Parashat Ki-Tetze 11
de Elul
5767 No
631
Elul
Rav Ioram
Eliahu
Desde siempre, la palabra “Elul”
(el último
mes del año) en nuestro pueblo hace saltar el corazón,
nos hace pensar: Se
acercan los días de arrepentimiento, hay que empezar a hacer
alguna
retrospección, prepararse para los Días del Juicio. La
raíz de esos días, es un
acontecimiento que ocurrió hace más de tres mil
años, y así escribe el autor
del libro “Jaiei Adam” (Clal 138): “Porque esos días son
días de gracia,
desde el momento en que fuimos elegidos como pueblo. Am Israel
(el
Pueblo de Israel) cometió el Pecado del Becerro de Oro y
Moshé quebró las
Tablas de
Y qué hizo Am Israel en esos días?. Acaso los
hijos de Israel estaban despreocupados, confiando en que Moshé
se encargará que
sean perdonados y expiados?. No!. Agrega el autor del libro “Jaiei
Adam”:
“Está escrito en el midrash ‘Tana DeBei Eliahu’
que todos esos
días ayunaron... y desde ese entonces esos días son
días de gracia. Por ello,
cada año en esos días despierta la misericordia
Celestial, y son considerados días
de indulgencia”. D’s quiso que Am Israel sea meritorio, y que
en cada
año la persona detenga las corridas de su vida, haga un balance
anual, se fije
si realmente actúa como decidió comportarse en Rosh
HaShana (Principio
del Año) anterior y en su vida en general - en cuanto a
También la costumbre de tocar el Shofar en
ese mes tiene su origen en aquellos días, como escribe el “Jaiei
Adam”:
“Y de momento que cuando Moshé ascendió al monte tocaron
el Shofar en el
campamento - para hacerles saber que no deben confundirse nuevamente -
también
nosotros acostumbramos a tocar el Shofar cada día, desde
el principio
del mes de Elul. Cuando la principal intención, es hacer
despertar el corazón
del pueblo, para que se arrepientan. Porque la voz del Shofar
infunde
temor”. Por ello, “cuando se toca el Shofar debemos
arrepentirnos, y
verificarnos a nosotros mismos. En ese momento, se debe renovar dentro
nuestro
el recuerdo del temor del juicio de aquel entonces, cuando fueron
entregadas
las segundas Tablas de
La labor de esos días es la retrospección, el
auténtico balance de la vida. Como escribió el Ramja”l en
su libro “Etz
HaJaim”: “La persona pasa la mayoría de los días de
su vida pensando y
calculando sus asuntos pasajeros. Y por qué no se
preocupará por lo menos un
momento de pensar y calcular lo auténtico – quién es
él?. Para qué llegó al
mundo?. O qué pretende de él el Rey de Reyes, bendito
sea?. Y qué será al final
de todos sus asuntos?”. Y si – por lo general – a lo largo de todo el
año la
persona no se detiene ni un momento a pensar en esos asuntos
básicos, llegan
esos días especiales y nos llaman a través de las Slijot
y el tocado del
Shofar a despertar, pensar y fijarnos cuál es la meta de
nuestra vida, y
de esa forma llegará mejor preparado al Día del Juicio. Y
agrega el “Jaiei
Adam”: “Y cada persona debe prepararse a sí misma 30
días antes de llegar
al día que padecerá frente a D’s en el juicio, con el
arrepentimiento y el
rezo, y orientará todo su corazón al culto a D’s... lo
que está insinuado en
las siglas del mes Elul. Y por ello debe abundar todo ese mes en
arrepentimiento, rezo y limosna”.
Aprovecharemos estos días para salir de la rutina,
fijarnos qué somos, y qué pretende de nosotros nuestro
Rey. Y de esa forma
seremos meritorios de llegar con más pureza a los días de
juicio, y salir de
ellos dignos de una buena vida y de Shalom (plenitud).
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Respuesta: La definición de crisis, es algún
fenómeno
contrario a mi voluntad. Pero toda la vida está sembrada de
crisis!. Así
construyó D’s Su mundo. Los psicólogos apodan las crisis
“desafíos” – y
nosotros las apodamos “pruebas”. El Ramja”l nos previene al principio
de su
libro “Mesilat Iesharim” que la vida está colmada de
pruebas, y el papel
del hombre es superarlas – y de esa forma será merecedor de ser
libre (Cáp. 1).
