Majón
Meir |
Teléfono: 972-2-6511906 fax: 972-2-6514820 |
No
olvidaremos - pero tampoco odiaremos
Rav
Iaacov
Filver (Beahavá Ubeemuná
No538)
Lo que escribí en mi
artículo, "acaso seremos capaces de
comportarnos como Iosef, que a pesar de no haber olvidado lo que le
hicieron
sus hermanos, finalmente los perdonó?. No olvidó - pero
perdonó" (Beahava Ubeemuna
No536) desató una polémica en nuestro Beit
HaMidrash
(centro de estudio de
Antes de exponer las dos posiciones contrarias, deseo hacer una
aclaración necesaria: Incluso si decimos que Iosef
perdonó a sus hermanos,
tampoco se puede hablar de perdonar e indultar sin ningun gesto de
arrepentimiento
ni petición de indulgencia, y por ello agregué antes del
perdón de Iosef la
palabra "finalmente", para insinuar que también si
opinamos
que Iosef los perdonó, lo hizo después que ellos no
sólo se arrepintieron -
diciendo "somos culpables" (Bereshit 42:21) - sino que también
le
pidieron perdón cuando le dijeron: "perdona, te rogamos, el
delito de los
siervos del D's de tu padre" (Bereshit 50:17). Y sólo
después de todo eso,
se pude hablar de perdón.
Cuando dije que Iosef los perdonó, yo me basé en la
interpretación
sencilla de las palabras de Iosef a sus hermanos: "Ahora, pues, no
temáis,
yo os sustentaré a vosotros y a vuestras familias, así
los consoló hablándoles
cariñosamente" (Bereshit 50:21). Y en ese sentido lo comentaron
nuestros
sabios (Psikata de Rav Cahana 17): "'Oh, si tú fueras como un
hermano mío'
(Shir HaShirim 8:1) - no como los hermanos de Iosef, que lo odiaban,
sino como
Iosef, que después de todas las maldades que ellos le hicieron,
dice el
versículo 'ahora, pues, no temáis, yo os
sustentaré a vosotros y a vuestras
familias, así los consoló hablándoles
cariñosamente' (Bereshit 50:21)". Y
en efecto, Iosef se comportó como corresponde según la halajá,
como
determina el Rambam (Hiljot Tshuvá, 2:9-10): "Los pecados entre
la persona
y su prójimo - como el que hiere su prójimo, o lo
maldice, o le roba y
similares - no le son perdonados nunca, hasta que lo indemnice y haga
las
paces. Y a pesar que le reembolsó el dinero que le debe, debe
amigarse
nuevamente con él y pedirle que lo perdone… la persona no debe
ser cruel, sino
que debe amigarse con facilidad y enojarse difícilmente. Y
cuando el que
cometió una falta para con él le pide perdón, debe
perdonarlo de todo corazón. Incluso
si lo hizo sufrir mucho y le faltó en gran manera, no
intentará vengarse ni le
guardará rencor. Y ese es el comportamiento correcto de la
descendencia de
Israel. Pero los gentiles no son así, y su rencor es eterno. Y
por ello está
escrito respecto a los Guivonitas - que no perdonaron ni se amigaron -
'es de
saber que los Guivonitas no eran de los hijos de Israel' (Shmuel Bet
21:2)".
Pero Rabeinu Vejaiei en su comentario (Bereshit 50:17) discrepa:
"Los hermanos le pidieron perdón, y los versículos no
dicen que él los
perdonó. Y ya nos dijeron nuestros sabios: Todo el que
pecó para con su prójimo
y se arrepintió, no le es perdonado nunca hasta que haga las
paces con él. Y a
pesar que el versículo dice: 'Los consoló
hablándoles cariñosamente' - y tal
parecería ser a primera vista que se amigo con ellos - de todas
formas no
encontramos escrito explícitamente que Iosef los perdonó,
o consintió en
perdonarles". Y agrega allí: "Por lo tanto, ellos murieron sin
haber
sido perdonados por Iosef, y su pecado no puede ser purgado sin ello. Y
por
ello el castigo llegó sólo en la época de los diez
sabios que fueron ejecutados
por el imperio Romano". Y en efecto, la tradición según
la cual esos diez
sabios murieron por la venta de Iosef cimienta la opinión que
ese pecado nunca les
fue perdonado a sus hermanos.
De una forma u otra, podemos deducir dos conclusiones: La primera, es
que también si los hermanos se arrepintieron y pidieron
perdón por sus
acciones, e incluso Iosef los perdonó por todo lo que le
hicieron, la
injusticia no fue borrada totalmente, y
Es posible leer
la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla
directamente a
su casilla
de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org