Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Shabat Jol HaMoed     17 de Nisan 5774     Pesaj

Libertad aparente
Rav Elishá Aviner

El anhelo de libertad es una característica de nuestra época. No comenzó ahora, pero se fortaleció y se realzó en nuestra generación. En el pasado, la mayoría de la humanidad no gozaba de libertad. Derechos básicos fueron negados. La humanidad se encontraba sumergida en una esclavitud parcial o total. Parte de las personas eran esclavas al pie de la letra, sometidas a amos duros que aprovechaban hasta lo último sus cuerpos. Otros no eran esclavos, pero estaban subyugados por gobernadores todopoderosos, que hicieron con ellos lo que se les ocurrió. Unos pocos eran libres realmente. Para alcanzar su libertad, la humanidad luchó durante cientos de años. La Revolución Francesa anunció el comienzo del cambio – concesión de derechos de libertad política a los ciudadanos. Después se continuó con la liberación de los esclavos en EE.UU., luego de una sangrienta guerra entre el norte y el sur.
A pesar que ya han pasado varios cientos de años desde que ese proceso comenzó, no hay libertad absoluta en el globo terráqueo. A pesar de muchas revoluciones que estallaron con la meta de derrocar los tiranos, grandes sectores de la humanidad todavía se encuentran negados de derechos de libertad básicos. Las revoluciones no generaron el cambio esperado, porque una dictadura de otro tipo substituyó a la que la antecedió. Las revoluciones lograron derrocar los tiranos, pero no lograron basar la libertad, y en cuestión de poco tiempo surgió  un nuevo tirano que substituyó al anterior (como en Egipto y otros países árabes, donde las revoluciones de la “Primavera Árabe” no logran entregarles libertad plena a los ciudadanos de esos países). ¿Por qué? Porque parte de la humanidad aún no está suficientemente madura para la libertad, y por ello cambia de una esclavitud de un tipo a otra, de otro tipo. La esclavitud que se adhirió a su ser no los abandona. Los cambios políticos son superficiales, y no generan un cambio profundo en la sociedad. Por ello, luego que el polvo levantado por la revolución se despeja, es aclarado que en realidad casi nada cambió.
Los países occidentales tienen el mérito de un gran logro: Ellos basaron el derecho a la libertad. Sus ciudadanos gozan de libertad plena. Pero pensadores y sicólogos arguyen que a pesar de ello, el occidente no es libre. El derecho a la libertad que existe en el occidente permite la libertad, pero no la garantiza. En su libro “El Miedo a la Libertad” arguyó el sicólogo Erich Fromm que el hombre occidental no es libre. A pesar que no hay quien lo coarte, no es libre porque renunció por su propia voluntad a su libertad. Hablando de la influencia de las propagandas en la persona moderna escribe Erich Fromm “¿cuál es el significado de la libertad para el hombre moderno? Él se liberó de las cadenas externas que podían impedirle hacer y pensar como le parece correcto. Podría tener libre albedrío, si supiese lo que él realmente quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Él obedece a las autoridades incógnitas y elabora un ‘yo’ que no es de él. Cuanto más lo hace, se siente más débil y al mismo tiempo más obligado a continuar siendo como todos. El hombre occidental tiene la posibilidad de elegir lo que desea, no hay quien le impida formar su vida como le plazca, pero en realidad está preso. Él está preso por las propagandas comerciales y la propaganda política (el vínculo riqueza-gobierno)”.
Desde que Erich Fromm publicó su libro, se agregaron muchas nuevas “autoridades incógnitas” que obligan a la persona a “ser como todos”. Empresas gigantes, que fabrican tecnologías nuevas sin descanso, determinan las normas de conducta de las personas occidentales, y ellos son obligados a “ser como todos”, adquirir los productos nuevos y cambiar su forma de vida. La persona occidental no se pone a pensar en la influencia de esas nuevas tecnologías en su vida, en los cambios dramáticos que generan en sus necesidades básicas. Él “es como todos” y consume las nuevas tecnologías, porque “no puede” sin ellas. Está preso. Por ello, cambia continuamente su “celular inteligente” por otro más “inteligente”, sin descanso. Empresas gigantes acuñaron en la sociedad occidental costumbres de consumo, se dirigen al “público preso” que se acostumbró a consumir los productos tecnológicos nuevos.
El Internet creó una prisión nueva, que toca los puntos más profundos en la personalidad, e influye en todas las formas de conducta. No es sólo una prisión en la tecnología, sino que una prisión en una cultura de diversión que los sitios populares divulgan. Por ejemplo: Los sitios de noticias crearon en los espectadores la costumbre de “ponerse al tanto”. Desde ahora, existe una necesidad de “estar al tanto” todo el tiempo de las noticias, y para ello se necesita entrar en los sitios de noticias constantemente, escuchar las noticias en la radio cada hora ya no alcanza. El visitante promedio vicha los titulares principales de los sitios de noticias cada media hora o incluso cada cuarto de hora. No se trata de una adicción (es decir, pérdida del libre albedrío) sino que una esclavización a voluntad.
Mientras era necesaria una computadora de mesa y una conexión al teléfono para pasearse por el Internet, le eran forzados al paseante períodos sin posibilidad de conectarse al Internet cuando se alejaba de la computadora. La invención del Internet inalámbrico y sobre todo del “Smartphone” – que está pegado al cuerpo cuando se sienta en la casa y cuando va por el camino – cambió totalmente la situación, porque le permite no desconectarse del Internet ni por un minuto. La influencia en la vida de la persona es tremenda: Su vida late según el ritmo del Internet. Es decir: Según el ritmo que dictan los sitios populares. La principal influencia es sobre la juventud, porque ellos no conocen otra cosa – ellos no se pueden ni imaginar que había una vez un mundo sin Internet – y sienten casi una obligación de consumir el contenido que es divulgado por los sitios populares. Ellos son obligados a “ser como todos”, abrir una cuenta de Facebook y comportarse como este dictamina. ¡¿Eso puede ser llamado libertad?!
El recuerdo de la Salida de Egipto en
Pesaj no tiene como intención solamente hacernos evocar un episodio del pasado, sino que también colocar el desafío de la libertad en el centro de nuestras vidas. La libertad no es un regalo, sino que es una labor continua, sin fin. D’s nos entregó la libertad en la Salida de Egipto para que seamos libres, no solamente de la boca para afuera sino que también – y sobre todo – en el interior. No sólo para que nuestro cuerpo sea libre sino que para que – principalmente - nuestra personalidad sea una personalidad de libertad.

