Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Rav
Iaacov Filver (reimpresión)
Cuando Rav Ashi le preguntó al rey
Menashe en sueños: “De momento que ustedes eran tan sabios,
¿por qué le
rindieron culto a otros dioses?”, este le contestó: “¡Si
hubieses vivido en
nuestro tiempo, habrías levantado la falda de tu túnica
para poder correr tras
nuestro a rendirles culto!” (Sanedrín 102B). Ese fenómeno
- un público que
marcha como ciego tras una moda que fue impuesta - se repite una y otra
vez en
la historia. Y los que corren tras la nueva moda la adoptan sin
ningún sentido
crítico, y sin darse cuenta de la falsedad y las carencias que
se esconden en
ella. Así acostumbraron hace más de 50 años
nuestros hermanos que habitaban en
Tzion frente al comunismo, cuando veían en su líder el
“Sol de los Pueblos”. Y
muchos marcharon ciegamente tras él, cuando en realidad se
trataba de un
dictador que asesinó masas enteras. Eso vuelve a repetirse en
nuestros días con
el “proceso de paz”, cuando muchos marchan como ciegos tras él.
Y también con
el cínico abuso de la democracia por parte de los
políticos, que llegan al
poder con falsas promesas con las que tergiversan y desfiguran la
voluntad del
pueblo. Y en una democracia como la de nuestros días, podemos
entender mejor lo
que escribió en su diario (Primera parte, 21 de Junio 1895) el
fundador del
Sionismo Político, Dr. Binyamin Zeev Hertzl respecto a la
democracia: “Yo me
opongo a la democracia porque no tiene límites, ya sea para bien
como para mal,
y sus consecuencias son los discursos retóricos parlamentarios y
el feo tipo de
políticos que buscan saciar su codicia… La democracia es una
tontería política,
que puede ser aceptada por el público sólo en un momento
de entusiasmo
revolucionario”. Esas agudas palabras que fueron escritas hace
más de cien
años, se plasman en nuestra vida política con toda su
mentira y distorsión.
De vez en cuando se vuelve a hablar del
tema de la relación entre la democracia y
En resumen: Se puede decir que el régimen
de gobierno preferido por
Rav
Shlomó Aviner (reimpresión)
Pregunta: Al
confesar mis faltas [vidui,
en hebreo] cuando sé que me será imposible mantener mi
promesa y que nuevamente
volveré a cometer cierto pecado, ¿cómo puedo hacer
frente al Señor del mundo y
expresar mi arrepentimiento y la verdadera aceptación del futuro?
Respuesta: Este
vidui constituye un
arrepentimiento verdadero, mas no es suficientemente fuerte para hacer
frente a
eventuales irrupciones instintivas que puedan aparecer. Constituye una
verdadera Tshuvá (arrepentimiento
sincero), y a pesar
de no ser completa, no debemos menospreciarla.
Así como la redención es lenta,
¡Dichoso quien hace de una vez una Tshuvá
grande y completa! ¡Dichoso quien logra transformarse en otra
persona en un
instante! Rabí Elazar Ben Dordai que estaba sumido terriblemente
en las
profundidades del pecado, con un esfuerzo extraordinario y sobrehumano
logró
salvarse de su personalidad, se despedazó, hasta que se
desvaneció. Surgió
entonces una voz que declaró: “Rabí Elazar Ben Dordai
está invitado a la vida
en el mundo venidero”. Rabí lloró y dijo: “Hay quien
compra su mundo en varios
años y hay quien lo hace en una sola hora” (Avoda Zara 17A).
La mayoría de nosotros somos incapaces de alcanzar ese nivel de Tshuvá repentina, en el cual el fulgor
de espiritualidad expulsa a la fealdad del pecado en un instante. Sin
embargo,
nosotros somos capaces de una Tshuvá
progresiva, gradual: Subir y conquistar lentamente los caminos de la
rectitud,
corrigiendo nuestras virtudes, mejorando nuestros actos y aprendiendo
de qué
modo depurarnos hasta llegar al alto nivel de pureza (Orot
HaTshuva 2).
Cuando el individuo piensa en
Nuestro maestro el Rav Kuk escribió: “El hombre debe revelar sus
pecados…. Cuando realiza un examen de consciencia, inicia entonces un
proceso
de purificación, día tras día, a través de
la plegaria y el reconocimiento de
sus faltas. A partir de entonces, logra liberarse lentamente de la
maldad,
antes que ésta haya logrado constituirse en un montón que
no le permita alzar
su cabeza” (Orot HaKodesh Guimel 302).
Por consiguiente,
El individuo no debe desesperarse al ver que al levantarse vuelve a
caer. El tzadik, el justo, “se
levanta y vuelve a caer siete veces”, hasta que no cae más. En
cambio, el
malvado yace caído y desesperado. A veces, el tzadik
también cae en la lucha y se repone. Pero hay algo que es
peor que caer en la lucha: caer sin lucha alguna.
Por lo tanto, el hombre debe tener coraje, hacer frente con integridad
a la luz, fortalecerse con
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Kidush
Para cumplir la mitzva del Kidush
de la mejor forma, los que están reunidos deben probar del vino.
Pero pueden
probar de todo vino que se encuentra delante de ellos, y no deben
probar
justamente del vino de la copa del que recitó el Kidush [1].
Incluso cuando los que están
reunidos beben de otro vino que sirvieron en sus copas, en un principio
deben
beber de un vino que no es defectuoso [es decir, del que no bebieron
anteriormente], y por ello si el vino que fue servido en sus copas es
defectuoso, le agregarán un poco de vino de la botella para
corregirlo[2].
Si desean corregir el vino en sus
copas agregándole del vino de la copa del que recitó el Kidush,
hay que
hacerlo antes de que el que recitó el Kidush pruebe de
su copa, porque
después que bebió el vino que quedó en su copa no
puede corregir el vino en las
copas de los que están reunidos[3].
Pero también después de
haber bebido de su copa el que recitó el Kidush, pueden
agregar un poco
de vino de la botella a la copa para corregirla, y luego
verterán de la copa a
las copas de los que están reunidos[4].
Si el que recitó el Kidush
vierte de su copa antes de haber bebido a las copas de los que
están reunidos
para corregir el vino defectuoso en sus copas, no beberán los
que están
reunidos hasta que beba el que recitó el Kidush antes.
Pero cuando el
vino en las copas de los que están reunidos no es defectuoso, no
tienen que
esperar al vino del que recitó el Kidush, y pueden beber
de sus copas
antes que beba el que recitó el Kidush[5].
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