Majón
Meir |
Teléfono: 972-2-6511906 fax: 972-2-6514820 |
A
Él oiréis
Rav Itiel
Ariel (Beahavá Ubeemuná
No529)
La obligación de "a
él oiréis" (Dvarim 18:15) figura en
nuestra Parashá en un entorno que puede confundir. Esa
expresión de la halajá
le da vigor de mitzva a las órdenes del profeta,
incluso si en forma
provisoria son contrarias a las mitzvot de
Pero por otro lado, justamente el entorno en el que es pronunciada esa
obligación
de acatarlo resalta otra función del profeta, como quien es
capaz de
predecir el futuro y hacerlo saber a los demás. Esa
capacidad es presentada
a primera vista como una alternativa a los otros adivinos -
magos y
hechiceros - de los que se valen los otros pueblos: "Mas en cuanto a
ti,
el Eterno, tu D's, no te ha permitido hacer esto" (Dvarim 18:14). Y a
pesar que le fue conferido a los demás pueblos fuerzas impuras
que les permiten
predecir hasta cierto punto el futuro, Am Israel tiene
prohibido tomar
por ciertos en forma absoluta esos vaticinios, y debe utilizar
sólo la
profecía o los Urim VeTumim (las piedras preciosas del
pectoral del Sumo
Sacerdote). Porque las palabras del profeta se diferencian de los
vaticinios de
los astrólogos y los espiritistas en su
certeza. Y mientras las palabras de
los verdaderos profetas se cumplen en su totalidad, con una exactitud
del cien
por ciento, los vaticinios de los otros adivinos sólo pueden
acertar en forma
parcial.
Es más, el Rambam (en su prólogo a
Pero en realidad, la diferencia entre el cándido
que no presta atención a los espiritistas y magos y el tonto que
se deja llevar
por sus palabras es mucho más tajante. Esa diferencia no se limita a la
correcta elección de las
fuentes de conocimiento que la persona necesita, sino que en primer
lugar gira
alrededor de su obligación para con la voluntad de D's. El papel principal de la
profecía es impartirle
órdenes a la persona, y no servirle. Y su encuentro con la
palabra de D's a
través de Sus enviados implica también la
obligación de acatar sus palabras. Varias
veces fue enviado el profeta justamente a aquellos que no apetecen
verlo ni
escuchar sus palabras, porque ellos no desean aceptar sus
amonestaciones. Pero
justamente en esas ocasiones se revela su verdadera fuerza, como quien
cumple
una misión que compromete a los que lo escuchan - los que por lo
general
prefieren continuar fiándose de fuentes de información de
todo tipo, para que
no tengan que acatar sus palabras.
También en nuestros días el público busca a veces
a los grandes talmidei jajamim (eruditos del estudio de
Es posible leer
la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla
directamente a
su casilla
de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org