Majón
Meir |
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Hemos
regresado al hogar
Rav
Shlomó Aviner
Dos mil años extrañamos
el hogar. Ocurrió un milagro maravilloso: Fuimos
capaces de subsistir dentro de otros pueblos, y no olvidamos que ese no
es
nuestro lugar. Siempre supimos que la galut (exilio) es algo
pasajero, y
que Am Israel podrá vencerla.
En efecto, el Mahara"l de Praga escribe en su libro "Netzaj
Israel" - que trata en profundidad el tema de la destrucción
y el
renacimiento - que un pueblo puede presentar dos formas: Natural, y
sobrenatural. La forma natural de todo pueblo, tiene tres dimensiones:
Estar
juntos, en su tierra, independientes. En contraste, cuando es
diseminado, en un
lugar que le es ajeno, subyugados por un gobierno extraño, se
encuentra en una
situación antinatural, una situación enfermiza.
Un pueblo enfermo, finalmente termina desapareciendo del mundo, cuando
sus
fuerzas existenciales se agotan. Y es ese el gran milagro de nuestro
gran
pueblo - que es eterno. "El eterno de Israel no mudará de
propósito ni
cambiará de parecer" (Shmuel Alef 15:29)
Durante esos dos mil años, siempre recordamos a Ierushalaim en
nuestras
alegrías. No nos conformamos con anhelos, sino que siempre
intentamos con gran
sacrificio regresar a nuestra tierra. Pero para nuestra desgracia,
todos los
intentos fracasaron. En Eretz Israel habían
bándalos y asesinos por
doquier, y no había cómo procurarse el pan. "No
sólo del pan vive la
persona" (Dvarim 8:3), pero también del pan vive ella. "Si no
hay
harina, no hay Torá", y en general, si no hay harina no
hay nada!.
Y de pronto, algo ocurrió. La tierra nos comenzó a
sonreír, y con nuestros
propios ojos vimos cómo se plasma la clara señal
(Sanhedrin 98A) que nos
entregó el profeta Iejezkel: "Mas vosotras, oh serranías
de Israel, daréis
vuestro ramaje y brindaréis vuestro fruto para Mi pueblo Israel,
porque un
poco más y ellos volverán" (Iejezkel 36:8).
Llegó el momento que la
tierra comience a brindar su fruto en abundancia, ya que Am Israel
está
por llegar, y necesita vivir en forma decorosa, procurándose el
sustento del
labrado de su tierra - y no de las limosnas de las comunidades
judías de la galut.
Él no desea procurarse su sustento del exterior. En efecto, la
tierra comenzó a
sonreír, y fueron fundados los primeros asentamientos
agrícolas.
Desde ese entonces, nos fuimos fortaleciendo, en el plano
agrícola y en el
asentamiento de la tierra, y un páramo desolado se
convirtió en un paraíso.
Cuando vemos los frutos de Eretz Israel y los comemos,
recordamos
que nosotros renacemos. El camino es largo, pero marchamos con pasos
seguros:
Construcción de la tierra, regreso a Tzion de los exiliados,
Declaración de la
Independencia, fortalecimiento de la economía, fortalecimiento
del Ejercito de
Defensa de Israel - que como su nombre lo indica, nos protege - y el
regreso de
la Torá a su hábitat.
En ese camino no faltan complicaciones y crisis, en todos los campos, y
por
ello hay quienes se desesperan y piensan que quizás llegamos a
un callejón sin
salida. No es así, sino que el camino es largo, y nos
encontramos sólo en su
principio. En esta situación, hay que fortalecernos, mirar
adelante y continuar
andando. Debemos recordar que en la vida del individuo particular la
realidad
no tiene alas - y por supuesto en la vida nacional - y debemos tener
paciencia.
Tenemos muchas metas por delante: Entusiasmar nuestra juventud con los
ideales, y salvarla de todos los peligros que la acechan - como la
violencia,
el alcohol y las drogas - vencer el terror en forma total y final, y
garantizar
nuestra pacífica existencia, afianzarnos en la tierra y no
entregar parte de
ella al enemigo, colmar la nación con una cultura judía
auténtica y eterna,
ayudar a los necesitados y terminar con el hambre en todas sus formas,
y por
sobre todo, añadir amor, hermandad, fraternidad y paz dentro de Am
Israel.
Todo ese proceso colosal, partió de un modesto principio - Eretz
Israel
que comenzó a entregar sus frutos en abundancia. Bienaventurados
somos que
fuimos merecedores!.
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