"En el
lugar del
juicio, allí mismo se encuentra la maldad"
Rav
Iaacov Filver (Beahavá Ubeemuná No544)
"Gracias a
tres cosas el mundo existe: Gracias a la justicia, la verdad y el Shalom,
como dice el versículo 'hablad cada cual verdad, juzgad
según lo recto, y hagan
lo adecuado al Shalom en sus portones' (Zjariá 8:16)"
(Avot 1:18).
La justicia es una de las dos metas de la educación de nuestro
patriarca
Avraham, como dice el versículo: "Porque Yo lo conozco, a fin de
que mande
a sus hijos y a su casa después de él, que guarden el
camino del Eterno,
haciendo rectitud y justicia" (Bereshit 18:19). Y por ello nos
ordenó la Torá:
"Jueces y
magistrados pondrás para ti en todas tus ciudades" (Dvarim
16:18). Y
nuestros sabios nos dijeron: "Reza por el bien del gobierno, porque si
no
fuese por su temor las personas se comerían vivas las unas a las
otras"
(Avot 3:2). Por ello, toda sociedad que pretende subsistir debe
respetar y
velar por el bien de su sistema judicial. Pero al mismo tiempo, no se
pude
marchar como ciegos tras los veredictos de los magistrados. La historia
está
colmada de ejemplos de utilización del sistema judicial para
respaldar
decisiones corruptas. En el libro "Kohelet" (Eclesiastés)
el
rey Shlomó nota el vínculo entre la maldad y la justicia.
Si hubiese escrito:
"En el lugar de la maldad, se encuentra la justicia", sería algo
positivo, cuando deberíamos interpretar que los recursos para
combatir la
maldad, son la disuasión y el castigo, como dice el
versículo citado
anteriormente "jueces y magistrados pondrás para ti en todas tus
ciudades". O como se expresaron nuestros sabios "si no fuese por su
temor las personas se comerían vivas las unas a las otras".
Donde hay
maldad, se debe instituir un sistema judicial que la combata. Pero el
rey
Shlomó habla de otra realidad, y dice: "En el lugar del juicio,
allí mismo
se encuentra la maldad, y en el lugar de la justicia, allí mismo
se encuentra
la iniquidad" (Kohelet 3:16), que es una expresión opuesta,
cuando el
tribunal respalda la maldad y la malicia. La utilización del
sistema judicial
para hacer el mal ya la encontramos en Sdom, donde sus habitantes eran
"malos y pecadores" (Bereshit 13:13). Pero su principal pecado no era
la maldad en sí, sino que principalmente su respaldo por parte
de las leyes e
instituciones que fueron aceptadas en un proceso democrático,
con la aprobación
de la mayoría de sus habitantes. Y el sistema judicial de Sdom
no sólo que no
protegió a los presionados y los perseguidos, sino que
respaldó al gobierno de
Sdom y se transformó en el poder ejecutivo de sus perversas
decisiones. Y de
esa forma, las víctimas no tenían a quién
recurrir, ya que argüían que todo es
legal. Por ello, la gente de Sdom se encargaba que los jueces fuesen
escogidos
escrupulosamente, y así cuenta el midrash respecto al
nombramiento de
Lot como juez principal de Sdom por parte de los abogados: "Cuando les
decía algo que les parecía bueno, le decían
'márchate adelante' (Bereshit 19:9)
[es decir, continúa escalando posiciones], y cuando les
decía algo que no les
parecía bueno le decían 'este tal vino a morar como
extranjero, y quiere juzgar
como juez?!' (Ídem.) - un veredicto que ya fue emitido por tus
anteriores tú
pretendes revocar?" (Bereshit Raba 50).
Esa anomalía -
utilización del sistema judicial para patrocinar la injusticia y
la maldad -
acompaña a la humanidad desde los comienzos de su niñez:
Ya la encontramos en
la época del Diluvio, cuando los
hijos de los jueces (Bereshit 6:2, Rashi) comenzaron con la
corrupción,
y de ellos aprendieron toda la gente de su generación (Sifri,
Beahalotja). Y la
corrupción se difundió hasta tal punto que D's dijo: "No
demoraré para
siempre el veredicto del hombre" (Bereshit 6:3). Rabeinu Bejaiei
explica
su pecado, en su comentario a la Torá: "…Y
dice el versículo que esos hijos
de los jueces - que deberían juzgar sus pleitos - tomaban por la
fuerza las
hijas de los demás, con su consentimiento o en contra de su
voluntad".
Según su comentario, ya en la época del Diluvio el
sistema judicial no sólo que
no ayudó a detener la corrupción, sino que la iniciaba y
de ella aprendieron la
multitud, y así dice Rabí Shimón Bar Iojai en el midrash (Bereshit Raba
26): "Toda trasgresión que no comienza de los más
encumbrados, no es trasgresión".
Y de esa forma continúa el sistema judicial pervirtiendo su
meta, como en la
época de los Shoftim. Y
dice el midrash: "'Y
aconteció en los días en que juzgaban los jueces' (Rut
1:1). Era una generación
que juzgaba a sus propios jueces. El juez le decía a alguien:
'Quita esa
astilla de entre tus dientes', y él le contesta: 'Quita esa viga
de entre tus
ojos'. Los jueces hacían más abominaciones que el resto
del pueblo". La
utilización del sistema judicial para cometer injusticias se
repite también en
la época de los Reyes, con el rey Ajav. Cuando él
deseó el viñedo de Navot, a
pesar que podía arrebatárselo por la fuerza,
prefirió utilizar el consejo de su
mujer: "Y los hombres de su ciudad, los ancianos [los jueces] y los
nobles
[los ministros] que habitaban en su ciudad, hicieron según lo
que Izevel les
había enviado a decir" (Melajim Alef 21:11). Y son ellos los que
le
prestan un apoyo "legal" que le permite a Ajav llevar a la
práctica
su intención. Nuestros sabios también nos hacen notar esa
misma actitud más
tarde, en la época del Imperio Romano, cuando explican por
qué el versículo lo
compara con el cerdo (Bereshit Raba 65): "Por qué es comparado
con el
cerdo?. El cerdo cuando se tiende muestra sus pezuñas - como
diciendo que es un
animal puro - y en forma semejante ese malvado imperio cuando roba y
arrebata
pone un estrado". Y explicaron el midrash de
esta forma: "Así acostumbra el Imperio Romano; roba
y arrebata, y aparenta hacer justicia - envuelve el robo y el arrebato
con una
envoltura de justicia judicial. 'Pone un estrado' - un tribunal". Por
ello, con toda la importancia del sistema judicial, las personas no
deben
consentir con todo veredicto en forma ciega, sino que deben evaluar
cómo se
comporta el sistema judicial y hasta qué punto los jueces son
honestos. Y la
prueba, debe ser las consecuencias del veredicto: Acaso son justas, o -
D's no
lo permita - provocan injusticias?.
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