Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Matot - Masaei     2 de Av 5775     No 1027

El duelo en la generación de la gueulá
Rav Elisha Aviner

En el libro “Halijot Shlomo” (pág. 413) está escrito que el Gaón (genio del estudio de la Torá), el Rav Shlomo Zalman Oirvaj zt”l “se quejaba de la falta de emoción de ‘días de destrucción’ - como era acostumbrado anteriormente en todo Am Israel (el Pueblo de Israel) en todas las generaciones. Sobre todo en los días de Bein HaMetzarim (desde el ayuno del 17 de Tamuz hasta el ayuno del 9 de Av), cuando antaño la seriedad y la atmosfera de esos días eran notorias en todos. Y cuando comenzaba el mes de Av, más aún. Sobre todo en Ierushalaim. Muchos acostumbraban a vestir prendas más sencillas todos los días de Bein HaMetzarim. También acostumbraban que cuando comenzaba el mes de Av decían el párrafo de shomer Israel del rezo con una melodía especial, expresando el dolor y la pena - y muchas otras costumbres que tenían por objetivo hacer despertar el sentimiento de dolor por la destrucción. Y en nuestra generación, cuando el asentamiento en nuestra tierra kdoshá (santa) se ensanchó y creció, la impresión de destrucción disminuyó muchísimo… y de año en año va disminuyendo… y cuánto deberíamos hacer notar ello, y hacer despertar los corazones a lamentarse más por la destrucción del Beit HaMikdash (El Templo)”.
Hace más de cien años, cada piedra de Ierushalaim clamaba el dolor de la destrucción. Miseria, pobreza, hambre y oprobios eran parte de la rutina diaria de todos los habitantes de Eretz Israel (la Tierra de Israel) en general, y sobre todo en Ierushalaim. No era necesario leer libros sobre la destrucción, no era necesario hacer despertar el sentimiento, era superfluo hablar de la Shjina (manifestación de la presencia Divina) que se encuentra en el exilio porque Eretz Israel e Ierushalaim estaban desolados, el asentamiento ashkenazi (comunidades provenientes de Europa) en Ierushalaim era perseguido por el gobierno, y subsistía gracias a los pocos pesos de Dmei HaJaluka [fondo de ayuda de las comunidades judías en la diáspora. N. del T.]. Las lágrimas brotaban de por sí. Mientas que sus hermanos en la diáspora se encontraban en lujosas casas y tenían éxito desde el punto de vista económico, los habitantes en Eretz Israel vivían una vida de dolor y angustia, y cumplían su papel de enviados del público, de todo Am Israel, llorando el dolor de la Shjina.
Pero los tiempos cambiaron, y gracias a D’s fuimos merecedores de ver surgir “la clara señal y el resplandor de la salvación que brilla”. Eretz Israel comenzó a entregar sus frutos en abundancia, y sus hijos comenzaron a reunirse dentro de ella. La maldición de la tierra cesó, y los vaticinios de los profetas de Am Israel del regreso a Tzion se plasmaron, y se continúan plasmando frente a nuestros ojos, paulatinamente. El dolor fue cambiado por alegría, “cuando el Eterno devolvió al cautiverio de Tzion éramos como gente que sueña… grandes cosa ha hecho el Eterno para nosotros, por ello nos alegramos” (Tehilim 126:1-3). Ierushalaim va siendo construida, va siendo asentada con cientos de miles de judíos, bajo un gobierno judío. Las piedras de Ierushalaim
cantan la alegría de la redención. Y no es necesario esforzarse por hacer despertar la alegría - ella brota de por sí.
Y a pesar de ello, no hay plenitud. Todavía nos falta el Beit HaMikdash. Falta la dimensión del kodesh (lo santo). En el pasado la situación de Ierushalaim y del Beit HaMikdash era la misma – desolación y oprobio. Ahora, Ierushalaim renace y prospera, pero el lugar del Beit HaMikdash permanece todavía humillado.
