Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Rav Iaacov
Filver (reimpresión)
Explica el Rav Kuk en su libro “Ein
Aya” (Brajot, allí): El líder perfecto de Am
Israel debe tener
buenas cualidades en tres campos distintos. En primer lugar debe tener
buenas
virtudes: Buen corazón, rectitud, optimismo y similares –
cualidades que sólo
D’s conoce, que investiga las entrañas de la persona. En segundo
lugar debe
tener aptitudes que le permitan dirigir al pueblo y conducir su
rebaño con
sabiduría – cualidades que no toda persona puede percibir,
sólo los entendidos
en la materia, los grandes sabios que pueden darse cuenta de ello, lo
que la
mayoría del pueblo no es capaz. Y en tercer lugar se encuentran
las cualidades
más externas, que impresionan al público, y son claras y
evidentes para toda
persona.
En cuanto al primer campo, incluso el
profeta Shmuel se equivocó, cuando vio a Eliav – el hermano de
David, y pensó
que él fue elegido como rey. Y D’s le dijo: “No mires a su
parecer, ni a su
elevada estatura, pues le he rechazado, porque no lo que mira el hombre
es lo
importante, porque el hombre mira a los ojos, más el Eterno mira
al corazón”
(Shmuel Alef 16:7). Y no es que la apariencia y la estatura en si sean
defectos
cuando se trata de algún líder: Por el contrario, son
necesarias cuando se
suman a las cualidades anteriores. Y este es el orden correcto: Las
cualidades más importantes, son las del primer tipo, que el
líder tenga
cualidades espirituales y morales buenas – como buen corazón, y
ser piadoso de
D’s. Luego, debe tener las cualidades necesarias desde el punto de
vista de la
sabiduría, “conocimiento práctico y dotes de
líder”. Y sólo en tercer lugar –
en el último eslabón – se encuentra la impresión
externa que el líder hace
sobre el público.
Según ese orden de prioridad, cuando se
debe nombrar un director del público, hay que verificar
primeramente la
personalidad del líder. Luego, se debe verificar sus aptitudes
prácticas y su
sabiduría – y sólo al final, debemos tomar en cuenta su
apariencia. Pero si
invertimos el orden, y preferiremos la apariencia y la impresión
que causa,
mientras que pondremos en segundo plano las cualidades prácticas
y sabiduría, y
relegaremos al último plano las cualidades internas – como su kdushá
(santidad) y similares – entonces el líder no podrá
desempeñar en forma
correcta su papel. Y así debemos interpretar las preguntas y
respuestas de D’s,
Moshé y el pueblo:
Cuando D’s le preguntó primeramente a
Moshé si Betzalel le parece correcto, Su intención era
que Moshé diga cuál es
su opinión en cuanto a las cualidades prácticas y
sabiduría de Betzalel – que
Moshé podía descubrir. Y Moshé contestó
que, si en el plano de las virtudes
internas espirituales – que sólo D’s conoce, y es el plano
principal – es apto,
por supuesto que también lo es en ese segundo plano, el plano de
la sabiduría.
Y entonces D’s le ordena a Moshé que también le pregunte
al pueblo, si Betzalel
les parece apto, desde el punto de vista de las cualidades que
impresionan al
público. Y el pueblo contestó como corresponde: Si
Betzalel es apto desde el
punto de vista de las cualidades que sólo D’s conoce, y
también las cualidades
que Moshé puede percibir, si él es pleno en esos ambos
campos, por supuesto que
también lo es en el campo de las cualidades más comunes,
que son secundarias.
Y de ello aprendemos: Con toda la
importancia de las cualidades espirituales y prácticas – que son
las
principales tratándose de un líder – no se debe
desdeñar las cualidades más
simples y externas, que se suman a las más elevadas. Y por ello,
escribió el
Ramba”m (Hiljot Sanhedrin 2:6): “Del mismo modo que los miembros de un
tribunal
deben ser escogidos en materia de justicia, también deben
carecer de todo
defecto físico. Se debe procurar y examinar y comprobar que
todos ellos sean
suficientemente adultos, de buena estatura y aspecto”.
Rav
Shlomó Aviner
Hay
quienes arguyen que todos los problemas de falta de recato en el
ejército no
son nuevos, siempre existieron, y hasta ahora logramos sobrevivir y
así
continuaremos. No es necesario gritar por cualquier cosa.
Es un
grave error. Hay una gran diferencia entre una trasgresión que
una persona
particular comete y una trasgresión oficializada. Una persona
particular es un
hermano, amado en toda situación. Tampoco nos metemos en su vida
particular.
Nadie es un ángel. La persona es juzgada según su
mayoría. Puede que haya un
soldado corrupto en su recato, pero puede que en otro campo es un
muchacho de
oro.
