Majón Meir
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Mi mundo no se derrumbó
Rav Shlomó Aviner  (Beahavá Ubeemuná No 542)

Yo soy una de las personas que fueron expulsadas de Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza). Mi mundo fue destruido. Llevábamos una vida buena: Mi marido trabajaba, yo también trabajaba y nos procurábamos nuestro sustento decorosamente. No éramos ricos, pero vivíamos bien. Incluso logramos ahorrar un poco de dinero, poco a poco, y adquirir una pequeña y hermosa casa. No una casa lujosa, pero una casa agradable, donde criamos a nuestros felices hijos. Y en general, éramos felices. "Cuando comieres del trabajos de tus manos, bienaventurado serás y bien te irá" (Tehilim 128:2). En Gush Katif no había desocupados - y ahora, ya hace varios meses que no hay trabajo. Todos nuestros escuetos ahorros se han terminado. Antes, donábamos en forma fija a los necesitados - y de pronto, nos vemos obligados a recibir donaciones para poder comprar comida. Qué vergüenza!. Al principio, consintieron en darme un trabajo de media jornada en vez del anterior - pero los viajes de una punta del país a la otra y los enormes gastos que eso implica me vencieron. Vivimos con las valijas preparadas en este maldito hotel - y ya es la quinta estación en el camino de nuestra expulsión. Vivimos todos juntos en dos pequeños cuartos. Reconozco que hay cosas peores: Hay expulsados que viven también con la abuela, y hay quienes tuvieron que apretujar en un mismo cuarto los niños con las niñas, y hay quienes viven en dos cuartos contiguos, pero sin comunicación entre ellos. No es agradable hablar así, pero yo odio este hotel. Qué castigo!. Qué bajo nivel!. Ni siquiera un cepillo para limpiar los inodoros había!. No hay teléfonos a nuestra disposición, y la cuenta del teléfono celular sube y continúa subiendo. No podemos entrar en la cocina. La comida no es agradable, y no hay variedad. Almuerzo y cena con carne, y nuestros hijos que no están acostumbrados no comen, y también nosotros nos hemos hartado. Es sobreentendido que no podemos invitar huéspedes, no puedo invitar a mi anciana madre - y cómo festejaremos dentro de poco la Bat-Mitzva?. Y por encima, debemos pagar por la estadía forzada en este maldito hotel - es decir, nos lo descuentan de las indemnizaciones. Las relaciones con mi marido se han tornado tensas, nos peleamos y nos enojamos. Mi esposo, que era una persona tranquila y con buen corazón, se ha transformado en una persona deprimida y temerosa. Comenzó a atenderse con un psicólogo - que exige como todos sus colegas honorarios exorbitantes, que no podemos pagar. Nuestro hijo mayor está enojado con todo el mundo: Con el gobierno, con el país, con el ejército, con los Rabanim (Rabinos), con nosotros, con todos. Dejó de asistir a la escuela. Hay cientos como él. Nuestra hija, se encuentra en la Ulpena (preparatorio para muchachas) en condiciones de internado, porque el transporte y los  viajes eran una locura insoportable. Ella llora todo el tiempo, y extraña el hogar. También el internado nos cuesta mucho dinero. No nos quejamos, porque tenemos amigos cuyos hijos han caído en la droga, y otros se encuentran al borde del suicidio.
En contraste con todos esos problemas, las vueltas en las oficinas parecen pequeñas - a pesar que también ellas pueden desquiciar a cualquiera. En las oficinas de la Directiva de la Desconexión han decidido quitarnos el alma: "Ah, indemnizaciones?!. Demuestren que son habitantes de
Gush Katif… la cédula de identidad no es suficiente, se puede escribir cualquier cosa… demuestren que compraron la casa… traigan el contrato de compra… traigan un certificado de la empresa constructora en Beer-Sheva que pagaron todos los años… ahora, traigan un certificado de la escuela que sus hijos estudiaron en Gush Katif, pero en realidad tampoco es suficiente, porque pueden falsificarlo. Traigan los certificados de notas de la escuela, de primero de escuela, de segundo de escuela… se encuentran en el continente?. Es un problema suyo!".
