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El asno del
que odias
Rav
Azriel Ariel (Beahavá
Ubeemuná No553)
Una situación en
la que hay odio entre judíos no es nada sencilla. Por un lado,
seguramente un
judío no odia sin motivo, y por algún incidente
importante llegó a odiar a su prójimo
- y es posible comprender su actitud. Y por otro lado, nuestra Torá
nos
indica cómo debemos comportarnos en situaciones semejantes,
incluso cuando el
odio es justificable - y mucho más cuando no lo es:
"Si vieres
caído debajo de su carga el asno del que odias, te
negarás a descargarlo?!.
Forzosamente, tú lo descargarás juntamente con
él!" (Shmot 23:5).
La mitzva
es hacer un bien para el que se odia. Por qué?. Él me
hirió!. Él cometió un
pecado!. Acaso no se nos está exigiendo "ofrecer la otra
mejilla",
como enseñó aquella otra persona?!.
Podríamos argüir
que el versículo se refiere a una situación en la que el
odio no es justificable:
La Torá le exige al que odia obligarse a sí
mismo y ayudar a su prójimo
- y de esa forma terminar con el círculo vicioso del odio. Pero
nuestros sabios
(Psajim 113B) nos enseñan que se trata de una situación
en la que el odio es
justificable: Cuando has visto un miembro de Am Israel que
comete un
pecado intencionalmente, no debes justificar de ninguna forma su
conducta, y
debes cumplir el versículo "el temor del Eterno es aborrecer la
maldad"
(Mishlei 8:13). Y a pesar de ello, la Torá nos
ordenó hacerle un bien al
odiado, y la pregunta vuelve a formularse: Si hay una mitzva de
odiarlo,
cómo puede haber al mismo tiempo una mitzva de hacerle
un bien?!.
No tenemos más
remedio que llegar a la conclusión que ese odio no es un odio
integral, sino
que un odio limitado. No tiene por cometido "eliminar" al pecador,
sino que es una expresión de nuestro profundo descontento de su
conducta.
Profundizando más, debemos formular - en base a lo que
escuchamos decir al Rav
Tzvi Iehudá Kuk zt"l - que no se trata de un odio causal, sino que de
un odio con un objetivo. Y debemos
aclararlo:
Un
comportamiento indignante del prójimo, origina enojo. La ira,
cuando es
extrema, conduce al odio. Si le preguntamos a la persona por qué
lo odia?, su
respuesta será muy sencilla: Porque él se
conduce de tal o
cual manera. En esa situación, ese odio tiene una causa - la conducta
indignante. Pero si le preguntaremos: Cuál es tu objetivo?. Qué pretendes
obtener con tu odio?. En la mayoría de las ocasiones la persona
no tendrá
ninguna respuesta, sólo se ve impulsado por los tempestuosos
sentimientos de su
irritación. La Torá nos dirige en otro sentido.
No debemos odiar "porque", sino que "para que": Para que esa
persona no influya negativamente sobre mí o sobre otros, para
que él corrija su
conducta, etc. Y si el objetivo del odio es correctivo - para mí
o para el
prójimo - deberá ser focalizado cuidadosamente para
lograr su propósito, y no generar
indeseables efectos secundarios. No puede emanar de un sentimiento de
abominación integral, porque entonces no podrá influir
para bien sobre el
pecador y sus compañeros. Debe ser una aguda expresión de
deslegitimación de su
conducta - pero debe ser acompañado de un profundo amor por la
personalidad del
prójimo. En situación semejante, la persona no se deja
llevar por la realidad,
sino que él la controla de acuerdo a su camino y a la luz de los
valores con
los que se ve comprometido y las metas derivadas de ellos a las que
aspira.
Es por ello que
fue elegido justamente el "Pequeño Shmuel" para formular la
"bendición de los minim" [la doceava bendición
del rezo Shmoná
Ezré. N. del T.] (Brajot 28B). Formularla en base a un odio
total, que
permite descargar las frustraciones personales - no es gran cosa: Eso,
cualquiera puede hacerlo. Pero formular una bendición que apunta
al
corregimiento de la realidad, elevándose por encima de todas las
heridas
personales - eso, sólo podía hacerlo el "Pequeño
Shmuel", que
acostumbraba a decir: "Cuando tu enemigo cae, no te alegres" (Mishlei
24:17).
Y este es el
lugar adecuado para agregar otra idea, en base a lo que decía el
Rav Tzvi
Iehudá Kuk zt"l respecto al versículo de nuestra Parashá. "Si
vieres caído debajo de su carga el asno del que odias" - se
está hablando
de quien se encuentra con una situación en que las tendencias materiales [simbolizadas por el asno: En hebreo, jamor
= asno, y jomriut
= materialismo. N. del T.] - la búsqueda de la
satisfacción de los placeres
materiales - degrada a Am Israel a un nivel en el que se rinde
a su
aspecto negativo, y se comporta con maldad. El problema más
serio, es cuando el
Tzibur (público) se transforma en Robetz (cae
bajo la carga). Tzibur -
que está compuesto por las siglas de las
palabras tzadikim (justos), beinonim (medianos) y reshaim
(malvados) - no es una situación fácil, pero es la
situación normal, cuando los
tzadikim se encuentran en la cabeza, unidos con las demás
partes del
público. Pero cuando los malvados son los cabecillas y los
dirigentes - y
entonces las siglas se invierten y obtenemos la palabra Robetz
- es una
situación insoportable, en la que hay un fuerte deseo de
"escaparse"
y "desconectarse" de ella. Entonces, nos dice la Torá:
"Te
negarás a descargarlo?!" - acaso siquiera pensarás en
abandonarlo, D's no
lo permita?!. De ninguna forma!. "Forzosamente, tú lo
descargarás
juntamente con él!". Es recalcado "con él", junto
con todo Clal Israel (la totalidad genérica de Am
Israel).
"Con él estaré Yo en su angustia" (Tehilim 91:15). Es
más: "Con
él", quiere decir como decimos "a pesar de todo, lo
esperaré todo día
que llegue", con todas las complicaciones y con todas las dificultades,
este es nuestro pueblo. No se trata de ninguna renuncia como principio
en sí.
No se puede justificar ninguna acción malvada o injusta. No se
debe renunciar a
ningún detalle o punto.
"No hay
ninguna posibilidad de escape. Este es nuestro estado… no
renunciaremos, no
escaparemos ni abandonaremos. Estamos juntos, con Clal Israel.
A pesar
de todas las complicaciones… pertenecemos a Clal Israel.
Debemos exigir
enérgicamente, pero por dentro… nosotros sufriremos un poco, los
demás también
sufrirán un poco, y con el tiempo se llegará al orden
correcto… no se trata de
concesiones o renuncias, sino que lentamente encontraremos alguna
fórmula de
comprensión mutua, en base al amor, la hermandad, el shalom
y la
fraternidad" (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Itro, Sidra Bet).
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