Parashat Vaigash 5 de
Tevet 5772 No
849
Recitaba Kriat
Shmá
Rav
Azriel Ariel (reimpresión)
Muchos
años Iaacov e Iosef soñaron con el
futuro encuentro. Muchas imágenes surcaron por sus pensamientos,
en distintas
situaciones. Y cuando supieron que están por encontrarse
prontamente, podemos
suponer que la imaginación trabajó “horas extras”, con
cuadros y descripciones
de lo que está por pasar. Y finalmente llega el anhelado
momento. Llega Iehudá
a
Rashi nota ese punto, y recalca un hecho
muy extraño: “Pero Iaacov no cayó sobre el cuello de
Iosef, ni le besó”. Más
extraño aún. “Y nuestros sabios dijeron que estaba
recitando Kriat Shmá”.
Y debemos preguntar: ¡¿Acaso no había otro momento más apropiado para
recitar Kriat Shmá?!
Podemos suponer que se encontraron justamente en el momento que debe
recitarse
– “cuando puede reconocer a su amigo que se encuentra a una distancia
de cuatro
codos”. Podemos suponer que de momento que pudo reconocer a su hijo a
la luz
del alba, se dio cuenta que llegó el momento de cumplir con la mitzva.
Pero si así era, ¿por qué Iosef no recitó Kriat Shmá
también?
Hay una respuesta en el plano de la halajá,
citada por el Mahara”l de Praga (Gur Arie, Bereshit 46:29):
“Debemos
contestar que Iosef también recitaba Kriat Shmá…
y como fue determinado
en la halajá, puede interrumpir el recitado para saludar
a la persona
que venera, como su padre. Y por ello interrumpió su
recitación. Pero Iaacov no
podía interrumpir [porque su hijo no es una persona que debe
saludar por la
veneración. N. del T.], y continuó recitando”.
Y de acuerdo a ello también podemos
entender por qué no comentó Rashi que era el momento del
rezo, porque en medio
del rezo ambos tendrían prohibido interrumpir para saludar, ya
que “incluso si
el rey lo saluda, no le debe contestar…”.
Pero el corazón no se contenta con esa
respuesta del plano de la halajá, según la cual
tal parece que hubo un
inconveniente que arruinó toda la “escena” del emocionante
encuentro del padre
con el hijo.
Una respuesta más profunda puede darse de
acuerdo a otra halajá, citada por el Ram”a (Orej
Jaim 98:1): “Y
no debe besar a sus hijos pequeños en el Beit HaKneset
(Sinagoga), para
fijar en su corazón que no hay un amor como el amor a D’s”.
Nuestro patriarca
Iaacov - que todo él vivía esa idea, que “no hay un amor
como el amor a D’s” –
eligió justamente ese momento, en el que se encuentra con el
hijo que ama como
a su alma, para aclamar su amor a D’s antes de volver a vivir con todo
su vigor
el amor por su hijo. Mientras que Iosef, en contraste, no lo
necesitaba: El
amor por el padre se encuentra en la misma dirección que el amor
por D’s. El
respeto por el padre es comparado con el respeto por D’s, ya que es el
eslabón que
une al hijo con el Padre en el Cielo. El amor por el padre, es como el
amor por
D’s. El amor por el hijo, en contraste, es un amor humano simple. Por
ello,
Iosef no estimó necesario recitar Kriat Shmá en
ese momento, mientras
que Iaacov sí.
El Rav Kuk discrepa con ese comentario –
en el plano ideológico, y en el plano de la halajá.
En su respuesta
(Orej Mishpat 22) extiende la prohibición de besar a los hijos
en el Beit
HaKneset, “porque aparte de no expresar otro amor, salvo el amor
por D’s,
también es una falta de respeto frente a quien debe venerar”. Y
por ello, el
concluye que “también está prohibido besar a otra persona
frente a su Rav, y en
el Beit HaKneset”. Entonces, no hay ninguna diferencia entre
Iaacov e
Iosef. Es más, escribe el Rav Kuk en su comentario al Sacrificio
de Itzjak,
explicando la orden de “no extiendas tu mano contra el muchacho, ni le
hagas
nada” (Bereshit 22:12): “No pienses que hay alguna contradicción
entre tu puro
amor paternal por tu apreciado hijo y el amor por D’s, que baña
con vigor las
profundidades de tu alma. No pienses que hay alguna pequeña
diferencia, que
implique hacer algo en la práctica que indique una
disminución de ese amor. No
es así. ‘Ni le hagas nada’, porque la misericordia del padre y
su amor que
emanan de un alma pura para con su hijo, son ellos mismos un fuego
Divino, que
surge directamente del amor puro por D’s”.
