Majón Meir
El centro de estudios judaicos en Israel
Avenida HaMeiri 2, Kiriat Moshe, Ierushalaim  91340

Teléfono: 972-2-6511906         fax: 972-2-6514820
Hebreo: www.machonmeir.org.il
              
torah@machonmeir.org.il 
Español: www.alumbrar.org
               
espanol@machonmeir.org.il

Las guerras y el individuo particular
Rav Shlomó Aviner
(Beahava Ubeemuna No583)

En las últimas décadas hemos comenzado una nueva época en la que tenemos nuestro propio ejército. Un ejército que como su nombre lo indica, es el Ejército de Defensa de Israel: No se trata de un ejército de ataque, para conquistar tierras ajenas, sino que el ejército de defensa de nuestro pueblo y nuestra tierra. Por ello, se trata de un ejército muy moral. Einstein dijo: “El barómetro moral de un pueblo, es su conducta en la guerra”. Y agregó: “El barómetro está muy bajo”. Pero nosotros agregamos: “Nuestro barómetro está alto”… incluso demasiado alto. Dijo el humorista Meir Uziel: “No entiendo cómo puede ser que en la competencia de ‘Miss Moral’, de entre 143 países siempre salimos últimos, cuando somos los únicos que nos presentamos al concurso…”.
Nuestros sabios enumeran entre las fases del proceso de la gueulá (Redención) las guerras (Sanhedrin 97A), y comenta Rashi: “Guerras entre los gentiles y Am Israel (el Pueblo de Israel)”. Y es en ese contexto que figura la expresión “Atjalta deGueula” (el comienzo de la Redención): “Las guerras, son también Atjalta deGueula” (Meguila 17B). Si en vez de haber Pogromos nosotros nos defendemos, sin dudas, ha comenzado la gueulá!.
El Ramba”m utiliza un título realista en su libro de halajá: “Las halajot de los reyes y sus guerras”. Cuando define el papel del rey, dice: “El rey es coronado desde un principio para hacer justicia y luchar las guerras, como dice el versículo ‘y nos juzgue nuestro rey, y salga al frente de nosotros para pelear nuestras batallas’ (Shmuel Alef 8:20)” (Ramba”m, Hiljot Melajim 4:10). También uno de los criterios para determinar si una persona puede que sea el Meshiaj (Mesías) es que “luche las guerras de D’s” (Ramba”m, Hiljot Melajim 11:4). Y cuando se trata de su clara determinación: “Si venció a todos los pueblos alrededor” (Ídem.). Y efectivamente, el profeta Ishaya describe claramente las guerras del Meshiaj (Ishaya, Cáp. 63).
Hasta que se plasmen los vaticinios de la paz mundial, ningún país puede vivir sin un ejército. Por ello, en Am Israel el ejército es un ejército del pueblo: No es un ejército de voluntarios o mercenarios, sino que “de edad de veinte años en más, todos los que pueden salir a la guerra” (Bamidvar 1:3).
Nuestros patriarcas eran guerreros. Nuestro patriarca Avraham luchó contra los cuatro reyes. Nuestro patriarca Iaacov también era un guerrero, y dice: “Y yo te di Shjem… la que tomé de mano del Emorita con mi espada y con mi arco” (Bereshit 48:22). Y por supuesto, Ioshua Bin Nun – al que le fue trasmitida la Torá por nuestro Rav Moshé (Avot 1:1) – era un guerrero, ya desde la lucha contra los Amalekitas, y más tarde con la conquista de Eretz Israel (la Tierra de Israel).
Así escribe el Rav Kuk: “Nosotros contemplamos las primeras generaciones, sobre las que nos relata la Torá, los profetas y los escritos, esas generaciones que se ocupaban de la guerra… son ellas mismas las grandes personalidades por las que sentimos aprecio y respeto sagrado”. “En aquel entonces, cuando la guerra era tan necesaria… las guerras por nuestra existencia” (Orot, Miljama 2).
Pero no nos equivoquemos pensando que de momento que nos ocupamos de cuestiones de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel), podemos permitirnos desdeñar la rectificación del individuo particular. Por supuesto que no es esa la concepción del Rav Kuk, que se puede definir como “generalidad y particularidad”, o mejor dicho “el individuo particular en base al Clal”.
Es más. La corrección moral del individuo particular es la base de la victoria en la guerra, como explica el Ramja”l (Rabí Moshé Jaim Luzato): El rey David “marchaba a la guerra con gran confianza”, y le rogaba a D’s “perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré, y no volveré atrás hasta acabarlos” (Tehilim 18:38) porque “se depuraba a sí mismo de toda falta” (Mesilat Iesharim, Cáp. 10). No se trata de faltas que son consideradas pecados evidentes por todos, sino que de faltas que las personas están acostumbradas a ellas y se piensan que está permitido. Como dijeron nuestros sabios: “La mayoría roban, algunos cometen adulterio y todos hablan un poco de Lashón HaRrá (calumnias)” (Baba Batra 165A). No se trata de “robo” propiamente dicho – comenta el Ramja”l – sino que de falta de rectitud en el comercio, cuando la persona se permite a sí misma obtener ganancias de las pérdidas de su prójimo. Y no se trata de “adulterio” propiamente dicho, sino que de falta de recato cuando se mira, se habla, se escucha o se piensa algo indebido. Y en cuanto a Lashón HaRrá, lamentablemente sabemos hasta qué punto esa falta es común (Mesilat Iesharim, Cáp. 11).
Y la base de todo, es la fe en D’s y las buenas virtudes. Por ello, debemos cumplir la mitzva de la edificación del país y la mitzva del ejército con alegría, sin quejarnos a D’s – D’s no lo permita! – y sin exigirle que Él dirija la historia como a nosotros nos parece que debe hacerlo, según nuestros planes, y no ser mimados.
Debemos prepararnos para hacerle frente a las numerosas complicaciones que nos esperan en el camino de la redención, y agradecerle a D’s que “es Benéfico, cuyas mercedes nunca faltan, Misericordioso, cuya bondad nunca cesa” (Rezo de Shmoná Esre).

Es posible leer la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla directamente a su casilla de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org