Parashat Beaalotja 12
de Sivan
5776 No
1073
Una Parashá
mesiánica
Rav Jagai
Londin
La Parashá
Beaalotja es
extraña. A primera vista, encontramos en ella un montón
de temas que parecen no
tener ninguna relación uno con otro: Comienza con el tema de la Menora (Candelabro),
continúa con el tema de los Levitas, después las leyes
del Pesaj
segundo, el papel de las trompetas, el pedido de Moshé a Itro
que se quede con
ellos, el tema del andado del Aron (Arca), el episodio de los
ávidos de
carne, la inspiración de espíritu a los 70 sabios, la
profecía de Eldad y
Meidad, y finalmente el pecado de Miriam cuando habló de
Moshé.
En el libro Shmona Kvatzim (8:157)
figura un párrafo maravilloso en el que el Rav Kuk enhebra toda la Parashá
alrededor
de un tema: Aparición de la época mesiánica.
Cuando Am Israel (el Pueblo
de Israel) se acerca a Eretz Israel (la Tierra de Israel),
explica
el Rav Kuk, despierta la fuerza del Meshiaj (Mesías). Es
decir, el deseo
de un culto a D’s que no se base en una autoridad externa – por
más elevada que
sea, incluso como la profecía de Moshé, nuestro Rav –
sino que en base al
vínculo e identificación interna. Hay aquí una
fila de episodios que a primera
vista menoscaban la hegemonía del liderazgo de Moshé,
pero justamente gracias a
eso es aclarado el lugar de todo el pueblo en el culto a D’s en base a la Torá
de Moshé.
Todo comienza del punto en que a Moshé
“le era difícil comprender la fabricación de la Menora” –
como
dijeron nuestros sabios, que fue necesario recibir dirección
directa de D’s,
como está insinuado en el versículo “y esta es la
fabricación de la
Menora” (Bamidvar
8:4), es decir, D’s se la mostró con el dedo. Continúa
con la colocación de los
Levitas y los 70 sabios como intermediarios, aparte de Moshé,
entre el pueblo y
D’s, la carencia de conocimiento de Moshé de qué
harán los impuros en Pesaj
– “aguarden y yo escucharé lo que el Eterno ordene para ustedes”
(Bamidvar 9:8)
- la utilización de las trompetas y el Aron del pacto
Divino para ayudar
a Moshé en la conducción en el desierto, el pedido de
ayuda a Itro, la protesta
de los ávidos de la carne frente a Moshé, la
profecía de Eldad y Meidad –
“nuestro Rav Moshé fallece, Ioshua introduce al pueblo a la
tierra”, y la
crítica de Moshé por parte de Miriam.
Todo eso se expresa al principio como un
tipo de rebelión, de descaro, frente a nuestro Rav Moshé.
Se puede decir que
también en nuestra generación, la generación del
renacimiento, la situación es
similar.
El punto de vista de fe comprende que a
pesar de lo negativo, todos esos episodios son oportunidades de aclarar
la Torá
de la Gueulá
(Redención),
en la que Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo
de Israel) y
cada persona de Am Israel encontrará el punto de
vinculación con “su
letra” en la Torá
de Moshé.
“Volverán
los hijos a su propia tierra”
Rav
Shlomó Aviner
Pregunta: ¿Acaso
es correcto cantarle a los conversos cuando culminan su proceso
“volverán los
hijos a su propia tierra” (Irmya 31:17)? Cuando se dice
“volverán los hijos” se
refiere a que ellos estuvieron dentro, salieron, y ahora regresan –
pero los
conversos nunca estuvieron adentro.
Respuesta: Si.
Él sí estuvo adentro, como dice la Gmará
(Shabat 146A): Los conversos no
estuvieron en el Monte de Sinai, pero sus almas sí. Como dice el
versículo
(Dvarim 29:14): “El que está aquí con nosotros, parado
hoy ante el Eterno,
nuestro D’s, y con el que no está aquí hoy con nosotros”
– el que no está aquí
hoy con nosotros son los conversos (y también Shvuot 39A). El
converso es un
alma judía que nació en un cuerpo gentil. No tenemos que
convertir el alma,
sólo el cuerpo. La expresión común en la Gmará
es “converso que se convierte”.
Preguntan: ¿Por qué “converso” que se convierte, y no
“gentil” que se
convierte? Porque su alma ya estuvo en el Monte de Sinai, su alma ya
fue
convertida, y sólo su cuerpo tiene que pasar un proceso de
conversión.
Los poskim (sabios que determinan
la halajá) preguntan: ¿Acaso un converso puede
bendecir por la mañana
“bendito sea… que no me hizo gentil”? Hay quienes opinan que debe
bendecir
“bendito sea… que me hizo converso”. Hay quienes opinan que no debe
decir esa
bendición en absoluto. Y hay quienes opinan que debe bendecir
“que no me hizo
gentil”, porque en su alma hay un destello de la kdushá
(santidad) de
Israel, que lo impulsó a convertirse (Orej Jaim 46:4,
acotación del Ram”a.
Nezirut Shimshon comentando Ta”z. Mishná Brurá 46 inciso
110. Baer Eitev inciso
108. Piskei Tshuvot 46:12). Y es como hemos dicho, que el alma del
converso ya
era un alma judía, sólo que moraba en un cuerpo de gentil.
Me recuerda lo que me preguntó una vez un
Rav: Tengo que disertar a un público secular respecto a
qué es un converso –
dame un ejemplo. Le dije que es como un paracaidista que aterriza sobre
un
cactus – un alma judía que aterrizó en un cuerpo de
gentil. Él me dijo exaltado:
Yo soy paracaidista, y una vez aterrice sobre un cactus… Le dije:
Tú ves, todo
es del Cielo…
Pero la mayoría del género humano no
aterrizó sobre un cactus. El proceso por el que pasa un converso
auténtico no
es para el público general, sino que para unos pocos elegidos,
extraordinarios.
De la misma forma que no todos son talmidei jajamim (eruditos
del
estudio de la Torá),
sólo unos pocos elegidos. En el rezo de Shmona Ezre
decimos “sobre los tzadikim
(justos), y sobre los piadosos, y sobre los ancianos de Tu pueblo, la Casa de Israel, y
sobre los
restos de los escribas (que también son talmidei jajamim),
y sobre los
conversos auténticos, y sobre nosotros” – unos pocos elegidos
son mencionados,
y los conversos auténticos son enumerados junto con los tzadikim,
piadosos y talmidei jajamim. Y sólo al final,
“nosotros”, es decir, la
mayoría.
El famoso ejemplo de conversión auténtica
es Rut, que dijo: “No me instes a abandonarte y no seguirte, porque
donde tú
vayas yo iré, y donde duermas dormiré, tu pueblo es mi
pueblo, y tu D’s es mi
D’s. Donde tú mueras, yo moriré, y allí
seré sepultada. Así me hará el Eterno y
más también si algo aparte de la muerte nos
separará” (Rut 1:16-17). Es decir,
el vínculo del alma del converso es tan profundo, que
sólo la muerte puede
separarlo.Por ello es
muy correcto cantarle
a los conversos “volverán los hijos a su propia tierra” cuando
se convierten,
ya que regresan a la raíz de su alma.