Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Atrevimiento
Rav Lior
Engelmann
Janucá es el cuento del
atrevimiento. Atrevimiento
es cuando la persona se niega a reconocer sus defectos, a saber su
lugar, y
desafía al que se encuentra por encima de él. El atrevido
se considera grande a
sus ojos, y ve pequeño al que se encuentra frente a él -
incluso si en realidad
es diez veces más grande que él. En Janucá se
enfrentan dos tipos de atrevimientos:
El atrevimiento griego frente al atrevimiento israelí, un
atrevimiento vil
frente a un atrevimiento de kdushá (santidad).
El reinado griego fue comparado con el tigre, “un tigre sobre sus
ciudades – esa es Grecia” (Vaikra Rabah 13). El tigre es el
símbolo del
atrevimiento, “atrevido como un tigre”. Una lucha cara a cara estalla
en la
época de los Makabim entre el atrevimiento sobre el que
fue dicho “el atrevido,
al infierno” y el atrevimiento respecto al cual fue dicho “sé
atrevido como un
tigre para hacer la voluntad de Tu Padre en el Cielo”.
El atrevimiento griego infla a la persona por encima de su medida
autentica, le confiere a su raciocinio y entendimiento el monopolio de
la
comprensión del mundo y la dirección del hombre. En su
herejía para con el
Creador del Mundo, pretende liberar a la persona de las ataduras de la
fe en lo
que se encuentra por encima de él y aumentar su fuerza. A
través de la negación
de la existencia de D’s o su convertido en una estatua, la
sabiduría griega pretende
coronar al hombre como el dueño de la gran fuerza de vida sobre
la tierra, como
gobernador y señor.
En la práctica, ese atrevimiento para con lo alto anula
totalmente el
encumbrado nivel del hombre. De momento que el mundo falta de sentido,
de
momento que no hay un alma Divina en el hombre, cada uno se convierte
en un
pequeño granito sin valor que se pasea sin ningún sentido
en un universo
infinito. El atrevimiento que pretendió anular la existencia de
D’s, él mismo anula
el valor del hombre en la práctica. El hombre se hace
pequeño, y sus acciones
en el mundo no valen nada. “Es valorado el hombre que fue creado a
imagen y
semejanza”, y cuando se convierte al D’s mismo en una estatua, se le
quita al
hombre su valor.
Frente a ese atrevimiento se encuentra el atrevimiento de Israel, que
también él es capaz de atreverse como un tigre
viéndose más poderoso de lo que
es, y todo eso para cumplir con la voluntad de Su Padre en el Cielo.
Frente al atrevimiento griego que pretende impurificar al mundo y
convertirlo en algo humano y pequeño, se encuentra el
atrevimiento de la
pequeña vasija de aceite que a primera vista no es capaz de
alumbrar más que un
solo día, pero se atreve mucho, tiene fe en que dentro de ella
se esconde mucho
más de lo que se ve a primera vista, y es aclarado que su
atrevimiento lo ayuda
cuando es necesario. Frente al atrevimiento griego que decreta
mancillar la
novia en su noche de nupcias, se encuentra el atrevimiento de Iehudit,
que es
capaz de decapitar al gobernador griego. La pequeña vasija, como
el pequeño
número de soldados de los Jashmonaim frente a la
sofisticada máquina de
guerra de los griegos, simboliza el atrevimiento de Israel. Los Jashmonaim
son el símbolo de las personas que se atreven a pensar en
grande, a soñar
sueños en el cielo y no se adhieren al pensamiento realista
falto de vuelo.
Justamente la gran fe en D’s revela que el hombre es realmente grande,
ya que D’s le entregó en sus manos al mundo y le dio un alma
infinita del
Cielo. Justamente es la fe la que abre los portones frente al
atrevimiento más
sencillo y dulce, el atrevimiento de la fe.
Janucá es
el gran cuento de la pequeña vasija
que es aclarado que en realidad no es pequeña para nada, de “mi
delgada velita”
que en su empeño por alumbrar se revela como una gran antorcha.