Pero
cuando es oficializado, cuando recibe legitimación por los
directores de la
sociedad, eso ya es una terrible infamia. Cuando el país, o la
ley, o los
jurados, o el ejército, o el gobierno visten esa
abominación con explicaciones
como si fuesen racionales-lógicas-jurídicas-morales, no
tiene remedio. El Rav
Kuk explica que esa fue la profunda razón de la
destrucción del primer Beit
HaMikdash (El Templo): “Esa infamia de la corrupción de la
moral que se
viste de prendas de modales [un orden social-jurídico] que el
perfeccionado
político no obliga su elección, es como una víbora
que muerde y hará caer todo
pueblo y nación” (véase Ein Aya Shabat, 6:22).
Por
supuesto que no es un invento del Rav Kuk. Como es sabido por el
profeta
Iejezkel, Sdom fue destruida porque no cumplieron en ella la mitzva
de
la limosna. ¿Pero muchas personas son tacañas y no
entregan limosna a los
pobres? Explica Rabí Itzjak Arama que en Sdom había una ley
que prohibía
dar limosna, y por ello se merecieron la destrucción (Akedat
Itzjak, Shaar 20).
Esa es
la explicación del episodio de los hijos de Gad y Reuben que
hicieron un altar
en la otra orilla del Yarden y las otras tribus de Israel salieron a
luchar
contra ellos. ¿Pero ellos no fueron los primeros que hicieron un
altar? Explica
el Ramba”m que cuando una prohibición es trasgredida sin
vergüenza por un
público recae en la categoría de
Hay
que volver a la cordura, el raciocinio y el conocimiento, y liberarnos
de todo
tipo de malos consejeros. Y ya hubo situaciones de ese tipo. El profeta
Ishaya
escribe: “Mi pueblo lo rigen un niño de pecho y mujeres
gobiernan sobre ellos,
oh pueblo Mío, quienes te conducen te hacen errar y destruyen el
camino de tus
trayectos” (Ishaya 3:12). Comenta Metzudat Tzion: “Lo rigen un
niño de pecho –
los frívolos de entre ellos (en nuestros días, los
periodistas). Y mujeres gobiernan
– las adúlteras los dominaron porque desviaron el corazón
de los ministros tras
su parecer. Quienes te conducen te hacen errar – los dirigentes que te
dirigen
te desviaron del camino recto”.
En una
situación como esta, los pensadores y los creyentes no deben
enterrar su cabeza
en el suelo y callar, sino que clamar en alta voz en forma clara la
verdad de
Fortalezcámonos
y nos reforzaremos con nuestro ejército y la pureza de nuestro
campamento.
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Encendido de las velas
Cuando enciende las velas en la casa
y cena en el patio, hay que encender velas largas que permanezcan
encendidas
hasta que termine la cena y vuelve a entrar a la casa. Porque si
entrará en la
casa y las velas ya se han apagado, la bendición que
recitó cuando las encendió
fue en vano, porque no hizo uso de su luz, y esas velas no aportaron
nada en la
paz del hogar[1].
En efecto, si para la preparación de
la cena utilizó un poco de la luz de las velas en la casa, no
está prohibido. Y
a pesar que la cena no la comió a la luz de las velas, y
también cuando terminó
la cena y volvió a su casa las velas ya se habían
apagado, de todas formas su
bendición no fue en vano, porque ya aprovechó su luz[2].
Los que se hospedan en la cena de Shabat
en casa de otras personas, y luego de la cena vuelven a dormir a su
casa, si en
el lugar donde se cena ya hay quien enciende velas de Shabat, y
los
huéspedes encienden velas en su casa [donde dormirán]
recitando la bendición
por la paz del hogar, que no se tropiecen con alguna madera o piedra,
deben
cuidarse de encender velas suficientemente largas que permanezcan
encendidas
hasta que vuelvan a su casa, porque si se apagarán antes, su
bendición será en
vano[3].
[1](Shuljan Aruj 263 inciso 9, Mishná Brurá
inciso 41)
[2](Allí, Mishná Brurá). Y Kaf HaJaim
(allí, inciso 9) escribió que si
está oscuro allí y hace algo a la luz de las velas, no
está prohibido.
[3](Allí, 263 inciso 6, Mishná Brurá
inciso 29 30, Kaf HaJaim allí inciso
46).
Y si las personas de la casa se quedaron en ella hasta que
estuvo un poco oscuro, y sólo después se fueron de la
casa, alcanza con ello a
pesar que las velas ya se apaguen hasta que vuelvan a su casa. Pero es
conveniente que cuando vuelvan en la noche a su casa la casa
esté alumbrada un
poco por luces que dejaron encendidas o la luz de la calle, hasta que
se vayan
a dormir.
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