Parashat
Beshalaj 12 de Shvat 5768
Shabat Shira No
651
Milagro
y naturaleza en la
historia de Israel
Rav Iaacov
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La vida de la persona de fe se encuentra en algún punto
entre su esfuerzo por satisfacer sus necesidades a través de la
diligencia
humana, y la confianza en la Providencia Divina. La confianza en D's es
una de
las cualidades que caracterizan la plenitud humana, y podemos
diferenciar entre
dos tipos distintos: La fe sencilla, cuando la persona pretende que D's
le haga
un milagro cuando es necesario. Y la confianza continua, cuando la
persona
tiene fe - todo el tiempo, día a día - que D's lo
ayudará en su esfuerzo
natural, en su actividad humana.
Desde la Salida de Egipto la Providencia no dirige a Am
Israel (el Pueblo de Israel) según un modelo único.
En los cuarenta años
del desierto, Am Israel fue dirigido según un modelo
milagroso, sin
ningún esfuerzo humano, como les fue dicho a la orilla del Iam
Suf:
"El Eterno luchará por ustedes, y ustedes callarán"
(Shmot 14:14).
Mientras que cuando entraron en Eretz Israel (la Tierra de
Israel)
encontramos episodios contradictorios: A veces justamente es alabada la
iniciativa del pueblo, y a veces el intento de alcanzar la meta por
medios
naturales es calificado como negativo. En la lucha del poblado Ai
(Ioshua, Cáp.
8), al principio de la conquista de la tierra, D's le exigió a Am
Israel
combatir en forma natural, según pautas humanas sencillas. Pero
más tarde, en
la época de los Shoftim (Jueces) le fue dicho a
Guidón en el combate contra
los midianitas: "Mas dijo el Eterno a Guidón, es mucho el pueblo
que está
contigo para que Yo entregue a Midian en sus manos, no sea que Israel
se
vanaglorie sobre Mí, diciendo mi mano me ha salvado" (Shoftim
7:4). Y
Guidón tuvo que reducir su esfuerzo, y luchar un combate basado
en el milagro.
Y debemos aclarar: Cuándo hay que esforzarse, y cuándo
hay que limitar nuestro
esfuerzo y confiar en D's?.
La respuesta, es que el esfuerzo humano necesario depende
de la situación moral del pueblo: El objetivo, es que el
resplandor del
reconocimiento de D's alumbre en su plenitud al mundo. Por ello, cuando
la
persona como particular o el pueblo en general se encuentran en una
elevada
situación moral – cuando la fe en D's y el cumplimiento de Sus mitzvot
es algo obvio – la persona o el pueblo son capaces de reconocer la
intervención
Divina justamente a través de una dirección natural
continua, que marcha a la
par de una vida natural humana. De esa forma la persona utiliza sus
facultades
y fuerza física para alcanzar la plenitud humana: Esa es la
plenitud más
elevada del hombre, cuando siente la presencia de D's que se encuentra
junto a
él en toda situación y obra. D’s siempre se encuentra a
su diestra ayudándolo,
y es capaz de elevarse y reconocer los "milagros" que D's hace cada
día. Ese reconocimiento acercará a la persona a su
plenitud más aún que el
milagro extraordinario, que le posibilita colmar su necesidad en un
momento
dado.
Pero no siempre el esfuerzo humano permitirá alcanzar esa
plenitud. Cuando el pueblo desciende en su nivel y se sumerge en las
vanidades
del mundo material, no sólo que no es capaz de reconocer la
ayuda de D's que
actúa a través del esfuerzo humano, en forma natural,
sino que también hay un
peligro: Cuanto más éxito coseche, más se
convencerá que "mi mano me ha
salvado" – y entonces su esfuerzo sólo lo alejará
más aún del
reconocimiento de la Providencia Divina.
Por ello, en la Salida de Egipto – cuando el pueblo se
encontraba sumergido en 49 portones de impureza, y su fe todavía
no había madurado
– la dirección milagrosa era la correcta, para acercar al pueblo
al
reconocimiento de D's y su vinculación con Él. Una
dirección natural no podría
hacerlos llegar a reconocer que la realidad es dirigida por la
Providencia, y
semejante reconocimiento sólo lo podían obtener a
través de una dirección
milagrosa. Después de 40 años en los que se les
reveló la Shjina
(manifestación de la Presencia Divina) en el desierto, cuando el
pueblo ya se
elevó en su fe, llegó el momento que se acostumbre a
tomar la iniciativa y
obrar según las pautas humanas naturales, en todos los campos de
la vida,
porque ya es capaz de reconocer a D's también a través de
la naturaleza. Como
dice el versículo: "Levantad vuestros ojos a lo alto, y mirad.
Quién los
ha creado a ellos?" (Ishaya 40:26). Por ello, al principio de la
conquista
de Eretz Israel, en la guerra de Ai, Am Israel ya
estaba
acostumbrado a los milagros, y era capaz de reconocer la mano de D's.