Es el cuento de
la luz que se encuentra en la puerta de todo hogar judío, es el
cuento del
pequeño hombre que en su vinculación auténtica con
D’s se hace muy grande. Es
el cuento del atrevimiento más bueno que hay, el atrevimiento de
la valentía
judía.
“En la época de los talones del Meshiaj (El Redentor) el
atrevimiento se elevará”, y quizás se está
hablando de un atrevimiento del tipo
que aprendimos de los Makabim – el atrevimiento de tener fe en
grande,
de soñar en grande, de mirar al mundo desde un punto de vista de
fe, saber que
somos enormes, mucho más de lo que nos pensamos, y convertirnos
en atrevidos
como tigres para hacer la voluntad de nuestro Padre en el Cielo.
¡¿Cese
de fuego?!
Rav
Shlomó Aviner
Pregunta: ¿Por qué el país
consintió con el alto de fuego en
Aza? ¿Acaso es una decisión correcta? Ellos nos lanzaron
500 misiles,
asesinaron tres personas, hirieron una centena, generaron mucho
daño. ¿Por qué
nos rendimos?
Respuesta:
Primera
respuesta: ¿Acaso tú estás seguro que conoces
todos los aspectos?
En este
país hay un problema - cada uno es un general, cada uno lo sabe
todo. Hay un
chiste relacionado con la crítica continua de los representantes
públicos:
Cuentan que una vez, en un encuentro de los grandes dirigentes del
mundo, dijo
Stalin: Yo soy el presidente del país más extenso. Le
contestó Roosevelt: Yo
soy el presidente del país con más dinero. Agrego nuestro
presidente Waisman:
Yo soy el presidente del país con más presidentes. En
efecto, en nuestro país
cada uno piensa que él es el presidente, dirigente del gobierno
y Ramatka”l (Comandante
en Jefe).
Segunda
respuesta: Los hemos desarticulado.
No se
puede matar a todas las personas en Aza. No todos allí son
malvados, también
allí hay desdichados. Es cierto que “en la guerra, como la
guerra”, pero Shaul
le dijo al Keini (Shmuel Alef 15:6): “Apartaos de entre los Amalekitas,
para
que no os destruya con ellos”. Es decir, a pesar que tú eres mi
amigo, si te
encuentras allí puedo llegar a herirte. Te conviene marcharte.
Se necesita
también moralidad y apiadarse de los que no son culpables.
Quizás tú
digas: Ellos nos dispararon y nos produjeron tremendos daños, y
nosotros no les
devolvimos. No es cierto. Les desmantelamos los centros de fuerza,
todas las
centrales, todos los edificios de inteligencia. No les quedó
nada. ¿Pero ellos
continuarán molestando? Si. Así se comportan los
árabes desde el comienzo del
regreso a Tzion. Ellos mienten mucho y tienen mucha imaginación,
hasta tal
punto que muchos de ellos se creen las mentiras. Como
Tercera
respuesta: Consentimiento del pueblo que habita en Tzion.
Nosotros
salimos a una contienda sólo si no hay más remedio.
Salimos al combate sólo si
el pueblo que habita en Tzion consiente. El pueblo no es sólo
los habitantes
del Sur, sino que también del Norte, los que viven al Norte de
Tel Aviv, porque
también ellos luchan. Los soldados son los civiles, y no podemos
luchar cuando
hay soldados que no están convencidos que se debe luchar. En el
país lo llaman:
“Guerra sin otra posibilidad”. Cuando hay una guerra sin otra
posibilidad todos
salen al combate, derecha, izquierda, centro y laterales, y luchan con
sacrificio. No sólo el gobierno piensa que no se sale a luchar
por cualquier
cosa, sino que también el pueblo que habita en Tzion piensa
así. De otra forma,
si alguien cae en la lucha, estos culparán a aquellos de su
muerte.
Cuarta
respuesta: Consentimiento de las naciones.
En
general, no podemos confiar en los gentiles. Debemos confiar
sólo en nosotros
mismos, o para ser más exacto, confiar en D’s, del que somos sus
emisarios.
