Beahavá Ubeemuná
Majón
Meir |
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Parashat Shmini 22
de Nisan
5772
Rav
Azriel Ariel (reimpresión)
Un pueblo de esclavos liberados sale
de Egipto, han pasado 400 años de galut (exilio) y han
finalizado 210
años de una esclavitud insoportable. Am Israel (el
Pueblo de Israel) marcha
seis días en el desierto, victorioso: "Llevando las alabanzas de
D's en su
boca, y espada de dos filos en su mano"
(Tehilim 149:6). La nube Divina marcha frente al campamento por
el día,
y la columna de fuego los alumbra por las noches. Y en el lejano
horizonte - en
dirección del oriente - se encuentra la tierra prometida, Eretz
Israel (
Y de pronto - sus ojos se ven
oscurecidos. Frente a ellos, aparece el tempestuoso mar. Tras ellos -
los
egipcios, que los persiguen. Y a ambos lados - "el desierto grande y
espantoso, de serpientes ardientes y escorpiones" (Dvarim 8:15). Un
callejón sin salida. Una gran confusión se apodera de
ellos. ¡¿Dónde está D's
y Moshé, su profeta?! ¿Qué ha pasado con todas las promesas en
cuanto a una gueulá (Redención)
plena y una salvación pronta? ¿Por qué nos dejamos tentar, abandonamos
nuestras casas y todo lo que teníamos en Egipto, y salimos a un
camino cuyo fin
será tan trágico?
Y dentro del campamento, dentro del
corazón - se escuchan cuatro voces. De entre los renglones de
los versículos
podemos dilucidarlas, como nos describen nuestros sabios en el Midrash
(Mejilta):
"Cuatro sectas se encontraban a
la orilla del mar:
Los de la primera, decían que hay
que tirarse al mar [suicidándose, porque todo
está perdido]. Respecto a
ellos dice el versículo 'se rebelaron junto al mar' (Tehilim
106:7) [y son
ellos los que dijeron: '¡¿Acaso a falta de sepulturas en Egipto nos has
traído para morir en el desierto?!'(Shmot 14:11)]...
Los de la segunda, decían que se
debe volver a Egipto [todo el proceso de gueulá
fue un error. Lo
principal, debe ser cuidar los logros obtenidos hasta ahora. Y son
ellos los
que dijeron 'mejor nos fuera servir a los egipcios que morir en el
desierto'
(Shmot 14:12)]...
Los de la tercera, decían que se
debe luchar contra los egipcios [algo así como la lucha
en Metzada o la
rebelión del Ghetto de Varsovia; morir gloriosamente como
valientes, para que
así sea escrito en la historia].
Los de la cuarta, le rezaban
a D's [organizaban grandes rezos colectivos, quizás
también grandes
manifestaciones], como dice el versículo: 'Y clamaron los hijos
de Israel al
Eterno' (Shmot 14:10)".
A cada una de esas cuatro posiciones
le contesta D's una respuesta específica: "Entonces dijo
Moshé al pueblo;
no temáis" (Shmot 14:13). ¿Por qué no? "Permaneced firmes y
veréis la
salvación que D's obrará para vosotros hoy" (Shmot
14:13). No hay ninguna
razón para desesperar, y no tiene sentido suicidarse. "Porque en
cuanto a
los egipcios que hoy habéis visto, nunca más los
volveréis a ver" - no hay
ningún motivo por el cual regresar a Egipto. "El Eterno
luchará por
vosotros" (Shmot 14:14) - no es necesario que ustedes luchen una
batalla
heroica, sólo para argumentar que por lo menos hicieron un
intento. "Y
vosotros guardaréis silencio" (Shmot 14:13): No es hora de
rezar, sino que
de hacer - acciones constructivas y positivas.
Am Israel escucha, y se sorprende. ¿Qué es lo que
deben hacer en un momento tan difícil, que no es suicidarse, ni
rendirse, ni
luchar ni siquiera rezar e implorar? ¡Sencillamente, continuar!
¡Adelante! Y
así le dice D's a su siervo Moshé: "¡Manda a los
hijos de Israel que marchen!"
(Shmot 14:15).
Am Israel comienza a andar, pero no
comprende. El terror los paraliza. Los egipcios se aproximan. El
desierto los
encierra. Y el mar delante de ellos. Llegan hasta la orilla del mar,
las olas
lamen sus pies, la sal arde en sus rostros; el tempestuoso mar
continúa sin
cambio, y la confusión vuelve a apoderarse de ellos. ¿Qué
deben hacer ahora, al borde del
precipicio?
También al respecto nos cuentan
nuestros sabios en el Midrash (Mejilta):
"Cuando Am Israel se
encontraba a la orilla del mar, las tribus discutían entre
ellas... una decía:
Yo no descenderé primera al mar, y otra decía: Yo tampoco
descenderé al mar
primera. Mientras discutían y se aconsejaban, Najshón Ben
Aminadav saltó al
mar, y tras él toda su tribu".
