Parashat Nitzavim -
Vaielej
25 de Elul 5767 No
633
"Y
hará retornar el Eterno, tu Señor, tu
cautiverio"
Rav
Azriel
Ariel
Luego de haber leído las
terribles amonestaciones
de
Rashi – marchando por el camino que marcaron nuestros
sabios – plantea una pregunta relativa al término utilizado por
el versículo:
"Tendría que haber escrito 'retornará tu cautiverio'!.
Por qué está
escrito 'hará retornar'?". Y contesta dos respuestas.
La primera, se refiere a la intervención Divina
necesaria en el proceso de la reunión de los exilios: “Es grandioso el día en que vuelven a reunirse los
exilios, y es muy dificultoso, como si D’s mismo tuviese que tomar de
la mano a
cada uno y sacarlo de donde se encuentra, como dice el versículo 'y
vosotros seréis recogidos uno a uno, hijos de Israel' (Ishaya 27:12)”. A primera vista, alcanza con la
aspiración del pueblo de
volver a su tierra para impulsar la gueulá. Pero todo
eso, es en el
plano teórico: Cuando las cosas llegan a la práctica, se
cumple en gran manera
el versículo "mas si el siervo persistiese y dijese amo a mi
señor, y a mi
mujer y a mis hijos, no saldré libre" (Shmot 21:5). Por cada
judío que hace
aliá (emigra a Israel), hay varios que pretenden hacerlo
pero no lo
hacen, y hay muchos otros que ni siquiera lo piensan. E incluso cuando
los
judíos quieren hacer aliá, muchas veces el camino
está obstruido: No se
los deja salir de su país de origen, o no se los deja entrar a
La segunda respuesta es más esencial:
"Nuestros sabios aprendieron de ello que – en forma figurada –
Pero entonces, Rashi agrega algo más en su
comentario, que suena como el estallido de una bomba: “Y también con respecto a los demás pueblos es así; 'y haré retornar el
cautiverio de Egipto' (Iejezkel 29:14)”.
Y también hay versículos en los profetas que hablan de
otros pueblos, como “haré retornar el
cautiverio de los hijos
de Amón,
dice el Eterno” (Irmya 49:6).
Entonces – pregunta nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá kuk –
cuál es la
diferencia?. Qué tiene de singular la gueulá de Am
Israel?!.
Al respecto, contesta el Rav Tzvi Iehudá en base al
Mahara"l de Praga: La división en pueblos y países no es
por azar. No hay
ningún pueblo que no se esconda en él algún
destello Divino, que le da vida. No
hay ningún pueblo que no tenga una tierra en la que pueda
cumplir su papel en
el mundo. Y todo eso, como parte de todo un programa Divino: "En repartiendo el Altísimo herencia a
las naciones, cuando hizo separarse a los hijos de Adam, iba fijando
los límites
de los
pueblos" (Dvarim 32:8).
Una
situación en la que algún pueblo no se encuentra en su
tierra, como un pueblo
unido e independiente, es una situación anormal, contrario al
orden natural que
D's determinó en Su mundo. Por ello, cada pueblo tiene que
retornar a su tierra
y expresar en ella el destello Divino que se esconde en él, que
le da sentido a
su existencia. [La única excepción, son los pueblos que
todo su papel es
castigar a Am Israel para devolverlo al buen camino. Al
respecto, dice
el versículo "ellos Me movieron a celos con lo que no es dios,
me
provocaron la ira con sus ídolos, y Yo los moveré a celos
con lo que no es
pueblo, con nación necia les provocaré la ira" (Dvarim
32:21)]. Por ello,
el retorno de todo pueblo a su tierra de la que fue exiliado, es
también el
regreso del destello Divino que se esconde en él a su lugar. Y
por ello es
correcto también escribir "y
haré
retornar el cautiverio de Egipto" (Iejezkel 29:14) y semejantes.
