Alumbrar
basado en materiales de Majón Meir
Parashat Shmot 21
de Tevet 5776 No
1050
Rav Eran
Tamir
El vaticinio de la esclavitud y el
sufrimiento en Egipto que le dijo D’s a nuestro patriarca Avraham en el
Brit
Bein HaBetarim (el Pacto de las Partes) - “sabe que tu simiente
será
extranjera en tierra ajena, donde la reducirán a servidumbre, y
la oprimirán 400
años” (Bereshit 15:13) - comienza a cumplirse en nuestra Parashá.
Como
dice el versículo “y les puso comisarios de tributos, a fin de
oprimirlos con
sus cargas… y los esclavizaron los egipcios a los Hijos de Israel con
dureza”
(Shmot 1:11-13). A primera vista es evidente que para un esclavo
oprimido su
vida es amarga, ¿qué viene a innovar
Explica el Rav Kuk que la persona que en
esencia es esclava, es gobernada por otros y falta de independencia, no
siente
amargura, dolor y frustración por su situación, porque
esa es su esencia, es su
forma de ser, ser esclava, y así expresa su personalidad. En
contraste, una
persona o un pueblo que su esencia es ser libre, príncipe – como
Am Israel (el
Pueblo de Israel) – cuando se convierte en esclavo, una realidad que es
totalmente opuesta a su esencia y papel en la historia, sentirá
una gran
frustración, una gran amargura. Y justamente esa amargura nos
hace entender la
potencia de su personalidad libre, que no tiene nada que ver con la
esclavitud
y el tormento. Y como dice él: “El esclavo cuya personalidad es
ser un servidor,
su vida es oprobiosa, pero no es amarga. Su personalidad esclava no
podrá
sentir el tormento de la bajeza de la esclavitud, porque esa bajeza es
afín a
su naturaleza y forma de ser, y por ello a veces podrá llegar a
decir ‘no saldré
libre’ (Shmot 21:5). Pero nosotros, en nuestra esclavitud, fuimos
reducidos a
la servidumbre bajo la mano de quienes nos hicieron sufrir, mientras
que el
resplandor de la noble libertad por parte de nuestra raza santa,
patrimonio
heredado de nuestros patriarcas, representantes Divinos dentro de los
pueblos,
no podía apagarse del todo dentro nuestro, y por ello, la vida
de esclavitud
nos era una vida amarga” (Maamarei HaReaya, pág. 164). Y no
sólo en aquel
entonces en la galut (exilio) de Egipto, sino que en todas las
galuiot
y en todas las difíciles situaciones que pasamos y
todavía estamos pasando a lo
largo de la historia, nos acompaña la sensación de la
amargura a lo largo de
todo el camino. Y justamente esa amargura encierra mucha dulzura,
porque nos
revela quiénes somos realmente, a qué somos afines y
cuál es nuestro papel
histórico. Y como escribió el Rav Kuk en su
artículo “hemos descendido hasta la
profundidad de la bajeza de los pueblos más despreciados, en la
que las
ofensas, los insultos y toda inmunda y colérica virtud es
nuestro alimento
diario. Si fuese realmente ese nuestro valor, ser inservibles y faltos
de todo
honor, entonces por supuesto que no nos dolería el
corazón por ello. Ese es un
dolor que se siente sólo cuando ministros marchan como esclavos
en la tierra,
cuando honorados y valorados son despreciados y andan exhaustos, hasta
que
ellos mismos se olvidan de su honor y valor…” (HaDor, pág. 107).
Gracias a D’s hemos vuelto a casa para la
última y plena gueulá (Redención),
nuestras vidas se van endulzando, al
paso del avance de nuestra gueulá material y espiritual.
Y también si
todavía hay aspectos amargos en nuestra vida, por dentro y por
fuera, sabremos
que esa sensación de amargura encierra mucha dulzura, porque
ella es la
demostración eterna de quienes somos y cuál es nuestra
vida auténtica, y en
base a ella continuaremos endulzando la realidad hasta la gueulá
plena,
con la ayuda de D’s, pronto, en nuestros días, Amén.
Rav
Shlomó Aviner
Respuesta: “Se
perderá la sabiduría de sus sabios, y la inteligencia de
sus entendidos se
ocultará” (Ishaya 29:14).
Pregunta: ¿Por
qué?
Respuesta: Porque
el terrorista es un asesino, y su castigo debería ser la muerte.
Es cierto que una
persona que se merece la muerte debe ser sentenciada luego de un
proceso formal
en el jurado, pero un terrorista es clasificado como rodef (persecutor),
que está permitido matar para salvar al perseguido. Es
considerado una “persona
muerta”.
Pregunta: ¿Pero
ahora que está gravemente herido no puede perseguir a nadie?
Respuesta: Si
vivirá, continuará persiguiendo. Está claro que no
se trata de un asesino en un
caso particular, que intenta asesinar una persona determinada, que
después de
haber alcanzado su cometido dejará de asesinar, sino que desea
asesinar judíos
y más judíos. La experiencia demuestra que el 50% de los
terroristas liberados
nuevamente estuvieron involucrados en asesinatos.
Pregunta: Es
cierto. Escuchamos en las noticias respecto a terroristas que fueron
liberados
en los acuerdos de la liberación de Shalit.
Respuesta: Ese
es el primer argumento: Un terrorista es reincidente, vuelve a su
maldad. Y hay
un segundo argumento: Persuasión. El Ramba”m explica en
extensión en su libro “More
Nebujim” que la idea tras los castigos de
Pregunta: Pero
en cuanto al primer argumento, ¿no es seguro que vuelva a
cometer algo así?
Respuesta: No
importa. Existe también el caso del ladrón que llega a
escondidas a robar en
una casa por la noche, cuando sabe que los habitantes se encuentran en
ella. Es
posible que si los habitantes de la casa se opongan él los
asesine, pero si no
se opondrán no los matará. Y también si se
opondrán, no es seguro que el ladrón
asesinará. Y a pesar de ello está permitido matarlo,
porque es considerado una
persona muerta. Y así también el terrorista de momento
que comienza a asesinar,
es una persona muerta. En ciertas circunstancias se le presta
atención médica
adecuada, pero no puede ser que él sea el primero que la recibe,
antes de la
persona inocente que tenemos el deber de prestarle atención
médica, “no desatiendas
a la sangre de tu prójimo” (Vaikra 19:16).
Pregunta: ¿Qué
contestará un médico que le dicen que él no es un
político ni un oficial del
ejército, y su papel es cumplir con las pautas directivas y no
tiene permiso de
expresar su opinión?
Respuesta: ¡Tonterías!
¡Toda persona tiene permiso y obligación de expresar su
opinión cuando es testigo
de una injusticia! ¡¿Acaso quieren que un médico –
incluso gentil – sólo sea
una persona con conocimientos, un experto en su oficio, o quieren que
sea una
persona que piensa, una persona moral, una persona que le importa, una
persona
que tiene su punto de vista, que está involucrada y enrolada por
la buena
causa?! ¿Acaso un médico gentil no está obligado
por el juramento de
Hipócrates, según el cual él debe prestar
atención médica a toda persona que la
necesita? ¿Y cómo puede ahora desentenderse de ello con
el pretexto que debe
tener misericordia por el asesino?
Pregunta: Eso
nos recuerda la triste broma del que asesinó a su padre, y
frente al juez
argumenta que se debe tener piedad por el huérfano…
Respuesta: Si.
E incluso es peor.
Pregunta: ¿En
resumen?
Respuesta: Hay
que protestar con todo vigor frente a esa aberración moral
espantosa. Para ello
no se necesita
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