Por lo tanto, debemos inclinarnos por la
segunda respuesta del Mahara”l de Praga: La cualidad
sobresaliente de
nuestro patriarca Avraham es el amor por D’s “con todo tu
corazón” (Kriat Shmá)
– con todas las fuerzas de tu alma. La cualidad sobresaliente de
Itzjak, es el
amor por D’s “con todo tu alma” (Kriat Shmá) – hasta ser capaz
de entregar su
vida por D’s, como en la prueba del Sacrificio de Itzjak. Mientras que
la
cualidad sobresaliente de Iaacov es el amor por D’s “con todo tu ser”
(Kriat
Shmá) – es decir, “todo lo que te haga D’s, agradécelo
mucho”. La forma de
conducirse de Iaacov emana de su cualidad personal y su forma
particular de
rendirle culto a D’s. Justamente en ese momento, el más alegre
de su vida,
Iaacov antecede su sentimiento de agradecimiento a D’s a la vivencia
del
encuentro, y mientras Iosef cae sobre su cuello y llora, “nuestros
sabios
dijeron que estaba recitando Kriat Shmá”.
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Manual del
extremista
Rav
Shlomó
Aviner (reimpresión)
En nuestra querida tierra, podremos encontrar extremistas
políticos de
todo tipo y sabor: Extremista jaredi (ultra-ortodoxo),
extremista leumi-dati
(nacionalista religioso), extremista jiloni (secular),
extremista
derechista, extremista izquierdista, extremista colono y otros tipos.
Para gran sorpresa, el extremista israelí es una persona
querida. Es
apreciado dentro de su grupo-madre, que disfruta en secreto de sus
expresiones
condimentadas con superlativos y todo tipo de embates estilizados
contra los
grupos rivales, lo que ella misma no se atreve a pronunciar – para
cuidar de la
correcta política. Por ello, los grupos-madre son
condescendientes para con los
extremistas de ellos. Y en general, son su propia carne: ¿Cómo
podrán enajenarse a ellos?
También es querido por los grupos rivales, porque gracias a
él arman
sus arsenales de combate contra el grupo-madre del extremista, con la
ayuda de
burdas generalizaciones que lo toman a él como un
representativo. Sobre todo de
momento que como hemos explicado su grupo-madre no lo reprende
suficientemente.
Y sobre todo es muy querido por la prensa, que se abalanza como un
buitre sobre toda persona extraña y diferente – como las moscas
se abalanzas
sobre toda minúscula basura.
Por ello, el extremista siente que su vida tiene mucho contenido y
acción, como si todos los proyectores estuviesen dirigidos en su
dirección – lo
que muchas veces encubre su vacío interno y sus fracasos en sus
intentos por
alcanzar su meta.
El extremista acostumbra a caminar sobre una delgada cuerda, entre lo
legal y lo ilegal. Por principio, no tiene ningún problema en
elegir medios de
acción en contra de la ley del sistema – que está
corrompido hasta el fondo,
según su punto de vista. Pero lo hace en forma sofisticada y
controlada, para
no perder la simpatía del público general, que apoya al
sistema. Por ello, a
pesar que el extremista no tiene ninguna traba moral para actuar en
contra de
la ley en forma clandestina – por supuesto, cuando todo está
justificado por la
buena causa – se conforma con manifestaciones sin permiso, envío
de cartas
amenazantes, panfletos y grandes carteles, y también escritura
de slogans sobre
las paredes de las casas. Pero sobre todo le encanta enfrentarse con
las
fuerzas de seguridad frente a las filmadoras de la prensa – que aclaman
frente
a todo el mundo cuán pervertido es el sistema. También si
todo eso no tiene
mucho provecho, por lo menos ayuda a liberar los excesos de
energía y nervios
del extremista – que muchas veces tiene mucho tiempo libre, y a veces
ni
siquiera presta servicio militar.
Desde el punto de vista filosófico, el extremista
político protesta
contra la realidad actual, exige un cambio radical total, una
anulación
instantánea de todo lo que no es acorde a su posición
política. Piensa que no
es posible mejorar las cosas dentro de los marcos existentes – un
cambio que
por esencia es limitado y paulatino. Disputa con las concepciones
sistemáticas,
y exige un mundo nuevo de inmediato.
En la historia general mundial, muchas veces los radicales
políticos
condujeron cambios que se dirigieron hacia oscuros lugares, o por el
contrario,
produjeron grandes y claras revoluciones. Pero nuestro extremista
israelí es un
revolucionario "de cartón", que se parece a un molesto mosquito
mas
que a un tigre liberado. Por ello, él se siente frustrado y
descontento en
forma crónica, sobre todo cuando a pesar de sus mejores
esfuerzos por empujar a
su grupo-madre en dirección a sus acciones extremistas en sus
luchas, no tiene
éxito.
No es de extrañarse, porque a fin de cuentas no tiene un
programa
político a largo plazo realmente organizado, sólo una
posición general de
descontento de la situación actual y la exigencia de continuar
con su
concepción política "hasta el final" – cuando todas sus
proposiciones
prácticas son siempre puntuales y circunstanciales.
Esa frustración alimenta más sus expresiones de enojo
contra todo el
que es distinto – que son definidos como "traidores". Sus expresiones
preferidas son: "¡No consentiremos! ¡Combatiremos!
¡Hasta el final!".
Y sobre todo: "¡¡Ha llegado el momento!!".
La consecuencia, es que todos los extremistas de todo tipo y corrientes
no agrupan más que algunos miles, que continúan
vaticinando los restos
humeantes del antiguo mundo corrupto, de los que brotarán las
primaverales
flores puras.
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ibero-americano
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