Ambos sentimientos contradictorios se mezclan dentro de nosotros: El sentimiento de alegría por la reconstrucción de Eretz Israel, y el sentimiento de dolor por la destrucción del Beit HaMikdash. Es difícil soportar la complejidad. Es más fácil ser unidimensional. Hay quienes festejan sólo Iom HaAtzmaut (el Día de la Independencia) y no conocen Tisha VeAv (el ayuno del 9 de Av), y hay quienes están de duelo en Tisha VeAv y no conocen Iom HaAtzmaut. Es más difícil reconocer la complejidad del proceso de la gueulá (Redención) que ha comenzado - y aún no ha culminado. El acentuado de una dimensión puede llegar a desplazar la otra dimensión. El equilibrio y la proporción correcta son una tarea difícil.
Una expresión clara de esa complejidad en nuestra generación es la cantidad de miles de oradores que llegan a la explanada del Kotel (Muro de los Lamentos) en la noche de Tisha VeAv. Ya no son unos diez ancianos judíos que se lamentan en una calle estrecha y sucia, al lado del Kotel, siendo humillados por los árabes que pasan por allí, sino que miles y miles de jóvenes que colman toda la enorme explanada al lado del Kotel. Una expresión de la gueulá y la reunión de los exilios de nuestra generación.
Nuestra tarea como educadores es trasmitirles a nuestros hijos un punto de vista complejo de la gueulá: Alegrarse con la reunión de los exilios, y lamentarse por la destrucción del Beit HaMikdash. Reconocer la bondad Divina del regreso a Tzion, y llorar por el Beit HaMikdash que aún no fuimos merecedores de verlo reconstruido. El proceso de la gueulá ha comenzado, continúa, pero aún no ha llegado a su plenitud.
En la Gmará (Rosh HaShaná 18B), hablando de la obligación de ayunar los ayunos que son en recuerdo de la destrucción del Beit HaMikdash, determinan nuestros sabios que hay tres situaciones. Si hay decretos hostiles del gobierno en contra de Am Israel, el ayuno es obligación. Si hay paz, los ayunos se convierten en días de alegría. Si no hay decretos, pero no hay paz – el ayuno es voluntario. ¿Cuál es la definición de “paz”? Rashi comenta que “el gobierno de los gentiles no tiene vigor sobre Am Israel”, las naciones del mundo no nos gobiernan. Es decir: Independencia de Am Israel. En contraste, Rabeinu Jananel explica que “paz” es la época en que el Beit HaMikdash existe (porque el Beit HaMikdash hace las paces entre Am Israel y su Padre en el Cielo). ¿Acaso la opinión de Rashi es distinta de la opinión de Rabeinu Jananel? Quizás. O quizás no son contrarias, sino que cada uno recalca una dimensión distinta de la gueulá: Independencia de Israel, y la edificación del Beit HaMikdash.

No valgo nada
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Cuando pienso en mí mismo y me comparo con los demás, veo que no soy una persona exitosa, y caigo en la desmoralización. No valgo nada, veo alrededor mío personas talentosas que tienen un papel importante en la sociedad – y yo soy una persona muy pequeña. ¿Para qué he nacido? ¿Para ser una nulidad?
Respuesta: No eres una nulidad, tú eres infinito. Toda persona tiene un valor infinito. De lo contrario, D’s no te habría creado. Al final del rezo en Iom Kipur (el Día del Perdón) tú dices: “Mi Señor, hasta que no fui creado, no era meritorio”. Explica el Rav Kuk en su comentario al Sidur (libro de oraciones) que durante todos los miles de años que pasaron, todavía no había llegado tu momento, todavía no eras necesario, y por ello no fuiste creado. Y cuando según el plan Divino eras necesario para el éxito de todos los mundos, exactamente en ese momento fuiste creado.
Toda persona es necesaria y vital. El Ramja”l explica en su libro “Daat UTbunot” que cada uno tiene un papel en la santificación del nombre de D’s en el mundo. Y por ello cada uno debe decir: Para mí fue creado el mundo. No es arrogancia, porque cada uno entiende que también el prójimo puede decir que para él fue creado el mundo. Es la “grandeza humilde”, como dice el Rav Kuk.
Tú has recibido aptitudes que otros no han recibido, y no has recibido aptitudes que ellos recibieron. Cada uno recibió justamente lo que necesita para cumplir su tarea en el culto a D’s. Por ello, no hay ninguna razón lógica para envidiar al prójimo, escribe el Ramja”l en su libro “Mesilat Iesharim” (cap. 11). “Un reinado no toca al otro en lo más mínimo”.
