Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Emor 6
de Iyar 5776 No
1068
Rav Eran
Tamir
En nuestra Parashá figura por
primera vez en
Y para nuestra sorpresa, la primera
“festividad” que menciona
La respuesta de Rashi es más sorprendente
aún: “Para enseñarte que todo el que trasgrede las
festividades, D’s se lo
considera como si trasgrediese el Shabat. Y todo el que respeta
las festividades,
se lo considera como si cumpliese el Shabat”.
¿Qué quiere decir eso? ¿Qué viene a
enseñarnos?
Hay dos tipos de kdushá en nuestro
mundo: Una de ellas, es una kdushá que desciende a
nosotros, “de lo alto
a lo bajo”, a través de D’s mismo, sin participación o
intervención nuestra.
Esa es la kdushá del Shabat, una kdushá
fija y existente
de antaño, que se revela desde la creación del mundo cada
séptimo día de la
semana, según la voluntad Divina – “lo que Él dijo se
cumplió, lo que Él ordenó
se hizo” (Tehilim 33:9).
En contraste, hay una segunda kdushá
– una kdushá que “se eleva”, “de lo bajo a lo alto”, a
través de Am
Israel, que santifica los tiempos. Una kdushá que
surge a través
nuestro, cuando hacemos “descender” la kdushá Divina
elevada a nuestro
mundo, a través de nuestras acciones, santificando los meses y
fijando los años
bisiestos, una kdushá que se revela sólo a
través de Am Israel y
sólo cuando se encuentra en Eretz Israel (
El peligro potencial en cuanto a esos dos
tipos de kdushá es que valoricemos la kdushá
del Shabat
cuyo origen es Divino, pero despreciemos la kdushá de
los días festivos,
cuya fecha y por lo tanto también su kdushá
dependen de las personas,
nosotros – Am Israel – y de un lugar físico – Eretz
Israel.
Pero en realidad ese es el secreto de la kdushá
de las festividades que se revela en Am Israel y en Eretz
Israel,
y esa es la razón por la cual el Shabat fue adherido a
la sección de las
festividades, y su kdushá fue igualada a la kdushá
del Shabat.
Ello nos revela que nuestro carácter y esencia espiritual
Divinos, son tan
elevados hasta que pueden hacer recaer kdushá en el
tiempo, a través de
la determinación de cuándo serán los principios
del mes, de los que se
desprenden las fechas de las festividades, las festividades en las que
habrá
espiritualidad y kdushá elevadas Divinas en nuestro
mundo, a través de
nuestras acciones, “den potencia al Señor” (Tehilim 68:35).
Esa es la razón por la cual la primera mitzva
que fuimos ordenados como pueblo es la mitzva de determinar los
meses
(en
Y cuán maravillosas son las palabras del Ramba”m
en cuanto a la mitzva de determinación de los meses
(Sefer HaMitzvot,
positivas 153) que resumen esa base espiritual: “Fuimos ordenados
santificar
meses y años… cuando dijo ‘este mes será para ustedes el
inicio de los meses’ (Shmot
12:2)… es decir, esta mitzva no le es entregada a toda persona
particular, como el Shabat desde el principio de la
creación, cuando
cada persona cuenta seis días y descansa en el séptimo
(ya que es una mitzva
que depende sólo de D’s, y no de Am Israel)… pero esta mitzva
no
puede cumplirla nadie salvo el Beit HaDin HaGadol (Suprema
Corte de
Justicia) sólo, y sólo en Eretz Israel… y esa es
una gran base de las
bases de la fe, no lo notará y no lo entenderá
sólo el que tiene profundo
conocimiento…”.
Rav
Azriel Ariel (reimpresión)
Dos personas se pelean en el campamento
de Israel. Uno de ellos – es un “hombre de Israel”, un israelita,
judío en
todos sus 248 miembros y 665 tendones. Y frente a él – el “hijo
de una mujer
israelita” (Vaikra 24:10). También él es judío
según la halajá, pero su
padre es egipcio. A primera vista, deberíamos atribuir el hecho
que él blasfemó
el Nombre de D’s a su ascendencia biológica: Él es “hijo
de un egipcio” (Vaikra
24:10). Pero no es así:
El Rav Kuk (Shmona Kvatzim 5:238)
entiende que ese episodio encierra la clave para comprender un combate
titánico
que habrá cientos de años después que los Hijos de
Israel salgan de Egipto y concluyan
su peregrinaje en el desierto. El “hombre de Israel” – insinúa a
Rabí Akiva. Y
el “hijo de la israelita” – insinúa a “esa persona”, el fundador
del
cristianismo.
Él identifica de esa forma a ese
personaje en base a dos cualidades que son insinuadas en el nombre de
la madre
del “hijo de la israelita”: En primer lugar, el don de la palabra y la
propaganda – “hija de Divri” [en hebreo, hablar es ledaver. El
nombre de
la mujer está insinuando que el don de la palabra es su “padre”.
N. del T.]. La
segunda cualidad, es el contenido de su propaganda: Habla de paz, para
todos
los seres humanos y todos los pueblos, los justos como los perversos,
los
derechos como los malvados, hasta tal punto que ofrece la otra mejilla.
Su
nombre, es “Shlomit” [en hebreo, paz es Shalom. N. del T.].
Según
nuestra tradición, “esa persona” era un mamzer (hijo de
relaciones
adúlteras de una mujer casada con un extraño). Él
pretende secar las lágrimas
de los “oprimidos” – los mamzerim, que sufren por el pecado de
sus
padres. Pretende permitirles casarse con judíos de buen linaje -
en contra de
la halajá - y de esa forma crea una nueva
religión, que pregonará por el
amor y la bondad para con todos, anulando el compromiso de las leyes de
la halajá
(Midrash Rabah, al final de nuestra Parashá). Esa propaganda –
que se
desentiende de la singularidad del Pueblo Judío y pretende hacer
las paces con
todo malvado, provoca la asimilación entre los demás
pueblos y de esa forma hace
nacer un “hijo de un egipcio” – es la propaganda de “esa persona”, que
es él
mismo el “hijo de la israelita”. Su origen es de Israel, pero su
identidad es distinta.
Y en base a ello, él es capaz de blasfemar en contra del cielo,
“el hijo de la
israelita pronunció y blasfemó el Nombre de D’s, y
prorrumpió en maldiciones”
(Vaikra 24:11).
Frente al “hijo de la israelita” – el mamzer
que blasfema – se encuentra una personalidad diametralmente opuesta:
Rabí
Akiva. Lo que lo caracteriza no es la misericordia hipócrita ni
la debilidad
interna, sino que el vigor y la valentía. “Como es el hombre,
así es su
valentía” (Shoftim 8:21). Él es un valiente combatiente –
es el escudero de Bar
Kojva. Y su vigor también es en el campo espiritual: Es el pilar
de la halajá
y de toda
“En lo más profundo, él es ‘el hombre de
Israel’, a pesar que por fuera se presenta como descendiente de
conversos, y él
es el escudo que protege de la blasfema del Nombre de D’s del hijo de
la
israelita... la que habla de paz para todos, y parlotea con todos...
‘Shlomit
hija de Divri’... hasta que finalmente fue dictaminado su veredicto. ‘Y
todo el
falso orgullo de los impíos derrocaré, pero la honra de
los justos será
enaltecida’ (Tehilim 75:11)” (Shmona Kvatzim 5:238).
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