento – ese es
el principio.
Y eso es muy interesante. Debemos prestar atención
al hecho que de entre los cuatro verbos, tres son positivos: Le hablan
al
hombre y le dicen qué debe hacer, y también lo que debe
evitar hacer. Sólo el
último verbo es expresado en forma negativa. El orden y
también la actitud son
significativos. La palabra de D’s nos llega no para restringir o
limitar, sino
que por el contrario, para fortalecer las fuerzas de acción y
orientarlas en la
dirección que les corresponde exactamente. Por supuesto, hay
cosas que debemos
evitar hacer porque pueden producir daño, pero no son ellas las
que se
encuentran en la fachada de la palabra Divina. Al principio, se
encuentran tres
verbos positivos que le deberían decir al hombre lo que debe
hacer, y no lo que
tiene prohibido hacer. Y ese fue justamente el mal consejo de la
víbora, que lo
dio vuelta todo, que pintó todo el mundo con el color
“prohibido”, “no toques”,
y entonces comienza todo el cuestionamiento: ¿Qué es lo
que está prohibido exactamente,
y hasta qué punto? ¿Sólo está prohibido
comer, o también tocarlo? Y sólo con
eso ya salió ganando la víbora, porque cuando el tema
pasa a ser en vez de “¿qué debe ser hecho?” el “¿qué está prohibido?”, cuando la
intención original
fue pervertida, ya logró su propósito. E incluso la mujer
lo reconoce diciendo
“la serpiente me incitó y comí” (Bereshit 3:13) – la
víbora me despistó y me
hizo hablar del tema de lo que está prohibido, y el comer es
sólo una
consecuencia de ello.
Esas son las palabras de la víbora y la persona que
marcha por su camino, que elige presentar las mitzvot como un
conjunto
de prohibiciones y limitaciones, cuando en realidad lo principal es lo
que la
persona hará, y no lo que no hará. Lo que tiene que
hacerse aplazará lo que no
tiene que hacerse.
Ese es el principio que yo recuerdo al comienzo del
año, cuando comenzamos
El que me creó, y me dio mis fuerzas y mi alma, es
el que espera que yo trabaje, y cuide, y coma - y también no
arruine. Sobre esa
tarea yo pienso, ese principio me alumbra desde los versículos:
¿Qué harás este
año? ¿Qué tarea D’s te hará descubrir este
año? ¿Cómo abrirás el jardín que
debes cuidar, cómo lo trabajarás? Y dentro de esa labor,
el comer tiene un
papel central.
El comer es la unión del hombre y las distintas
partes de la creación y su elevación,
transformándolas en parte de sí mismo –
ese es el profundo sentido del comer. Y respecto a ello llega la orden
Divina:
¡Come! Une más y más partes de la creación a
ti, transfórmalas en parte tuya,
elévalas del mundo del caos y adhiérelas al mundo de la
corrección. En base a
la humildad y la responsabilidad, como la diadema de la
creación, como el rey
en el mundo material, respecto al cual fue dicho “lo has hecho apenas
un poco
más pequeño que los ángeles, y lo coronaste con
gloria y honores” (Tehilim
8:6). ¡Cuánta confianza deposita D's en nosotros, cuanto
respeto por el hombre,
cuántas fuerzas nos da semejante actitud!
Este Shabat
La
Suca del Leviatan
Rav
Shlomó Aviner (Tal
Jermón – Torá,
pág. 456)
Rezamos que seamos merecedores de
sentarnos en
El Leviatan es un animal gigante,
es la máxima expresión de la animalidad y el vigor
físico. A primera vista, no
tenemos ningún contacto con ello. Nuestra aspiración es
elevarnos por encima de
los asuntos materiales de este mundo, y ser merecedores del resplandor
Divino.
