Qué
será?
Rav
Shlomó Aviner (Beahavá
Ubeemuná No551)
Pregunta: Me resulta difícil concentrarme en todas
mis
ocupaciones por los acontecimientos del momento - tanto me preocupa el
futuro
de nuestra tierra, en toda su extensión. También me
preocupa la situación de la
Torá en el país. Acaso hay alguna
solución?.
Respuesta: Por supuesto que hay una
solución - aparte
del plano político. De momento que somos un estado, por supuesto
que la
dirección política determina e influye en gran manera.
Pero también si no somos
políticos, tenemos una forma de influir sobre nuestra vida
nacional. La
solución, se encuentra en una breve cita de nuestros Rabanim
kdoshim (santos
Rabinos): "Aceptará primero el yugo del cielo, y luego el yugo
de las mitzvot"
(Brajot 2:2). La fe antecede al cumplimiento de las mitzvot, y
es su
raíz. Si yo tengo fe, también actúo: Si tengo fe
en la kdushá (santidad)
Divina de las mitzvot, las cumplo con reverencia y
alegría. Si tengo fe
en el profundo vínculo familiar con mi esposa, me esfuerzo mucho
por cuidarlo y
elevarlo. Y si tengo fe en la kdushá de Eretz Israel
- me
sacrifico por ella. Entonces, el profundo consejo para solucionar el
problema
de Eretz Israel, es colmarnos del conocimiento que esta es
nuestra
tierra, nuestra anhelada tierra, nuestra tierra santa, nuestra tierra
de vida.
Esa es la fe que pondrá en
marcha todas las acciones. Y ya dijo
un pensador
inglés que no hay nada más práctico que las
teorías.
Hubo una vez una charla entre dos
brigadieres. Uno de ellos dijo:
"También los franceses finalmente se vieron obligados a
retirarse de
Argelia". Le contestó su compañero: "Tú comparas
nuestro vínculo con Iesh"a
(Iehudá, Shomrón y Aza) con los franceses que
conquistaron a Argelia?!".
Dijo: "En efecto". "Entonces" - dijo su compañero -
"no hay con quien hablar".
En efecto, ese es el punto:
Creemos que Iesh"a es nuestra
tierra, o no?. Si no lo es, me es importante saberlo: Yo, en mi
humildad, viajo
de vez en cuando al exterior para convencer y alentar a judíos
para que ellos
hagan aliá (inmigración a Israel). Yo odio salir
fuera de Eretz
Israel - pero por una mitzva como esa, se necesita
sacrificar. Desde
ahora, mi tarea será más fácil: Estaré
cerca de mi casa, ya que me dirigiré a
los judíos que habitan en Beit-El, Ofra y Psagot para
convencerlos que hagan aliá.
Todo se basa en el convencimiento que el cumplimiento de la mitzva
del asentamiento
de la tierra, es el cumplimiento de todas las mitzvot.
Una vez le preguntaron al Jafetz
Jaim: Cómo puede ser
que un alumno
estudie tantos años en la ieshiva - y el día que
sale de ella, tira la kipa?.
Cómo se puede explicar semejante cambio repentino?. Él
les contestó utilizando
el ejemplo del cosaco. El cosaco es la cúspide de la obediencia
en el ejército,
pero cuando termina su servicio militar recibe una elevada
pensión mensual, y
pasa el resto de su vida en las tabernas, bebiendo y peleándose
con los otros
borrachos, hasta que es detenido por la policía y termina la
noche en el
calabozo. Cómo se transforma esa persona tan disciplinada en un
borracho?. La
respuesta: También cuando prestaba su servicio militar en el
pelotón, su
corazón se encontraba en la taberna. En forma similar, ese
alumno de la ieshiva
estudió mucho, pero su cabeza estaba en otro lugar, su
corazón no estaba allí. Practicaba
las acciones, pero le faltaba la fe. Ningún cambio repentino le
ocurrió, el
resorte de la fe estaba roto desde hacía mucho tiempo.
Como dos clases de una escuela.
Una de ellas se destaca por su orden
ejemplar, su majestuoso silencio, sus pulcros cuadernos, sus deberes
siempre
listos. Sólo falta una cosa: El deseo de estudiar y aprender. En
la clase
vecina hay ruido, desorden, pero el maestro logró encender en
los alumnos el
deseo de aprender, y ellos continuarán avanzando en sus estudios
toda su vida.
Y otro ejemplo: Llegaron a la
sala de urgencias dos enfermos. El
médico de
turno los revisó, uno de ellos lleno de sangre, mientras que el
otro se ve
totalmente normal. Pero justamente para tratar al segundo el
médico apuró a
todos, mientras que al primero le dijo que se lave con agua y
jabón, y que le espere
hasta que se desocupe para tratarlo. Cómo puede ser?. El
médico no se deja
impresionar por sangre que mana de heridas leves, pero el segundo
enfermo está
al borde de un ataque cardíaco. A primera vista parece estar
sano, pero por
dentro el resorte se está por romper - y el resorte, es la fe.
Por ello, somos optimistas,
tenemos un remedio para la enfermedad de la
generación - un remedio seguro, pero no una poción
mágica. No es un remedio
mágico para solucionar en un momento problemas tan complejos,
pero un remedio
seguro: Añadir fe, añadir valentía, añadir
alegría. A pesar de todas las
severas carencias de nuestra vida nacional, vemos que renacemos. Un
potente
espíritu surca dentro de nosotros: "Del espíritu del Meshiaj
(Mesías)
fluyen y soplan brisas, y ellas llegan hasta nosotros. Nos levantamos,
nos
sacudimos el polvo, y exigimos una nueva vida, el renacimiento de
nuestros días
como antaño" (Orot, Orot HaTjiá 10).
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