Dígannos, ustedes pretenden matarnos?!. Nos han expulsado, y ahora también pretenden asesinarnos?!. Ni siquiera tenemos idea de donde se encuentra nuestro continente entre los de todos los demás: El gobierno no hizo listas ordenadas. Cuánto disgusto nos causó ese continente!. Mientras empacábamos, nos robaron valiosos objetos, como la computadora. Tampoco entiendo por qué el continente que nos proporcionaron nos cuesta mucho más que uno alquilado en forma particular. Y dicho sea de paso, cuando se trata de cobrarnos, todo marcha a la perfección: Continuamos pagando en el Banco Hipotecario por la casa que no tenemos y dejó de existir, continuamos pagando seguro por la casa de la que fuimos expulsados, e incluso tenemos que pagarle a la empresa de electricidad por la desconexión del contador!.
Pero en las oficinas de la Directiva de la Desconexión nos hacen dar vueltas, nos tratan como mentirosos, y yo debo enloquecerme para demostrar que no lo soy. Me envían del Norte del país hasta Beer-Sheva para traerles un certificado de la empresa de electricidad - cuando en una sola operación podrían traspasar toda la información de todos los habitantes de una oficina estatal a la otra por computadora!. Estamos seguros que no se trata de un desorden, sino que lo hacen en forma premeditada. Quieren quebrantarnos. Dicho sea de paso, también los que se allegaron a la Directiva antes de la expulsión se ven obligados a dar todas esas vueltas.
Qué personas malvadas son esas, que nos arruinaron nuestras vidas y nuestras familias, y encima divulgan en los medios de prensa que todo está en orden!. "Hay una solución para todo habitante"!. Así arguyeron, y continúan arguyendo. Mentirosos desgraciados!. También tenemos prohibido abrir la boca, porque entonces nos culpan: "Llorones, abusadores, persiguen indemnizaciones!".
Nosotros?!. Por el contrario, nos asentamos en una zona desolada que convertimos en un jardín de D's, bajo una lluvia de bombas de mortero!. Y ahora, nos dicen que debemos olvidar y perdonar. Olvidar el pasado - y también el presente?!. Ese es el golpe 81!. Esa expresión la dijo una persona que se salvó del Holocausto que atestiguó en el juicio de Haijman: Él recibió 80 golpes, y entonces alguien le preguntó si está seguro que eso realmente sucedió. Contestó: Ese es el golpe 81!.
Y a pesar de ello, no los odio. Sencillamente, no soy capaz de odiar, no deseo odiar a nadie. Yo amo a todos, me gusta cantar y bailar, también en los momentos difíciles. Qué suerte que tenemos amigos, todo tipo de voluntarios de corazón, que se alegran en ayudarnos.
Leumim-datiim (nacionalistas-religiosos) y también algunos jilonim (laicos): Dinero, tiempo, ayuda, asesoramiento, ayuda en organización, apoyo anímico, servicios médicos, ayuda con los niños, lavado de ropa, etc.
Gracias, mis amigos. Cuando pienso en ustedes, me caen lágrimas de los ojos.
Yo todavía me encuentro en medio del camino a un destino desconocido en este loco país - que también amo, a pesar de todo. Marcho por el sendero de la incertidumbre, librando una batalla de desgaste - pero lo sobrellevo. Es difícil, duele mucho - pero continúo. Todavía soy una persona alegre, agradable y amiga. A veces me pregunto: Qué será?. Me molesta y me duele, pero continúo y no me descorazono. Pensé que terminamos con la
galut (el exilio), pero no es así: Dentro nuestro hay galut, y por lo visto no nos libramos de ella en un solo día. Han inventado una nueva forma de hacernos sufrir - pero yo me alegro cada día que logro soportarlo, cada día que sigo respirando. En el libro "Mesilat Iesharim" está escrito que el mundo está colmado de pruebas y dificultades - realmente, no es fácil. Vivir en situación de incertidumbre económica, realmente es muy molesto (ver Menajot 102B, al final. Ptijata Ester Raba, "Vaiei Biemei Ajashverosh").