Y esa es la gran innovación: No hay
contradicción entre el kodesh (lo santo) y lo laico, e
incluso cuando lo
laico se expresa en su máximo vigor. Es cierto que “el kodesh
común” es
“opuesto a la naturaleza”, “lucha hasta su última gota en contra
de la
naturaleza” (Orot HaKodesh Bet 317). No comprende que de la misma forma
que lo
laico sin el kodesh es como un cuerpo sin alma, también
el kodesh
sin lo laico es como un alma sin cuerpo. No comprende que de momento
que lucha
en contra de la naturaleza, lucha contra su propia naturaleza.
Pero nuestra intención es no
desconectarse de la naturaleza sino que elevarla, lo que es posible
sólo cuando
el resplandor Divino nos envuelve. Por ello, esa elevación es
notoria sobre
todo en la fiesta de Sucot, en la que las nubes de honor nos
envuelven y
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Borer
Mano
La segunda condición mencionada anteriormente
para permitir separar
“comida” de una mezcla con “residuos”, es que lo separe con la mano
– es
decir, que quite la “comida” de la mezcla sin ayudarse de ningún
instrumento
dedicado a ello.
Cuando separa entre las dos especies con la ayuda de algún
instrumento
dedicado a ello, trasgrede la prohibición de Borer
según la Torá
escrita. Y cuando lo hace con algún instrumento que no es
dedicado a ello, a
pesar que no trasgrede una prohibición de la Torá
escrita, de todas
formas está prohibido por nuestros sabios[1].
La utilización de un utensilio de comida para quitar la “comida”
de la
mezcla, a veces es considerado “forma de comer” y está
permitido, y a veces es
considerado “forma de Borer” y está prohibido.
Si en un plato se encuentran mezcladas aceitunas y otras especies
avinagradas, está permitido tomar con una cuchara o un tenedor
una aceituna y
comerla, porque de esa forma la utilización del utensilio es
considerada “forma
de comer”[2]. Y
también es así tratándose de toda mezcla de
comidas que se acostumbra a
comerlas con la ayuda de una cuchara o un tenedor, y está
permitido sacar la comida
con la ayuda de ellos[3].
Aceite que flota sobre la sopa o
crema que flota sobre la leche o similar, y desea quitar el aceite o la
crema:
Si quita exclusivamente el aceite o la crema, está prohibido
utilizar una
cuchara [incluso si piensa comerlos][4],
porque es considerado “forma
de Borer’ y no “forma de comer”[5].
En ese caso, puede quitar el
aceite junto con un poco de sopa, o quitar la crema junto con un poco
de leche[6].
[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 319 inciso 2) Como fue
aclarado en la Gmará (Shabat 74A), que el que separa con un
colador debe traer
un sacrificio de Jatat, es decir, trasgrede la prohibición de
Borer según la
Torá escrita. Y el que separa con un plato sopero, está
exento aunque está
prohibido. Y explicó Rashi (allí) que con plato sopero
está prohibido porque se
asemeja a Borer, y por otro lado está exento porque es Borer de
una forma que
no se acostumbra. Pero si separa con su mano sin utensilio, no es
semejante a
Borer en absoluto.
[2](319, Mishná Brurá inciso 66). Y
en Shu”t
Iguerot Moshé (primera parte, 124) y Shu”t Minjat Itzjak
(primera parte, 76)
explicó que si el utensilio [tenedor o cuchara] no ayuda en la
separación
misma, sino que lo utiliza para no ensuciar su mano, o porque se trata
de un
alimento líquido y no puede tomarlo con su mano, y todo lo que
sea similar a
ello, es como Borer con la mano y está permitido.
[3]Véase Jazon Ish (54, inciso 5) que
escribió: “Y
así también si toma con la mano o el tenedor la carne del
hueso en el plato
sopero o similar, no hay ningún problema en cuanto a Borer”.
[4](Allí, Mishná Brurá inciso
62).
[5](Allí, Shaar HaTziun inciso 58).
[6](Allí, Mishná Brurá).
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