Frente a semejante manifestación de
capacidad de sacrificio, esa gran fe, todos quedan expectantes. ¿Qué
sucederá
ahora? Pero nada ocurre, y las cuatro voces vuelven a escucharse en el
corazón
de cada uno. Y entonces - dicen nuestros sabios en el Midrash:
"El mar no se abrió, hasta que
entraron en él y se sumergieron hasta su nariz, y sólo
entonces se rasgaron las
aguas y se encontraron sobre la tierra".
Sólo en ese momento las aguas se
abrieron: Pasaron sobre tierra firme y cantaron alabanzas a D's.
Y nosotros - que no tenemos un
profeta que nos dirija - nos encontramos frente a las cinco voces que
reverberan a la orilla del mar, y nuestras tribulaciones se expresan a
través
de ellas. ¿Acaso haremos como esta secta, o esa otra? ¿Acaso
buscaremos una nueva posición,
que no existía en aquel entonces? Y por encima de todas esas
voces, volvemos a
escuchar a D's que le dice a Moshé: "No temáis,
permaneced firmes y veréis
la salvación que D's obrará para vosotros... manda a los
hijos de Israel que
marchen", a pesar de todo. Y entonces nos preguntamos: ¿Acaso
nosotros
seremos merecedores también en nuestros días como
nuestros antepasados en aquel
entonces? ¿Acaso también frente nuestro se
abrirá el mar? ¿O quizás D's elegirá redimir Su
pueblo de otra forma, por otro camino, largo o corto, difícil o
fácil, recto o
serpenteante?
Midreshet
Majón Orá
Centro de estudios
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Rav
Shlomó Aviner
Respuesta: Por supuesto, esa es la pregunta
clave. Pero la respuesta es sencilla: Estamos aquí en el mundo
para rendirle
culto a D’s, agrandar Su honor en el mundo.
Todo lo que la persona pueda hacer,
todas sus importantes obras y todos sus enormes logros, son como una
nada en
comparación con la gran tarea: Ser partícipes con D’s en
Su creación, la gran
labor de la expresión de Su honor en el mundo. Eso es lo que le
entrega a la
vida de la persona el sentido más elevado, el más grande
honor, el más grande
éxito.
Pero, ¿cómo se hace? El Mahara”l
explica en su libro “Tiferet Israel” (Cáp. 3) que el
hombre es singular
en contraste con todo lo que hay en el mundo. Las criaturas
celestiales, es
decir, los ángeles y las esferas y los cielos son puros y
santos, en potencia y
en la práctica. Las criaturas terrenales, es decir, la materia y
el reino
vegetal y el reino animal son terrenales en potencia y en la
práctica, y no
cambiarán en absoluto – de la misma forma que las criaturas
celestiales no
cambiarán.
El hombre es especial: Está formado
por elementos celestiales y terrenales, alma y cuerpo, y para ser
más exactos,
se encuentra en la práctica en el mundo terrenal, pero en
potencia en el mundo
celestial. Para expresar su aspecto celestial en la práctica, se
necesita
esfuerzo. “El hombre nació para esforzarse” (Iyov 5:7). Esfuerzo
en
El hombre nació para esforzarse,
esforzarse en el estudio de
Nuestros sabios dicen: “D’s deseó
una morada en el mundo terrenal” (Tanjuma, Naso 16, es citado en el
libro Tania
36), una morada en el hombre terrenal, una morada en las obras del
hombre, en
las virtudes del hombre y en los pensamientos del hombre y los
sentimientos del
hombre y los placeres del hombre.
Esa es la elevada dirección,
“deleitarse con D’s”, como es explicado al principio del libro “Mesilat
Iesharim”, que la persona se santifica tanto hasta que llega a
deleitarse
con D’s. El deleite pleno no existe en este mundo, sólo en el
Mundo Venidero,
pero cuando la persona llega al nivel de
En efecto, el libro “Mesilat
Iesharim” es una escalera en el suelo con su cabeza en el cielo, y
nos
explica cómo se transforma la persona en celestial, en
más de lo que es.
El culto a otros dioses dice: Ser yo.
Pero nosotros decimos: Ser más que yo. Todo el tiempo
más. Porque por encima de
todo, se encuentra Él. Pero a pesar de estar muy por encima
nuestro, no nos es
extraño, se encuentra también dentro nuestro, se
encuentra en potencia, se
encuentra en nuestro alma.
Esa es nuestra tarea, ser partícipes
con D’s en esa gran obra, cada uno según sus posibilidades, cada
uno según su
esfuerzo y sus ascensos.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: sfaradit@emeir.org.il,
editorial@alumbrar.org
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