Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Vaikra 9
de Adar Bet
5776 Shabat Zajor No 1061
Rav Jagai
Londin
Hubo un malvado llamado Aman, que intentó
matar a todos los judíos y no lo logró. ¿Y
qué? Toda la historia judía está
llena de malvados que nos intentaron matar, ¿y por eso todo
día es Purim?
Los sabios de Israel nos cuentan que la lucha entre Mordejai y Aman era
más que
una lucha por la existencia de una minoría étnica en el
reinado persa: Se estaba
luchando por Ierushalaim.
Un análisis más profundo de las palabras
de nuestros sabios en cuanto a Purim nos revela que
había una lucha
mucho más grande por debajo de la superficie. El episodio de Purim
llega
en un punto muy sensible de la historia judía. Luego de la
destrucción del
primer Beit HaMikdash (El Templo) Am Israel (el Pueblo
de Israel)
es exiliado a Babilonia y allí fue conquistado, junto con todo
el imperio
babilónico, por el reinado persa. Koresh, el primer rey persa,
les permite a
los judíos regresar a Eretz Israel (
En otras palabras: La fiesta de Purim
fue fijada no sólo por la salvación del decreto de Aman,
sino que para recordar
el principio del proceso de regreso a Tzion en la época del
segundo Beit
HaMikdash. Como la fiesta de Januca, que fue determinada
como
recuerdo de la restauración del reinado de Israel luego de
cientos de años sin
soberanía, así también la fiesta de Purim
fue fijada para todas las
generaciones porque anuncia la gueulá (Redención)
que comenzó a
destellar en esa época, cuando la nación regresó a
su tierra. El hilo que
hilvana las festividades de Israel es la aspiración de vincular
los mundos, lo
material y lo espiritual. Am Israel no se quedó en
tierra ajena, con una
cultura espiritual abstracta, sino que volvió a su tierra y
santifica la
realidad real política.
En la fiesta de Purim, que
representa en forma esencial esa idea, nuestros sabios determinaron
cuatro mitzvot
que expresan la idea que el cuerpo de Israel – de los particulares y de
la
nación – es kadosh (santo) en su esencia. Con esas mitzvot
revelamos el plano oculto bajo la apariencia externa del cuerpo:
Banquete y alegría:
La principal mitzva de la fiesta de Purim es el
banquete, que como es sabido es acompañado también con
alcohol. La idea es que
en esta fiesta recalcamos que no tenemos intención de
desentendernos del
cuerpo, sino que revelar el plano interior que se encuentra en la
carne, lo que
se logra, entre otras cosas, bebiendo vino, que hace que el plano
interior de
la persona se revele (dicho sea de paso, la mitzva es
embriagarse sólo
un poco).
Envío de porciones: Se envía porciones de dos alimentos distintos (un
banquete mínimo) a un
amigo, por lo menos. En la fiesta de Purim añadimos amor
en Am Israel,
reforzamos la unión nacional. En la fiesta en la que se revela
la kdushá
(santidad) escondida en la carne, es aclarado que todos los
judíos son puros en
su interior, y brota el amor por ellos.
Regalos para los menesterosos: Según la misma pauta del refuerzo de la unión
nacional y social, se
añade limosna en la fiesta de Purim (dos regalos, a dos
menesterosos,
uno para cada uno por lo menos), para permitir a todo judío
alegrarse.
Meguila: La lectura de Meguilat Ester nos cuenta cada
año el
relato álgido de la fiesta de Purim: Una realidad oscura
que parece
dirigirse al exterminio, pero al final es aclarado que es justo lo
contrario,
lo malo condujo a lo bueno, el mal decreto nos hizo llegar a la gran
salvación.
Purim
simboliza un recibimiento nuevo de
Dicho sea de paso, también la costumbre
de disfrazarse en Purim es parte de la revelación
interna. Todo el año
andamos con máscaras sobre nuestros rostros, y ahora una vez al
año podemos ser
lo que realmente somos, mostrarles a todos a qué aspiramos en
nuestro interior
todo el año. Según eso un disfraz de Cohen Gadol (Sumo
Sacerdote),
médico o astronauta es muy exitoso, mientras que un disfraz de
Ninja, vampiro o
zombi lo es menos…
Rav
Shlomó Aviner
El Kotel (Muro de los Lamentos) puede
ser dividido, de la misma forma que no se puede dividir Ieushalaim ni
dividir
el ejército. No formaremos dos ejércitos ni tampoco dos
países. Por ello, no es
concebible entregar parte del Kotel sur a los reformistas.
El Kotel es el punto álgido de la
nación, es el corazón de la nación, es el Kodesh
HaKodashim (Sacrosanctorum)
de toda la nación, de los religiosos, también de los jilonim
(seculares)
y también de los tradicionalistas. Personas de todos los tipos
llegan al Kotel,
ellos llegan porque quieren encontrar un lugar kadosh (santo).
No todos
somos kdoshim (santos), pero para eso llegamos. El que quiere
encontrar
un lugar que no es kadosh no tiene lo qué buscar en el Kotel.
Así
fue durante todas las generaciones, y no lo cambiaremos ahora.
Los que arguyen que es preferible entregarle
a los reformistas una pequeña zona – porque es lo menos
dañino – deben saber
que no es lo menos dañino: Es malo. ¡No habrá
ningún cambio! La decisión del
gobierno de entregar una parte es una resolución contraria a la
ley, y por ello
se desdijo. Es cierto que el gobierno decide para nosotros, pero no una
decisión que según la ley está en manos de otra
autoridad. Y en este caso, la
ley dice que no se puede hacer nada sin aconsejarse con los Rabanim
HaRashim
(Supremos Rabinos). No se trata de aconsejarse por buenos modales,
sino que
realmente, hay que sopesar su posición seriamente, y aclararla
hasta el final.
Y en este caso, el gobierno decidió sin preguntarle a los Rabanim
HaRashim.
No ayudará ningún tratamiento cosmético.
Todo es una combinación de políticos para recibir los
millones que les darán
los reformistas, y aumentar su fuerza política en EE.UU.
¡No se vende el Kotel
por dinero o conveniencia política!
No es la primera vez que hay presiones de
ese tipo, y hasta ahora los Rabanim no se doblegaron.
También el Rav Kuk
fue presionado porque los árabes amenazaron con cometer
revueltas si no
recibirán el Kotel – pero el Rav Kuk no se dejó
vencer. Cuando se deja
vencer, eso genera más y más presión.
No debemos impresionarnos por la demanda
de los reformistas a Bagat”z (Suprema Corte de Justicia).
¿Qué sucederá
si demandarán en Bagat”z? Si Bagat”z dirá
que los reformistas
tienen permitido hacer su teatro en el Kotel, llegará Am
Israel (el
Pueblo de Israel) en decenas y centenas de miles – jaredim
(ultra
ortodoxos), datiim (religiosos) y tradicionalistas – y no se
lo
permitirán. Y entonces la policía prohibirá las
actuaciones de los reformistas
por la sabida razón del bienestar público. No hay que
temer.
Los reformistas arruinaron todo el
judaísmo en Alemania y Rumania, se asimilaron y dejaron de ser
judíos. Luego,
pasaron a EE.UU. y arruinaron allí el judaísmo. Y ahora
quieren venir aquí y
arruinar. Ellos vaticinaron todo tipo de profecías, como que Eretz
Israel (
También la proposición nueva, de
entregarle la autoridad sobre esa zona a
Les deseamos a los reformistas que saneen
y se arrepientan sinceramente, pero que no toquen con sus impuras manos
el Kotel.
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