Pero, cómo?.
Por lo
general, la persona pasa por 5 etapas:
1. Negación.
La persona se niega a aceptar que sucederá algo malo. Por
ejemplo, un niño
pequeño cuyo padre falleció en un accidente de
tránsito se niega a aceptar ese
hecho, y espera a su padre que regresará. Incluso le interesa si
en la tumba
siente frío o se aburre. Esa es la primera reacción del
organismo humano sano,
que lucha por su vida. Y no hay que entrar en pánico – mientras
no sea una
reacción permanente.
2. Cólera,
culpación. Luego de ser conciente de la dura realidad, surge el
enojo – y por
supuesto, hay que orientarlo en alguna dirección. Por ejemplo,
el niño pequeño
culpa a su madre por la muerte de su padre, o a la policía o a
D’s – o a sí
mismo. El mitnajel (colono) idealista busca todo tipo de
culpables de la
expulsión de Gush Katif (los asentamientos
judíos de
3. Duelo y
desesperación. Esa es la etapa más dura. Porque en la
etapa de la negación – es
como si el problema no existiese. Y en la etapa del enojo y la
culpación, la
persona lucha – y en la lucha hay vida. Ahora, en la etapa del duelo
hay un
vacío, un precipicio, un borrado. Pero también el duelo a
fin de cuentas es una
reacción sana de una persona que no puede aceptar con facilidad
la carencia. Lo
principal, es no quedarse sumergido en él toda la vida. Por
ejemplo: “Tres días
para llorar, 7 días para lamentar, treinta días – o un
año – de duelo”. Y así
le dijo D’s al profeta Shmuel: “Hasta cuándo estarás
lamentando a Shaul...?”
(Shmuel Alef 16:1). Y también después de la
destrucción del segundo Beit
HaMikdash (El Templo) hubo piadosos que no querían comer
carne ni beber
vino. Les dijo Rabí Ioshua: "Es imposible no lamentarse, pero
tampoco se
puede lamentarse demasiado. Entonces, las personas dejarán un
codo por un codo
sin blanquear en su casa... y con eso alcanza" (Baba Batra 60B).
4. Superación
y adaptación. Pero la persona sana entiende que debe continuar,
que también
después de la destrucción hay vida, que debe aceptar la
nueva situación y
edificar una forma de vida y equilibrio psicológico nuevo, de
acuerdo a los
cambios. La persona debe mirar adelante, y no atrás. No debe
mirar atrás -
porque se puede llegar a convertir en una estatua de sal – sino que
adelante, y
reconstruir nuevamente según sus posibilidades el mundo que fue
destruido. Si
se quedará en el duelo y la desesperación nada bueno
surgirá. La desesperación
es lo más peligroso para la persona: Es un Ietzer
HaRrá (mal instinto)
que devasta toda virtud. Por ello, la persona debe juntar sus fuerzas,
hacer un
inventario y reorganizarse de acuerdo a sus cálculos. Su casa
fue quemada? –
con las piedras que quedaron reconstruirá una casa más
pequeña, en la que
introducirá los muebles que quedaron. Ocurrió una vez que
una persona quedó inválida,
en una silla de ruedas. Dijo: "Antes, yo podía hacer 10.000
cosas. Ahora, sólo
9.000!".
5. Elevación.
Y con todo eso, también después de superar y adaptarse,
todavía anida en el
corazón de la persona el dolor: “Para qué tuve que pasar
por todo eso?. Incluso
si hubiese vuelto a la misma situación, por qué me hizo
eso D’s?”. Y la respuesta,
es: Para que saques algún provecho. Algo bueno que surge de lo
malo, o de la
oscuridad. Algo dulce de lo amargo. Esa es la respuesta que la persona
debe
darse a sí misma, de acuerdo a la riqueza de sus fuerzas:
Qué ganó con la
muerte del ser querido?. De la pérdida de su trabajo, de la
expulsión de Gush
Katif, de la terrible galut (exilio) y del Holocausto?. Es
evidente,
que cuanto más alto es el precio, el provecho debe ser mayor.
Incluso de lo más
duro en la vida – por ser lo opuesto a ella – de la muerte, la vida
gana
esplendor y gloria, sentido y santidad (Ein Aya, Brajot Cáp. 5,
inciso 15).
Nada es en vano, todo es parte del orden y de la dirección
Divinas, todo es
para bien.
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