Hay que decidir de una vez por todas cuál es el parámetro de la importancia auténtica de la persona: ¿Dinero, posición social, belleza, fuerza? ¡No! El valor de la persona es temor a D’s. Y eso está al alcance de cada uno, pequeño como grande. El Ramba”m (Ramba”m, Hiljot Tshuvá) escribe que cada persona puede ser tzadik (justo) como nuestro Rav Moshé.
Él no dice que puede ser un profeta como nuestro Rav Moshé, o sabio como nuestro Rav Moshé - sino que tzadik. Pero también eso es difícil de comprender. Es que cada persona es juzgada según su capacidad. En el Zohar (al principio de Vaikra) se habla del holocausto que “olé veiored” [sube o baja. N. del T.] – es decir, depende de las posibilidades económicas de la persona. D’s no recarga a la persona más de lo que puede dar. Si tienes la obligación, por lo visto eres capaz. Y si haces todo lo que eres capaz, eres un tzadik. No eres juzgado en comparación a los demás, sino que en comparación a tu capacidad.
Dijo Rabí Naftali de Ámsterdam: Si tuviese el raciocinio del Shaagat HaAri, la genialidad del Gaón (genio del estudio de la Torá) de Vilna, el corazón del Isod VeShoresh HaAvoda - ¡cuán lejos podría llegar! Le contestó Rabí Israel de Salant: D’s quiere que seas Rabí Naftali de Ámsterdam…
Según el esfuerzo y el sufrimiento – la recompensa. No eres juzgado según tus logros, sino que según tu esfuerzo. De tus esfuerzos se eleva un aroma agradable a D’s. Y el honor auténtico, es el temor a D’s.
No prestes atención a conceptos como “realización personal” – no tiene ninguna fuente en la Torá. No hay semejante versículo, es un invento de la filosofía individualista materialista alemana.
En general, no te juzgues según las observaciones de los demás, según lo que otros piensan de ti. Nadie les pidió que piensen algo de ti. Y si lo hacen, buen provecho – pero no tiene por qué importarte.
Tampoco tengas demasiada confianza en los cuentos de tzadikim – que tal o cual tzadik cuando tenía medio año de edad no quería mamar sin bendecir, cuando tenía dos años ya bendecía toda la Birkat HaMazon (rezo después de comer pan), a los 4 años ya sabía todo el Jumash (Pentateuco), a los 6 sabía toda la Mishná, a los 8 toda la Gmará, a los diez todo el Zohar (por supuesto, junto con todos los escritos del Ari z”l)… Dijo el Gaón, el Rav Shlomo Zalman Oirvaj z”l: Está prohibido contar cosas de ese estilo, eso desalienta, porque el niño no se encuentra allí, hay una distancia enorme. Dijo el Gaón, el Rav Itzjak Unter z”l: Está prohibido contar cuentos de ese tipo, porque casi nunca son auténticos.
Tú eres único y especial. No hay otro como ti. No hay otra persona con un Ietzer HaTov (buen instinto) como el tuyo, ni otra persona con un Ietzer HaRra (mal instinto) como el tuyo – y por ello, no hay otra persona con una labor a D’s como la tuya. Está escrito en el libro “Seder HaIom” que tratándose de Tikun HaIsod hay muchos aspectos, y por ello no es seguro que encuentres tu Ietzer HaRra y las recomendaciones correctas para vencerlo en los libros de musar (cultivo de las virtudes), cada uno con su mundo particular. Sólo encontrarás recomendaciones genéricas, y de ellas debes aprender qué hacer en tu situación particular.
Esa es la regla, no debes rendirle culto a D’s más allá de tu capacidad auténtica. Cada uno tiene una letra suya en la Torá, y cada uno debe rendirle culto a D’s desde el lugar en que se encuentra en su vida. Por ello D’s es llamado “tu D’s” – en Su relación particular a ti.
D’s te espera, te ama, se alegra contigo, te creó con toda la intención, te creó como tú eres, porque te quería como eres, exactamente así. Y de ese lugar le rendirás culto.
Y esa es tu felicidad auténtica. Ese es el contenido de tu vida. Esa es la alegría de tu vida.

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