Majón
Meir |
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"De todas
formas, vosotros
sois los hijos de D's"
En la
actualidad (Beahavá
Ubeemuná No551)
En Egipto había
mucha agresividad. Por parte de los egipcios contra los judíos,
como dice el
versículo: "Y aconteció en aquellos días, que
siendo Moshé ya hombre,
salió donde estaban sus hermanos, y observó su
sufrimiento, y vio que un
egipcio golpeaba a un hebreo, uno de sus hermanos" (Shmot 2:11). Y
también
los inspectores de Paró (El Faraón) golpeaban a
los capataces de los
hijos de Israel, como dice el versículo: "Y eran apaleados los
capataces
de los hijos de Israel, a quienes los inspectores de Paró habían
puesto
sobre ellos" (Shmot 5:14). E incluso los judíos se golpeaban
unos a otros,
"he aquí dos hebreos que estaban peleando, y le dijo al malvado;
por qué
golpeas a tu prójimo?" (Shmot 2:13), como comenta Rashi: "A
pesar que
no lo golpeó, el que levanta su mano para golpear es llamado
'malvado'".
Esa terrible
situación - agresividad, Lashón HaRrá
(calumnias) y delatores - entre
los judíos, condujo a nuestro Rav Moshé - el fiel pastor,
gran amador de Am
Israel - a pensar que quizás no son merecedores de ser
redimidos, como dice
el versículo: "En efecto, se ha conocido" (Shmot 2:14, ver el
comentario de Rashi allí). Y cuando D's encomienda a
Moshé sacar a los hijos de
Israel de Egipto, él responde: "Quién soy yo, para que
vaya a Paró
y para que saque a los hijos de Israel de Egipto?" - es decir, por
qué
mérito son merecedores que se les haga un milagro y se los saque
de Egipto?
(Rashi, allí). E incluso agrega: "Y si no me creyeren ni
escucharen mi
voz…?" (Shmot 4:1). En respuesta, D's le insinúa que dijo Lashón
HaRrá
con respecto a Am Israel, con dos señales: La vara que
se encontraba en
su mano se convirtió en serpiente - para insinuarle que hizo uso
del oficio de
la serpiente, que fue la primera que dijo Lashón HaRrá.
Y la piel de su
mano se transformó en leprosa, blanca como la nieve - para
insinuarle que dijo Lashón
HaRrá con respecto a Am Israel, y "el que sospecha
de los
correctos, es castigado en su propio cuerpo". Porque Am Israel
- a
pesar que había entre ellos delatores, Lashón
HaRrá y violencia - tiene
la fe acuñada en su alma, como dijeron nuestros sabios: "Los
miembros de Am
Israel, son creyentes descendientes de creyentes" (Shabat 97A). Y
en
efecto, nuestro Rav Moshé continuó con su misión y
no perdió la esperanza en Am
Israel a pesar de su baja situación moral en Egipto.
En la actualidad, no sólo en Egipto había agresividad
física y
verbal que condujo a nuestro Rav Moshé a pensar que
quizás Am Israel no
son merecedores de ser redimidos - y por ello fue castigado, por haber
sospechado de los correctos - sino que, lamentablemente y para nuestra
deshonra, también en nuestros días surge la violencia. La
agresividad verbal y
física se han transformado en una plaga nacional: En la calle,
en la casa, en
la escuela, en los centros de recreo, en el deporte, en la familia,
entre las
personas sencillas y también entre los más elegidos. La
agresividad es un síntoma
de una grave enfermedad: Falta de amor, falta de fe, y falta de estima
y enojos
acumulados para con el prójimo. Todo eso es posible remediar, y
será
corregido!. No debemos perder la esperanza en Am Israel, ni en
el plano
personal ni en el plano genérico, como dicen nuestros sabios:
"Porque
vosotros sois los hijos de D's", en toda situación!. Incluso en
difíciles situaciones
de degradación morales y espirituales - "de todas formas,
vosotros sois
los hijos de D's" (Kidushin 36A).
Debemos fortalecernos
y unirnos, tener paciencia y ser tolerantes, sobre todo cuando hay una
profunda
discusión, que pasa a una severa y peligrosa agresividad.
Debemos fortalecer y
añadir lo que une a Am Israel. El que piensa que
pondrá fin a las
diferencias de opinión por medio de la violencia, no ha
aprendido la lección de
la historia de miles de años. Las diferencias de opinión
se deben resolver con
el diálogo e intercambio de opiniones, siendo concientes y
reconociendo que el
común denominador entre nosotros es muchísimo más
grande que lo que nos
separa!. Y estando unidos - como una sola persona, con un solo
corazón -
podremos hacerle frente con valentía y vigor a nuestros
enemigos, y marcharemos
por el difícil y sinuoso camino de la gueulá
(Redención) plena.
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