En esa
situación lo mejor para la nación y su plenitud era
acostumbrarlos a ocuparse
ellos mismos de su éxito – porque la plenitud más elevada
para la persona como
particular y para la nación en general es que alcance sus metas
con su propio
esfuerzo y facultades. Esa es la voluntad de D's: Nos ordenó
elevarnos y
alcanzar nuestra plenitud a través de nuestro esfuerzo,
cumpliendo las mitzvot
y estudiando la Torá. Pero en la época de los Shoftim,
cuando el
pueblo cayó muy por debajo en su nivel espiritual olvidando a
D's, su Salvador,
no era capaz de reconocer una salvación Divina a través
de medios naturales. Y
por ello en la época de Guidón les fue ordenado limitar
el esfuerzo humano,
para que "no sea que Israel se vanaglorie sobre Mí, diciendo mi
mano me ha
salvado". Y de esa forma les será evidente la salvación
de origen Divino -
a través del milagro.
Midreshet
Majón Orá
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Los
extraños frutos de la tierra
Rav Shlomó Aviner
"Feliz
Tu BiShvat!", gritaron cuando entraban, "feliz
cumpleaños, abuelo!".
El anciano kibutznik
(habitante del Kibutz)
sentó a sus invitados con alegría, y con
sus ásperas manos de agricultor les ofreció de los frutos
de la tierra.
"Sí, sí. Cuánto nos esforzamos y trabajamos hasta
que la tierra nos dio de
sus frutos!. Toda mi juventud, toda mi vida la entregué a esa tarea,
pero…" – elevó su mirada – "no me
lamento. Por el contrario, estoy orgulloso…".
- "Por qué estás orgulloso, abuelo
Eliezer?", preguntó Iojanan, el economista. "Se puede importar
frutos
del exterior…".
- "Tonterías, Iojai!. Estos son frutos
dulces, se endulzan con el trabajo. Construí la tierra y me
construí a mí mismo
– y todavía construyo y me sigo construyendo. Mi vínculo
con mi tierra es como
el vínculo entre un esposo y una esposa".
- "Es bueno saberlo", dijo la abuela
sonriendo. "Tienes otra esposa!".
- "No me referí a ello, Mirale. Yo estoy
casado sólo contigo, para toda la eternidad. Pero Am
Israel
(el Pueblo de Israel) y su
tierra, es como esposo y esposa. Es un compromiso, y también un
placer".
- "Yo estoy de acuerdo contigo,
abuelo", dijo Iosi, cuyos hombros están adornados con insignias
de
Comandante de Batallón. "Yo también me sacrifico por la
tierra, y estoy
feliz de ello".
- "De qué estás tan contento?",
preguntó Iojanan. "Yo me encuentro en mi cómoda oficina
de 9 a 17, y me
tomo vacaciones a menudo. Tú corres todo el día tras
terroristas, te arrastras
sobre espinas, duermes a las 3 de la mañana y te levantas a las
4 – y en la
mitad, te llaman de urgencia tres veces, no tienes ni shabat ni días
festivos…".
- "Basta!. Yo soy feliz porque sé que
defiendo a mi pueblo y a mi tierra, y también al honor de Am
Israel.
Eso es lo que los religiosos apodan… apodan…".
- "Santificación del Nombre de D's",
dijo el Rav Aharón.
- "Sí,
sí.
Santificación del Nombre de D's. Yo soy muy feliz. Por mi
mérito y
por mérito de mis soldados tú puedes quedarte sentado
tranquilamente en tu
cómoda oficina, y hablar todo el tiempo sólo de plata y
más plata…".
- "Yo hablo sólo de plata?!. Acaso no
presté servicio de reservista voluntario hace pocos
días?!. Acaso no ayudé al
abuelo hace dos semanas a cosechar?. Yo sólo digo que sin dinero
no tenemos
nada – ni ejército, ni educación, ni Kibutz, ni la ieshiva (centro de estudio
de la Torá) del Rav
Aharón!. Bienaventurados somos que somos un país rico –
pero
el dinero no llega de por sí solo. Hay que planificar. Hay que
pensar…".
- "Y a dónde va a parar la plata?", lo
interrumpió Nadav. "Hay tantos pobres que no tienen nada!. Este
país es
muy hermoso, pero desde mi punto de vista es sólo un medio, para
que podamos
edificar una sociedad equitativa, una sociedad recta, de hermandad".
- "Y en tu opinión, en nuestro país no hay
justicia social?", le preguntó el abuelo Eliezer.
- "No hay suficiente. Hay mucho por
mejorar. Así está escrito en tu Tanaj (La Biblia), Rav
Aharón. Nuestro patriarca Avraham fu elegido para que
su simiente haga justicia y caridad".
- "Es mi Tanaj?!. Es el Tanaj de todos!",
acotó Rav Aharón.
- "Eso es todo lo que tienes para
decir?", preguntó Iosi. "Se calla todo el tiempo, el religioso
de la
familia…".
- "Yo estoy aquí porque es una mitzva, una gran mitzva", contestó
Rav Aharón.
- "Y en tu opinión, nosotros no cumplimos
esa mitzva?".
- "Mmm… si, también la cumplen. Pero
ustedes no son conscientes…".
- "No somos conscientes?!. Yo me acuesto
horas en una emboscada, esperando a los terroristas – y no soy
conciente que es
una mitzva?!!", dijo Iosi.
- "Basta, basta, no se peleen", dijo
el abuelo Eliezer. "Todos ustedes son dulces - como estos frutos que
son
dulces, como esta tierra que es dulce… Una sola familia, con muchos
hermanos.
Cada uno con sus cualidades, con sus facultades. Cada uno con su papel
singular, cada uno expresa en su vida un aspecto determinado de todo Am
Israel…".
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: espanol@machonmeir.org.il,
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