Viaje a Polonia
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Acaso es conveniente y bueno viajar a Polonia a los campos de exterminio, para recordar lo que nos hizo Amalek, y en base a ello fortalecer nuestro temor a D’s? ¿Y en la misma ocasión visitar también las tumbas de los grandes talmidei jajamim (eruditos del estudio de la Torá) que allí están sepultados?
Respuesta: No. Por siete razones, que cada una es suficiente:
1. Está prohibido salir de Eretz Israel (la Tierra de Israel). Está escrito en la Gmará, en el Ramba”m (Hiljot Melajim, cap. 5) y en el Shuljan Aruj (Orej Jaim 431:4). Es una prohibición como cualquier otra, y no se la puede trasgredir en base a sentimientos humanos. El Ramba”m es muy severo en cuanto a esa prohibición, y permite salir de Eretz Israel sólo en forma provisoria para cumplir dos grandes mitzvot: Estudiar Torá y encontrar pareja para casarse. El Tosafot lo permite para cumplir toda mitzva, pero visitar los campos de exterminio no está definido como mitzva, de la misma forma que no hay ninguna mitzva en visitar Egipto para ver el lugar donde fuimos esclavizados o visitar España para ver el lugar de donde fuimos expulsados, o los otros muchos países donde sufrimos.
Si fuese una mitzva, tendría que ser definida en el Shuljan Aruj. Si fuese una mitzva, tendríamos que ver nuestros Rabanim (Rabinos) y maestros viajando allí, e incluso varias veces por año.
2. Arguyen que tiene un valor educativo, y por ello fue incorporado como parte del programa de educación en las escuelas. Entonces, debemos recordar un valor educativo contrario no menos importante: ¡No puede ser que haya una actividad educativa para ricos que pueden pagar 6000 shkalim, y esa actividad le esté vedada a los pobres que no tienen semejante suma de dinero disponible y tengan que hacer tremendos esfuerzos para participar de ella!
Y en cuanto al dinero, no es educativo que los polacos salgan ganando dinero porque los campos de exterminio estaban es su país. No fue por casualidad que los Nazis escogieron ese país, porque los polacos eran antisemitas – aparte, por supuesto, de una minoría de gentiles nobles. Ellos se alegraron de vernos en esos campos de exterminio, no atentaron contra las vías de los trenes que dirigían a ellos, no escondieron a los que lograron escaparse, hicieron pogromos luego del Holocausto, robaron nuestras casas, se negaron a devolverle las casas a los judíos que sobrevivieron los campos de concentración, y hasta hoy en día continúan juicios al respecto.
4. Y es más, en cuanto a la educación, un sentimiento pasajero o un estremecimiento momentáneo no educan a temor a D’s o otras virtudes importantes. El sentimiento llega con facilidad, y se desvanece con facilidad. La educación se logra a través de una larga labor continua.
5. Es cierto que hay Rabanim que acompañan a sus discípulos y les imparten allí importantes clases, pero para eso no es necesario viajar fuera del país. Existe el museo Iad VaShem y sitios semejantes, hay películas, libros, y todavía hay personas que sobrevivieron el Holocausto que se las puede escuchar directamente - en vez de mirar reconstrucciones artificiales de edificios.
6. En cuanto a los que lograron sobrevivir los campos de exterminio, hay que saber que parte de ellos se encuentran con nosotros viviendo en la soledad, la pobreza, enfermos, sufriendo, sin dinero para comprar remedios, comida o estufa para calentarse. Parece mucho más educativo darles a ellos esos 6000 shkalim. Parece muy poco educativo buscar emociones lejos, en vez de brindarle a los que sufren, que es una mitzva muy clara de la Torá - y buscar los movimientos que ayudan a esos sobrevivientes en el Internet demora 5 minutos.
7. En cuanto a nuestros santos Rabanim que descansan en sus tumbas fuera del país, no hay duda que si les preguntásemos dirían que prefieren que ese tiempo y ese dinero sean consagrados al estudio de sus libros.
Esa es la regla, sacrifícate por el cumplimiento de las mitzvot que D’s te ordenó - y no te inventes nuevas mitzvot.

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