Pero en la política debemos tomar en cuenta también a los
demás. No estamos
solos en el mundo, no somos un país sólo en el mundo. No
hay ningún país en el
mundo que no dependa de los demás. También EE.UU.,
también los rusos, también
los ingleses. Ellos no hacen nada sin tomar en cuenta a los otros.
Tampoco
ellos están solos en el mundo. No se puede hacer algo que los
países normales
lo negarán. Necesitamos su ayuda en la economía, el
ejército y la política.
Una vez me
contó el Rav Moshé Levinguer, que como es sabido no era
de los que temen o son
débiles, que cuando Moshé Dayan, Ministro del Exterior,
volvió de una visita en
EE.UU. el Rav Levinguer y otros lo criticaron porque se rindió
frente a la
presión de ellos. Le dijo nuestro Rav, el Rav Tzvi
Iehudá: “¿Y no se debe tomar
en cuenta nunca la opinión de EE.UU.?...”. Eso fue lo que dijo
el valiente Rav
Levinguer.
Quinta
respuesta: Comprensión de los malvados.
El Jamás
debe hacer algo de vez en cuando. Si no es algo liviano, será
algo severo. Por
supuesto, no los justificamos, pero debemos comprender que a veces una
trasgresión liviana nos salva de una trasgresión severa.
Muchos países tienen
“conflictos de baja intensidad”, lucha a baja potencia, en vez de hacer
“conflictos de alta intensidad”, lucha a alta potencia. A veces la
lucha a baja
potencia nos salva de la lucha a alta potencia. El Jamás
son super
malvados, también para con los árabes. Por ello, de vez
en cuando la presión
debe ser liberada. Por supuesto, cada judío que es herido es un
dolor tremendo,
y debemos esforzarnos para que ellos no toquen ni la uña de
nadie, y no
justificamos. Pero la realidad es esa, y a veces es preferible cuidar
la lucha
a fuego bajo. Ellos buscan un pretexto para luchar. Nosotros debemos
estar
preparados anímicamente para ello.
En
resumen: Debemos fortalecer a los habitantes del Sur, y en general,
fortalecer
a la nación y confiar en el país, el gobierno y el
ejército. Si decimos y repetimos
que el ejército es débil y el gobierno es débil,
los debilitamos. “Lo que temía,
me ha sobrevenido” (Iyov 3:25). Lo que es llamado profecías que
se plasman a sí
mismas. Por ello no debemos hablar de esa forma, sino que debemos decir
que
somos fuertes y valientes. Muy bien por Tzaha”l (el
Ejército de Defensa
de Israel), muy bien por la contención, que a veces es una gran
valentía de
esperar el momento oportuno para atacar.
Cumpliremos:
Fortalezcámonos y nos reforzaremos.
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Bishul
Los alimentos son preparados para ser comidos de
distintas formas:
Cocinado, horneado, tostado. El cocinado es con agua o jugo, mientras
que el
horneado y el tostado se hacen con calor y sin líquidos, frente
al fuego u otra
fuente de calor.
Un alimento que fue horneado o tostado, cuando lo introducen dentro de
algo cocinado como sopa caliente, pasa por un proceso de
cocción. Los Rishonim
discrepan si está prohibido cocinar algo que fue horneado o
tostado
previamente[1].
El Shuljan Aruj escribe que
hay quienes opinan que está prohibido, y hay quienes lo permiten[2].
Muchos poskim (sabios
que determinan la halajá) escribieron que la
resolución es que no se
debe prohibir cocinado luego de horneado o tostado[3],
pero en un principio hay que
tomar en cuenta la opinión de los que lo prohíben y no
hacerlo[4].
El Ram”a escribió que acostumbraron
a cuidarse en un principio de no poner pan dentro de Kli Sheni
mientras
que el alimento en él está tan caliente que la mano se
aparta, como los que
opinan que hay cocinado luego de horneado o tostado[5].
Según esa opinión, no se debe poner
trozos de pan dentro de la sopa caliente[6]
[incluso si pasó la sopa del
recipiente donde fue cocinada a otro[7]].