Pero la gueulá de Am Israel
se encuentra en un plano totalmente distinto. No se trata de un
pequeño
destello Divino que retorna, sino que de toda la situación plena
del Pueblo de
D's!. El nombre de D's figura en el versículo, sólo
cuando se habla del regreso
de Am Israel a su tierra!. No está escrito "y
haré retornar tu
cautiverio", sino que "y
hará retornar el Eterno, tu Señor, tu cautiverio", o "cuando el Eterno hizo
retornar el cautiverio de Tzion" (Tehilim 126:1). Am Israel no es
un pueblo que
tiene "alguna" cualidad Divina determinada, o "algún" papel
Divino determinado: Eso, lo tiene todo pueblo sobre la faz de la
tierra. Am
Israel es una creación singular, un pueblo que todo el
sentido de su
existencia y contenido de vida es ser el Pueblo de D's: "Pueblo que
creé
para Mi, para que cuenten Mis alabanzas" (Ishaya 43:21), "vosotros
sois Mis testigos, dice el Eterno" (Ishaya 43:10). Por ello, todo
pueblo
puede continuar existiendo incluso si le rinde culto a otros dioses y
se
desentiende de D's. Y cuando su corrupción moral profundiza y
llega al extremo
- desaparece del escenario de la historia humana. Pero en Am Israel
hay
una identificación absoluta entre su religión y su
nacionalidad: "Nuestra
nación es tal en su Torá". Puede ser una
"nación pecadora, un
pueblo cargado de iniquidad" (Ishaya 1:4), pero mientras
continúa siendo
el Pueblo de D's – continúa existiendo. Si intentará
desentenderse de ese yugo,
y ser un pueblo como todos los demás – no lo logrará: Esa
opción no existe,
porque no puede dejar de ser él mismo, o dejar de existir. "El
Eterno de
Israel no mentirá, ni mudará de propósito" (Shmuel
Alef 15:29). Por su
propia voluntad - o en contra de ella - de una forma placentera – o no
-
finalmente volverá a ser él mismo. Y así dice el
profeta Iejezkel: "No
sucederá, empero, de ninguna manera el pensamiento que surge
en vuestras
mentes, cuando decís; nosotros seremos como las otras naciones,
como las demás
familias de la tierra... Vivo Yo!, dice el Eterno D's, que con mano
fuerte y
con brazo extendido, y con indignación derramada, Yo mismo
reinaré sobre
vosotros... Porque en Mi santo monte, en el monte excelso de Israel,
dice el
Eterno D's, allí Me servirá toda
Ese es el profundo sentido de la promesa Divina, "y
hará retornar el Eterno, tu Señor, tu cautiverio".
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Por
qué no se casan?
Rav
Shlomó
Aviner
Tal parece que
la persona se ha tornado individualista, piensa demasiado en sí
misma, se ama
demasiado. Por supuesto, la persona puede amarse a sí misma!. Si
está escrito
"amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Vaikra 19:18), por
lo visto
debemos amarnos a nosotros mismos –y no menospreciar, D's no lo
permita, el
gran obsequio que nos fue entregado. Pero no demasiado!. No se debe
exagerar
con el amor propio. Hay que dejar un buen espacio para el amor por el
prójimo,
y para el amor a D's.
El matrimonio
se basa en el amor al prójimo, por supuesto, un gran amor. Pero
tampoco se debe
exagerar, como cuando una persona se anula frente a la otra totalmente.
Ni
tampoco se trata de un amor adquisitivo, cuando uno de los
cónyuges se
transforma en un medio para proporcionarle placer y agradar al otro.
El filósofo danés
Soren Kierkegaard describió en
su libro - "Diario de un
Seductor" – a una persona que en realidad no ama a su compañera,
sino que
busca el placer de la pasión. Por supuesto, una persona como esa
nunca se
casará. Si se casará será un desgraciado, porque
su pareja no es exactamente afín
a él. Y también con el tiempo, el sentimiento se
debilitará. Es un
individualista, y por ello no se entusiasma por entregarle a su pareja.
Lo que
lo entusiasma, es recibir y no dar. No siente alegría en el
cumplimiento de la mitzva
(Ramba"m, al final de Hiljot Suca VeLulav). No siente un amor moral,
una
aspiración de brindarle a su pareja – sólo un amor de
placer. Por supuesto,
está permitido disfrutar de un placer correcto y edificar la
vida de matrimonio
en base a la pretensión de entregar un poco – y de esa forma
sentirse feliz – y
recibir un poco – y de esa forma también disfrutar. Cuando el
individualismo es
más extremo, se llega a situaciones abominables. Como por
ejemplo un hombre que
elige por pareja a otro hombre, y se explica: "Yo siempre tengo
presente
mi placer antes que nada...".
Esa concepción
es la herencia de la civilización occidental – la hija de la
cultura griega. Y ella
misma es la hija del paganismo antiguo. El común denominador es
la concepción
según la cual el mundo es un mundo para disfrutar.
Y nosotros –
discípulos de nuestro Rav Moshé – decimos: El mundo es un
mundo de labor
(Mesilat Iehsarim, Cáp. 1). Como hemos dicho anteriormente,
cuando la persona
hace su labor - eso lo hace feliz. No queremos decir con ello que la
persona
debe cumplir con su tarea para sentirse feliz: De esa forma, no
será por la
causa en sí. La persona debe hacer el bien, porque es bueno en
sí
(Ramba"m, Hiljot Tshuvá 10. Maguid Mishne, al final de Hiljot
Suca
VeLulav) – y de esa forma, también alcanzará su
felicidad. Por ello, en el
matrimonio la persona se eleva por encima de sí mismo, por
encima de su placer
individual, por encima de sus pasiones. La persona casada se libera de
su
estrecho marco personal, en el que está apresado: "Debo ser
auténtico
conmigo mismo. Debo sentirme pleno conmigo mismo, yo me lo merezco",
etc.
El
individualismo extremo envenena la vida moral, y se transforma en el
escollo
principal del matrimonio feliz, y del casamiento en general.
