"Como
llaga de lepra en mi casa"
Rav Iaacov
Filver (Beahavá Ubeemuná
No508)
"Me parece que hay como llaga de lepra en mi
casa" (Vaikrá
14:35), dice un individuo que pertenece a Am Israel. A veces se trata de la casa particular de
la persona, pero esa afirmación también puede referirse a
la Casa
Nacional. Cada
lunes y jueves luego de la lectura de la Torá
rogamos: "Sea la voluntad de D's que vuelva a establecer la Casa de Nuestra Vida
y
regresar su Shjina (Presencia
Divina) dentro nuestro pronto,
en nuestros días". Y en efecto, fuimos merecedores que con la Declaración
de la
Independencia parte
de nuestra Casa fue edificada en nuestros días, y anhelamos que
se cumpla todo
el resto de nuestro ruego en su totalidad. Pero hasta ese entonces,
nuestra
Casa Nacional no está libre de llagas; llagas entre la persona y
D's, llagas
entre la persona y su prójimo, y en los últimos tiempos
también llagas entre la
persona y su tierra. Y muchos de nosotros se preguntan qué
actitud debemos
tomar respecto al estado?.
Cuando se enfermó el
rey Jizkia, vino el
profeta Ishaya y le dijo: "Haz tu testamento, porque morirás y
no
vivirás" (Melajim Bet 20:1). Y la Gmará
(Brajot 10A)
explica las palabras del profeta: "'Morirás' - en este mundo, 'y
no
vivirás' - en el mundo venidero". Y con mucha razón
pregunta el rey:
"Por qué me merezco algo así?!". Y le contesta el
profeta:
"Porque no has intentado tener hijos". Y el rey contesta que le fue
revelado
a través de su inspiración Divina que dará a luz
hijos malvados, y de momento
que esos malvados serán los reyes futuros de Am Israel él no quiere ser
partícipe de semejante catástrofe. Le contesta
entonces el profeta: "Por qué te inmiscuyes en los secretos de
D's?!", tú tienes la obligación de traer niños al
mundo, y D's hará lo que
le plazca.
Esa discusión entre
el rey y el profeta es
comentada por el Rav Kuk en su libro "Ein Ayá": Jizkia como corresponde a un
rey mira la realidad tal como es
en este momento, evalúa las acciones según sus
consecuencias inmediatas. Y por
ello piensa que es preferible "quebrar los utensilios"; no se debe
ser partícipe de esa terrible situación, incluso si el
precio será que la
dinastía del rey David dejará de existir. En contraste,
el profeta mira la
realidad con una perspectiva de eternidad, y le contesta - en nombre de
D's -
que es preferible sufrir una generación, o incluso toda una era,
para salvaguardar
la dinastía del rey David y garantizar su continuidad.
Basándonos en ese
comentario del Rav Kuk,
podemos inferir que también en relación a los
acontecimientos que ocurren en
nuestros días, incluso si nos parece que hay como una llaga de
lepra en la
Casa Nacional, no
debemos demolerla o enajenarnos de ella: Debemos sobrellevar la
situación para salvaguardar
el marco nacional y su integridad, y tener confianza en el Eterno de
Israel que
no mudará de propósito, y Él nos conducirá
a días mejores.
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