Tampoco se debe verter jugo
caliente de la olla sobre burekas o similar, o sobre
hígado tostado[8],
mientras la sopa o el jugo
están tan calientes que la mano se aparta de ellos[9].
Los que se cuidan del cocinado luego
del horneado o tostado se cuidan también de tostado u horneado
luego del
cocinado, y por ello en su opinión no se debe colocar un trozo
de carne o pollo
cocinado frente al fuego [u otra fuente de calor] en un lugar donde
puede
llegar a ser tostado[10].
[1]Parte de los Rishonim opinan que hay
cocción
luego del horneado o el tostado, como Rabí Eliezer de Mintz y el
Sma”g que
fueron citados en Tur y Beit Iosef inciso 318, y escribió que el
cocinado anula
al horneado anterior. Y escribió el Ta”z (allí, inciso 6)
para explicarlo que
el sabor del alimento cambió cuando fue horneado y ahora es
cocinado. Y hay
Rishonim que opinan que de la misma forma que no hay cocinado luego del
cocinado, tampoco hay cocinado luego del horneado o el tostado (Mordeji
citando
a Rabi”a, como está escrito en Beit Iosef allí).
[2](318 inciso 5). Y en Kaf HaJaim (allí,
inciso
84) se esforzó por demostrar que lo que escribió el
Shuljan Aruj que hay
quienes lo permiten, es incluso en Kli Rishón, y no como
explicó el Ram”a que
habla sólo de Kli Sheni.
[3](Kaf HaJaim allí, inciso 84 citando
Kneset
HaGdolá y Mat”i). Y véase allí inciso 65 que es
aclarado que esa es la opinión
de Mahara”m Ben Jabib y Mahar”a Itzjak y otros. Pero Kneset
HaGdolá (allí) es
citado por Sefer HaZijronot, y escribió que de momento que el
Shuljan Aruj citó
primero la opinión que prohíbe, esa es su
resolución [y negó sus palabras]. Y
así también Pri Megadim (allí, Eshel Avraham
inciso 21) opina que la opinión
del Shuljan Aruj es prohibir. Y así también Tal Orot
(pág. 195).
[4](Mara”m Ben Jabib y Mahar”a Itzjak, citado en
Kaf HaJaim allí inciso 65). Y es aclarado en sus palabras que es
correcto
cuidarse de ello en Kli Sheni. Y en Kaf HaJaim (allí, inciso 84)
citó a Kneset
HaGdolá que el que es más estricto y no introduce algo
horneado en Kli Rishón,
será bendecido.
[5](Allí, Ram”a. Y así
escribió Ben Ish Jai,
segundo año, Bo inciso 6). Porque tratándose de ciertos
alimentos, también
tememos que sean cocinados en Kli Sheni. Pero en Kli Shlishi el Pri
Megadim
dice que no hay que ser estrictos (allí, Mishná
Brurá inciso 47. Y véase Jazon
Ish inciso 52).
[6]Así también no se debe poner
galletitas o
similares dentro del té o café cuando estos están
tan calientes que la mano se
aparta [incluso en un vaso que es Kli Sheni].
[7]Si pasó la sopa al plato utilizando un
cucharón, véase más adelante.
[8]Porque el vertido de Kli Rishón es capaz
de
cocinar, y hay cocinado luego del horneado y el tostado.
[9](Allí, Mishná Brurá inciso
45). Debes saber que
hay muchos alimentos y condimentos secos que se acostumbra en
días corrientes a
introducirlos dentro de la sopa o alimentos calientes, como sopas
instantáneas,
edulcorantes, cacao en polvo y otros, y para permitirlo en Shabat hay
que
aclarar si en su proceso de fabricación pasaron por un cocinado
o horneado, o
quizás nunca fueron cocinados de ninguna forma [como sopas en
polvo que sólo
son trituradas].
[10](Allí, Mishná Brurá inciso
41. 15 Biur Halajá,
comienza vehu iavesh). Pero está permitido colocar un trozo de
carne cocinado
sobre una olla que se encuentra sobre el fuego para calentarlo (Shuljan
Aruj
allí, inciso 8, 15).
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