El matrimonio
es la liberación del "Yo" exagerado. Por ello, en el camino al
matrimonio tú ganas doblemente: Una pareja, y también tu
liberación del
egoísmo.
Bienaventurado
seas.
El derecho
de retorno de los árabes
Rav Shlomó
Aviner (reimpresión)
Respuesta:
Por supuesto, de la misma forma que está escrito “y haré retornar el cautiverio de Mi pueblo
Israel” (Amos 9:14), también está escrito “haré retornar el cautiverio de los hijos
de Amón,
dice el Eterno” (Irmya 49:6). De la misma forma que está escrito
“entonces el Eterno, tu D's, hará retornar tu cautiverio, y se compadecerá de ti, y volverá a recogerte”
(Dvarim 30:3), también está escrito “y haré retornar el cautiverio de Egipto” (Iejezkel
29:14).
El
que plantea ese paralelismo, es no menos que nuestro gran comentarista,
Rashi:
“Es grandioso el día en que vuelven a reunirse las diásporas, y es muy dificultoso, como si
D’s mismo tuviese que tomar de la mano a cada uno y sacarlo de donde se
encuentra, como dice el versículo “y vosotros seréis recogidos uno a uno, hijos de
Israel” (Ishaya
27:12)” (Rashi, Dvarim 30:3). La reunión de las diásporas es tan importante, que es como
si El Señor
del mundo retorna todo el Pueblo de Israel, uno a uno, a su tierra.
Y el agrega: “Y también con respecto a los demás pueblos es así; “y haré retornar el cautiverio de Egipto” (Iejezkel
29:14)” (Rashi, Ídem.). La reunión de las diásporas no es un concepto exclusivo
del Pueblo de Israel, sino que El Señor del mundo desea que cada pueblo goce de un
proceso similar.
Existe
un vínculo
entre cada pueblo y su tierra. El Mahara"l de Praga explica en su libro
“Netzaj Israel” - en el que analiza el exilio y la redención de Israel - que un
pueblo puede
vivir en forma natural, o en forma anti-natural. Para llevar una vida
natural,
son necesarias tres condiciones: Que los miembros del pueblo vivan juntos,
en su tierra, e independientes (Cáp. 1). Esa
definición
no se refiere
exclusivamente al Pueblo de Israel: Es una definición general, común a todo pueblo de
la tierra. De la
misma forma que toda persona que existe -que fue creada a “imagen y
semejanza
de D’s”- tiene derecho a vivir de acuerdo a su carácter y naturaleza, todo pueblo tiene
ese derecho. “En repartiendo el Altísimo herencia a las naciones, cuando hizo
separarse a los hijos de Adam, iba fijando los límites de los pueblos” (Dvarim 32:8).
Cuesta
prestar oídos
a la idea que debemos preocuparnos por el interés y bienestar de
los árabes
- que derraman nuestra sangre día a día, y nos afligen con crueldad desde
que volvimos a nuestra tierra - pero en esencia, no somos un pueblo
guerrero.
No deseamos la destrucción del mundo, y ni siquiera la de nuestros
enemigos.
Es
algo maravilloso, que el Pueblo de Israel a lo largo de todas las
generaciones,
a pesar de que los demás pueblos lo hicieron sufrir tanto - un
sufrimiento terrible y espantoso, indescriptible - terminó siempre su oración diaria no con
la esperanza de que ellos sean aniquilados, sino que por el contrario,
con el
franco deseo de prosperidad de todos los pueblos: “Corregir el mundo
con el Reinado
de D’s, y todas las personas invocarán Tú nombre, y los malvados de la tierra
tornarán
a Tí,
reconocerán
y sabrán
todos los habitantes de la tierra que ante Tí toda rodilla debe inclinarse, y que
toda lengua debe hacerte votos de fidelidad” (Oración diaria, “Aleinu
leshabeaj”). Más maravilloso aún es que esa
oración
fue instituida por Ioshua Bin Nun (Kol-vo 16), el conquistador de
Es
obvio que tenemos que defendernos de nuestros enemigos, pero al mismo
tiempo no
debemos guardar un rencor eterno al pueblo árabe, o los pueblos árabes, y
debemos aspirar a que también ellos gocen de su Derecho de Retorno. Por
supuesto que no es algo fácil de realizar, en un instante. Sobre
todo en estos
días
- pero cuanto más convencidos estemos de la importancia del “retorno de las diásporas” - también de los árabes, para
nuestro bien y el bien de toda la humanidad - encontraremos cómo realizarlo,
y cómo
salvar los obstáculos. Y seguramente también las personas idealistas de todo el mundo
apoyarán
ese elevado objetivo moral: Devolver cada pueblo a su tierra.
Qué
grandioso será ese día!. Como dijo
Rashi: "Es grandioso el día en que vuelven a reunirse las diásporas.... y
también
con respecto a los demás pueblos es así". Debemos respetar el Derecho
de Retorno, y devolver los árabes de Israel a sus tierras de
origen!.
Esta es nuestra tierra,
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: espanol@machonmeir.org.il,
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