Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Jaiei Sara     25 de Jeshvan 5776     No 1042

Vinculación doble
Rav Eran Tamir

La cualidad de la unión que se encuentra en el nombre de Jebron [lejaber en hebreo es unir. N. del T.] se expresa en todo tipo de fusiones y vínculos. Esta vez hablaremos de un vínculo muy especial relativo al nombre de Meharat HaMajpela (la Cueva de Majpela) que se encuentra en Jebron, que como dicen nuestros sabios en la Gmará (Baba Batra 58) y como dice Rashi en nuestra Parashá (Bereshit 23:9) es doble: En sus pisos, como una “casa y su altillo”, y es doble en cuanto a las parejas que están enterradas allí – marido y mujer [majpela en hebreo es multiplicación. N. del T].
Es muy extraño, ¿por qué fueron enterrados nuestros patriarcas y matriarcas en el mismo lugar donde fueron enterrados Adam y Java? Es más, en la Gmará (Baba Batra 58) se explica, que según la opinión que la cueva tiene dos pisos, Adam y Java fueron enterrados en el primer piso, mientras que nuestros patriarcas y matriarcas fueron enterrados en el piso más alto, ¿por qué? Explica el Rav Kuk: “Las virtudes de la plenitud son dobles, y cada una tiene su lugar según su valor. Una de ellas es la virtud del raciocinio que se encuentra arraigada en el alma de la persona, que de ella – cuando es recta – consecuencias adorables y valiosas virtudes y un elevado culto a D’s, bendito sea. Pero vio D’s, bendito sea, que no alcanza con ella para llegar a la plenitud de la persona, sino que agregando el alumbrado de la Torá Divina… por supuesto que a ese elevado nivel que la Torá lleva a los que se ocupan de ella y cumplen las mitzvot no pueden llegar sólo con el raciocinio humano los que marchan por el camino derecho según él”.
Hay dos virtudes en la persona: Una de ellas natural humana, que se expresa en el raciocinio y su moral, y la segunda Divina, separada, que se encuentra por encima de su naturaleza. Y lo que es más, de momento que la Torá es superior al cuerpo - mientras que el raciocinio está ligado al cuerpo y al nivel natural de la persona - justamente ella genera cierto distanciamiento y falta de vinculación con el cuerpo, y por lo tanto cierta incapacidad de elevarlo de su bajeza. Una bajeza que justamente por el nivel más bajo del raciocinio y su vinculación al cuerpo podrá completarla, porque pertenece al nivel de la vida natural, y de esa forma cuando se junten ambas virtudes en la persona, la Torá y el raciocinio, cuando es cuidado el equilibrio correcto entre ellas, cuando el raciocinio se encuentra por debajo como preparación y base, y la Torá con su nivel elevado por encima de él, podrá plasmarse el vínculo pleno entre el cuerpo, el raciocinio y su nivel, junto con la Torá por encima de ambos. Y como dice el Rav Kuk: “Y es que la influencia misma del raciocinio de momento que está unido a la naturaleza de la persona, cuando se vincula con el resplandor de la Torá, hace que la voluntad del cuerpo sea plena con las leyes de la Torá y el cuerpo se perfecciona y se santifica con la kdushá (santidad) de la Torá (a través del raciocinio que es un intermediario y el vinculador entre ellos). Lo que no sería así si no se le acompañase al raciocinio la Torá… el cuerpo será por naturaleza lo contrario a lo deseado según la
Torá
…”.
De esto está claro que Adam y Java – que expresan el nivel natural racional del hombre – y en contraste nuestros patriarcas y matriarcas que expresan el nivel Divino de la persona, deberían ser enterrados juntos, en un mismo lugar, para enseñarnos la necesidad del vínculo entre ellos. Pero también está claro que Adam y Java fueron enterrados abajo, mientras que los patriarcas y las matriarcas arriba, porque la Torá se encuentra en un nivel más alto que el raciocinio, pero por otro lado sin el raciocinio que se encuentra por debajo no se podría llegar a la Torá que se encuentra por encima, y por supuesto que no se podría elevar la vida natural del cuerpo que se encuentra por debajo de ambos.
Ese es el secreto doble de Meharat HaMajpela y el secreto de Jebron, que vincula esos dos niveles juntos según el equilibrio correcto. Como dice al final de sus palabras: “El Primer Hombre solo comprendía en él el aspecto del raciocinio humano general en su plenitud… y en contraste, los patriarcas y matriarcas prepararon el alumbrado de la Torá que será adecuada para ser recibida por parte del cuerpo… por ello la unión de ambos era muy necesaria… entonces, son como una casa y un altillo sobre ella, cuando Adam y Java son la casa, que es solo la preparación y la base sobre la que surgirá el nivel de la santificación que emana de los patriarcas según la Torá, y por ello los patriarcas por arriba. Y por ello el nombre de la ciudad es Jebron que indica unión, porque es el lugar adecuado de la respetable unión para la plenitud del cuerpo por parte del raciocinio y la Torá”.