Mi vida se hizo más dura, pero descubrí dentro mío fuerzas y fe nuevas. Dentro del tempestuoso mar de esta locura nacional, encuentro puntos firmes de los que asirme. Una vez vi una cita del Rav Kuk con la que me identifico mucho: "La persona desarraigada, es la peor pesadilla del alma. La persona necesita imperiosamente estabilidad. Cuál es el principal problema de la
galut?. El desarraigo. Es espantoso que la persona sienta que en gran medida ella está desarraigado, errante, como flotando en el aire…" (Maamarei HaReayá, pág. 161).
Pero también en la
galut continuamos sobreviviendo, y milagrosamente Am Israel vive y existe, y también se encuentra pleno de valentía - porque tenía de donde asirse todo el tiempo. También el rey David es un ejemplo, y desde su niñez sufría por sus hermanos: "Un extraño era entre mis hermanos, y entre los hijos de mi madre" (Tehilim 69:9). De dónde emanan mis fuerzas?. De lo que tengo en mi "tesoro".
Antes que nada, tengo el "todos juntos"; eso no lograron quebrantar. Tenemos muchas discusiones con las otras expulsadas por las necesidades y también dentro de la familia, pero cuidamos el "todos juntos", e incluso lo hemos fortalecido. Una regla primordial: No debemos ser todos iguales y pensar lo mismo, no debemos tener la misma
kipa y la misma fe y el mismo sistema y el mismo pensamiento.
El común denominador, es que sin duda a todos nos duele y nos resulta sumamente difícil vivir en condiciones de incertidumbre. Por ello, no se trata de ninguna catástrofe si tenemos diferencias de opinión y sentimos distinto. Se puede pensar distinto, se puede ser distinto. Es como en el
Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá), donde hay fuertes discusiones, pero todos se aman.
Tenemos muchos expertos en discusiones: Los jóvenes!. Un muchacho o una muchacha, son como una
Gmará ambulante, les encanta discutirlo todo. Todo lo que digo, ellos dicen lo contrario. Bienaventurados somos!. Yo no discuto, no debato. Yo estoy contenta que tengo hijos que tanto les importa y están tan involucrados. Tienen muchos méritos, y los envidio.
Ellos nos culpan de todo tipo de cosas, de inactividad, de qué no?. Me molesta. Me llevó un tiempo entender por qué me molesta, hasta que lo entendí: Yo me culpo a mí misma y titubeo. Entonces, decidí no ofenderme, buscar los puntos en los que estamos de acuerdo y juntos fortalecer los aspectos positivos. Me cuido mucho de no ser su psicóloga, sólo su madre. A mi pequeño hijo de dos años le resulta más difícil; se siente tensionado y no sabe expresarse. Los síntomas: Volvió a perder el control de los esfínteres, tiene problemas digestivos e incluso fiebre a veces. No me asusto. Lo abrazo y lo beso - y le doy de beber. También con mi hija que se encuentra en el jardín de infantes ocurre algo similar: Hay cierta regresión, comienza a tartamudear, a veces pierde el control de los esfínteres. No me asusto. Juego con ella "como si", y de esa forma ella siente que es capaz de dominar la situación.
Pero mi hijo en tercero de escuela, se ha transformado en un niño agresivo. Dice con determinación: "Yo lo mataré!". No me asusto. Él no matará a nadie. No malgasto mis energías frenando expresiones verbales. Si lo haré callar, no hablará más. Conmigo, se puede hablar.
No se por qué les cuento detalles tan personales. Por lo visto, yo también necesito compartir lo que me está pasando. Todo el tiempo yo debo absorber, todo el tiempo contestarle a mis pequeños hijos preguntas como "mamá, el soldado allí es un buen soldado que nos cuida, o es un mal soldado que viene a expulsarnos?". Realmente, ellos todavía se sienten amenazados. Por ello, yo les proporciono un hogar cálido. Una bañera caliente, sin muchas preguntas.
No lo niego, nos inquieta el futuro tan incierto, pero me esfuerzo por reducir la incertidumbre. Mis hijos, yo siempre estaré con ustedes, siempre seguiremos juntos, incluso si no tenemos claro qué pasará. Mi esposo, yo siempre estaré a tu lado, en toda situación.
Muchas cosas han sido destruidas en nuestro mundo, pero yo no me he quebrantado. De momento que es necesario, D's me da fuerzas.
Mi D's, Tú no me abandonas!.

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