Las
guerras y el individuo particular
Rav
Shlomó
Aviner (Beahava Ubeemuna No583)
En las últimas
décadas hemos comenzado una nueva época en la que
tenemos nuestro propio ejército. Un ejército que como su
nombre lo indica, es
el Ejército de Defensa de Israel: No se trata de un ejército de ataque, para
conquistar tierras ajenas,
sino que el ejército de defensa de nuestro pueblo y nuestra
tierra. Por ello,
se trata de un ejército muy moral. Einstein dijo: “El
barómetro moral de un
pueblo, es su conducta en la guerra”. Y agregó: “El
barómetro está muy bajo”.
Pero nosotros agregamos: “Nuestro barómetro está alto”…
incluso demasiado alto.
Dijo el humorista Meir Uziel: “No entiendo cómo puede ser que en
la competencia
de ‘Miss Moral’, de entre 143 países siempre salimos
últimos, cuando somos los
únicos que nos presentamos al concurso…”.
Nuestros sabios enumeran entre las fases del proceso de
la gueulá
(Redención) las guerras (Sanhedrin 97A), y comenta Rashi:
“Guerras entre los
gentiles y Am Israel (el Pueblo de Israel)”. Y es en ese contexto que figura la
expresión “Atjalta deGueula” (el comienzo de la Redención):
“Las
guerras, son también Atjalta deGueula” (Meguila 17B). Si
en vez de haber
Pogromos nosotros nos defendemos, sin dudas, ha comenzado la gueulá!.
El Ramba”m utiliza un título realista en su
libro de halajá:
“Las halajot de los reyes y sus guerras”. Cuando define
el papel
del rey, dice: “El rey es coronado desde un principio para hacer
justicia y
luchar las guerras, como dice el versículo ‘y nos juzgue nuestro
rey, y salga
al frente de nosotros para pelear nuestras batallas’ (Shmuel Alef
8:20)”
(Ramba”m, Hiljot Melajim 4:10). También uno de los criterios
para determinar si
una persona puede que sea el Meshiaj (Mesías) es que
“luche las guerras
de D’s” (Ramba”m, Hiljot Melajim 11:4). Y cuando se trata de su clara
determinación: “Si venció a todos los pueblos alrededor” (Ídem.). Y
efectivamente, el profeta
Ishaya describe claramente las guerras del Meshiaj (Ishaya,
Cáp. 63).
Hasta que se plasmen los vaticinios de la paz mundial,
ningún país
puede vivir sin un ejército. Por ello, en Am Israel el
ejército es un
ejército del pueblo: No es un ejército de voluntarios o
mercenarios, sino que
“de edad de veinte años en más, todos los que pueden
salir a la guerra”
(Bamidvar 1:3).
Nuestros patriarcas eran guerreros. Nuestro patriarca
Avraham luchó
contra los cuatro reyes. Nuestro patriarca Iaacov también era un guerrero, y
dice: “Y yo te di
Shjem… la que tomé de mano del Emorita con mi espada y con mi
arco” (Bereshit
48:22). Y por supuesto, Ioshua Bin Nun – al que le fue trasmitida la Torá
por nuestro Rav
Moshé (Avot 1:1) – era un guerrero, ya desde la lucha contra los
Amalekitas, y
más tarde con la conquista de Eretz Israel (la Tierra de Israel).
Así escribe el Rav Kuk: “Nosotros
contemplamos las primeras
generaciones, sobre las que nos relata la Torá,
los profetas y los escritos, esas
generaciones que se ocupaban de la guerra… son ellas mismas las grandes
personalidades por las que sentimos aprecio y respeto sagrado”. “En
aquel
entonces, cuando la guerra era tan necesaria… las guerras por nuestra
existencia” (Orot, Miljama 2).
Pero no nos equivoquemos pensando que de
momento que nos ocupamos de
cuestiones de Clal Israel (la totalidad genérica del
Pueblo de Israel),
podemos permitirnos desdeñar la rectificación del
individuo particular. Por
supuesto que no es esa la concepción del Rav Kuk, que se puede
definir como
“generalidad y particularidad”, o mejor dicho “el individuo particular
en base
al Clal”.
Es más. La corrección moral del
individuo particular es la base de la
victoria en la guerra, como explica el Ramja”l (Rabí
Moshé Jaim Luzato): El rey
David “marchaba a la guerra con gran confianza”, y le rogaba a D’s
“perseguiré
a mis enemigos y los alcanzaré, y no volveré atrás
hasta acabarlos” (Tehilim
18:38) porque “se depuraba a sí mismo de toda falta” (Mesilat
Iesharim, Cáp.
10). No se trata de faltas que son consideradas pecados evidentes por
todos,
sino que de faltas que las personas están acostumbradas a ellas
y se piensan
que está permitido. Como dijeron nuestros sabios: “La
mayoría roban, algunos
cometen adulterio y todos hablan un poco de Lashón
HaRrá (calumnias)”
(Baba Batra 165A). No se trata de “robo” propiamente dicho – comenta el
Ramja”l
– sino que de falta de rectitud en el comercio, cuando la persona se
permite a
sí misma obtener ganancias de las pérdidas de su
prójimo. Y no se trata de
“adulterio” propiamente dicho, sino que de falta de recato cuando se
mira, se
habla, se escucha o se piensa algo indebido. Y en cuanto a Lashón
HaRrá,
lamentablemente sabemos hasta qué punto esa falta es
común (Mesilat Iesharim, Cáp. 11).
Y la base de todo, es la fe en D’s y
las buenas virtudes. Por ello, debemos cumplir la mitzva de la
edificación del país y la mitzva del
ejército con alegría, sin quejarnos a D’s – D’s no lo
permita! – y
sin exigirle que Él dirija la historia como a nosotros nos
parece que debe hacerlo, según nuestros planes, y no ser
mimados.
Debemos prepararnos para hacerle
frente a las numerosas complicaciones que nos esperan en el camino de
la
redención, y agradecerle a D’s que “es Benéfico, cuyas
mercedes nunca faltan,
Misericordioso, cuya bondad nunca cesa” (Rezo de Shmoná Esre).
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