Las 613 mitzvot
Rav Shlomó Aviner

Hay una nueva moda en los últimos tiempos: Ver las 613 mitzvot como si fuesen 613 problemas, en vez de verlas como 613 caminos de felicidad y luz. Cuando decimos una nueva moda, nos referimos a los últimos 300 años, o incluso 500 años, y por supuesto los últimos 100 años.
Esa tendencia cambia de vestimentas de tiempo en tiempo, de momento que la persona ve las mitzvot como problemas que le molestan en la vida, y por lo tanto hay varias reacciones posibles:
1. La más severa: Anulación de todas las mitzvot.
2. Menos severa: A veces anular, a veces cumplir.
3. Anulación de parte de las mitzvot.
4. Buscar una determinación falsa de la halajá, que se apoya en razonamientos torcidos para anular parte de ellas.
Y si las mitzvot no son un ideal en la vida, ¿cuál es entonces el ideal de la vida? – ¡la cultura occidental, que en realidad es una descendiente de la cultura griega! ¿Y qué dice esa cultura? Disfrutar todo lo que se pueda. El mundo fue creado para satisfacer los placeres. Entonces, hay 613 problemas. Como se expresa a veces la juventud: “De momento que soy religioso, me pierdo cosas”. O como dijo una vez un judío con kipa que va al rezo pero vive en forma prohibida: “Yo cometo una trasgresión determinada, y yo sé que tengo un problema con la halajá”. Para él, la halajá es un problema, y él continúa viviendo de esa forma a pesar de ese problema.
Por supuesto, de momento que se transforma en una concepción, es mucho más severo. Los sfaradim (provenientes de comunidades del Norte de África y otros lugares) cuando cometían trasgresiones, sabían que no era correcto, y los caminos del arrepentimiento estaban abiertos delante de ellos. En contraste, los ashkenazim (provenientes de comunidades en Europa) cometieron trasgresiones y las justificaron con ideologías.
Una vez llegó una persona al Gaón (genio del estudio de la Torá), el Rav Meir Brandsdorfer, Rav de la comunidad Toldot Avraham Itzjak y miembro del Badat”z de la Eda HaJaredit, con una pregunta relativa a Shabat, y así la formuló: “¿Acaso hay algún problema en hacer tal o cual cosa en Shabat?” Le contestó el Gaón, el Rav Brandsdorfer: “No hay problemas”, y volvió a repetir “no hay problemas, las reglas del Shabat no son problemas, lo que está prohibido y lo que está permitido ambos son iguales para cumplir la voluntad del Creador, y no son problemas que hay que solucionar” (Shu”t Kina VeShem 4, pág. 16).
Entonces, lo diremos otra vez: Las 613 mitzvot, como está escrito en el libro Zohar, son 613 consejos del rey para para ser merecedores de vincularse con Él, deleitarse con Él, alcanzar la felicidad Divina.
Las 613 mitzvot son 613 miembros espirituales de la persona.
Quizás dirá la persona: Entonces, ¿por qué no sentimos felicidad? Respuesta: Porque nuestra naturaleza no es sana, como dice el Ramba”m (Shmona Prakim cap. 2), que el enfermo siente que lo amargo es dulce y lo dulce lo siente amargo.
La solución es sanear nuestra naturaleza, a través del estudio de la Torá y el arrepentimiento.

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